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*ੈ✩𝐂𝐡𝐚𝐫𝐩𝐞𝐫 21²⋆ ☄.

-ˋˏ ¿Una licencia de héroe? ˎˊ-


↪ La reciente agitación en la sociedad, marcada por la audaz fuga de la Liga de Villanos, la captura de All For One y el posterior retiro del simbólico All Might, había dejado una profunda huella en la Academia U.A. Como respuesta a estos eventos y con el fin de brindar a sus estudiantes un merecido descanso, la institución había decidido otorgarles unos días libres. Además, Nezu había dispuesto la construcción de residencias temporales en el campus, diseñadas para ofrecerles un hogar cómodo y seguro durante el periodo lectivo. Durante los días no lectivos, los estudiantes tendrían la libertad de visitar a sus familias y recargar energías.

Mientras la Clase 1-A se encontraba reunida en su salón, la puerta se abrió de golpe, dejando entrever la figura de Aizawa. Con un simple gesto, los invitó a seguirlo, sumiendo al aula en un silencio expectante. La intriga se palpaba en el ambiente, y los estudiantes se preguntaban cuál sería el motivo de esta convocatoria tan repentina. Sin embargo, al ver a Bakugo salir del salón con paso decidido, la curiosidad de sus compañeros se desbordó y, sin pensarlo dos veces, lo siguieron a la carrera.

El camino hacia los nuevos dormitorios les pareció interminable, pero la emoción de descubrir su nuevo hogar los impulsaba a seguir adelante. Al fin, llegaron a su destino: un imponente edificio que se erguía majestuoso en medio del campus. El interior de la residencia era tan amplio y moderno como se esperaba de una institución de la talla de U.A. La planta baja, un espacio común, invitaba a la relajación con su acogedora sala, una cocina equipada y baños impecables.

Las habitaciones, distribuidas estratégicamente en los pisos superiores, estaban divididas en secciones para facilitar la convivencia. Aizawa, con su habitual seriedad, había supervisado personalmente la asignación de cuartos a cada uno de los estudiantes.

(2F) Lineal Izquierda: Mineta, Midoriya, Aoyama y Tokoyami.

(3F) Lineal Izquierda: Koda, Denki, Lida y Ojiro ⇝ Lineal Derecha: Jiro con Hagakure.

(4F) Lineal Izquierda: Shoji, Kirishima y Bakugo ⇝ Lineal Derecha: Uraraka con Mina.

(5F) Lineal Izquierda: Kayden, Todoroki, Sero y Sato ⇝ Lineal Derecha: Momo con Asui.

Las instrucciones de Aizawa eran tan directas y claras como su mirada: los padres de cada uno de ellos se encargarían de traer las pertenencias de sus hijos. Bueno, casi todos los padres. Nezu, en cambio, solo dejó un bolso con una pequeña nota que decía: "No olvides de limpiar tu cuarto. Te quiero". Sin duda, Nezu era un padre excepcionalmente amoroso, aunque dejemos ese pequeño detalle de lado por ahora.

Cuando Aizawa abandonó el recinto, nuestra clase tomó sus cosas y se dirigió a sus habitaciones para acomodarlas a su gusto. Después de todo, aún quedaba tiempo para explorar el lugar. Kayden, con la energía de un rayo, se encerró en su habitación. Tras una tarde de conexión de cables y configuración de dispositivos, su sala de videojuegos quedó transformada en un santuario tecnológico. Con una sonrisa de satisfacción, bajó a la sala común.

—Oye Bro, ¿terminaste?—Preguntó Kirishima, encontrando a Kayden con una lata de refresco en la mano.

—Si Tiburoncin.

—¡Chicos!—Mina llamó la atención de los presentes, acompañada de algunas de las chicas—Estuvimos hablando y decidimos que hagamos un concurso de exhibición de cuartos. ¿Qué les parece?

—Por mí no hay problema—Respondió Kayden, sin inmutarse ante la mirada de sus compañeros.

La peculiar competencia dio inicio en el segundo piso, donde cada habitación revelaba una faceta única de sus inquilinos. El cuarto de Midoriya era un santuario dedicado a All Might, con pósteres, figuras y hasta una almohada con el rostro del héroe número uno. En contraste, el cuarto de Tokoyami era un espacio oscuro y misterioso, adornado con elementos góticos y figuras de cuervos. Aoyama, por su parte, había transformado su habitación en un estudio de grabación improvisado, con luces de colores parpadeantes y un micrófono dorado. El cuarto de Mineta despertó tal temor que decidieron omitirlo y pasar directamente al tercer piso.

Al llegar a la habitación de Ojiro, todos quedaron sorprendidos por su sencillez. Un futón, un escritorio y una estantería con libros de artes marciales eran los elementos principales. Lida, como era de esperar, tenía un cuarto impecablemente ordenado, con cada objeto en su lugar exacto. Kaminari, en cambio, vivía en un caos organizado, con cables, videojuegos y ropa esparcidos por todas partes. Por último, la habitación de Koda era la más tierna del grupo.

—¡Tienes un conejito!—Exclamaron Mina y Uraraka, acercándose al animal con cuidado.

—Eso no se vale, tienes una mascota—Alego Denki, fingiendo indignación.

—Siempre quise tener una mascota, pero papá me decía que no—Dijo Kayden, tomando el conejo de las manos de Mina y acariciando su suave pelaje. El animalito ronroneó suavemente, disfrutando de las caricias.

—¿Por qué?—Pregunto Deku, intrigado.

—Porque dijo que no le gustaría tener dos animales en casa, eso refiriéndose a mi persona.

El azabache dejó el conejito de peluche en el suelo, invitando a los demás a continuar su recorrido. Los presentes no pudieron evitar soltar una carcajada ante lo mencionado. Jiro, fiel a su pasión por la música, tenía un cuarto que era un verdadero santuario sonoro. Parecía que el único mueble que poseía era su cama y un armario empotrado, el resto del espacio estaba dedicado por completo a su música. En contraste, la habitación de Hagakure era un derroche de color rosa chicle, con luces de neón y posters de sus ídolos. Era un espacio que reflejaba a la perfección su personalidad extrovertida y alegre.

Subiendo al cuarto piso, se encontraron con las habitaciones de los chicos. No se atrevieron a despertar a Bakugo, pero no pudieron evitar sentir curiosidad por su habitación. Kirishima, como era de esperar, tenía una habitación decorada con motivos deportivos y objetos relacionados con su quirk. Todo era muy masculino y funcional. En cambio, la habitación de Shoji era sencilla y acogedora. Al llegar al área de las chicas, la primera en recibirlos fue la habitación de Mina, decorada con su característico estilo vibrante y lleno de vida. Uraraka, por su parte, tenía un cuarto bastante ordenado y limpio, similar al de Ojiro, pero con algunos detalles adicionales. Nada que sorprendiera demasiado.

Subiendo al quinto piso, se encontraron con la habitación de Sero, un santuario oriental. En contraste, la habitación de Sato era una explosión de aromas dulces, era una mezcla entre cocina y habitación. La habitación de Todoroki, por su parte, era un oasis de calma y minimalismo, con elementos tradicionales japoneses. Lamentablemente, la puerta de Asui permanecía cerrada, un recordatorio silencioso de su ausencia. Momo había transformado su espacio con elegancia y buen gusto. La humildad no tenía cabida en ese espacio. Pero fue al entrar a la habitación de Kayden donde la realidad se volvió completamente surreal.

—Aquí vamos chicos—Susurró Denki con una sonrisa nerviosa mientras Kayden giraba la manilla.

Al cruzar el umbral, los estudiantes se encontraron en un mundo completamente diferente. Rascacielos de cristal se elevaban hacia un cielo azul intenso, taxis amarillos surcaban las calles y el bullicio de la ciudad se filtraba por la ventana.

—¡Qué carajo es este lugar!—Exclamó Sero, boquiabierto.

—Mi cuarto, idiota. Es lo más sencillo que pude hacer con mi Quirk.

—Kayden, ¿no se supone que estamos en Japón?—Preguntó Mina, acercándose al enorme ventanal que ofrecía una vista panorámica de la ciudad.

—Eh, sí, lo que ustedes ven es la hermosa ciudad de New York.

La incredulidad se pintó en los rostros de sus compañeros. Kayden, con una sonrisa traviesa, había utilizado su Quirk para crear una réplica perfecta de la Gran Manzana dentro de su habitación. Impulsados por la curiosidad, salieron al amplio balcón y se maravillaron ante la vista. Los edificios, los coches, incluso el sonido de las sirenas, todo parecía tan real que era difícil creer que estaban en Japón.

Lo que no sabían era que el poder de Kayden iba más allá de la simple creación de entornos. Podía manipular la realidad a su antojo, añadiendo o eliminando detalles, cambiando el clima o incluso el tiempo. Era como tener un universo propio, una caja de juguetes infinita donde podía dar rienda suelta a su imaginación.

¿Quién necesita viajar cuando se tiene a un joven que puede crear cualquier lugar con un simple chasquido de sus dedos?










↪ El alba despuntaba, iluminando la vivienda, donde un grupo de personas se preparaba para iniciar su día. A pesar de las diferencias entre ellos, la convivencia fluía sin mayores contratiempos, incluso con la presencia de Bakugo, conocido por su temperamento explosivo. En la cocina, el aroma del desayuno recién hecho inundaba el aire. Bakugo, era quien oficiaba de chef en la mañana de hoy. Sorprendentemente, se encontraba en la cocina del azabache, quien había salido a comprar provisiones al supermercado. Kayden, a pesar de su amabilidad y carisma, no poseía ni un ápice de talento culinario: hasta el agua se le quemaba.

—¡Ven a comer!—Aviso Bakugo dejando los platos sobre la encimera mientras se sentaba en el asiento.

—Gracias, Rubia—Dijo Kayden bajando las escaleras, sentándose a la par del chico que ya había empezado a comer, nada más dar el primer bocado quedo encantado con la comida—Está delicioso.

—Obviamente lo hice yo.

Tras una comida tranquila, los dos chicos dejaron todo impecable y abandonaron la habitación. Su destino era la sala común, donde algunos compañeros ya estarían desayunando antes de dirigirse a clase. No era inusual que entre ellos se produjeran conversaciones sin gritos ni insultos, algo que solo ocurría cuando estaban a solas. Curiosamente, Bakugo se mostraba más relajado en estas situaciones íntimas, lejos del bullicio de la multitud.

—¿Bakugo y Kayden?

Kirishima observó a Denki, quien compartía su evidente confusión ante la inusual escena que presenciaban: Bakugo conversando tranquilamente con alguien, sin rastro de sus habituales gritos y explosiones.

—Tiburoncin, Pikachu, ¿cómo amanecieron?—Saludó Kayden con una sonrisa radiante, acercándose a ellos a paso ligero.

—Muy bien—Respondieron al unísono, devolviéndole la sonrisa.

—¿Se encontraron en el ascensor?

—No, rata eléctrica, este bastardo fue a mi cuarto y me llevó al suyo para que le hiciera el desayuno—Explicó Bakugo con su característico ceño fruncido, mientras que los otros dos que estaban frente al rubio abrieron sus ojos sorprendidos para luego ver a Kayden.

—La Rubia cocina muy bien, yo le doy un 10/10 por su servicio como cocinero—Elogió el azabache, robando una galleta del bolsillo de Sato con una rapidez sorprendente.

—No puedo creer que un futuro héroe le esté robando a sus mismos compañeros—Exclamó Kirishima, visiblemente contrariado por la actitud despreocupada de Kayden.

Sin embargo, antes de que pudiera decir más, Kayden desapareció entre la multitud, una galleta entre los dientes. Sato, al darse cuenta de que le faltaba una galleta, lanzó un grito de indignación que resonó por toda la sala.

Al adentrarse en el salón, Kayden ya ocupaba su habitual rincón, inmerso en la pantalla luminosa de su consola. Su presencia era una constante: él primero en llegar y el último en irse. Poco a poco, el aula se fue llenando con el resto de sus compañeros, creando una atmósfera animada y bulliciosa. Justo cuando el timbre anunciaba el inicio de la clase.

Aizawa irrumpió en la escena como un rayo, su sola presencia imponiendo un silencio sepulcral. Con su característico tono monótono, anunció la noticia que todos esperaban: la obtención de licencias provisionales. Los gritos de júbilo y las miradas expectantes recorrieron la clase, pero Kayden, ajeno a la emoción general, se refugió en su juego, fingiendo interés en la pantalla.

—La clase 1-A se concentrará en conseguir licencias provisionales—Anunció Aizawa, su voz resonando en el aula—Una licencia de héroe es una gran responsabilidad, pero el examen será difícil. Solo el 50% de los estudiantes lo logra cada año.

Kayden, sin levantar la vista del móvil, seguía los movimientos de su personaje en la pantalla. La idea de un examen para obtener una licencia le parecía lejana, casi irrelevante. Su mente estaba en otro lugar, en un mundo virtual donde los desafíos eran menos complejos y las consecuencias menos graves.

—Por eso, hoy todos tendrán que pensar en al menos dos ataques especiales.

La puerta del salón se abre con un brusco golpe, atrayendo la atención de todos los presentes. Tres figuras imponentes se adentraron en el salón: Midnight, Cementoss y Ectoplasm. Su presencia era tan imponente como la de cualquier héroe profesional.

—¿¡Ataques especiales!?—Exclamó alguien, y la clase se llenó de murmullos. Incluso Kayden levantó la cabeza, intrigado por la novedad.

—Especiales, es decir, un movimiento que les garantice la victoria—Explicó Ectoplasm—Un movimiento tan grabado en sus cuerpos que nadie pueda copiarlo. La batalla se trata de cuanta fuerza usan en su oponente.

—Sus movimientos los representarán—Añadió Midnight—Los héroes sin movimientos son como una especie de extinción.

Aizawa, con un gesto de asentimiento, concluyó:

—Les diremos más después. Ahora pónganse sus trajes y vayan al Gimnasio Gamma.

La clase, en un silencio casi reverencial, se dirigió hacia los camarines, sus maletines colgando de sus hombros como pequeñas fortalezas. Guiados por una costumbre tácita, los muchachos se congregaron en el vestuario masculino. Un zumbido de actividad llenó el aire mientras los jóvenes se despojaban de sus uniformes y se enfundaban en sus trajes de héroe, cada uno un testimonio de su singularidad. En un rincón, apartado del bullicio, Kayden permanecía inmóvil, su mirada fija en la pantalla de su consola portátil. Los botones se movían bajo sus dedos con una rapidez que contrastaba con la calma de su expresión.

—¿Oye, idiota, no te vas a cambiar?—La voz de Bakugo resonó con su habitual brusquedad, cortando la concentración de Kayden.

—¿Eh? Sí, ya voy. Solo un segundo más.

Denki, siempre curioso, se acercó.

—¿Qué juegas?

—Es un RPG. Tienes que completar misiones y subir de nivel. Entre más misiones completes, más fuerte te vuelves—Explicó Kayden, sin apartar la vista de la pantalla.

Sus compañeros no insistieron más, hasta que vieron cómo Kayden simplemente salía del camerín. Sin estar portando su traje de héroe. Eso los extrañó, pero simplemente lo dejaron pasar para seguir con los suyos. Salieron todos hacia el Gimnasio Gamma. Afortunadamente, llegaron justo a tiempo, aunque notaron con extrañeza la ausencia de Kayden, quien había sido el primero en marcharse.

Aizawa, con su habitual desgano, les explicó el entrenamiento:

—Hasta el próximo semestre, por 10 días o hasta fin de vacaciones, crearán sus movimientos especiales desarrollando sus singularidades.

Mientras el profesor hablaba, los estudiantes observaban con atención la imponente estructura creada por Cementoss. Alzándose como un coloso de concreto, sus columnas estaban flanqueadas por clones de Ectoplasm, listos para desafiar a los jóvenes héroes en entrenamiento.











↪ Kayden se incorporó de la banqueta del camerín, estirándose perezosamente, dispuesto a vestirse con su traje de héroe. Su mirada se posó en la pantalla de la consola, aún encendida, pero la partida estaba perdida. Un mensaje en su celular lo había sacado de su ensimismamiento. Era su padre. Con un suspiro resignado, apagó la consola y se dirigió hacia la puerta. Su padre lo esperaba en su oficina, y eso solo podía significar una cosa: una conversación seria.

Al llegar a la oficina de Nezu, encontró al pequeño roedor sentado detrás de su escritorio, con All Might a su lado, una figura imponente que contrastaba con la diminuta del director. Kayden se sentó frente a ellos, cruzando las piernas y adoptando una postura relajada.

—¿Sucede algo?—Preguntó Kayden con una serenidad. Nezu lo observó con sus pequeños ojos brillantes, antes de responder.

—Hijo, como ya sabes, Aizawa debió haberles informado sobre el examen para obtener la Licencia Provisional, ¿cierto?—Dijo Nezu, su voz suave pero firme.

Kayden asintió con la cabeza, sin mucho interés. La obtención de la licencia era un trámite más, un paso obligado para convertirse en un héroe profesional, pero en ese momento, no era lo que más le preocupaba.

—Kayden. ¿Queremos saber si deseas obtener una?—Preguntó All Might, su voz resonando en la habitación.

Kayden se quedó en silencio, la pregunta lo había dejado completamente atónito. Su mente era un torbellino de pensamientos, incapaz de procesar lo que acababa de escuchar. La imagen de sí mismo como un héroe, una figura que inspiraba admiración y respeto, siempre había sido algo distante, casi ajeno a su propia identidad.

—Hijo, sé muy bien que a ti no te llama la atención ser un Héroe—Hablo Nezu con un tono relajado, pero Kayden percibió una nota subyacente de insistencia—Pero de verdad me gustaría que seas uno.

—Es que no logro comprender esto de ser un héroe—Respondió Kayden frunciendo su ceño confundido—No encuentro algún sentido a esto. ¿Por qué tengo que seguir un camino que no me hace feliz?

—¿Sentido?—Pregunto Nezu, arqueando una ceja. Su mirada penetrante buscaba adentrarse en los pensamientos de su hijo.

—Sé muy bien que tengo compañeros que sueñan y se esfuerzan para ser héroes, ya que en un futuro tendrán el deber de proteger a aquellas personas. Pero yo... yo no siento eso.

—¿A dónde quieres llegar con eso, Kayden?—All Might cruzó los brazos, esperando una respuesta más concreta.

—Yo no tengo ese deseo, no puedo obtener el mismo sentimiento que ellos sienten—Kayden agacho la cabeza apretando sus manos—No quiero decepcionarte papá, pero no estoy seguro de si esto es lo que quiero en mi vida.

Nezu se levantó de su asiento y caminó lentamente sobre su escritorio hacia su hijo, y tomó suavemente su rostro entre sus manos.

—Hijo, sé que va a ser un camino difícil, pero tengo fe de que tú serás un gran héroe—Su voz era suave, pero firme—Te preparamos para esto desde tu infancia, y tu única meta es no fallar, porque tú eres mejor que todos.

Las palabras de su padre resonaron en el silencio de Kayden, golpeándolo con la cruda verdad que desde pequeño había sospechado. Su entrenamiento, su disciplina, todo había sido orquestado con un único objetivo: convertirlo en un héroe. Sin embargo, la idea de ser un mero peón en el juego de la sociedad, de vivir bajo un régimen de obediencia para proteger a aquellos que no podían hacerlo por sí mismos, no le sentaba bien. Kayden se consideraba superior, un ser con un poder extraordinario que podía marcar la diferencia en el mundo. Y aunque la licencia de héroe no era parte del plan original, ahora la veía como una herramienta necesaria para alcanzar su propio destino.

—Bien, aceptaré la Licencia provisional—Respondió con desdén.

—Qué buena decisión, hijo, entonces mandaré a que te hagan una—Nezu volvió a su asiento con una sonrisa—Ya puedes irte Kayden.

—Entonces, nos veremos—Dijo saliendo de la oficina con la mirada de su padre y All Might sobre él.

Cerrada la puerta de la oficina con un suave clic, Kayden soltó el aire que había estado conteniendo desde que su padre le comunicó la noticia. Se apresuró a llegar al Gimnasio Gamma, donde su clase ya se encontraba entrenando con el potencial miedo de ser regañado por Aizawa. Al llegar, irrumpió en la sala de entrenamiento, su figura envuelta en un halo de confianza. Sin embargo, su triunfal entrada se vio interrumpida por un conjunto de cintas que lo inmovilizaron de un solo golpe. Aizawa, con su habitual expresión impasible, se acercó a él.

—Demonios—Murmuró Kayden, sintiendo cómo la adrenalina se desvanecía.

—Estamos a mitad del entrenamiento, ¿se puede saber dónde te habías metido?—Cuestionó el héroe profesional, su voz resonando con autoridad.

Kayden, con una mezcla de nerviosismo y descaro, respondió:

—Mi padre me llamo a su oficina para hablar unos asuntos que por obvias razones son privadas, Sensei.

Aizawa asintió, soltando un suspiro que parecía más una exhalación de resignación.

—Bien—Dijo, mientras deshacía las cintas que aprisionaban a su alumno. Sus ojos recorrieron la figura de Kayden y su ceño se frunció—Ni siquiera te cambiaste el uniforme, Kayden.

—Oh, cierto, lo olvide—Murmuró mirando su ropa—Bueno, no creo que se arruine, así que da igual.

—Como sea, lo dejare pasar por hoy. Ahora ve a una de esas columnas para entrenar con uno de los clones de Ectoplasm—Ordeno.

Kayden, en silencio con una sonrisa en su rostro, obedeció, dirigiéndose hacia una de las columnas de entrenamiento.



𝐀𝐔𝐓𝐇𝐎𝐑'𝐒 𝐍𝐎𝐓𝐄/~♡

⇝ Con mucha ilusión, les presento un capítulo más largo como un regalito, por su apoyo, aunque más adelante es probable que aparezcan capítulos igual de extensos.

⇝ Queria comentarles que como ya saben, estoy realizando algunos cambios significativos en la trama para darle un cierre más satisfactorio. Sé que algunos de ustedes ya conocen partes de esta historia, pero quiero asegurarles que estas modificaciones buscan enriquecer la experiencia de lectura y ofrecer un final con sentido. Debido a eso, voy a tratar de subir los capítulos los dias viernes o también puede que los suba dia de semanas para que no haya problemas. 

⇝ Imagines incluidas en la historia credito a sus respectivos autores.

⇝ Lamento posibles fallas autográficas.

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𝐄𝐥 𝐜𝐮𝐚𝐫𝐭𝐨 𝐝𝐞 𝐊𝐚𝐲𝐝𝐞𝐧 ⬇

♡*:.。.𝐆𝐑𝐀𝐂𝐈𝐀𝐒 .。.:*♡

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