7
—¡Hyung! ¿Estás listo para la fiesta de graduación?
Seokjin tenía la cabeza sobre la mesa metálica, las clases de química elemental lo dejaban frito y con el cerebro adolorido, pero la voz de Hoseok hizo que levantara la mirada de golpe.
—¿Cómo que fiesta de graduación? Hoseok, faltan semanas para eso. Siquiera hemos hecho los finales.
—Lo sé, pero primero va lo divertido y luego nos preocupamos por pasar de año.
Hoseok guiñó un ojo en dirección al pelipirpura, levantando la mirada de su teléfono mientras manda un mensaje a alguien.
—Ponte tu mejor vestuario, hyung. Porque habrá coronación a rey, reina y pareja de la noche. Y un pajarito me contó que la gente ama tu nuevo yo.
—Espera... no entiendo una mierda. ¿Te gradúas también?
—No hyung. Tomo algunas clases de último año porque adelanté créditos, pero aún me queda un año aquí. Sin embargo, soy el encargado de organizar todo esto.
—Bien. ¿Podrán ir personas de semestres más atrasados?
—¿Quieres invitar a alguien?
—Estaba pensando en Tae y Jungkook. Incluso en Jimin. ¿Lo recuerdas?
—Claro, el chico de mejillas lindas de hace unas semanas. Debo preguntar, pero por ser tú quien lo pide y yo quien te apoya, seguro podremos infiltrarlos. —Seokjin asintió con semblante pensativo.
—Dime... ¿Has visto a Namjoon? Llevo mucho sin verlo. —Preguntó de manera lenta, temiendo verse desesperado.
—No, pero justo hablaba con él. ¿Quieres que le pregunte dónde está?
—No, gracias. Igual podré verlo más tarde.
—Cierto, sus clases de inglés. ¿Cómo van con eso? Dudo que se aprenda mucho inglés con solo besarse y manosearse...
—Así que te contó...
—¡Claro que me contó! ¿Quién crees que soy? Somos mejores amigos Hyung. ¿O me vas a decir que Yoongi no sabe nada?
Hoseok vio a Seokjin encogerse de hombros y sonrojarse levemente.
—¿Lo ves? Y no te avergüences, no hay nada de malo en eso. Es peor no tener quién te escuche. En fin. Debo irme hyung. Nos vemos luego.
Seokjin se quedó solo, hundido en sus pensamientos. La clase había terminado temprano, por lo que tenía mucho tiempo libre para pensar.
"¿Estaré siendo muy intenso? Tiene al menos unas diez horas que lo vi, pero muero por abrazarlo. ¿Y si piensa que soy un intenso?"
Seokjin tomó sus cosas, caminando lentamente en dirección a la biblioteca.
Hacía unas semanas que había empezado a ser un poco más relajado, si bien no permitía que nadie lo tocara a excepción de sus amigos, sí que había empezado a dejar que la gente lo conociera un poco más, así como dejar que vivieran su vida amorosa sin entrometerse.
Había descubierto lo lindo que podía ser observar a las parejas ir tomadas de la mano, abrazadas e incluso los cursis e íntimos roces que en ocasiones y por equivocación, alcanzaba a ver.
En las veces que se encontró a Moonbyul y su novia, Yongsun, se disculpó con ellas por haberlas hecho pasar malos ratos, volviéndose un gran amigo de la pareja.
Todos podían notar el gran cambio en el chico, pero Namjoon era el más feliz por ello. Había momentos en los que Seokjin lo sorprendía al tomar su mano sin vergüenza alguna, jugando con sus dedos. En otras raras ocasiones, el pelipurpura pasaba su brazo por encima de los hombros del más joven, agarrándolo por el cuello después para despeinarlo y salir corriendo en un gesto infantil, pero que a ellos les encantaba. Y en otras muy contadas ocasiones, Seokjin saltaba sobre la espalda del peliplateado, haciendo que este lo llevara hasta la entrada del aula en la que debían entrar.
Sin duda las cosas estaban muy bien entre ellos, sus nuevos amigos estaban más que sorprendidos, sobre todo Yoongi, que también era abordado por las nuevas y ocasionales muestras de cariño, recibiendo abrazos y palabras bonitas de vez en cuando, haciendo que su corazón se sintiera cálido.
Pero Seokjin tenía un problema, Namjoon y él la pasaban genial, no podía dudar de eso, el menor era siempre muy cuidadoso, jamás iba más allá de lo que él era capaz de soportar, siempre preguntando y reafirmando las cosas, deteniéndose en el instante en el que Seokjin decía algo, pero no eran nada, solo amigos. Ninguno había sacado el tema aún, pero Seokjin temía que, de hacerlo, la magia entre ellos se extinguiera, creyendo que Namjoon se aburriría o asustaría ante la mención de una relación más seria.
—Hola Jin. ¿Por qué tan pensativo?
Yoongi interrumpió sus pensamientos, abrazándolo por los hombros.
—Hola Yoon. No es nada.
—Vamos... llevo gritándote desde que subías las escaleras, "nada" suena a "mucho".
—Y-yo... me preguntaba qué debía hacer. Namjoon no me ha pedido ser su novio.
—¿Y por qué no lo haces tú?
—Temo que huya...
—No tienes certeza de que eso pase.
—Tampoco de que no.
—¿Y prefieres vivir tú infeliz, ocultando lo que piensas y sientes, solo por no perderlo? Eso no es correcto Seokjin. Ni sano. Ahora que has empezado a ser más expresivo físicamente, creo que deberías empezar a serlo también emocionalmente.
—No quiero salir herido. Es la primera vez que tengo algo como esto.
—Y si falla no será la última. Yo no soy él, lo sé. Y no te doy lo mismo, pero me tienes a mí. Siempre puedes venir y apoyarte en mi hombro y lo sabes.
Seokjin podía sentir sus ojos picar por las emotivas lágrimas que amenazaban con salir por las palabras de su mejor amigo, atrapandolo en un apretado abrazo que lo dejó sin aire.
—Gracias Min.
—Lo hago con gusto. Ahora suéltame o vas a quedarte sin la razón de tu existir.
Seokjin aflojó el agarre, pero no lo soltó, manteniéndose en esa posición un rato más.
—¿Entonces qué harás?
—Voy a hablar con él. Le preguntaré qué quiere y veré qué sale de eso.
Yoongi asintió, palmeando la espalda del más alto. Ambos entraron al aula para tomar su última clase del día.
Dos horas después, Seokjin se encontraba caminando directo a la biblioteca, pensando en lo que le diría a Namjoon.
Al llegar pudo ver la puerta cerrada, extrañado, se acercó a tocar, sin embargo voces desde el interior lo detuvieron.
Él sabía que estaba mal espiar, sabía que debió irse en cuanto escuchó las primeras palabras o al menos interrumpir la conversación, pero la curiosidad le ganó, obligándolo a quedarse espiando.
—¿Sabes lo difícil que es para mí estar con él?
—No puedes estar hablando en serio Kim.
Las voces llegaban amortiguadas desde el otro lado de la puerta, sin embargo, Seokjin podía escuchar perfectamente lo que decían.
—Claro que hablo en serio Hoseok. No tienes idea de lo mal que me sienta estar con él de esa manera.
—¿Y por qué sigues ahí? —Hoseok sonaba molesto.
—Es divertido. —La frialdad con la que Namjoon pronunció aquello hizo que el corazón de Seokjin se apretujara dolorosamente.
—¿Y eso es más importante?
—No lo entiendes.
—No, evidentemente no. Tu noviecito merece saber la verdad. —"¿Están hablando de mi?" Pensó Seokjin mientras se pegaba aún más a la puerta.
—¡Que no es mi novio, maldita sea! —El tono de voz de Namjoon se elevó lo suficiente para asustar a Seokjin, que no pudo escuchar nada más, ya que en ese momento decidió irse, con lágrimas en los ojos y un adolorido corazón.
Seokjin caminaba a paso rápido, intentando no chocar con nadie aún si no levantaba la vista del suelo, intentando ocultar sus lágrimas.
No podía creer que estuvo a punto de sugerirle algo más a aquél chico, que siquiera consideró hacer su relación más estrecha. Sabía que algo podía salir mal, pero nunca imaginó que de esa manera.
"¿Kim Namjoon ha estado jugando conmigo?" Se preguntó mientras sentía otro pinchazo de dolorosa realidad en el pecho. "Seguro fue alguna especie de broma entre él y sus amigos, fui solo un estúpido juego..."
Seokjin comenzó a correr, saliendo rápidamente del campus, sin una dirección en particular, hasta que su cabeza chocó con algo, o más bien alguien, mandándolo al suelo.
—¡Hey! Más cuid... ¿Seokjin hyung?
Al levantar la vista, pudo ver un par de lindos y brillantes ojitos que lo miraban con curiosidad y preocupación.
Al reconocerlo, el chico le extendió una mano para poder ayudarlo a ponerse de pie. Seokjin la tomó sin muchas ganas, aún intentando ocultar sus hinchados ojos.
—¿Estás herido? ¿Por qué lloras? ¿Pasó algo?
—Jimin...
Y sin querer hacerlo realmente, las barreras que Seokjin había intentado mantener se derrumbaron frente a un muy preocupado pelinegro, que solo pudo abrazarlo mientras lo escuchaba sollozar.
No supieron cuánto tiempo pasaron en aquella posición, tampoco les importó las miradas curiosas que los transeúntes les dirigían. Jimin dejó que su amigo llorara el tiempo que fuera necesario, sin cuestionarle nada.
Una vez el pelipurpura estuvo más tranquilo, comenzaron a caminar en silencio, Jimin solo seguía el paso de Seokjin, quien sin preguntar, comenzó a caminar hacia su casa.
—Jiminie... lo siento.
—No pasa nada Hyung. ¿Es tu casa?
Seokjin asintió, abriendo la puerta para dejar pasar a su amigo.
El lugar no estaba vacío, empleados iban y venían, sin embargo, Jimin se sorprendió al notar que nadie los miraba y, de hacerlo, ignoraban por completo el estado depresivo del dueño de aquél lugar.
Seokjin no prestó mayor atención a eso, más que acostumbrado a esa actitud y subió directo a su habitación, siendo seguido por el pelinegro.
—¿Ya me vas a decir qué pasa Hyung? ¿O debo averiguar yo mismo a quién mierda tengo que golpear?
Seokjin sonrió ligeramente al imaginar a su pequeño amigo intentando pelear con aquél gran imbécil de cabello color plata.
Sin mucho ánimo, comenzó a contar lo que había sucedido, incluyendo lo que él había hablado con Yoongi, sintiéndose estúpido y avergonzado por haber creído por un segundo que algo bueno podía suceder.
La expresión de Jimin cambiaba conforme la conversación avanzaba, pasando de ternura cuando escuchó las intenciones de Seokjin, a la furia y decepción cuando supo lo que el mayor había escuchado tras la puerta.
Siquiera se atrevió a insinuar que podía significar otra cosa, las intenciones eran bastante claras, Namjoon estaba jugando con Seokjin.
El pelinegro no podía creerlo y, a juzgar por el estado de su amigo, él tampoco. Se le veía desconsolado y cansado, sus ojos se encontraban rojos e hiniciados. No tenía idea de qué decir y ya no se sentía tan valiente para ir a golpear al responsable.
—Hyung yo...
—No debes decir nada Jimine, el que me hayas escuchado es más que suficiente. Gracias. Yo... estaré bien.
—¿De verdad?
Seokjin asintió, sintiendo un cálido abrazo que le rodeaba la cintura. Se quedaron así un rato, en donde Jimin no concebía la idea de que aquél chico de lindos hoyuelos y brillante mirada pudiera hacerle algo como esto a la persona que veía con tanto amor incluso si esa persona solo estaba poniendo aderezo a su hamburguesa.
La noche envolvió a los amigos, pero ni Jimin ni Seokjin querían despedirse, por lo que, en un acuerdo silencioso, ambos siguieron platicando hasta la madrugada, conociéndose un poco más, curando de a poco las heridas de su roto corazón.
»‡«
—Hyung... hyung despierta. —Seokjin se removió un poco en la cama, sin llegar a despertar.
—Seokjin hyung... debo arreglarme para el trabajo ¿Puedo tomar una ducha?
Seokjin, aún medio dormido, murmuró una respuesta afirmativa.
Jimin tomó un baño rápido, volviendo a ponerse la ropa del día anterior. Debía salir pronto si quería llegar a su casa a tiempo para vestirse e ir a trabajar.
—Hyung... ¿Puedo comer algo?
Seokjin ya se encontraba ahora más despierto, sentándose de golpe en la cama, con el cabello enredado apuntando en todas direcciones.
—¿Eh? Yo... ¿Qué hora es?
—Las 5:30 hyung.
—¿Qué haces despierto tan temprano?
—Debo trabajar.
Ambos susurraban, como si temieran despertar a alguien.
—Quédate a dormir conmigo un poco más... te pago el doble de lo que ese imbécil te da. Por favor no me dejes.
—Y-yo... hyung no puedo aceptar eso.
—Por favor Jimin.
Jimin lo sopesó un momento. Realmente detestaba su trabajo, a diario debía ver la cara de su superior, reprobando todo lo que hacía y decía. Había dejado un año de su vida en aquél lugar solo para poder pagar sus estudios, sin embargo, ese había sido su peor año. Un día de relajación no le haría mal...
Encogiéndose de hombros dejó que la preocupación resbalara de su cuerpo, acostándose una vez más junto al mayor, sintiéndolo acurrucarse cual niño pequeño.
—Cántame una canción, Jimine.
Jimin bufó divertido.
—¿Acaso tienes 5 años hyung?
—Mi madre jamás me ha cantado una canción.
—Oh... mierda. Lo siento y-yo...
—No te preocupes, no es la gran cosa. Es solo que imaginé que tu voz debía ser hermosa cuando cantas.
Jimin lo pensó, devanándose los sesos para poder encontrar la canción adecuada para cantarle al mayor y fue ahí donde se maldijo por solo escuchar electrónica y dubstep.
Sin estar del todo convencido, comenzó a cantar de manera tímida una melodía conocida por todo el mundo, siendo interrumpido de golpe.
—¿En serio me estás cantando estrellita dónde estás?
—No sé ninguna otra, lo siento. —Seokjin comenzó a reír.
—Bien, me conformo.
Jimin continuó con su relajante canto. Para cuando terminó, Seokjin estaba a punto de dormirse de nuevo.
—Gracias por quedarte conmigo desde ayer. —Susurró el mayor, apenas despierto.
»‡«
Para cuando la alarma de Seokjin sonó, el sol ya iluminaba las calles y entraba a raudales por las cortinas traslúcidas color rosa pastel del mayor, dando directo sobre el rostro de ambos chicos.
—¡Ah! ¿Qué hora es? —Preguntó Jimin alarmado, poniéndose de pie de un salto.
—Tranquilo. Deben ser las 7:30. Supongo que como no te dejé ir a trabajar, ahora debes ir a tu casa. ¿No es así?
—Sí.
—Bien, me iré a bañar, desayunamos y te llevo.
Sin esperar respuesta, Seokjin se metió al baño, tomando una corta ducha de agua caliente, dejando al final su rostro para poder lavarlo con agua fría.
—Espero no se me vean los ojos hinchados...—Le dijo a su reflejo en tono de berrinche.
Ambos chicos bajaron a desayunar, topándose con la atenta mirada de uno de los trabajadores del lugar.
—Buenos días joven Kim.
—Buenos días Arthur. Mi madre...
—Sus padres están fuera hace unos días, joven. Si no mal recuerdo, fueron a Jeju para visitar a sus primos. Regresan la próxima semana.
Seokjin asintió, ya ni siquiera le sorprendía aquello. Sin embargo, Jimin no pudo evitar sentir su propio corazón contraerse de manera dolorosa.
"Este chico está realmente muy solo" Pensó intentando no sentir pena por él.
—¿Puedo saber el nombre de su nuevo amigo? ¿Cómo está el joven Min? Hace mucho no lo vemos por acá.
—Oh claro, Jimin, él es nuestro chef, Arthur. Arthur, él es mi amigo Jimin. Yoongi está muy bien, gracias. Pronto lo traeré para que nos enseñes otra de tus deliciosas recetas. —El chef sonrió ante la respuesta del pelipurpura.
—El desayuno esta sobre la barra, por favor coman bien y espero que lo disfruten.—Arthur se retiró tras hacer una leve inclinación con la cabeza.
—Vamos Jiminie.
Luego de media hora comiendo, ambos chicos salieron por la puerta, encontrándose a un gran hombre parado a un costado de un auto particular en color plata.
—Buenos días jóvenes.
—Buenos días Patrick. Necesito pedirte un favor.
—Lo que necesite.
Jimin pudo ver que Seokjin se mostraba bastante serio mientras hablaba con sus empleados, a pesar de que estos le hablaban con cierto tono cariñoso y le miraban como si fuera un niño, sin dejar el respeto de lado.
—Luego de dejarme en la escuela ¿Llevarías a Jimin hasta su casa? Por favor.
—Hyung, no. No es necesario.
—Claro que sí, no hay ningún problema.
—Gracias. Vamos Jiminie.
Jimin no pudo decir más, Seokjin había empezado a caminar de nuevo para subir al auto. Acción que el pelinegro imitó.
Luego de quince minutos viajando, estaban frente al campus.
—Bien. Nos vemos luego Jiminie y de nuevo... gracias.
—No es nada Hyung. Cuando quieras, puedes llamarme y vendré a verte.
Jimin le sonrió mientras Seokjin cerraba la puerta tras él.
Caminó unos pasos dentro del lugar, siendo abordado por alguien.
—¿Por qué no has respondido ninguno de mis mensajes? —fue lo primero que escuchó, con un muy marcado tono de reproche.
—Buenos días para ti también Min —respondió con sarcasmo y una ceja levantada.
—Sí sí, buenos días Seokjin. Ahora responde.
—No estaba de humor.
—Hablando de tu humor ¿Acaso follaste toda la noche? Luces como si solo hubieras dormido cinco minutos y además, pareces un sapo, tus ojos están muy hinchados.
El aludido miró de manera reprobatoria a su amigo, sin embargo no pudo enojarse, ya que él no sabía nada de lo ocurrido.
—Invítame un café y te cuento todo lo que pasó.
—Sí vas a beber café significa que algo no anda bien o sí te desvelaste mucho. Desacuerdo, vamos.
Ambos caminaron hacia la cafetería, Seokjin mantenía la vista fija en el suelo.
—Disculpen ¿Quién de ustedes es Seokjin?
El mencionado levantó la vista, encontrándose a alguien a quien jamás había visto mirando entre él y su amigo.
—¿Quién pregunta?
—Tengo una entrega para él. Me dijeron algo sobre un cabello púrpura... pero no recuerdo si ese era a quien busco o el amigo de quien necesito.
—¿Quién envía eso?
—No puedo dar esa información. Pero el paquete contiene una nota, supongo que ahí debe decir.
Seokjin miró a su amigo, pero Ambos tenían la misma cara de duda y desconcierto.
—Bien, soy yo.
—Genial. Firme aquí por favor. Muchas gracias. Buen día.
El desconocido se fue sin decir nada más.
—¿Qué será? —Yoongi miraba el pequeño paquete cuadrado en las manos de su amigo, envuelto en papel color azúl metálico con un moño plateado.
—Sólo espero que no sea una maldita broma, porque juro que le arrancaré la cabeza a quien la haya hecho.
—Bien, vamos por el café. Necesito contexto urgentemente.
Al llegar a la cafetería Yoongi corrió hasta la barra para pedir su americano frío y un capuchino para su amigo, mientras Seokjin se sentaba en la mesa más alejada de todos. Al ser tan temprano, el lugar no estaba demasiado lleno.
Miró el paquete un tiempo hasta que se decidió a abrirlo, sintiéndose alegre y emocionado cuando, al destapar la cajita de cartón, se encontró con una esfera que contenía una luna en su interior, rodeada por agua tintada en celeste y púrpura, con diamantina de colores que simulaban la galaxia.
El azúl, púrpura, rosa y plateado rodeaban de manera hermosa aquella luna llena. Jamás había visto algo como eso, pero sin duda era especial y lo hacía sentirse muy cálido.
Tomó la nota que venía al interior de la caja, envuelta en un sobre del mismo tono que la envoltura, pero cuando quiso abrirla, Yoongi le interrumpió, rompiendo su pequeña y fugaz burbuja de felicidad.
—Listo. Cuéntame qué pasó. Wow... eso es muy bonito.
—Sí, demasiado. Bien, mira, no quiero aburrirte, así que seré directo. Ayer me enteré que Namjoon solo está jugando conmigo. Yo quería proponerle algo más serio, pero él al parecer solo quiere divertirse conmigo.
Yoongi tardó un momento en procesar lo que acababan de decirle. —¿Qué?
—Así como lo oyes. Lo escuché hablando con Hoseok cuando llegué a su cubículo de la biblioteca.
—¿Pero qué mierda? Me importa un carajo que esté más alto que yo, le voy a partir la cara.
—No te desgastes. En todo caso, lo haré yo. Pero aún si estoy molesto y dolido, no quiero eso. Anoche ya no respondí mensajes porque me encontré con Jimin, él estuvo conmigo mientras lloraba y maldecía.
—Okey, sé que no es momento de sentir celos, pero debiste llamarme a mí.
—Lo sé, pero él estaba literalmente frente a mí y no tenía cabeza para nada que no fuera la decepción.
Yoongi asintió, comprendiendo a su amigo. Sin preguntarle, cambió su lugar frente a él, por el de su costado, abrazándolo por los hombros para poder acomodar la cabeza ajena sobre el suyo.
—Sí cambias de opinión, recuerda que sé saltar muy alto, puedo romperle la nariz por ti.
Seokjin sonrió mientras agradecía tener tan buenos amigos haciéndole compañía.
—Bien, lee la nota. Tal vez tienes un admirador secreto. Eso te distraerá.
Seokjin obedeció, abriendo con extremo cuidado aquél sobre.
Un fino papel traslúcido se encontraba dentro, doblado por la mitad y con una fina e inclinada escritura a computadora impresa sobre él.
"Me encantaría decir que tú eres mi luna, porque sin duda a cada día que te veo admiro tu belleza, que me parece crece a cada momento.
Tu luz opaca a las estrellas y me haces sentir como en otra realidad, pero lo cierto es, que aún si puedo compararte con ella, soy yo quien gira a tu alrededor.
Desde que te conocí, no hago más que enamorarme cada vez más de ti."
—No tiene remitente... —dijo Jin con lágrimas de felicidad mal disimuladas en los ojos y sumamente conmovido.
Sin duda aquello había logrado opacar el sentimiento de malestar en su interior.
—Pero es hermoso. —Dijo Yoongi con ilusión.
—Sin duda. Aunque me gustaría saber quién lo envía.
—Tal vez después se te acerque. Por ahora debemos ir a clase.
Ambos se levantaron con café en mano. Seokjin guardó la nota junto al regalo en su casillero.
Al llegar al salón, ambos tomaron asiento en el lugar de siempre.
—Buenos días guapo. —Namjoon se acercó hasta Jin, queriendo besarlo, pero este se retiró de manera brusca, mirándolo con enojo.
—Kim...
Namjoon se extrañó demasiado ante el gesto, pero no pudo decir nada ya que el profesor de laboratorio iba entrando en ese momento.
—Hay examen sorpresa. Para que sufran este fin de semana esperando los resultados.
Un quejido extendido resonó por todo el lugar.
—Sí, yo también los quiero. Pero es para que no me extrañen cuando ya no estén aquí.
Al terminar el examen, Seokjin se levantó de su lugar, no sin antes asegurarse de que Yoongi también hubiese terminado el suyo, ayudandole un poco con el balanceo de ecuaciones para acto seguido, caminar juntos fuera del aula.
—¿Cómo se atreve a acercarse a ti? Estuve a nada de soltarle un puñetazo.
—Tranquilo tigre. Él no sabe que lo sé.
—¿Vas a vengarte?
—No...
—¡¿Por qué no?!
—Porque... yo sí había empezado a quererlo. Solo hablaré con él para decirle que ya no quiero volver a verlo. Pediré otro profesor de inglés o aprenderé solo, da igual.
Ambos caminaron lejos, Seokjin no quería ver a Namjoon y no se sentía listo para enfrentarlo.
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