4
—Buen día jóvenes, por favor tomen las hojas que les pasarán sus compañeros, pero no quiero que empiecen a leerla hasta que yo lo indique. Es un examen de integrales y derivadas, así que a partir de este momento, queda prohibido hablar, sacar celulares o alguna nota.
Un murmullo de disgusto se extendió por el aula mientras las miradas de preocupación de todos se encontraban entre sí.
Seokjin miró a su izquierda, ahí estaba ese misterioso y atractivo chico, con el semblante relajado y una ligera sonrisa despreocupada adornando su rostro.
Recordó el día anterior, cuando encontró a Namjoon de camino a su casa y no pudo evitar pensar en cómo se sentiría ser importante en la vida de alguien, recibir cumplidos solo por existir, sentirte bonito y querido, que esos fuertes y contorneados brazos lo rodearan...
—Señor Seokjin, por favor preste atención a las instrucciones, porque no repetiré nada.
Todos sus compañeros lo miraban, algunos con burla y otros con fastidio. Seokjin enrojeció hasta las orejas de manera violenta, desviando la mirada a su pupitre, donde descansaba aquella hoja con más letras que números.
—Lo siento profesora.
La aludida retomó su monólogo, explicando cómo se iba a evaluar y lo que sucedería después de terminado el examen. Namjoon miró de reojo a Seokjin, sonriendo divertido al ver sus orejas completamente rojas y la mirada concentrada sobre la profesora.
Jin trató de poner toda su atención en las instrucciones, intentando recordar las fórmulas para resolver aquél examen, pero la mirada que sentía sobre su rostro lo ponían nervioso.
—Bien, pueden comenzar.
Todos los alumnos empezaron a escribir en sus hojas, muchos se detuvieron luego de colocar su nombre, mientras que Namjoon y Seokjin siguieron escribiendo rápidamente, desglosando los problemas con destreza.
La hora de clase pasó rápido, muchos alumnos se levantaron de sus lugares, resignados a reprobar y perder los puntos extra, otros intentaron resolverlo, quedando en ridículo cuando la profesora expuso que de milagro lo único correcto en la hoja era su nombre.
El aula estaba casi vacía, ocupada únicamente por Namjoon, Seokjin, un par de chicas más y la profesora.
—Quedan 10 minutos.
Las chicas se levantaron, una tras la otra, dejando sus exámenes frente a la profesora, quien solo dirigió una mirada rápida para despedirlas después.
—De milagro esto será decente. Retírense.
Ellas salieron, sus rostros lucían tensos de preocupación.
Namjoon y Seokjin se levantaron al mismo tiempo de sus asientos de manera violenta, con la respiración agitada y casi tirando al suelo sus asientos. De alguna manera habían comenzado una silenciosa competencia por ver quién terminaba antes el examen.
—Con delicadeza muchachos, no son carreras.
Ambos se aproximaron rápidamente hasta el escritorio, dejando su examen con fuerza sobre él. La profesora los miró, algo divertida con la competencia, fijándose en sus exámenes por primera vez.
Namjoon y Seokjin caminaban de vuelta a sus asientos sin dirigirse mirada alguna, pero la voz de la mujer los detuvo de golpe.
—Regresen acá.
Se miraron a los ojos, ninguno entendía qué pasaba, por lo que caminaron de vuelta, Namjoon se mostraba algo molesto, mientras que Seokjin lucía asustado.
—¿Quién le copió a quién? Y no quiero mentiras ni que se cubran entre ustedes.
—¿Disculpe? —Namjoon habló con tono molesto.
—¿A qué se refiere? —Fue el turno de Seokjin para hablar, sonando desconcertado.
—Escucharon bien. Sus exámenes son exactamente iguales.
—Sin ofender y con todo respeto profesora —Namjoon habló despacio —, pero es un examen de matemáticas, tienen que ser iguales.
—No se quiera hacer el listo conmigo, señor Kim.
—No pretendo eso, es solo que, si no me equivoco y a juzgar por su reacción, mi compañero y yo resolvimos esto con las fórmulas correctas, por lo tanto, tiene lógica que se vean exactamente iguales y, por consiguiente, sean cien por ciento correctos.
—Además, usted me miró durante toda la clase, es imposible que hubiéramos hecho algún tipo de trampa. Por favor, tenga más cuidado antes de acusarnos falsamente. —Terminó de decir Seokjin, provocando que la profesora quedara muda e intentando reprimir el rubor que amenazaba por salir en sus mejillas.
—Retírense —dijo ella de manera seca, volviendo a posar su vista sobre los exámenes.
Seokjin y Namjoon recogieron sus cosas en silencio, saliendo a paso lento del aula.
—Gracias Namjoon.
—No es nada, no me convenía a mí tampoco, pero hiciste bien en recalcar lo de la acusación. —Seokjin sonrió, sintiéndose tímido de repente, volviendo a ruborizarse —. Por cierto... si me miras demasiado, podría pensar que te gusto, así que cuidado —dijo Namjoon con un coqueto guiño.
Y dicho eso, se alejó rápidamente de un muy sonrojado Seokjin, quien consideró muy seriamente saltarse la siguiente clase de biología, debía reorganizar su mente, entender qué estaba pasando con sus emociones y sentimientos.
Seokjin jamás se había cuestionado su sexualidad, nunca había tenido necesidad de hacerlo, ya que que al repeler por completo el contacto físico, nunca tuvo que imaginarse saliendo con alguien, pero ahora se sentía emocionado, alerta y su mente creaba escenarios en los que aquél moreno de hermosos hoyuelos traspasaba dicha barrera.
—A ver... estás consciente de que hetero no eres, el beso que le diste a ese chico extraño hace unos años lo confirma, pero... ¿realmente quieres que él te guste? ¿Quieres gustarle? —Comenzó a caminar a paso lento, con dirección a los laboratorios, hablando consigo, intentando aclarar sus ideas.
—¡Llegó mi transporte! —Escuchó que alguien gritaba a sus espaldas, pero tardó en entender lo que pasaba, por lo que lo siguiente que supo, fue que su mejor amigo estaba montado en su espalda, rodeándolo con sus piernas y brazos.
—¡Mierda Min! Vas a romperme la espalda —soltó molesto, empezando a reírse discretamente para no alertar a su amigo de sus planes.
Sin previo aviso comenzó a girar sobre sus eje, sintiendo a Yoongi aferrarse con mayor fuerza a su cuerpo, evitando zafarse. Para cuando dejó de girar, tuvo que recargarse un momento sobre la pared para evitar ir a parar de cara al suelo.
Yoongi no tuvo la misma suerte, se encontraba mareado, con náuseas y desorientado, por lo que en cuanto Jin dejó de moverse, aflojó su agarre, intentando pisar el suelo con firmeza, pero sus rodillas débiles y la falta de equilibrio lo mandaron directo al suelo, cayendo de sentón.
Un quejido salió de su boca, alertando a Seokjin.
—Lo siento, ven acá. —Extendió su mano frente a Yoongi, quien la tomó de inmediato, siendo levantado del suelo con algo de fuerza. Seokjin lo miraba divertido, riendo un poco ante el rostro adolorido de su amigo.
—Ahora estamos a mano. —Yoongi se sobó el trasero, con una mueca de fingida molestia.
—Oye Min... Tú... Bueno yo...
—¿Ahora qué mierda te pasa, Seokjin? De pronto tartamudeas y estás rojo hasta las orejas. ¿Acaso te tiraste un pedo mientras dabas vueltas como loco?
Seokjin le dio un fuerte manotazo en la espalda, provocando que el recién llegado se carcajear fuertemente.
—No seas asqueroso.
—Es algo completamente natural Jin, no debes avergonzarte, tu cuerpo nec...
—¡Ya! Cierra la boca. Esto es serio.
Yoongi guardó silencio, viendo a su amigo rascarse la oreja, haciéndole saber que realmente estaba nervioso.
—Hey... ¿Qué pasa? —Yoongi se acercó lentamente, pronunciando las palabras con cuidado y en tono bajo, como si temiera asustar al cachorro que intentaba cargar.
—¿Me dejarías darte un abrazo? —Seokjin casi susurró aquellas palabras, se le veía compungido, casi ocultando el rostro entre sus manos.
Yoongi se quedó mudo unos segundos, procesando la información, para después solo extender los brazos. Seokjin no necesitó más, se acercó lentamente, poniendo atención a todas aquellas emociones, pensamientos y sensaciones nuevas que la acción le provocó.
¿Qué pretendía averiguar? Ni él mismo lo sabía, pero definitivamente ese abrazo se sentía correcto, aunado al hecho que Yoongi acariciaba lentamente su espalda, como si intentara consolarlo de algo.
Seokjin se sintió cálido, seguro y agradecido, si bien Yoongi era alguien que pocas veces demostraba sus emociones, ese abrazo significaba lo mucho que quería a su amigo. Sin embargo, Jin no se sentía satisfecho, no le bastaba sentir esos brazos rodeándolo, ni el calor que ese cuerpo emanaba, su mente le seguían exigiendo conocer esa sensación desde los brazos de cierto chico de cabello platinado.
—Gracias Min. Sabes que te quiero mucho ¿Verdad?
—Claro que lo sé, y tú sabes que yo te quiero a ti, pero por favor dime qué mosco te picó, porque estoy a nada de llamar a emergencias, temo que mi corazón no aguantaría una muestra más de afecto físico de tu parte.
—Eres un dramático Min, no pasa nada. Solo creo que debo empezar a perder ese odio hacia el contacto físico y dime... ¿Quién mejor que tú? Mi único y mejor amigo. Hacía mucho no te abrazaba y decidí que esto sería bueno.
Yoongi no entendía un carajo de lo que pasaba, pero se sentía genuinamente feliz y asombrado por aquella muestra de cariño del de cabello púrpura.
—Vamos a clase ¿Quieres? —Yoongi se arriesgó un poco con Jin, pasando uno de sus brazos sobre los hombros de su a migo, esperando ser apartado con brusquedad, pero en su lugar, solo pudo percibir a Jin tensarse un momento, relajando los músculos poco a poco, dejando que el pelinegro permaneciera así.
Caminaron en silencio hasta llegar a los laboratorios, donde ambos tomaron asiento frente a una mesa algo grande de metal. Seokjin permanecía callado, pensativo y con la mirada perdida, apenas notando que otro par de personas se sentaban frente a él y su amigo poco antes de iniciar la clase.
—Buen día alumnos. ¿Qué tal están? Tengo un anuncio. El día de hoy no podré quedarme a darles clase, pero sí que deberán hacer un trabajo. Así que por favor, anoten lo que les indique, terminen el trabajo y váyanse si así lo desean.
Todos los alumnos comenzaron a anotar las indicaciones del profesor, muchos se levantaron de sus asientos cuando este salió apresurado, otros empezaron a trabajar y Jin pudo ver a su amigo acomodarse en el asiento, posicionando sus brazos a modo de almohada para poder dormir lo que restaba de la clase.
Seokjin optó por hacer la actividad, aprovechando ese momento para adelantar tanto como pudiera de sus demás tareas.
Los minutos pasaron en silencio, cada persona estaba inmersa en sus asuntos, Jin se sintió incómodo de repente, notando un escalofrío que le recorrió la espina dorsal. Su instinto le indocaba que estaba siendo observado.
Con cautela y discreción, levantó la cabeza, encontrándose con la penetrante mirada de Namjoon frente a él.
—¿Qué pasa? ¿Te gusto o qué? —cuestionó con violencia y sarcasmo, queriendo desestabilizar al moreno para que dejara de verlo.
—Cuanta agresividad. Sí, me gustas. ¿Algún problema? —respondió el aludido sin inmutarse.
Sus voces se escucharon fuertes en el silencio que reinaba dentro del aula, llamando la atención de los pocos presentes, incluso despertando a Yoongi.
—No digas estupideces Namjoon —murmuró en respuesta, sintiendo la vergüenza subirle por el rostro.
—Yo jamás, Seokjin. —Namjoon levantó una ceja y sonrió ante el semblante confuso del pelipurpura.
—Bien. ¿Y qué se supone que haga? Sin duda tienes buenos gustos —respondió Seokjin, recompuesto casi de inmediato y sonriendo con suficiencia.
—No lo sé, tal vez deberías besarme y unirte a las personas con buenos gustos. —Namjoon le dedicó un coqueto guiño, haciéndolo sonrojar violentamente y sin poder evitarlo o preveerlo.
Un murmullo de asombro y diversión se escuchó en toda el aula, ya nadie estaba en sus asuntos, ahora todos prestaban atención a las dos personas que se miraban de manera desafiante.
—¿Y crees que estás a mi nivel? Kim. —Seokjin no quería dejarse intimidar, por lo que siguió con aquél intercambio, dispuesto a ganar.
—Ven y compruébalo, Kim.
Un coro de "uuh" se escuchó en el salón, pero ninguno de los dos apartó la mirada del otro. Ambos chicos sonreían, sin embargo, Namjoon lucía cómodo y burlesco, mientras que Seokjin se veía algo nervioso.
Seokjin sabía que no podía retirarse en ese momento. Era demasiado competitivo para eso, pero nadie nunca lo había retado de esa manera y no sabía cómo reaccionar exactamente.
—Yo que tú, lo besaba. —Susurró Yoongi con la mejilla aún recargada sobre sus brazos, sonriéndole a su amigo.
—Yo que tú le hacía caso a tu amigo. —Por primera vez, el chico que acompañaba a Namjoon habló. Seokjin desvió la mirada por un momento, reconociendo al chico más extrovertido de la escuela, aquél que organizaba la mayoría de las fiestas y algunos concursos de baile.
—Hoseok, tanto tiempo sin vernos.
—No desvíes el tema, aunque ya que estamos... creo que ustedes dos harían una gran pareja.
—Métete en tus asuntos Jung —dijo Seokjin con un tono más fuerte del que pretendía.
—Namjoon es asunto mío, así que eso hago —respondió el aludido con un encogimiento de hombros y sin siquiera parecer afectado por la rudeza de las palabras.
Seokjin rodó los ojos, desviando la vista del castaño y regresandola hacia aquél chico de pelo platinado que no paraba de verlo.
—Déjalo Hobi, es demasiado cobarde para dar un simple beso. —Namjoon se levantó de su asiento, siendo seguido por Hoseok.
Comenzaron a caminar hacia la salida, pasando por un costado de Seokjin.
Eso le dio a Seokjin justo en su debilidad. Nadie podía llamarlo cobarde sin sufrir las consecuencias. Menos aún aquél chico al que había tenido la confianza de contarle sobre sus problemas con el contacto físico. Eso era jugar sucio.
—¿Y acaso tú no eres lo suficientemente valiente para venir y besarme?
Las palabras estaban dichas. No había marcha atrás. Seokjin se arrepintió casi de inmediato luego de abrir la boca, pero no retiró lo dicho. A su lado, Yoongi abrió la boca con sorpresa, llevando sus manos hasta ella para cubrirse en un exagerado gesto de asombro.
Una vez más, un coro de expresiones que acentuaban el desafío recorrió el lugar, intensificando el reto.
—Sólo necesitaba tu permiso —dijo Namjoon al mismo tiempo que se acercaba velozmente hasta Seokjin y apenas posando las yemas de sus dedos en la barbilla contraria, unió sus labios en un sueve roce, como si las alas de una mariposa revolotearan sobre la esponjosa y dulce boca de un muy sorprendido y congelado Seokjin.
Este enrojeció violentamente, sus mejillas ardían y podía sentir las orejas sumamente calientes. La mirada de al menos quince personas estaba sobre ellos, muchos cuchicheaban y otros solo admiraban el valor del peliplateado.
Seokjin se quedó estático, secretamente disfrutando ese cálido toque, analizando cada nueva sensación en su cuerpo. Sorprendiéndose gratamente cuando, con timidez, entreabrió los labios para poder atrapar el belfo inferior del chico que sonreía contra su boca.
—Bueno... sé bienvenido al club de los que tenemos muy buenos gustos. —Le dijo NamJoon con una sonrisa coqueta para acto seguido salir a paso lento y triunfante del aula.
Seokjin no tenia idea de lo que pasaba por su mente, mucho menos todo lo que estaba sintiendo ni tampoco cómo calmar el galope de su corazón, por lo que prefirió concentrar su mirada en la libreta sobre el escritorio, evitando ver a los costados, pues sabía que se encontraría con miradas curiosas sobre él.
—No sé ni qué decir. Acabas de dejarme sin palabras. ¿Me juras que no estás muriéndote? —Yoongi habló en voz baja.
—¿Por qué estaría muriendo?
—Dicen que cuando las personas están en sus últimos momentos, comienzan a actuar de formas que nunca antes habían actuado.
—No Min, no estoy muriéndome.
Seokjin sonrió. Se sentía avergonzado, sobre todo por las miradas sobre él, por lo que empezó a guardar sus cosas.
—Vamos a comer algo ¿Quieres?
Yoongi se levantó de un brinco, recuperando la energía de golpe al escuchar la mención de comida.
Caminaron en silencio hasta la cafetería, sentándose en una mesa algo apartada de todos los demás.
Comieron en silencio. Cada uno hundido en sus pensamientos.
—¿Acaso estás siguiéndome? —Una vez más, Namjoon se encontraba parado al lado de Seokjin, provocando que se ahogara con el jugo que acababa de tomar.
—¿Yo? Pero si eres tú el que vino a hablarme hasta mi lugar. ¡Yo debería preguntar eso! —Casi gritó, acusando al de cabello plateado.
—Tienes un punto, permíteme disculparme. —Namjoon sonrió, bastante divertido y entretenido con lo nervioso que lograba poner a aquél chico.
—Sólo admite que querías acercarte a mí. —Bromeó Jin, incapaz de mostrarse resentido por algo que, secretamente, le había gustado.
Namjoon sonrió mas ampliamente, sentándose junto a Seokjin quien ya no reclamó la cercanía.
—De acuerdo, lo admito. Dime, ¿Te gustaría ir a comer algo el fin de semana? Podemos ir por unas hamburguesas. Yoongi Hyung, estás invitado también.
Ahora fue el turno de Yoongi para atragantarse con el gajo de mandarina que recién había metido en su boca, sonriendo en afirmación con las mejillas abultadas. Detrás de Namjoon se escuchó un "Aw" casi en un susurro, llamando la atención de los presentes.
Hoseok se quedó estático, abriendo los ojos cuando toda la atención estuvo sobre él.
—Lo siento, es que sus mejillas lucen muy tiernas.
Namjoon rodó los ojos, Seokjin sonrió y Yoongi se sonrojó, pero nadie contradijo al de cabello castaño.
—Bien. Entonces el sábado podemos vernos en el parque frente al campus y de ahí tomamos el autobús.
—Yo puedo llevar auto. No es muy grande, pero creo que funcionará —habló Yoongi, llamando la atención de todos.
—¿De verdad Hyung? Eso sería genial. —Yoongi asintió mirando a Namjoon —. En ese caso, ¿Pasarías por cada uno a su casa o nos vemos en el mismo lugar para de ahí irnos juntos?
—Puedo pasar por ustedes. Propongo un chat grupal para que me envíen sus ubicaciones. —Con prisa, cada uno compartió su usuario y número con Yoongi—. Bien, hasta este sábado entonces.
Namjoon y Hoseok se despidieron con un gesto de la mano, alejándose lentamente de ellos.
—¿Por qué Namjoon te llama hyung? —cuestionó Seokjin con genuino interés y falsa molestia una vez estuvo seguro de que no lo escuchaban.
—Porque me respeta. Es menor que nosotros —respondió con desinterés el de cabello largo.
—¡¿Qué?! ¿Y por qué toma todas las clases avanzadas? ¡Con nosotros! —Está vez la sorpresa era real.
—Porque va adelantado, duh. Es el chico más inteligente de la escuela. ¿No te parece lógico?
Seokjin estaba asombrado, nunca se había detenido a investigar la edad de ese chico, asumiendo que tenía la edad de él y Yoongi.
—Espera... ¿Entonces estás diciéndome que él no me respeta?
Yoongi se encogió de hombros, de nuevo su atención estaba en la mandarina entre sus manos, a la cual le quitaba todo rastro de piel blanca.
Para cuando las clases terminaron, Seokjin podía sentir muchas miradas sobre su espalda y escuchar los murmullos que su presencia levantaba. No era estúpido, sabía que el rumor de su reciente acercamiento con el chico más deseado de la universidad se había extendido como el fuego.
Caminó con prisa al lado de su amigo, saliendo lo más rápido posible del lugar.
En las puertas del campus había una gran aglomeración de personas, pero como si de un radar se tratara, Seokjin pudo distinguir a Namjoon sin ningún problema, sintiéndose avergonzado consigo mismo al entender que, inconscientemente, lo buscaba a donde quiera que fuera.
Lo vio alejarse, con semblante serio y el ceño ligeramente fruncido. Y ahí a la distancia, pudo apreciar las hermosas proporciones del hombre que hacía unas horas lo había besado sin vergüenza alguna. Algo en su pecho se sintió cálido y bonito, extraño por no haberlo sentido antes, pero familiar por haberlo estado esperando tanto tiempo.
Un sonriente y estático Seokjin detenía ligeramente el flujo de estudiantes que intentaban no chocar con él para salir del campus, pero nadie se atrevió a interrumpirlo, ni siquiera Yoongi a su lado quiso decir algo al respecto, pues aquella mirada antes imposible de ver en el pelipurpura, ahora le indicaba a todos que se sentía anonadado por un creciente cariño en su pecho.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro