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8


—Mierda... y pensar que Hoseok empezaba a gustarme.

—¿Qué? ¿Desde Cuándo?

—Desde que nuestros amigos pasaban más tiempo con alguien más. Al principio ustedes eran nuestro tema en común, luego descubrimos que podíamos hablar de nosotros también. —Yoongi hablaba con un dejé de diversión y cariño.

—El que Namjoon y yo ya no vayamos a estar juntos, no quiere decir que debas renunciar a Hoseok. Él es una buena persona.

—Pero es su amigo.

—Pero no es Namjoon. Y perdóname por descuidarte.

—No pasa nada. Nunca dejaremos de ser amigos.

—Jamás.

Las clases continuaron con regularidad mientras Seokjin evitaba a toda costa encontrarse con el menor hasta que por fin la hora de la salida dio pie a que ambos amigos se relajaran momentáneamente.

—¿Quieres ir a mi casa? Arthur preguntó por ti —dijo el pelipurpura de forma distraída mientras guardaba sus cosas.

—Extraño su comida... vamos. Le avisaré a mi madre cuando lleguemos allá. Dile a Patrick que venga por nosotros, no quiero caminar —respondió Yoongi, más animado con solo pensar en comer algo delicioso.

—Caminar ayuda con la circulación, andando —se negó el contrario.

Yoongi hizo un pequeño berrinche, pero siguió a su amigo, saliendo del campus a paso lento.

—¡Hey! ¡Esperen! —escucharon a lo lejos que gritaban, haciéndolos detener su camino para ver a alguien acercarse a paso rápido.

—¿Tu otra vez? Acosador —atacó Seokjin medio en broma, medio serio, observando al chico repartidor de antes pararse frente a ellos.

—Sí, soy yo. Pero es coincidencia. Estoy cubriendo a un compañero de la tarde —aclaró él con elnpocp aliento que le quedaba—. Aunque este paquete es para Min Yoongi. Que ahora sí recuerdo me dijeron "es el que siempre anda con un chico de cabello púrpura". Así que por favor firme aquí. Gracias. Buena tarde.

El repartidor se fue rápidamente del lugar, dejando a Yoongi con una cajita poco más pequeña que la de su amigo.

—Lo abro en tu casa, vamos —dijo con decisión, intentando aplacar su acelerado corazón, que latía con nerviosismo y anticipación.

»‡«

—¡Arthur! Mi chef favorito —saludó con efusividad en cuanto tuvo al hombre frente a él.

—Joven Min. Tanto tiempo sin verlo —respondió el aludido en tono serio, pero con una pequeña sonrisa en los labios.

—Vamos, yo no soy dueño de este lugar, dime Yoongi. Y bien... ¿Qué delicia culinaria nos enseñarás hoy?

—Díganme qué lugar desean visitar sus papilas gustativas este día y yo me encargo del resto.

Yoongi sonrió en grande, emocionado por poder deleitarse con un platillo digno de restaurantes lujosos.

Horas después, ambos jóvenes se encontraban charlando animadamente mientras comían arroz de color amarillo con mariscos. El chef los veía alegre, sintiéndose satisfecho de solo saber que su comida les agradaba.

—Bien, me retiro. Que disfruten su comida. Hay una jarra de vino preparado en el refrigerador —sentenció el hombre, cansado y feliz por hacer su labor.

Ambos asintieron con las mejillas llenas, agradeciendo silenciosamente.

—Abre el regalo Min, quiero ver qué es. Imagina que es de la misma persona y quiere ver con cuál de los dos lo logra —apremió Jin al ver que su amigo no parecía tan emocionado por el detalle.

—Gracias por arrebatarme las ilusiones de esa forma —respondió con sarcasmo, tomando la cajita entre sus manos, con semblante pensativo y algo afligido.

—Lo siento —se disculpó Jin, a sabiendas de lo mal que pudo haber sonado en realidad.

Yoongi tomó la caja con fuerza, dejando de juguetear con ella y rasgando el papel que la cubría para poder ver su contenido.

Una sonrisa pequeña adornó su rostro al momento en que una pequeña figurilla de lo que parecía ser porcelana asomaba del interior.

—¿Es un gato? —preguntó con extrañeza el pelipurpura.

—Sí —respondió con simpleza, pero sin borrar la pequeña sonrisa en su rostro.

—¿Y por qué luce como tú?

—Porque soy yo, pero versión gato —aclaró como si fuera lo más obvio.

Yoongi tomó aquél adorno con sumo cuidado, reparando en cada detalle. Era un gatito bebé color amarillo, con la boca ligeramente abierta y los ojos cerrados; una bandana de lana adornaba su frente, dejando expuestas sus orejas. Sin duda lucía como una foto que cierto castaño le había tomado hace un tiempo.

—También hay una nota. ¿Puedo? —se adelantó Jin. Tomando entre sus dedos el trozo de papel que quedaba en el fondo de la caja.

Yoongi asintió, sin dejar de ver la figura en sus manos, sintiendo su corazón inflarse de ternura y emoción.

—Michi Min. El pequeño y único felino que aceptaré en mi corazón. Por favor acepta esto como el inicio de mi no tan sutil inicio de coqueteo —leyó Seokjin en voz alta—. Vaya... esto es igual de cursi que lo que me mandaron a mí, pero tampoco tiene remitente.

El papel daba vueltas en su mano mientras un muy intrigado Seokjin buscaba alguna pista de a quién pertenecía la nota.

—No es necesaria, sé de quién es.

—¿De verdad? —Seokjin abrió los ojos con sorpresa, la emoción era palpable en su voz, pero Yoongi se adelantó a la inocente curiosidad de su amigo.

—Sí, pero no te diré hasta que se confirme.

Eso provocó en Seokjin un berrinche, jalando el brazo de su amigo mientras le insistía para que le dijera de quién venía aquél detalle, sin embargo, el pelinegro no cedió, guardando el regalo de vuelta a su caja para protegerlo.

—Bien, cuéntame tu plan para alejarte de ese imbécil. —Comentó el pelinegro recargando su rostros sobre la palma de su mano.

—No hay más qué decir Yoongi. Haré lo que te dije —respondió con un encogimiento de hombros, intentando sonar desinteresado, aunque por dentro sentía su corazón estrujarse dolorosamente.

—¿Te gusta? —preguntó Yoongi, conociendo la respuesta.

—Sí. Por eso me duele. Abrí mi corazón, lo dejé pasar aquella barrera que nadie más había pasado antes... siento que mi corazón está siendo aplastado. Pero no permitiré que lo siga haciendo. —las palabras quemaban en su garganta, o quizá fueran las lágrimas contenidas, pero Seokjin estaba decidido en hacerlas realidad.

—De acuerdo. Cuanta conmigo para lo que quieras. Eso incluye romperle la nariz.

Seokjin asintió, pensativo y conmovido.

—¿Quieres ver una película? —sugirió entonces, decidido a no permitir que la situación le robara mas energía y tiempo.

—Todo menos Shrek por favor —bromeó Yoongi.

—Aguafiestas.

| ... ࿆ྃ... |

Yoongi revisaba su celular a mitad de aula, cuando fue interrumpido por alguien a su espalda.

—Hola Min —un respingo salió de sus labios al sentir el aliento contrario rozarle la oreja.

—Hobi... —murmuró cuando la sorpresa inicial pasó—, ¿qué tal estás? Gracias por el regalo. Me encantó.

—¿Cuál regalo? —Hoseok ladeó la cabeza, visiblemente confundido.

—No juegues conmigo Jung —reclamó Yoongi, asustado por pensar, al menos una fracción de segundo, que en realidad no había sido él quien le había mandado aquél obsequio.

—Bromita. Me alegra que te gustara —respondió el castaño con una mueca divertida, haciendo bufar al contrario.

—Entonces... ¿Estás coqueteando conmigo? —bromeó Yoongi, sonando coqueto.

—Desde hace casi un mes, gracias por notarlo genio —dijo mientras rodaba los ojos, igual de coqueto que el contrario.

Yoongi se sonrojó ligeramente, mirando al suelo mientras intentaba calmar su acelerado corazón.

—Oye ¿Sabes si Seokjin hyung irá a clases de inglés hoy? Ayer me dijo Namjoon que la vez pasada no lo hizo y no ha tenido oportunidad de verlo.

—¿Qué sabes tú sobre los sentimientos de Namjoon hacia Seokjin? —indagó el pelinegro, cambiando el semblante y tono de voz a uno totalmente serio.

—Sospechoso... ¿Por qué la pregunta? —dijo Hoseok, sospechando el rumbo de la conversación.

—Yo pregunté primero —Yoongi sabía que no debía molestarse con él, que ni siquiera debía meterse en eso, pero era su mejor amigo de quien hablaba, por lo que se mantuvo insistente, pero suavizó el tono.

—Pero hablamos de mi amigo —se defendió Hoseok, alarmado.

—Y del mío —insistió el contrario. Yoongi comenzaba a molestarse por lo evasivo e incómodo que Hoseok se veía.

Hoseok sabía que no debía hablar de los asuntos de las demás personas, pero odiaba pelear con Yoongi por culpa de otros.

—¿Por qué no le preguntas tú mismo? Sabes que no me corresponde hablar de eso —dijo entonces, masajeando sus sienes con una sola mano, suspirando derrotado.

—Hoseok, te diré algo —Yoongi había guardado su celular y su voz sonaba molesta, alertando al castaño—. Si yo llego a ver a ese imbécil, voy a hacer todo, menos hablar. Así que te pido por favor dejes tu lealtad de lado y me respondas, por el bien de su nariz.

—Wow... ¿Qué está pasando? ¿Ahora lo odias? ¿Te hizo algo?

—Hoseok...

—Bien, escucha Min, que me gustes no significa que vaya a traicionar a alguien a quien conozco hace años, pero sí te diré algo —Hoseok sonaba mucho más serio, incluso molesto, provocando que el ambiente entre ellos se volviera pesado—, Namjoon no es una mala persona, al contrario, creo que es de los seres humanos más inocentes y amables que he conocido. Si te preocupa el corazón de tu querido amiguito, puedes estar tranquilo.

—Ah ¿De verdad? Entonces explícame ¿Por qué mierda está jugando a quererlo, e ilusionarlo si no piensa formalizar nada? —Yoongi comenzaba a alterarse, incapaz de creer que aquél a quien veía con ojos de cariño romántico, pudiera defender al moreno.

—Tú no sabes nada de eso —contraatacó Hoseok, indignado por los ataques hacia su amigo—, son tus suposiciones. Seokjin tampoco ha hablado con él sobre formalizar y ¿acaso me ves atacando e insinuando que está jugando con mi amigo?

Yoongi ahora se encontraba molesto por completo, pero no podía culpar a Hoseok, él tampoco iba a delatar a su mejor amigo de haber escuchado tras la puerta.

—Bien. En ese caso, dejemos de hablar de ellos —cedió el pelinegro al darse cuenta que esa conversación no los estaba llevando a ningún lugar bueno.

—Odio pelear contigo por culpa de otros Yoongi —fueron las últimas palabras del castaño respecto al tema.

Yoongi asintió, pensando en la mejor manera de apoyar a su mejor amigo sin poner en riesgo su intento de relación con el bonito castaño.

—Sí ellos se separan... ¿Qué pasará con nosotros? —Preguntó casi en un susurro, haciendo real una de sus mayores dudas desde que se enteró de la situación. No había querido hablarlo con Seokjin, no era tan egoísta.

—No pasará, pero si eso pasa, entonces deberemos comportarnos como los adultos que somos, igual ellos.

—Si ellos se separan por herirse, habrá problemas, porque entonces no estaríamos siendo buenos amigos, ya no seríamos su lugar seguro.

—Min, ellos no van a separarse —lo tranquilizó Hoseok, con la esperanza de tener razón.

Yoongi no pudo decir más, solo asintió, sintiéndose triste.

»‡«

—Yoon... parece que te pasó encima un tractor. ¿Estás bien?

—También luces guapo hoy Seokjin, gracias —respondió el aludido en tono cansado.

—Hey, en serio no te ves bien. ¿Estás enfermo? —Seokjin sonaba genuinamente preocupado.

—No sé, tal vez los mariscos de ayer me hicieron daño —Yoongi optó por desviar el tema.

—A veces olvido que eres algo sensible del estómago —murmuró Jin, completamente ignorante ante el verdadero malestar.

Yoongi no dijo más, prefería no involucrar a su amigo en sus problemas sentimentales, ya bastante tenía con los de él.

—¿Hablarás con él hoy?  —preguntó Yoongi con genuino interés.

El semblante de Seokjin cambió al instante, poniéndose serio en cuanto pensó en aquél hombre que hasta hace unos días, lo hacía sonreír hasta que sus mejillas dolieran.

—Iré con la profesora de inglés a pedirle me cambie de tutor. Debo inventar una buena excusa —respondió Jin de forma seca, incómodo por el nuevo tema.

—Sólo dile que te distrae mucho porque te gusta. Será más que suficiente —sugirió el pelinegro.

Seokjin lo pensó un momento, encogiendose de hombros luego de no encontrar una mejor opción.

Las clases de aquél día pasaron lentas y tortuosas, Seokjin no se encontraba en la mejor disposición de poner atención, por lo que apenas si podía recordar a qué aulas debía moverse.

—¡Hyung! Falta una semana para la fiesta de graduación. Pregunté y me dijeron que sí puedes traer a tus amigos. Al parecer Taehyung y su hermano tienen buenas notas en muchas materias, así que eso los ayudó mucho.

—Hola Hoseok. —Seokjin intentó sonreír, sin mucho éxito.

—¿Peleaste con ellos? No luces muy feliz de saber que podrán venir —preguntó el castaño al no ver la respuesta que él esperaba.

—No, solo estoy cansado, es todo. Mi cuerpo pide vacaciones.

—Falta poco Hyung. Por cierto, no sé si Yoongi te lo dijo, pero Namjoon lleva un rato preguntando por ti. Dice que no lees sus mensajes. ¿Pasó algo entre ustedes? —preguntó de forma inocente, ignorando las muecas que Yoongi le dirigía pidiendo parar la charla.

—Gracias Hoseok. Yo hablo con él —fue la única y fría respuesta que Seokjin pudo dar.

Seokjin ignoró por completo la pregunta del castaño, luciendo aún más cansado luego de su pobre evasión. Hoseok no pasó eso desapercibido, intentando unir los puntos entre su conversación con Yoongi y la actitud de su nuevo amigo.

—Bien. Nos vemos luego.

Seokjin y Yoongi se despidieron con un gesto de la mano, ninguno quería hablar.

—Gracias por no contarle. —Susurró el peli púrpura.

—No me corresponde a mí. —Respondió Yoongi, sintiendo su corazón contraerse al saber que, aún si gustaba del castaño, esa relación no podría suceder mientras Seokjin estuviera mal con el menor. —Hasta mañana Seokjin. —Se despidió el pelinegro.

Ambos se despidieron en el pasillo, por donde Yoongi desapareció de manera lenta y Seokjin caminó en sentido contrario, yendo a la dirección.

»‡«

—No puedo cambiarle de tutor tan repentinamente señor Kim. Estamos a un mes de cerrar evaluaciones, debe comprender que hacerlo sería empezar de nuevo y no hay tiempo para eso.

Seokjin se sentía furioso, pero no culpaba a nadie que no fuera él.

"Eso te pasa por ceder. ¿Cómo se te ocurre caer en sus encantos? Él mismo lo dijo alguna vez, eres muy confiado." Se regañaba mentalmente.

—Bien, gracias —respondió de manera seca, saliendo del lugar sin fijarse por dónde iba.

Antes de poder salir de la dirección, algo lo hizo tropezar, provocando que se cayera de bruces, golpeando su hombro con la esquina de un escritorio.

Creyó haberse atorado con algo, pero una risa a sus espaldas lo sacó de sus pensamientos y maldiciones hacia sí mismo.

—Veo que eres igual de estúpido que el idiota con el que sales. Deberías fijarte por dónde caminas, no queremos que ese rostro se pueda arruinar ¿O sí?

—¿Qué mierda quieres, Wang? —preguntó en tono agresivo mientras se ponía en pie con toda la elegancia y dignidad de la que fue capaz.

—Wooow, venimos agresivos hoy ¿Eh? No quiero nada, me basta con verte molesto —se burló el contrario, sonriendo ampliamente ante la mueca de desagrado de Seokjin.

—Vete a la mierda —escupió el pelipurpura.

Jackson sonrió de manera burlona, provocando que la sangre de Seokjin subiera hasta su cabeza de forma violenta, sin embargo, la aparición de la profesora con quien acababa de hablar le hizo recordar en dónde estaba.

—Señor Wang, me alegra que ya esté aquí. Tan puntual como siempre. Adelante.

—Nos vemos, Seokjin —se despidió él en un tono exageradamente amable.

—Imbécil —susurró el otro esperando que Jackson lo pudiera escuchar.

"Supongo que no pasa nada si me salto otra clase de inglés." Pensó mientras salía apresuradamente del lugar, cruzando el campus casi corriendo.

"Estoy evadiendo los problemas. Lo sé. Pero aún  no sé cómo enfrentarlo. Me duele el corazón solo de pensar que debo verlo a los ojos, que me sonreirá si me ve y yo creeré que todo está bien." Pensaba mientras casi trotaba de vuelta a su casa.

Luego de una cansada carrera, se encontraba frente a su puerta, jugando con las llaves para intentar distraerse.

—Sabe que para abrir hay que meter la llave en la cerradura ¿Verdad? —escuchó a sus espaldas, provocándole un sobresalto.

—¡Patrick! Hola, yo... sí, lo sé —se apresuró a responder, intentando ocultar su incomodidad y tristeza.

—Luce distraído, joven Kim —dijo Patrick con calma, sonriendo de manera cálida.

—¿De verdad? Deben ser los finales —respondió Jin con ligereza, restándole importancia a sus palabras.

—Claro... la preocupación del saber qué pasará, si se está haciendo lo correcto o no y pensar si pudimos hacer algo más para evitar tragedias hace que siempre sea cansado. —Su tono de voz era suave y baja, tan tranquila como sabia, hipnotizando a Seokjin—, pero si me lo permite, le aconsejaré algo... relájese y deje que las cosas tomen su curso. Hay veces que todo luce terrible, se siente como si todo saliera mal a pesar de nuestros esfuerzos; nos preguntamos qué hicimos mal y demás, pero no siempre se tiene una respuesta. Ni siquiera cuando sí es culpa nuestra. Por eso le aconsejo, deje que todo se acomode. Las personas a nuestro alrededor forman parte de la ecuación y solución.

Seokjin escuchó atentamente, procesando la infomación.

—Gracias Patrick... —susurró, no entendía muy bien a qué se refería su empleado, ni siquiera entendía la relación de su consejo con la situación, pero prefirió simplemente tomarlo.

Entró a la casa, dispuesto a dormir hasta el día siguiente, pero la notificación entrante en su teléfono lo interrumpió de camino a su habitación.

[𝛮𝕒m]

Seokjin, por favor deja de
ignorarme. ¿Qué fue lo
que te hice? De no ser
porque Hoseok habló
contigo, estaría preocupado
pensando que algo malo te
pasó.

No puedes seguir
saltandote nuestras clases.

Por favor ven a la biblioteca
el lunes.

Seokjin rodó los ojos, dolido y molesto por aquél mensaje del hombre a quien intentaba olvidar. Se sacó toda la ropa, quedándose solo con sus boxer, se metió en la cama y, tras un par de ejercicios de respiración, logró conciliar el sueño.

| ...  ࿆ྃ ... |

—El peor día de la semana es el miércoles. —Yoongi se encontraba recostado sobre el pupitre, apenas moviendo la boca para poder hablar.

—Sin duda, pero ya casi acabamos Min. Solo un poco más. —Seokjin se encontraba en las mismas condiciones, mirando de frente a su amigo. Ya ni siquiera tenían clases regularmente, pero su asistencia era obligatoria.

—Buenos días ¿Se encuentran Seokjin y Yoongi aquí? Por favor diganme que sí, es la quinta aula en la que pregunto. —En la entrada del aula se encontraba el mismo chico de hacía una semana, cargando dos paquetes en las manos.

Los mencionados levantaron la cabeza, mirándose extrañados.

—Aquí. —Dijo Seokjin levantando una mano para ser visto. El chico suspiró aliviado, acercándose rápidamente.

—Morado Seokjin y plateado Yoongi... ¿O era al revés? Ay no... Son amigos ¿Cierto? —el chico los miraba alternadamente, se podía ver la confusión en sus ojos.

Yoongi y Seokjin se miraron para luego mirar al repartidor frente a ellos y asentir.

—Genial, entonces da igual a quién se lo de, si es al revés, solo los intercambian. Con permiso —dijo con prisa, entregando los paquetes sin demora.

—Me pregunto qué será esta vez. —Dijo Jin comenzando a abrir el paquete.

Yoongi lo imitó, frunciendo el ceño con extrañeza al ver lo que había dentro.

—¿Esto es un consolador? Creo que el chico sí se equivocó, este debe ser el tuyo, Seokjin.

—Muy gracioso Min. En ese caso esta colita de gato sí que es tuya. Mira, para que te la metas por el culo.

Los amigos discutían en voz alta, ganándose varias miradas curiosas y una qué otra risa por parte de los presentes.

Ambos intercambiaron regalos, sacándolos de la caja para poder ver qué eran en realidad.

Seokjin sonrió enternecido al ver un pequeño muñequito de porcelana con forma de astronauta, el cual apuntaba al cielo con ambas manos, como si quisiera alcanzar algo. Una vez más, el regalo venía acompañado de una nota, la cuál volvía a estar en una hoja transparente y opaca, sin remitente.

"★ Lo he pensado mejor y puedo
asegurar que te convertiste en
mi luna, porque a diario admiro
aquella belleza eclipsante. Incluso
si no te he visto, sé lo hermoso que
eres. Y yo, un simple ser humano,
solo puedo soñar con algún día
convertirme en un astronauta,
para poderte visitar. ★"

Seokjin sonrió, esos regalos ahora se habían convertido en algo preciado, mejorando su día indudablemente.

—¿Te puedes enamorar de alguien sin conocerlo? —Preguntó Jin en voz alta, sosteniendo al muñeco frente a sus ojos, intentando imaginar a la persona que estaba detrás de todo eso, sintiéndose molesto cuando la imagen de cierto chico de hermosos hoyuelos y enorme sonrisa hizo acto de presencia en su mente.

—No sé... ¿Y si solo quiere ganarse tu confianza para robar tus órganos? ¿Y si es un viejo de ochenta años? ¿Qué tal que es un tipo con una cicatriz enorme en el rostro? —inquirió Yoongi, jugando con su amigo.

—Ok, las primeras dos son horribles y deseo que no sean ciertas, pero la última... Si es una buena persona y entra en mi rango de edad, entonces creo que sería bueno conocerle, porque lo importante es su personalidad —se defendió Jin, agitando la cabeza para deshacerse de la imágen mental que se formó en su mente.

—Eres un cliché Seokjin. Pero entiendo el punto —dijo Yoongi rodando los ojos.

—¡¿Por qué?! ¿Acaso quieres que te roben los órganos o que te coquetee un viejo de ochenta años? —Seokjin sonaba indignado.

—No todos nacimos siendo ricos, Seokijin —respondió el pelinegro con un leve encogimiento de hombros.

El aludido rodó los ojos, incrédulo ante las palabras de su amigo. Yoongi comenzó a reírse, sacando su regalo de la caja. Era un gorro con orejas de gato y peluche que simulaba el de dicho felino, combinaba a la perfección con su tono de cabello, por lo que parecía que realmente eran suyas las orejas.

—Tu persona secreta tiene un fetiche muy raro con verte de gato —esta vez fue el turno de Jin para burlarse.

—De hecho, odia a los gatos, pero le dije que yo los amaba y soñaba con convertirme en uno en mi próxima vida, por lo que ahora me regala esto. —Yoongi sonreía de manera nostálgica, pensando en lo tierno que era que Hoseok sacrificara su aberración por esos animales con tal de verlo feliz.

—Lee la nota —ordenó Seokjin.

—Mi querido Michi Min, aquí tienes tus orejas, recuerda que te prometí rascar tu pancita cada vez que lo desearas y dejarte dormir en mi regazo todas las noches de películas, por favor déjame concedértelo lo más pronto posible.

Yoongi se sonrojó notablemente, sintiéndose expuesto. Seokjin se cubrió la boca para reprimir un grito agudo cargado de ternura.

—Waaa, Min. Qué suerte tienes. Más te vale decirle que sí, eso es tan cursi y tan lindo...

Yoongi asintió, sintiendo el peso de sus decisiones sobre su estómago.

—¿Has hablado con Namjoon? —preguntó de forma distraída, haciendo eco de sus pensamientos sin querer.

—¡Hey! ¿Por qué lo sacas de repente? Me sentía tan feliz... —reclamó el afectado.

—Ha pasado una semana, Seokjin —Yoongi no pretendía hacer sentir mal a su amigo, pero era necesario hacerlo hablar con él.

—Lo bloquee de mis contactos... —susurró en respuesta.

—¡¿Por qué?! —casi gritó, desencadenando una frenética charla.

—No paraba de llamar.

—Estás siendo infantil. Enfrenta las cosas.

—No me regañes.

—No es regaño, Kim. Pero así solo te torturas a ti mismo. Y no es como que él me importe demasiado, pero tampoco sabe por qué lo ignoras, así que imagina cómo debe sentirse.

Seokjin lo pensó un momento, la culpa lo llenaba desde que presionó aquél ícono para bloquear el número del chico peli plateado, creciendo cada vez que corría en sentido contrario cuando lograba verlo entre los alumnos, evitándolo a toda costa. Incluso se había falsificado recetas médicas para no tener que asistir a las clases que compartía con él.

— Hablaré con él... algún día.

—Pronto.

—¡De acuerdo! Hablaré con él pronto —suspiró derrotado

El silencio volvió a reinar entre los dos. Seokjin se exprimía el cerebro intentando armar un buen guión para enfrentarse a Namjoon mientras Yoongi, muy a su pesar, casi rezaba porque su amigo se equivocara y Hoseok tuviera razón al decir que Namjoon no era una mala persona. Había empezado a enamorarse del castaño y no quería tener que dejarlo por Seokjin.

Horas después, Seokjin se encontraba caminando a paso lento hacia la biblioteca, deseando encontrar el cubículo de Namjoon vacío. Había decidido escribir una breve carta explicando la razón de su ausencia, no era bueno con las palabras, pero todo era más fácil si estaba escrito.

La leyó una vez más, asegurándose de haber sido claro con todo.

"Namjoon, lamento la manera en la que estoy haciendo esto, pero temo que si intentara decirlo de frente, las palabras no me saldrían.

Evidentemente te he estado evitando y la razón es muy simple, no preguntes cómo, pero me enteré de tus verdaderas intenciones y no soy un maldito juguete, por eso decidí alejarme. Si no querías algo serio, me lo hubieras dicho desde un inicio, eso de hacerme creer que era importante para ti y que te gustaba en verdad solo te hizo perder el tiempo.

En fin, adiós Namjoon. Gracias por las clases, puedes reprobarme, no importa si debo esperar más por mi título, pero no volveré a tomar clases contigo."

Asintió, doblando por milésima vez aquella hoja de libreta que ya se sentía algo desgastada a pesar de estar recién usada.

Sus manos temblaban y sentía sus ojos escocer por las lágrimas. Podía sentir su corazón encogerse a cada paso que daba, mientras más cerca estaba de aquél lugar en el que había pasado tan bellos momentos y al mismo tiempo le habían arrebatado todas las ilusiones le abrumaba sobre manera.

Se relajó un poco al encontrar el lugar vacío, la luz estaba apagada y la puerta cerrada. Por lo que deslizó la carta por la rendija del suelo, corriendo del lugar una vez hubo logrado su cometido.

»‡«

Namjoon acababa de terminar algunos reportes que debía entregar, el director de la escuela lo felicitaba por su arduo trabajo y le pedía diera el discurso de salida, tener a un alumno tan destacado, graduándose antes de lo que le correspondía no era algo común. Namjoon aceptó, gustoso, intentando apresurar las cosas con la esperanza de poder ver, por fin, a cierto chico de cabello púrpura.

Si bien Namjoon no estaba preocupado por su bienestar ya que, en ocasiones alcanzaba a verlo alejarse, sí que quería tenerlo cerca, extrañaba sentir sus manos tocándolo y esos gruesos labios besándolo.

Regresó a su cubículo en la biblioteca con la esperanza y emoción a flor de piel, esperando a Seokjin. Esperó un par de horas más, escribió y rayoneó su discurso de despedida unas diez veces, jugó con una pelota anti estrés y repasó sus notas para su próximo examen de cálculo diferencial de la próxima semana, pero Seokjin nunca apareció. Estaba resignado, cansado y herido. No entendía nada, no sabía lo que había hecho para ganarse el desprecio de aquél chico.

Recargó sus brazos en el escritorio, cansado. Tal vez dormir lo ayudaría un poco.

No supo si pasó mucho tiempo o si solo había parpadeado, el sonido de algo cayendo lo alertó. Miró en todas direcciones, buscando el origen del sonido. Una silueta fuera de su cubículo le indicó que alguien estaba afuera. Estaba dispuesto a ignorarlo, pero el ancho de esos hombros le era dolorosamente familiar y cuando lo vio agacharse y luego una hoja doblada cruzó su puerta lo hicieron ponerse en pie de un brinco, casi cayendo al suelo cuando quiso correr a abrir la puerta.

Recogió aquella hoja y salió para enfrentar a Seokjin, pero este ya se había ido.  Decepcionado y triste, volvió adentro, leyendo con atención cada palabra escrita de manera apresurada.

Leyó una y otra vez, pero nada terminaba de cobrar sentido en su mente.

"¿Qué mierda hice? ¿Esto qué significa? ¿Por qué?" Pensaba, agarrando con fuerza su cabeza, tirando de su cabello de manera desesperada, casi arrancándolo de su cuero cabelludo.

—¡FUCK! —Gritó, importándole poco si molestaba a alguien en la biblioteca.

Tomó su teléfono, llamando al primer y único contacto destacado de su lista.

—Hoseok, te necesito ya mismo. No me importa si estabas por irte a dormir. Iré a tu casa, llego en quince minutos, esto es urgente. Sí, llevo cerveza. De acuerdo, pero que no sean de habanero, sabes que no tolero bien el picante. —Colgó la llamada, saliendo del lugar de manera rápida, apenas cerrando con llave.

Su mano apretaba firmemente la carta al interior de su bolsillo, como si con eso pudiera obtener respuestas a las miles de preguntas que atravesaban su mente.

"Dicen que dos cabezas piensan mejor que una, veremos si es cierto." Pensó mientras casi corría hasta la casa de su mejor amigo.

| ...  ࿆ྃ ... |

—No entiendo un carajo, esto es increíble. ¿Me deja por un rumor? ¿Acaso le hice algo? Yo...

—Cierra la boca un minuto, Kim. No puedo escuchar ni mis pensamientos. —Namjoon guardó silencio ante la orden del castaño, estrujando sus manos en un gesto de evidente nerviosismo.

—Bien, creo que yo sí entiendo... Esto es lo que haremos, estamos a dos días del baile y la fiesta de graduación, debes actuar ya si quieres arreglar las cosas.

| ...  ࿆ྃ ... |

—Buenos días chicos —saludó Hoseok, sentándose entre los amigos.

—Wow, ya no soy hyung, qué rápido se pierde el respeto —dijo Seokjin, mirando ofendido al recién llegado.

—Vamos Seokjin, somos amigos. —Hoseok sonrió, abrazando al peli púrpura por los hombros. —De acuerdo, hyung ¿Me dejarías llevarme un momento a Yoongi? Necesito hablar con él.

—Bien, pero lo quiero de vuelta, además, él ya está apartado.

—¿Ah sí? ¿Y por quién? Si se puede saber.

—Por un anciano de ochenta años con fetiches raros que le manda regalos de gatos.

—¿De verdad? Quién lo diría. En fin, no te preocupes, no se lo robaré a ese anciano que suena tan lindo y cursi. Te lo regreso en un rato.

Seokjin asintió, tomando su suéter para usarlo como almohada, Cuando se disponía a dormir, otra voz lo interrumpió.

—Hola... Seokjin —el aludido levantó la vista, extrañado.

—¿Tú otra vez? Empiezo a creer que me vigilas —dijo con una ceja elevada, observando al recién llegado.

—Si fuera así, esta no sería la octava aula en la que entro a buscarte —se defendió este, sacando de su mochila una caja envuelta en papel.

—¿Otro paquete? —preguntó Jin, recibiendo la caja con manos temblorosas.

—Así es. Con permiso.

Y así como había aparecido, el chico de los paquetes se fue. A falta de algo interesante qué hacer, Seokjin decidió abrirlo. La caja era más pequeña que otras veces, pero eso no impidió que, como el resto de ocasiones, trajera una nota consigo.

La dejó a un lado, terminando de abrir su nuevo regalo. En su interior había una esfera con paneles que formaban estrellas y planetas. Tenía un instructivo, por lo que lo leyó rápidamente.

"Proyector galáctico. Conecte a la corriente, deje cargar, apague las luces y viaje por un momento a las estrellas."

—Así que un proyector... —Volvió a poner aquél artefacto y su instructivo en la caja, sosteniendo la nota con ambas manos, anticipándose a lo que leería, esperando encontrar por fin el nombre de quien le enviaba tan hermosos regalos.

"¿Sabes Seokjin hyung? De
niño yo soñaba con ser un gran
científico, aportar algo al mundo.
Pero desde que te vi a los ojos por
primera vez, supe que ese sueño
había cambiado. Ahora deseo ser
astronauta.

Quiero viajar al espacio, conocer a
las estrellas y susurrarles que ni
siquiera todas juntas logran igualar
el brillo de tu mirada, la belleza de tu
rostro y la perfección de tu ser.

También pienso que las personas
hermosas, como tú... o más bien
solo tú, merecen todas las estrellas
del universo. Lamentablemente no
puedo bajarlas y entregarlas en una
cajita, en cambio, sí que puedo
intentar transportarte a ese lugar, por eso
te regalo este proyector, para que te
sientas como en casa: el vasto y hermoso
universo del que bajaste para mezclarte
con mortales como yo.

El momento de conocernos ha llegado,
hoy se define todo. ¿Podrás darme la
oportunidad de llevarte a las estrellas? Averiguemoslo. Estaré en el jardín del
edén hasta la 1 pm. Ven hasta el
estanque de nenúfares para platicar. "

Seokjin se levantó de su lugar de manera repentina, casi tirando el banco donde se encontraba sentado. Eran las 12:45, no podía perder esa oportunidad y aún debía atravesar todo el campus. Con suerte aún lograría encontrar a aquella persona misteriosa.

La idea de que esos regalos vinieran de parte de Namjoon menguaron ligeramente al leer la palabra "hyung" escrita, sin embargo la curiosidad y deseo de saber quién era el verdadero autor, seguían latentes en su interior.

Mandó un mensaje rápido a Yoongi para que, si regresaba, no lo esperara y supiera en dónde se encontraba.

Salió rápidamente del lugar, casi chocando con una chica que iba entrando en ese momento.

Decir que se apresuró sería poco, Seokjin corrió por tramos, sobre todo cuando el paso del tiempo se sentía cada vez más pesado. Su corazón latía rápido, pero él dudaba que fuera por la carrera en la que se encontraba.

Al mismo tiempo, Yoongi era interrogado por el castaño, que intentaba encontrar las palabras correctas para no molestar al mayor.

»‡«

—Así que Seokjin hyung no sabe que soy yo quien te manda esos regalos. ¿Por qué no se lo dijiste?

—Yo... quería mantenerlo así hasta que fuera oficial.

—Es oficial Min, me gustas. Pero si yo no te gusto a ti, entonces dilo y nos dejamos de juegos.

»‡«

Seokjin estaba cerca, solo debía entrar al jardín de los alumnos de botánica, faltaban tres minutos para la una de la tarde.

—Buenas tardes compañero ¿Gustas pasar a aprender un poco sobre los huertos que desarrollamos aquí? Más tarde daremos una plática sobre los mejores abonos para las hortalizas.

Seokjin fue interrumpido por una chica que le tapaba el paso.

Molesto, contestó de forma cortante.

—No, gracias. Tengo algo de prisa.

Siguió caminando, comenzando a lamentar nunca haberse dado el tiempo de conocer su campus por completo, porque ahora estaba ahí, en medio de plantas y senderos que apuntaban en distintas direcciones y él no sabía qué camino tomar.

»‡«

—No es eso, Hoseok, claro que me gustas. Pero mi mejor amigo no está bien, no puedo ir y restregarle en la cara mi vida amorosa con, casualmente, el mejor amigo de su casi algo.

—Eso me lleva a otra cosa. Aquella vez en la que hablamos sobre nosotros y lo de ese par de cabezas huecas... cuando preguntaste lo que pasaría si ellos se separaban. Seokjin nos escuchó hablando ¿No es así? A Namjooon y a mí,  quiero decir.

Yoongi abrió y cerró la boca varias veces, incapaz de responder algo. Se sentía atrapado.

—Yo...

—Eso es más que suficiente. —Hoseok se cruzó de brazos. Lucía molesto.

»‡«

La una en punto.

Seokjin se sentía perdido, a su alrededor solo había un espeso bosque de bambú y otras plantas tropicales, nada de estanques ni nenúfares. Podía sentir la desesperación subirle por la garganta.

Miró a lo lejos, enfocando la vista tanto como pudo, logrando distinguir una sombra que se movía y al agudizar el oído, también pudo escuchar el característico susurro del agua en movimiento. Estaba cerca.

Volvió a correr, esta vez en dirección a aquella sombra, sus pisadas apenas se escuchaban, amortiguadas por la hierba y tierra del suelo.

—¡Hey! ¡Espera! —Gritó al ver cómo la sombra se alejaba cada vez más.

Su respiración agitada resonaba en sus oídos junto a su muy acelerado corazón.

»‡«

—¿Por qué no me lo dijiste Yoongi? —la tensión y molestia eran palpables en el ambiente, acentuadas por la pose de brazos cruzados del castaño.

—Eso ya lo sabes, no me correspondía —Yoongi imitó la pose del contrario, indispuesto a dejarse intimidar.

—Pude haberte ayudado a entender las cosas.

—No soy yo quien lo necesita.

La mirada de Yoongi era dura, ablandada únicamente por lo dolida que lucía la del castaño.

—Ibas a rechazarme por la relación fallida de tu amigo —dijo Hoseok, sintiéndose desplazado.

—Él no estaba siendo feliz.

—¿Y tú? ¿Tu felicidad no importa?

»‡«

Seokjin giró por el sendero, justo en un lugar en el que creía estaba cerrado, pues el bambú lucía espeso, sin embargo, vio a aquella sombra entrar, por lo que pudo descubrir la pequeña abertura entre la maleza.

No había un estanque, pero sí una fuente circular, en donde, sentado, jugando con el agua, se encontraba un lindo y sonriente chico, con los audífonos puestos y la mirada perdida en el fondo del agua.

—Jungkook... —susurró Seokjin. Un sentimiento de decepción que no supo de dónde vino, se alojó en su pecho.

"¿A quién esperabas ver? ¿Por qué la desilución? ¿En verdad creíste que ese idiota quería conquistarte en secreto? Eres más estúpido de lo que pareces." Pensó mientras se acercaba a paso lento hasta el pelirrojo.

—Hola Kookie —dijo, intentando fingir una sonrisa mientras retiraba de la oreja ajena uno de los audífonos.

—¡Seokjin hyung! —Jungkook se levantó de un brinco, abrazando al mayor por el cuello.

Seokjin le regresó el abrazo, intentando no lucir triste.

—Creí que nunca vendrías... —Dijo el menor con una enorme sonrisa dibujada en el rostro.

Seokjin sintió cómo casi toda la esperanza abandonaba su cuerpo. Con un gran esfuerzo, sonrió.

—Ya estoy aquí. Así que entonces... ¿Tú me citaste? —¿Qué caso tenía preguntar? Ni él lo sabía, pero bien dicen que la esperanza es lo último que se pierde.

»‡«

—¿En qué te beneficia saber esto? —Dijo Yoongi comenzando a sentirse molesto.

—Ya te lo dije, podría haber ayudado desde antes. —Hoseok sonreía, haciendo que el peli negro se molestara aún más.

—¿Cómo que antes? —Preguntó con sorpresa.

»‡«

—Aquí no es el estanque...— Dijo Seokjin y caminó lento alrededor de la fuente, encontrando a un par de pececillos color naranja que nadaban uno detrás del otro.

—Lo sé... ¿Quieres alimentarlos? —Dijo Jungkook acercándose hasta él, tendiéndole una cesta que Seokjin no había visto antes.

—¿Qué es esto? —Jin tomó la cesta. Su contenido estaba envuelto en una manta con diseño de cuadros color púrpura.

—Pastel de luna... no sé ni por qué o para qué, supongo que solo por el nombre. Queda con la temática.

Seokjin no entendía nada, por lo que solo tomó un pastelillo, arrancando un esponjoso trozo para poder alimentar a los peces.

—¿Qué estamos haciendo? Quiero decir... me refiero a aquí ¿Qué hacemos aquí?

—¿Alimentando peces?

—Este no es el estanque... —Volvió a observar Jin, intentando que Jungkook entendiera lo que intentaba decirle.

—Lo sé hyung. Y sin embargo sigues aquí.

—¿Entonces no fuiste tú quien me citó? —Seokjin no se daba por vencido, la esperanza se mantenía viva en su interior, cual pequeña llama contra el viento.

—Te escuchas como si esperaras que fuera alguien en específico.

—Yo...

—¿Por qué si así es, sigues aquí? Hyung, no puedes callar lo que tus ojos gritan.

—¿Entonces lo sabes?

—Creo que toda la escuela se ha dado cuenta del extraño comportamiento que hay entre la pareja más popular de las últimas semanas.

Seokjin se sonrojó, su pecho se inundaba de tristeza e ilusión a partes iguales.

—Hyung... ¿Por qué viniste conmigo? Si a quien deseas ver realmente es a él.

»‡«

Hoseok sonrió, acercándose lentamente hasta Yoongi. La gente a su alrededor los miraba fugazmente. Era raro ver a ese par de chicos sin sus almas gemelas pegadas a ellos.

—Min Yoongi, eres un hombre especialmente atento, caballeroso, gracioso, hermoso y uno de los más inteligentes que conozco, pero eres un tonto.

Hoseok pasó uno sus brazos por detrás del cuello del peli negro, posando su otra mano sobre la cintura ajena, atorando uno de sus dedos con la traba de su pantalon de mezclilla.

—No sé si sentirme halagado u ofendido —respondió Yoongi, permitiéndose disfrutar de esa cercanía con aroma a vainilla y nueces. 

—Ambos. Porque de haber sido un poco más observador, habrías notado todo desde antes.

»‡«

—Jungkook, eso...

—Hyung, acabo de decirte que no puedes callar lo que tus ojos gritan. No puedes ni debes mentirme, ni a nadie más, sobre todo a ti.

—¿Entonces qué sugieres que haga? ¿Salir corriendo a buscarlo? ¿Decirle cuánto me gusta, que lo quiero y que deseo poder ser su novio?

—Eso es justo lo que pienso que deberías hacer. Si es lo que en verdad sientes, entonces ve a decirlo. O ¿Acaso vas a decirme que realmente te alegras de verme aquí? Porque también me gustas, hyung. Y tal vez sí era yo quien te mandaba los regalos...

»‡«

—Entonces... ¿Quieres decir que el "amigo secreto" es...?

—Sí Min.

—Woow... eso no me lo esperaba.

—No hablas en serio. Desde que llegó aquél día a la cafetería a interrumpirlos se le notaba.

»‡«

Seokjin se sentía confundido, él suponía que en su mente las cosas ya estaban claras, aseguraba que quien que estaba al otro lado de aquella situación era ni más ni menos que Kim Namjoon. Pero ahora Jungkook lo tenía confundido como nunca.

—El estanque está sobre aquél sendero, sigue el sonido del agua. Y no olvides los pasteles. Mi madre los hizo con amor.

—¿Y tú?

—¿Yo? Creo que yo ya no tengo nada qué hacer aquí, hyung. Pero no te sientas mal, por favor.

Y dicho eso, el pelirrojo emprendió camino entre el muro de bambú y maleza, perdiéndose de la vista del pelipurpura.

Una vez que Seokjin había asimilado lo recién ocurrido, volvió a correr, dejando su mochila con el obsequio dentro al pie de la fuente.

"Esto no puede estar pasando. ¿Es real?" Pensaba. Y su corazón, a medida que se acercaba a aquél lugar, latía cada vez más fuerte, resonándole en los tímpanos, mientras otra pequeña parte de él se preguntaba si estaba haciendo lo correcto.

»‡«

—Ahora Min... contéstame algo. Y quiero que seas sincero, no importa la respuesta. Piensa en ti y solo en ti esta vez. No en Jin, no en mí, solo en ti. Quiero que sea Min Yoongi quien responda.

Yoongi asintió, intrigado y asustado.

—Primero que nada... me gustas Yoongi, mucho. Realmente eres una maravillosa persona, un gran amigo y alguien a quien deseo poder conocer aún más. Así que dime ¿Te gustaría salir conmigo?

»‡«

Seokjin dobló una esquina, topándose con un hermoso claro, el bambú crecía a su alrededor, formando un hermoso y verde muro que dejaba un círculo perfecto muy por encima de su cabeza, dejando pasar la luz solar.

En el centro de todo, con un pequeño puente hecho de tablones de madera y barandal de ramas y troncos atravesándolo, se encontraba aquél hermoso estanque, repleto de nenúfares y brotes de loto que indicaban la pronta llegada de la primavera.

Jin miró a su alrededor, buscando a quien él creía, estaría esperándolo ahí, sin embargo su corazón se hizo pequeño de una forma dolorosa al encontrar el lugar completamente vacío, a excepción de un par de ranitas que, asustadas por la inesperada aparición, saltaron apresuradas hasta hundirse en el estanque.

Seokjin caminó, cabizbajo y suspirando, siguiendo el movimiento de las ranas hasta perderlas de vista.

Había llegado tarde. Y aunque no culpaba a Jungkook, algo dentro de él creía que, de no haber perdido tanto tiempo hablando, quizá aún lo habría alcanzado.

Pensativo, se recargó en el barandal, que crujió ligeramente bajo su peso. Observó las plantas y a las pequeñas ranas saltar sobre ellas.

—Eres un tonto Kim Seokjin —se dijo en voz alta—. Yoongi tenía razón, debiste haber hablado desde antes.

—Bueno, el primer paso es la aceptación. Vas muy bien.

Seokjin giró la cabeza rápidamente, sintiendo un dolor punzante en el cuello por el repentino movimiento, sin embargo quedó en el olvido cuando, como en cámara lenta, vio a aquél hombre acercarse, sonriente y cauteloso, como esperando que él saliera corriendo en cualquier momento.

—Namjoon... —Susurró. Y su corazón comenzó a latir acelerado y estruendoso en sus oídos.

—Hola Seokjin.

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