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3

—Yoongi, por favor para de mover la pierna, me pones nervioso.

—Seokjin, no todo se trata de ti ¿Ok? Dejame sacar el estrés y los nervios, este hermoso cuerpo es demasiado pequeño para todo eso, explotaré como una puta palomita si no los saco de alguna manera.

—¿Y eso en qué me afecta a mí?

—A veces de verdad no puedo creer que seamos tan buenos amigos, eres un insensible de mierda.

Yoongi se levantó del pupitre a un costado de su amigo para ir a sentarse lejos de este, luciendo bastante molesto. Jin iba a levantarse para traerlo de vuelta y esperar juntos los resultados del examen de nivel que habían hecho la semana pasada, pero una voz lo interrumpió.

—Seokjin hyung, soy yo de nuevo... quiero pedirle disculpas de nuevo, yo... mi mamá hace una pomada que alivia los dolores musculares, le traje un poco, por favor úsela en la espalda o donde sea que sienta dolor, es realmente buena. —Seokjin observó al chico que le hablaba en tono bajo y avergonzado, de mirada gacha y rehuyendo a la suya.

Por un momento no supo quién era, hasta que a su memoria vino el nombre que acompañaba ese cabello color cereza.

—Oh... Jungkook ¿Verdad? — preguntó para confirmar. El chico asintió, sintiéndose tímido ante la mirada del mayor sobre él—. No es necesario, pero gracias. Dile al idiota de Namjoon que puede dejar de torturarte, no necesito que me defiendan.

—Namjoon hyung no me mandó, he venido por cuenta propia.

—¿Y cómo supiste en dónde estaba?

—Todos conocen al atractivo chico llamado Seokjin, no fue difícil —respondió con mayor confianza que antes, levantando la vista al fin y sonriendo en grande.

—Sin duda soy atractivo, pero no lo digas así que me sonrojo— bromeó el mayor —.  En fin, aceptaré esto, pero solo porque el dolor de rodilla está matándome.

Jungkook hizo una pequeña reverencia mientras sonreía, sintiéndose un poco menos culpable por lo que hizo.

El día anterior había llegado a casa con la nariz sangrando, un pómulo enrojecido y sangre en su ropa, su madre se había puesto histérica y estaba por regresar a la escuela a hablar con los directivos, pero Jungkook le contó lo que había hecho, ganándose ahora un manotazo por parte de su progenitora.

—Más te vale disculparte con ese chico y convencerlo de venir a comer o yo voy a llenarte el cuarto de arañas y te haré sacarlas una por una con las manos —. Le había dicho la mujer en tono amenazador.

Jungkook se retorció en un escalofrío al recordar las palabras de su madre, sabiendo que cumpliría su promesa si no lograba hacer que aquél chico lo acompañara a comer.

—Hyung... yo necesito, quiero, usted, desearía... ¡Ahj! Mi madre se enteró de todo, quiere disculparse por la mierda de hijo que tiene y me pidió que lo llevara a comer esta tarde a mi casa o va a hacerme cosas horribles, sé que no estoy en posición de pedir favores, pero se lo suplico, acompañeme a comer hoy.

Seokjin comenzó a reírse discretamente, enternecido por la repentina timidez del pelirrojo.

—Respira por favor, de acuerdo, iré solo si me prometes no hablarme tan formal, no soy tan mayor.

Jungkook asintió enérgicamente, corriendo fuera del aula para luego regresar igual de apresurado.

—Te veo en unas horas hyung, yo te busco, no te preocupes.

El chico volvió a correr fuera del aula, dejando a Seokjin con un estado de ánimo alegre, levantándose de su asiento y sacando una mandarina de manera discreta de su mochila para ir a por su enfurruñado amigo.

—Vamos Yoon, lo siento, entiendo que estés nervioso, pero sé que pasarás el examen y tus créditos de inglés estarán completos. Eres bueno en eso —murmuró mientras le ofrecía la mandarina como ofrenda de paz.

Yoongi lo miró de reojo, sonriendo ligeramente mientras asentía y tomaba la fruta con lentitud, levantándose para volver al lugar de donde se había movido, siendo seguido por Jin.

Tomaron asiento en silencio, viendo entrar a la profesora de inglés seguida por Namjoon, quien cargaba una tablita con una hoja sobre ella.

—Buenas tardes, alumnas y alumnos, por favor, los que escuchen su nombre, levántense y vayan a un lado de su compañero Kim. —Lo señaló con la mano y este asintió, fijando su vista en el nervioso chico de cabello púrpura.

—Kim Seokjin. —Un murmullo se escuchó en todo el lugar, nadie sabía para qué era la lista, pero ser el primer nombrado nunca se sentía bien.

Seokjin miró a Yoongi, intentando pedir ayuda, pero su amigo no lo miraba, estaba mordiendo sus uñas y dando vueltas a la fruta en sus manos, con la vista fija en la profesora. Jin se levantó del asiento, llegando lentamente hasta el de cabello platinado, quien se mantuvo en silencio y ya no lo observaba. Otras tres personas fueron llamadas junto a él.

—Me los llevaré profesora, nos vemos después.

—Sí señor Kim, gracias por su ayuda, dígale lo mismo a su amigo Wang y al resto.

Namjoon asintió, saliendo del aula seguido de los cuatro alumnos que no entendían nada, mirándose con extrañeza y ansiedad.

—Escuchen, se les ha asignado un profesor o profesora especial para el recurse de la materia, son terribles en inglés y reprobaron, por si aún no lo entienden. Jennie, tú irás con Park Roseanne, Taehyung, tú estarás con Park Bogum, Seojoon... ¿En serió? Esta es tu tercera vez.

—Ya sabes lo que dicen, la tercera es la vencida. ¿Quién es la pobre y desdichada alma que intentará enseñarme inglés esta vez? —Namjoon intentó reprimir una sonrisa.

—Jackson Wang —respondió con los labios aún apretados para no demostrar que el comentario le había divertido —. Vayan a buscarlos a la biblioteca, deben estar pidiendo las aulas privadas para empezar a organizar sus clases. Mucha suerte, por favor aprendan bien.

Todos asintieron y tras hacer una ligera reverencia, caminaron cabizbajos y algo avergonzados en la dirección que se les había indicado.

—¿Te olvidas de mí? —Seokjin se encontraba de brazos cruzados y mirada seria, sintiéndose ofendido por no haber sido mencionado.

—No podría aunque quisiera, pero tú no debes buscar a nadie, yo soy tu profesor asignado —contestó el moreno con tono neutro.

Seokjin sintió sus orejas ponerse calientes, pero no era momento de enojarse ni sonrojarse, ese comentario fuera de lugar no iba dejarlo callado.

—Pero qué suerte, podrás ver un rostro hermoso unas horas extra al día solo para ti. —El tono burlesco hizo a Namjoon sonreír de lado antes de responder.

—Veo uno todos los días frente al espejo, no te sientas tan importante.

—Primero me coqueteas y ahora me rechazas... eres confuso Kim Namjoon.

—Yo no te coqueteé, ¿Por qué lo dices? Oh... ¿Por lo de no olvidarte? No te confundas bonito, lo dije porque eres un dolor de culo, ahora ya no puedo besar a nadie sin temer que aparezcas detrás de mí para golpearme o gritarme. ¿Decepcionado?

—Para nada. —Jin estaba completamente rojo de furia, odiaba que le hablaran de manera burlona.

—Si me hablas de esa manera creeré que quieres que te coquetee... ¿Acaso te gusto Seokjin? —Namjoon se acercó lentamente hasta el contrario, haciéndolo retroceder bruscamente y que este chocara su espalda contra la pared.

—A-alejate Kim —soltó nervioso por la repentina cercanía, viendo la lengua del moreno relamer sus labios.

—¿Acaso quieres besarme? Anda, hazlo, te dejaré hacerlo y no le diré a nadie. —Namjoon se acercó más hasta estar a solo milímetros del nervioso chico, sintiendo un ligero aroma a uva salir de sus labios.

Jin puso sus manos sobre el pecho contrario, empujando sin ser brusco, solo deteniendo el avance, con la espalda y cabeza casi fundiéndose con la pared detrás de él.

—A-aquí no, Namjoon.

—¿O sea que sí quieres hacerlo? —El moreno levantó una espesa ceja mientras sus comisuras se elevaban ligeramente.

Seokjin abrió los ojos desmesuradamente, percatándose de lo que había dicho y lo mal que había sonado. Empujó a Namjoon con fuerza, haciendo que este retrocediera un par de pasos y empezó a caminar, bajando las escaleras para disimular su vergüenza.

—¡No! Quise decir que te quitaras, no quiero besarte, no me gustan los hombres y aunque me gustaran —dudó, pero al final soltó lo que estaba pensando, bajando el tono ligeramente —, tú no eres mi tipo.

—Por favor, ya nadie es hetero en estos tiempos. ¿Me vas a decir que tú sí?

—Tal vez...

—¡Ja! ¿Siquiera has estado con alguien? ¿Has tenido novia? ¿Te han besado al menos? —Namjoon caminaba detrás del chico que ahora tenía las puntas de las orejas en un tono escarlata.

—¿Podemos ir al aula? Tengo cosas qué hacer —masculló Seokjin sin siquiera mirarlo, esquivando el muro que separaba las escaleras de otro pasillo.

—Mierda Seokjin ¿De verdad nadie ha tenido el privilegio de besarte? —Namjoon se adelantó para poder caminar a su lado y ver a los ojos a ese enigma andante.

—¿Cómo quieres que piense que no me coqueteas si me hablas de esa forma? ¿Acaso te gusto? —Seokjin vio la oportunidad de cambiar de tema y la aprovechó, girando el rostro para mirar desafiante al moreno.

—¿Qué si así fuera?

Seokjin se detuvo abruptamente, mirando de frente a Namjoon, que le sostenía la mirada con una sonrisa ladina y una ceja levantada.

—No juegues con eso.

—Eres Kim Seokjin, el segundo chico más guapo de todo el lugar y yo, el chico más gay y el primero en la lista de los más guapos, no estoy ciego.

—Con que segundo... creo que te tienes demasiada fé, sin duda vas después de mí —murmuró con diversión entrecerrando los ojos.

—Como sea, contesta la pregunta.

—Detesto el contacto físico Namjoon, jamás he dejado que nadie me toque, menos de esa manera —dijo tras dar un largo y derrotado suspiro.

—Woow, esto es una bomba... ¿Por qué odias el contacto físico?

—Es bastante simple, nunca tuve a alguien en mi vida que fuera demasiado cariñoso, así que no es algo con lo que este familiarizado, por lo tanto, no me agrada.

—¿Y tus padres?

—Demasiado ocupados, siquiera estuvieron en el hospital el día que casi muero ahogado. Larga historia, pero te la contaré porque me defendiste de aquél chico, aunque no era necesario. —El mayor se encogió de hombros para restarle importancia a la bomba informativa que acababa de soltar, reanudando su caminata, pero esta vez más lenta mientras él hablaba de aquél amargo recuerdo, resumiendolo tanto como le era posible.

Namjoon se mantuvo en silencio durante todo el relato, controlando sus expresiones faciales que nada tenían qué ver con el rápido martilleo de su corazón. Estaba impresionado, pero no por lo que escuchaba, sino por la frialdad con la que el misterioso hombre frente a él hablaba, casi como si realmente no le importara demasiado aquello por lo que cualquier otro lloraría.

—Vaya, ahora solo quiero seguir golpeando a ese imbécil que se cree muy chistosito. —Fue lo único que atinó a decir una vez que el peli púrpura terminó.

—Es un buen chico, me regaló esta pomada para el dolor y me invitó a comer para disculparse. —Lo tranquilizó él.

—¿Aceptaste? —preguntó con asombro mal disimulado.

—Claro. —La mirada de Seokjin se desvió del camino para mirar fugazmente al contrario.

—Eres muy confiado ¿No crees?

—No sé, no creo que quiera hacerme algo malo. Además, ahora lo sabes, si mañana no me ves por acá, sabrás que algo malo pasó.

—No digas idioteces Seokjin —escupió Namjoon, quizá un poco más serio de lo que hubiese querido sonar.

Jin empezó a reír, de pronto sintiéndose demasiado cómodo con la plática y la compañía de aquél chico. Entraron en una aula privada al fondo de todo, tenía persianas oscuras, una tela para el proyector y varias sillas plegables que se podían colocar alrededor del escritorio. Seokjin se extrañó, ni siquiera habían tenido que pedir la llave de aquél lugar.

—¿Vienes muy seguido por acá? Está todo muy bien adaptado —preguntó con genuina curiosidad.

—Doy clases regularmente, además de ser un alumno destacado, así que tengo este cubículo para mí solo si necesito estudiar o guardar cosas importantes. A veces solo vengo a dormir un rato u otras cosas, pero eso ya está demás.

Seokjin alzó una ceja, pero no dijo nada, limitándose a sentarse en el filo del escritorio.

—Bien, hoy solo fijaremos los horarios de las clases, puedo darte hasta tres horas seguidas si quieres, pero necesito que seamos constantes, al menos unas tres sesiones por semana para poder avanzar rápido.

—¿Seguimos hablando de las clases? —Seokjin enarcó una ceja, pero no había molestia en su semblante, solo una muy mal disimulada diversión.

Namjoon se carcajeó sonoramente, mientras intentaba no sonrojarse, no pensó que el chico captaría su doble sentido tan fácilmente.

—A menos que quieras clases de algo más, sí, hablo del inglés —respondió sugerentemente, a lo que Jin solo rodó los ojos.

—Me queda perfecto los lunes después de clase, las tres horas, miércoles solo dos porque debo hacer otras cosas y los jueves igual que el lunes.

—Perfecto, así será entonces. Ya te puedes ir —sentenció Namjoon anotando algo en una libreta.

—¿Solo para esto me trajiste? —Seokjin no se movió de su lugar, algo molesto aunque no sabía bien porqué, creyendo que era porque lo habían hecho perder su tiempo.

—Tenía que mostrarte el aula, Seokjin —respondió el moreno, levantando la vista al fin y arqueando una ceja.

—Cierto. —El mayor desvió la mirada de la contraria, aclarando su garganta antes de volver a hablar —. Bien, en ese caso, la primera clase sería pasado mañana, ¿no es así?

—Efectivamente. Te veré acá después de las dos. Solo tengo una regla para cuando cruces esta puerta, nada que salga de tu boca debe ser en otro idioma diferente al inglés, mañana, durante las tres horas que estés aquí, deberás hablar única y exclusivamente en inglés. ¿Quedó claro?

—Yes sir. —Seokjin rodó los ojos con sarcasmo, abriendo la puerta y despidiéndose con un gesto de la mano, encontrándose a Jungkook saliendo de otro cubículo, lo que causó una mirada de asombro en él antes de preguntar a modo de saludo —: ¿Acaso me espías?

—¡Hyung! —Jungkook lucía sorprendido, pero se recompuso rápidamente —. Claro que no, vine a ver a mi hermano que no es mi hermano, pero sí es mi hermano, creí que iríamos juntos a casa, pero dice que tiene algunas cosas qué hacer, así que seremos solo nosotros. ¿Vamos?

Seokjin asintió antes de seguir al pelirrojo, quien vivía bastante cerca de la universidad, por lo que la caminata fue corta hasta su casa.

—¡Mamá! Estoy aquí —gritó al cruzar la puerta de entrada.

—Tu madre está en el jardín cariño, lleva horas buscando algo entre las plantas —le respondió una dulce y femenina voz desde otro punto de la casa.

Jungkook abrió los ojos con miedo, echando a correr en aquella dirección para detener lo que suponía estaba haciendo su madre.

—Hola, tú debes ser aquél chico al que mi Kookie empujó a la piscina, mi nombre es Kim Dongmi, soy... la otra madre de Kook.

Seokjin se inclinó de manera respetuosa, intentando no mostrarse sorprendido ante la repentina declaración.

—Mucho gusto señora Kim, soy Seokjin.

—Llámame Dongmi por favor. Deben tener hambre. ¿Sabes por qué Taehyung no vino con ustedes?

—Taeh... Oh, ya. El hermano que no es su hermano, pero sí es hermano de Jungkook.

—El mismo.

—Me parece que Jungkook dijo algo sobre que tenía cosas qué hacer.

—Bien... En ese caso, pondré la mesa para cuatro solamente.

—¿Puedo ayudarle en algo?

—Para nada, pero si gustas pasar al jardín y llamar a mi esposa y mi no hijo, te lo agradecería mucho.

Seokjin sonrió mientras asentía, caminando por donde vio a Jungkook desaparecer para luego encontrarse con él y su madre tirados en el pasto, ella haciéndole cosquillas mientras él soltaba sonoras y tiernas risas que parecían las de un pequeño niño. Los observó unos instantes, sonriendo casi en automático por la ternura que le producían. Aclaró su garganta para llamar su atención.

—Perdón por interrumpir, la señora Dongmi me pidió que les avisara que la mesa ya está puesta.

Jungkook y la mujer que lo atacaba con cosquillas miraron en aquella dirección, poniéndose en pie apresuradamente para ir hasta él.

—Seokjin-ssi, mi nombre es Jeon Inah y soy la no tan orgullosa madre de este niño. Debo decir que en serio lamento mucho lo que te hizo, espero que se haya disculpado adecuadamente. —Se presentó ella, inclinándose ligeramente y sonriendo, dejando a la vista lo parecida que era la sonrisa de su hijo con la suya.

—Lo hizo señora Jeon, no tiene de qué preocuparse. Muchas gracias por la invitación y la pomada.

—Me alegro, es lo mínimo que podía darte. Ahora, a comer o van a venir por nosotros de las orejas.

Los tres caminaron en silencio hasta la cocina, donde lavaron sus manos para luego sentarse a comer.

Seokjin analizó todo con detalle, jamás había visto a nadie comportarse de esa manera, las familias que él solía frecuentar eran muy serias y distantes, sobre todo la suya, por lo que la charla amena, las palabras cariñosas con las que se hablaban y los sutiles roces entre las manos de la pareja presente, lo tenían intrigado de una manera inocente, haciendo que su corazón se sintiera cálido y sus ojos picaran por querer llorar en anhelo de saber lo que era tener una familia así.

—Seokjin hyung ¿Me pasarías la salsa de tomate por favor? —Jungkook sacó a Jin de sus pensamientos, sonriéndole enormemente —. Gracias —le dijo al callado chico que seguía observando a las personas a su alrededor, sin siquiera mirarlo demasiado al pasarle la salsa—. Hyung ¿Tienes pareja?

—¡Jeon Jungkook! ¿Por qué le preguntas algo así? No es como si fueran amigos, él está aquí por tu mal comportamiento. —Lo reprendió su madre al ver a Seokjin atragantarse por la sorpresa—. No respondas si no quieres Seokjin, Jungkook es un poco hablador algunas veces.

—No pasa nada señora Jeon. No Jungkook, no tengo... pareja.

—¡Genial! Más oportunidad para mí.

Seokjin se avergonzó enormemente, ahogándose de nuevo con el sorbo de agua que había tomado para mitigar la tos.

—Jungkook, de verdad no sabes cuándo quedarte callado. ¿Siquiera sabes si él está cómodo con esto que dices? —Lo regañó su madre de nuevo.

—Tú acabas de llamarlo "él" sin preguntarle sus pronombres antes, mamá.

El adolescente y su madre peleaban como si no hubiese nadie más en la mesa mientras Dongmi le tendía una servilleta a Seokjin.

—Mamá, ya nadie es heterosexual en estos tiempos, eso sería muy aburrido. ¿No es así hyung? —Jungkook miraba al mayor en busca de apoyo.

—Es la segunda vez que me dicen eso hoy, así que creo que podría ser verdad.

—¿Lo ves? Entonces ¿Qué dices hyung? ¿Me darás una oportunidad?

Seokjin ya se hallaba recompuesto, intentando adaptarse a la repentina sinceridad sin filtros de esta familia.

—Lo siento Jungkook, pero no puedo hacerlo, si te soy sincero, nunca he tenido algo como una pareja, así que no estoy listo para esto, pareces un lindo chico, pero no quisiera ilusionarte. Por otra parte, tengo un amigo que tal vez te gustaría conocer.

—¿El chico de cabello largo que siempre está contigo? —pregunto cin emocion el pelirrojo, a lo que Seokjin asintió —. Waaa, llevo semanas viéndolo jugar baloncesto, es genial, es muy guapo y además muy inteligente, yo sería la persona más feliz del mundo si alguien como él me notara siquiera.

Seokjin sonrió, Yoongi probablemente iba a matarlo, pero no importaba, tal vez algo bueno saldría de ahí.

La comida transcurrió y terminó igual de ruidosa y alegre que antes, cosa que Seokjin disfrutó sobremanera, guardando aquél recuerdo en lo profundo de su memoria.

—Muchas gracias por todo, fue un placer conocerles —dijo una vez hubo acabado y ayudado a limpiar, al menos lo que le habían permitido.

—Gracias por aceptar, me evitaste tener que meter más arañas al cuarto de este mocoso —respondió la señora Jeon con una preciosa sonrisa en los labios.

—¿Cómo que más? —preguntó el aludido con terror.

—Cierto... Le diré a Taehyung que dormirás con él hoy, mañana saco a las arañas que metí ahí —se burló la mujer.

Jungkook miró con más terror hacia donde Jin supuso que sería su habitación, haciéndolo sentirse divertido y cálido.

—La pasé muy bien. Gracias de nuevo.

—Cuando gustes, querido. Esta es tu casa también.

Seokjin se retiró en silencio, metido en sus pensamientos mientras caminaba hasta su casa.

¿Acaso él había estado haciendo las cosas mal? Separar parejas melosas no era una tarea fácil y nadie le había dicho nada para detenerlo, pero ¿Por qué? Si a todos les disgustaba que no los dejaran estar juntos. ¿Qué mierda significaba estar enamorado? ¿Qué se sentiría ser importante en la vida de alguien? ¿Era posible que él se enamorara? Nunca nadie lo había tocado, besado ni se le había declarado siquiera. ¿Cómo funcionaba eso?

—Me alegra ver que no te han secuestrado.

Jin detuvo su andar de golpe, casi golpeando su cara con el muro de músculos frente a él, su semblante aún reflejaba todas aquellas dudas que de pronto hicieron un remolino en su interior.

—¿Estabas espiando? Eso da miedo —cuestionó en cuanto se pudo recuperar.

—No, solo venía de... un funeral y quise saludarte cuando te vi.

—Namjoon, no puedes esperar que crea eso. ¿Vienes de ver a tu novio?

—¿Tú qué sabes de eso? —Seokjin lo había preguntado con picardía y diversión, pero el tono serio y molesto de Namjoon le hizo saber que algo no iba bien.

—La última vez que te separé de Jackson tus manos estaban dentro de su camisa y ustedes se veían algo azules de tanto besuquearse. —El mayor prefirió seguir el juego, intentando convencerse de que eso en realidad no le importaba.

—¿Celos?

—No Kim —respondió rodando los ojos, pero alegre de ver que no era nada serio. O eso creyó.

—Me alegro, porque él y yo ya no somos nada, me engañó con una chica un par de años mayor.

—¿Entonces vienes de ver a alguno de tus demás ligues? —preguntó, intentando disimular el latido de emoción que sintió en su pecho.

—¿Por quién me tomas? No soy tan fácil de conquistar. —Namjoon sonaba algo ofendido.

—Y yo soy el presidente de Corea.

—¿Por qué no me crees?

—¿Por qué te importa tanto que te crea?

—Touche... Digamos que no me gusta que alguien tan bonito me crea el "todos míos" —respondió con una sonrisa ladina, intrigado por el repentino interés del mayor.

—¿Así le hablas a todos? Debes tener a todos los chicos babeando por ti —se defendió Jin.

—Y algunas chicas, pero nadie es el que me interesa realmente. Pero no, no le hablo así a todos, solo a quienes me gustan.

—Namjoon, para o de verdad voy a empezar a creer que te gusto. —Seokjin suspiró, sintiéndose aturdido.

—¿Eso sería tan horrible? —La duda de Namjoon era genuina, incluso se escuchaba dolido, pero Seokjin no quiso darle más vueltas.

—Nos vemos mañana, Namjoon —se despidió el mayor, rodeando el cuerpo del chico.

—Hasta mañana Jin. —Alcanzó a escuchar a sus espaldas.

Namjoon sonreía, divertido al poner nervioso al mayor e intrigado por esa nueva faceta.

Seokjin continuó su camino, al igual que el de cabello platinado, alejándose cada vez más el uno del otro, pero con el pensamiento conectado tras la reciente interacción.

"Ese chico realmente está loco" Pensaron ambos, sin embargo, cada uno tenía una razón completamente distinta para pensarlo.

"¿Qué tanto amor externo debe faltarte para pensar que no eres deseable?" Namjoon se preguntaba de manera triste, mientras sacaba las llaves de su bolsillo y abría la puerta de su casa.

"¿Qué tanta confianza debes tener para creer que puedes hacer que me empieces a gustar?" Seokjin sonreía, una emoción cálida instalándose en su pecho al pensar en esos hoyuelos apareciendo con cada sonrisa del más alto.

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