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𝓒𝓪𝓹𝓲𝓽𝓾𝓵𝓸 𝓸𝓬𝓱𝓸.

"Its a beautiful life... Its a masterpiece"

El antiguo Min YoonGi probablemente hubiese preferido pasar sus vacaciones haciendo cualquier otra cosa que estar ayudando a su madre casi todas las mañanas en su estudio de baile tocando el piano y con los dedos adoloridos.

Pero ahora cuando veía a Jimin bailando con gracia y fluidez por todo el salón con una sonrisa pacífica en su rostro él no podía evitar pensar que no preferiría estar en ningún otro lugar, cada vez que su mirada se posaba en el menor era como si el dolor en sus manos mágicamente desapareciera y solo podía concentrarse en los movimientos de Jimin, en las estilizadas piernas de Jimin, en el rostro de Jimin y simplemente en todo lo que tenía que ver con Jimin.

Esa es otra de las cosas que jamás se imaginó que le iban a pasar, el caer perdida e irremediablemente por alguien al cual acaba de conocer hace menos de un mes y que a pesar de eso sintiera que lo conocía por mucho más tiempo, como si de alguna manera el universo los hubiese destinado a estar juntos y tal vez eso sonara absurdo o cliché pero así se sentía.

El fin de semana después de la primera cita que tuvo con el menor pasó sin ningún suceso resaltante, Hoseok fue a su casa el sábado en la noche a tomar algunas cervezas con él y ponerse al día en lo que había pasado en sus vidas, le comentó lo mucho que le gustaba Jimin y Hoseok simplemente empezó a reír diciendo que ya se lo imaginaba.

Lo que más le gustó del fin de semana es que el menor y él se la pasaron hablando por mensajes y cuando estaban muy cansados para escribir se llamaban y se quedaban dormidos escuchando las respiraciones pausadas del otro a través del teléfono, YoonGi pensaba que podría acostumbrarse a eso por siempre y eso le asustaba mucho porque jamás se había sentido tan increíblemente necesitado de estar con alguien a todas horas todos los días.

Sonrió inconscientemente de manera boba observando de nuevo hacia donde estaba Jimin y su sonrisa rápidamente se borró de su rostro cuando el menor, haciendo un giro particularmente difícil, puso las puntas de sus pies de manera incorrecta y cayó estrepitosamente sobre el suelo doblando su pie derecho de manera dolorosa soltando un quejido de dolor.

YoonGi ni si quiera se detuvo a analizar las cosas, se levantó del banco donde estaba sentado frente al piano y se acercó casi corriendo hacia donde estaba Jimin todavía en el suelo agarrando su pie con una mueca adolorida en el rostro, el chico pelinegro se arrodilló frente a él ignorando las miradas atónitas que le dirigían los demás chicos a su alrededor

—¿Jiminie? ¿Estás bien? ¿Te duele mucho?.— Preguntó con el ceño fruncido por la preocupación.

—Sí... Es el tobillo, creo que me lo torcí.— Sollozó Jimin observando a YoonGi con tristeza.

El mayor pronto sintió como alguien se arrodillaba a su lado y se volteó para ver que era su madre que tenía la misma expresión preocupada que él, la pelinegra agarró con cuidado el pie de Jimin escuchando como este siseaba adolorido y le quitó como pudo la zapatilla revisando su tobillo y moviéndolo un poco de un lado a otro.

—Estarás bien.— Dijo Minseo con una sonrisa poniendo su pie de nuevo en el suelo.— Es solo una pequeña torcedura, pero nada grave, tu tobillo no está inflamado así que tómate el día de hoy regresa a tu casa, ponte un poco de hielo y descansa, mañana volveremos a practicar ¿De acuerdo?

 
—Mamá... ¿Mañana no es un poco pronto para que regrese?

—YoonGi, necesitamos seguir ensayando, no podemos atrasarnos.— Respondió la pelinegra encogiéndose de hombros antes de levantarse del suelo.— Llévalo a su casa, no creo que pueda caminar en las condiciones en las que está.
 
El chico pelinegro asintió no muy convencido y también se levantó tendiéndole una mano a Jimin para ayudarlo a levantarse, cuando el chico más bajo estuvo de pie hizo que le rodeara los hombros con su brazo y lo sostuvo por las caderas ayudándolo a caminar fuera del salón donde todos seguían observándolos en silencio.

Cuando estuvieron lejos de la vista de todos YoonGi se apresuró a cargar a Jimin entre sus brazos llevándolo hasta donde estaba su auto estacionado, lo sentó primero del lado del acompañante, le puso el cinturón de seguridad y cerró la puerta antes de caminar por delante del auto hasta el lado del conductor.

—¿Quieres ir a tu casa o a la mía?.— Preguntó el mayor mientras encendía el auto

—Um, a la tuya supongo, la mía queda lejos de aquí y ya quiero ponerme hielo en el tobillo.— Respondió Jimin sin ánimos con la mirada gacha.

YoonGi no dijo más nada y empezó a manejar hasta su departamento, decidió que una vez que estuviesen ahí le preguntaría mejor al menor que le pasaba.

Después de unos 20 minutos de camino, en el cual ninguno de los emitió palabra alguna, llegaron hasta el departamento del chico pelinegro, este se bajó y volvió a cargar entre sus brazos a Jimin mientras emprendía el camino hasta el elevador, apenas las puertas se abrieron él entró sin soltar al menor, el elevador se detuvo en su piso y salió de ahí sacando como pudo las llaves del bolsillo trasero de sus pantalones y abrió la puerta de su casa cerrándola con el pie.
 
Caminó hasta su habitación y dejó a Jimin con cuidado sobre su cama, agarró un par de almohadas y las colocó debajo de su pie lastimado para elevarlo un poco

—Iré a buscar el hielo ya vengo.— Avisó antes de ir hacia su cocina y abrir el refrigerador, agarró unos cuantos cubos de hielo y los envolvió en un paño, caminó de vuelta a su habitación y se sentó en la cama frente al menor.

Empezó a quitarle las zapatillas con cuidado y ni siquiera se sorprendió al ver los dedos de los pies del menor completamente magullados y con algunas vendas cubriendo los dedos más lastimados, el haber vivido toda su niñez y parte de su adolescencia con una familia de bailarines lo habían acostumbrado a ver ese tipo de cosas, pero al tratarse ahora de Jimin se le revolvía el estómago en simpatía por el dolor que sabía que estaba sintiendo.

Puso el hielo encima del tobillo afectado del menor observando como este se estremecía al sentir el frio contra su piel tibia.— ¿Estás bien Jimin? No hablaste en todo el camino.

—Yo solo... Estoy asustado de que me quiten el papel principal, es decir, si lo hacen lo entiendo cometí un estúpido error y sería completamente mi culpa.

—De acuerdo, detente ahí, no es tu culpa, un error lo comete cualquiera y ese giro era bastante complicado...

—No, no entiendes, yo he practicado ese giro miles de veces y nunca me equivoco.

—Entonces ¿Qué fue lo que pasó?.— Preguntó YoonGi sin entender
Jimin se sonrojó y bajó su mirada a sus manos mientras jugueteaba nerviosamente con sus dedos.— Yo, um, puede que me haya distraído un poco viéndote y perdí la concentración, ugh... Soy demasiado patético ¿Cierto?— Dijo tapándose el rostro con sus pequeñas manos sintiéndose completamente avergonzado.

YoonGi rio enternecido por la actitud
del menor y le quitó sus manos del rostro.—Me parece que eres más bien tierno, ahora te daré un masaje en los pies para que te duelan menos ¿Ok?— Propuso y Jimin asintió con sus mejillas sonrojadas todavía.

YoonGi se levantó de la cama y fue
hasta su baño buscando entre sus cosas una de los lociones que le había regalado su madre hace tiempo, en esos momentos se agradecía mentalmente por no haberla botado, la agarró y salió sentándose de nuevo en la cama frente a Jimin.

—Creo que te dejé el hielo el tiempo suficiente como para que se te haya dormido el tobillo y no te duela tanto el masaje que te daré.
 
El menor asintió de nuevo sin estar muy seguro.— ¿Sabes cómo hacer esto?

—Sí... Mi madre y mi hermana son bailarinas ¿Recuerdas? Prácticamente me obligaban a hacerles masajes en los pies cada vez que les dolían, así que créeme que puedo manejarlo.— Respondió YoonGi con una sonrisa quitándole el hielo del tobillo a Jimin.

Subió el pie izquierdo del menor sobre las almohadas también y abrió la tapa de la loción vertiendo un poco sobre sus manos frotándolas juntas antes de agarrar el pie afectado de Jimin masajeándolo desde el talón hasta la base estirándolo y escuchando como el chico más bajo jadeaba adolorido ya que sus pies estaban un poco arqueados por el baile.

YoonGi continuó con su trabajo con ambos pies moviendo sus grandes dedos resbalosos con destreza, luego movió sus manos al tobillo del menor y trabajó sobre el área afectada con cuidado sintiéndose culpable por cada quejido que salía de la boca de Jimin.

—¿Cuál es tu mayor sueño Jimin?.— Preguntó de repente tratando de distraer al menor de todo el dolor que estaba sintiendo.

—Um... Supongo que ver las estrellas.— Respondió Jimin jadeando por el dolor que sentía en su tobillo.

—No entiendo ¿Nunca has visto las estrellas?

—Obviamente si, lo que quiero decir es que me gustaría verlas con detenimiento ¿Sabes? Acostarme una noche en el pasto y simplemente observarlas, nunca he tenido el tiempo para hacerlo.

YoonGi asintió sin dejar de masajear sus pies y en su mente estaba pensando en un plan para asegurarse de cumplir ese pequeño sueño del menor, pasó sus pulgares de arriba abajo por el pie derecho de Jimin tratando de que se relajara un poco.

Después de un rato el chico pelinegro dejó de sentir la tensión en los pies del otro chico y en vez de quejidos de dolor solo escuchaba su respiración acompasada y tranquila, movió por un tiempo más su tobillo y cuando sus manos estuvieron libres de loción las apartó de los pies de Jimin dejando un ligero beso en cada uno sus pequeños dedos haciendo que el menor se derritiera por esa acción tan tierna.

YoonGi se apartó de sus pies con una sonrisa y subió sus manos hasta las pantorrillas de Jimin masajeándolas un poco por encima de sus mallas para terminar de relajar a Jimin, casi sin darse cuenta sus manos habían ascendido hasta estar sobre los muslos del chico más bajo rozando cerca del lugar donde se encontraba su miembro haciendo que el menor se estremeciera y lo mirara con ojos un poco nublados por el placer que estaba empezando a experimentar.

El chico pelinegro no lo pensó ni un segundo más y apoyó sus manos a ambos lados de las caderas de Jimin en la cama subiendo su rostro hasta quedar frente al del menor y unió sus labios en un profundo beso.

Sus dientes chocaron y sus lenguas se movían de manera ansiosa en un desordenado beso, Jimin respiraba de manera agitada y enredó una de sus manos entre el cabello de YoonGi acercándolo más a él hasta que este casi quedo acostado sobre su pecho sin dejar de besarlo.

El chico pelinegro se sentía cada vez más excitado y movió sus caderas contra las del menor sacándole un pequeño gemido que se perdió contra su boca, YoonGi mordió el labio inferior de Jimin y lo succionó un poco haciendo que el menor jadeara aún más apretando el agarre en su cabello y moviendo sus caderas contra las del mayor que apartó su mano derecha de la cama y la dirigió hacia el miembro semi duro de Jimin frotándola ligeramente contra él.

Jimin lloriqueó por el placer pero pronto volvió en sí cuando sintió como YoonGi trataba de desabrochar sus pantalones y se sentó contra la cabecera de la cama apartando al mayor de su cuerpo con sus dos manos.—D-demasiado lejos.— Susurró con la voz rota

El chico pelinegro se apartó un poco confundido y temeroso del cuerpo del menor, tenía miedo de haber asustado al menor y que este pensara que solo lo quería para acostarse con él y se alejara de su lado, realmente no creía que pudiera soportar eso si fuera así.

—Demonios Jiminie, lo siento, no pretendía que esto terminara así, en serio lamento si piensas que me estaba aprovechando de ti o...

Jimin posó su dedo índice sobre los delgados labios de YoonGi interrumpiendo lo que estaba diciendo y negó con la cabeza sonriendo ligeramente.— No pienso que te estabas aprovechando de mí es solo que no creo que sea el momento adecuado todavía ¿Ok?
Pero no he dicho que no.— Eso último lo dijo en un susurro avergonzado pero el chico pelinegro logró escucharlo y esbozó una enorme sonrisa.

—De acuerdo ¿Quieres que te lleve a tu departamento ahora? Para que descanses un poco antes de que tengas que trabajar.

El menor asintió y se bajó de la cama abriendo sus ojos con asombro al no sentir tanto dolor cuando posó sus pies en el suelo.— Woow, si funcionó.

—Te lo dije.— Respondió YoonGi de manera socarrona agachándose para ayudar a Jimin a colocarse sus zapatillas.
 
Ambos salieron del departamento del chico pelinegro entrelazando sus manos con grandes sonrisas pintadas en sus rostros y YoonGi estaba aún más feliz porque al fin sentía que Jimin confiaba lo suficiente en él como para decirle dónde vive.

Cada vez estaba más cerca de saber todo lo que ocultaba el menor.

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