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11

—¿Buenos días? ¡¿BUENOS DÍAS?! ¿Crees que tus buenos modales harán que me olvide de lo que hiciste? ¿Cómo se te ocurre dejar la puerta sin seguro? Ni siquiera tuviste la decencia de avisarme a qué hora llegaste y hasta la puerta principal olvidaste cerrar. —Su madre movía un tenedor de manera amenazante frente a su nariz—. Y encima tienes la vergüenza de dormir hasta tarde, teniendo a este pobre chico sin desayunar y que ahora tiene vergüenza porque eres tan irresponsable que entré sin preguntar.

Namjoon se hacía cada vez más pequeño en su lugar, encogiendo los hombros, casi escondiéndose tras Seokjin, que estaba tan sorprendido como divertido, la vergüenza había abandonado su pecho, dando lugar a un sentimiento de diversión y burla dirigida al moreno.

—Una disculpa mi niño. Soy Kim Jiwon, la madre de este tonto. Por favor disculpa su irresponsabilidad, yo no lo eduqué así. —Seokjin sonrió, haciendo una ligera reverencia.

—Un gusto señora Kim. Yo soy Seokjin, el... —Seokjin no sabía qué decir. Eran novios, claro, pero ¿Era correcto decirlo en voz alta? En ese momento se percató de las atentas miradas sobre él.

Los ojitos de una niña de aproximadamente diez años, la madre, un hombre que supuso era el papá del moreno, otro niño que parecía tener apenas cuatro años y el mismísimo Namjoon, aún escondido detrás de él, todos lo miraban, expectantes. Seokjin se trabó un poco al hablar, pero cuando estaba por terminar la frase, la infantil voz de la pequeña interrumpió.

—¿Seokjin? ¿Eres el chico del que Namu siempre habla? Wao, oppa es mucho más guapo de lo que él dijo—. Seokjin sintió sus orejas y mejillas ponerse calientes, no sabía cómo reaccionar ante esa confesión.

—¡Yah! ¡Moonjung! No digas esas cosas. —reclamó Namjoon, por fin saliendo de su escondite, asustando un poco al peli purpura.

—Espera, ¿eres su novio? —preguntó el hombre que hasta ese momento había permanecido callado.

—¿Al fin te lo pidió? —continuó la señora Kim.

—Hey, ¡no lo abrumen! —los detuvo Namjoon, poniendo una mano protectora sobre el hombro de su novio.

—Tú cállate Namjoon. —dijeron al unísono sus padres.

—No puedo creer que traes a tu novio a "dormir" —comenzó su madre—, y ni siquiera tienes la decencia de presentarlo como se debe.

—Nosotros no te educamos así. —reprochó su padre—. Joven Seokjin, mi nombre es Kim Kiyoung. —Seokjin hizo una reverencia. No sabía qué decir, se sentía avergonzado, enternecido y algo ansioso ante el repentino interrogatorio.

—Un gusto conocerlos a todos. Como dije, mi nombre es Kim Seokjin y... —dudó un poco al sentir sus mejillas calentarse levemente—, sí, soy el novio de Namjoon. Pido disculpas por la forma en la que me estoy presentando. —Continuó, haciendo una profunda reverencia.

El lugar quedó sumido en un profundo silencio, que fue interrumpido por varias voces hablando al mismo tiempo.

—¡Ya era hora!

—¿Cómo te lo pidió?

—Creí que jamás lo haría.

—¡Bienvenido a la familia!

Seokjin pudo sentir un acogedor y peculiar calor invadirle el pecho, ni siquiera las manos ajenas palmeando su cuerpo o el repentino abrazo de la señora Kim pudieron incomodarlo.

Jamás imaginó poder tener tal recibimiento y el estarlo viviendo, le provocaba algo que nunca antes había sentido.

—Ya, basta. Es mi novio, no el suyo. ¿Podemos desayunar? Hoy es el baile y debemos apurarnos. —dijo Namjoon con semblante divertido separando al sonrojado chico de los eufóricos brazos de su familia.

—No seas celoso hijo, nadie va a quitártelo. —Habló el señor Kim, separándose de todos, tomando asiento en el comedor con una enorme sonrisa.

—Yo sí... —susurró la hermanita del moreno, imitando a su padre sin apartar la vista del peli purpura.

—Mocosa, aléjate de él. —la amenazó Namjoon, provocando risas en todos los presentes.

El desayuno transcurrió con normalidad, la charla amena y una que otra interrogativa para la pareja recién anunciada provocaban en Seokjin un sentimiento de tranquilidad y pertenencia que jamás imaginó sentir.

—Nam, ¿me prestaría tu cargador? Mi celular se quedó sin batería anoche, necesito llamar a Patrick. —susurró Seokjin mientras todos recogían la mesa, esperando no llamar la atención de nadie más.

—¿Quieres llamar a tus padres, cariño? Puedes usar el teléfono. —Seokjin sonrió apenado hacia la señora Kim al ser descubierto.

—N-no, no es eso, yo...

—Mamá, no es necesario. —interrumpió Namjoon intentando salvar a Seokjin—. Puedes ir a mi habitación, en el cajón junto a mi cama está el cargador.

Seokjin sonrió en un mudo agradecimiento, corriendo escaleras arriba para hacer lo que se proponía. Al llegar se dio cuenta del desastre que habían dejado la noche anterior, por lo que tras tomar el cargador y conectar su teléfono, comenzó a ordenar la cama, encontrándose con la botella de lubricante que habían usado, sonrojandose al recordar lo sucedido.

Iba a guardarlo de donde vio al moreno tomarlo, pero una bonita hoja color celeste llamó su atención, con una pulcra y hermosa letra resaltando como el fuego en la oscuridad.

Una vez más, la curiosidad pudo con su buen juicio, tomando aquella hoja entre sus dedos, comenzando a leer la carta escrita a mano.

"Amo la manera en la que hacemos
el amor, la forma en la que tus
manos recorren mi cuerpo y tu
voz diciéndome cuánto me amas.

Amo cada parte de ti y tu manera
de besarme la piel.

Te amo a ti, Kim Namjoon.

Att.: JW. El amor de tu vida."

Seokjin se sentía incómodo, incluso dolido, arrepintiéndose al segundo de terminar de leer aquello, sabía que no debía hacerlo, pero ahora las palabras parecían estar tatuadas tras sus párpados.

—¿¡Lo encontraste Jinnie!? —la voz de Namjoon llegando a través del pasillo lo sacó de sus pensamientos, guardando rápidamente la carta en donde la encontró.

—¡Sí, en un momento bajo! —gritó de vuelta, conteniendo las ganas de llorar que de pronto lo aquejaban y un sentimiento de incomodidad se instalaba en su pecho.

Con rapidez terminó de arreglar la habitación, acomodando lo más que pudo de las cosas regadas por todos lados.

Al encender su teléfono pudo ver varios mensajes de sus amigos, en donde decían que lo verían a las tres de la tarde en su casa.

Aún tenía un par de horas, pero su creciente inseguridad lo hizo querer salir corriendo del lugar.

"Patrick, buen día. Pasa por mí en media hora por favor. En el mismo lugar que me dejaste ayer." Escribió con rapidez en el teclado, presionando enviar con un dedo tembloroso.

"¿Estoy siendo infantil? Quizá solo exagero, pero... ¿Por qué guardaría algo como eso si ya no sintiera nada por él?" Pensó, bajando las escaleras con cuidado y la vista clavada en el suelo.

—¿Todo bien? —la voz de Namjoon lo interrumpió.

Al levantar la mirada, se encontró con un par de hermosos ojos que lo miraban inquietos. Intentó sonreír, lográndolo a medias.

—Sí... Patrick pasará en media hora por mí. ¿Vienes? ¿O te veré hasta las tres en mi casa? —preguntó, con la esperanza de tener un momento a solas.

—Debía hacer un par de cosas antes, pero... —Namjoon frunció el ceño, alejándose un poco del mayor para poder gritar—: ¡Mamá! ¡Me iré antes con Seokjin. Prometo podar el jardín la próxima semana!

—¡De acuerdo hijo, pero no lo olvides, la hierba crece rápido! —respondió su madre desde la cocina.

Namjoon sonrió y Seokjin intentó imitarlo, logrando esbozar una mueca extraña que el menor pasó desapercibida.

—Iré a arreglar algunas cosas, ya vengo. —dijo Namjoon de manera emocionada, plantando un fugaz beso en los labios de su novio, dejándolo parado a mitad del comedor, con semblante confundido.

—Aw... —escuchó tras él, volteando rápidamente—. Ni con Jackson oppa era así... creo que le gustas más tú. —Moonjung se encontraba parada detrás de él, mirándolo con una pequeña sonrisa en los labios.

Seokjin no pudo decir nada, no sabía si sentirse halagado o aún más inseguro. Namjoon bajó corriendo con una pequeña maleta colgada al hombro. —Listo. Patrick ya viene. —dijo extendiendo el teléfono del mayor frente a él—. Lo siento, me tomé el atrevimiento de responder la llamada. Dice que llegará en cinco minutos.

Seokjin asintió lentamente, tomando el aparato y guardándolo en su bolsillo.

—¡Ya nos vamos, madre! —La señora Kim apareció por la puerta de la cocina.

—Diviértanse mucho. Por favor tomen fotos y me las muestran. Jin, querido, dile a tus padres que estaríamos encantados de conocerlos. No se metan en problemas y no beban demasiado. —La sonrisa amable de la señora fue contagiosa para el peli purpura, que por un segundo volvió a sentirse cálido, abrazando fugazmente a la persona frente a él.

—Muchas gracias, yo les diré —mintió, sonriendo de vuelta.

Un nuevo mensaje lo distrajo.

—Está aquí. Muchas gracias señora y señor Kim. Fue un placer conocerlos a todos.

—Vuelve pronto, hijo —dijo el hombre mayor, abrazando a su esposa por los hombros, sonriendo ampliamente.

Seokjin hizo una reverencia y se despidió de todos, saliendo por la puerta principal con Namjoon pisándole los talones.

»‡«

—Chicos por favor, hay espacio suficiente para todos —intentó tranquilizarlos Seokjin.

Llevaban una hora decidiendo quién se bañaría primero, mientras comían los aperitivos que el amable chef había preparado para ellos.

—En mi habitación hay un baño completo, la habitación de mis padres y la de huéspedes también tienen uno. No creo que tarden horas duchándose ¿O sí? Si empiezan a hacerlo de una vez, estaremos listos a tiempo.

—Además, Namjoon hyung y tú cuentan como uno ¿No es así? —dijo Jungkook comiendo una tira de zanahoria despreocupadamente, agarrando a Seokjin con la guardia baja, provocando que se ahogara un poco con el trozo de mango que en ese momento tenía en la boca.

—¿Eh? —preguntó luego de toser un poco.

—Sí... Ya saben, pueden ducharse juntos. —Seokjin enrojeció violentamente, empeorando cuando seis pares de ojos lo miraron, expectantes.

—N-no... y-yo... —No sabía cómo responder, por un momento quiso decir que sí, pero el recuerdo de aquellas palabras escritas sobre la hoja celeste lo detuvieron.

—En ese caso, Yoongi hyung y Hoseok hyung también pueden hacer esto más rápido —interrumpió Jimin ante la evidente incomodidad del mayor, que lo miró agradecido.

Esta vez fue el turno de los mencionados para enrojecer hasta las orejas, atragantándose con el pedazo de fruta que estaban comiendo.

—Bien, vayan a ducharse como y con quien quieran, pero háganlo rápido, la fiesta comienza a las siete y Hoseok debe irse antes —decretó Seokjin, obteniendo un asentimiento por parte de todos, que comenzaron a caminar, escaleras arriba para poder organizar sus cosas.

—Jinnie... —comenzó a hablar Namjoon de forma tímida—. ¿Vamos? —preguntó, mirando al mayor de forma seductora.

Seokjin se quedó parado un momento, no quería ser grosero, pero tampoco deseaba pasar un momento íntimo con él en ese instante.

—Namjoon hyung, me gustaría hablar a solas con Jin hyung si no te importa. —Jimin apareció detrás del moreno, sonriendo de manera inocente.

Namjoon lo miró un momento, asintiendo despreocupadamente.

—Claro, iré a organizarme con los demás.

Seokjin lo vio subir, sintiéndose agradecido con Jimin.

—Hyung ¿Qué pasa? —preguntó Jimin, acercándose lentamente hasta el mayor.

—Jiminie... ¿Cómo es que siempre sabes cuándo actuar?

—Es un don. Cuéntame qué sucede, intentaré ayudarte.

Seokjin habló rápidamente de lo que había leído, siendo escuchado atentamente por su amigo, que solo asentía con la cabeza.

—Hyung, no pretendo ponerme de lado de nadie, pero ya viste las consecuencias de no hablar las cosas que crees haber visto o escuchado, creo que lo mejor que puedes hacer ahora es eso justamente. Habla con Namjoon hyung, seguro tiene una buena explicación para esto.

—Pero... yo ni siquiera debí leer eso en primer lugar, es mi culpa que esto pase. —Seokjin se sentía avergonzado por sus acciones, solo pensar en confesar que había leído aquella nota lo ponía enfermo.

—Pero reconoces tu error, hyung. Nam lo entenderá. —Jimin lo abrazó por los hombros, sonriendo para infundirle valor.

—Gracias Jiminie. —dijo Seokjin mientras ambos emprendian camino hacia la habitación del mayor.

»‡«

—¡Muy bien, vengan todos a mi habitación! —gritó Seokjin desde su puerta. Ya todos se habían duchado y cambiado de ropa.

—Waa, Jungkookie, eres todo un príncipe —dijo Jimin admirando al chico que entraba por la puerta, vestido completamente de negro.

Seokjin lo miró con una sonrisa, viendo al resto de sus amigos desfilar hacia su cama.

—Vaya, lucen como verdadera realeza. Sin duda vamos a destacar hoy. El primero a quien peinaré serán Hobi y Yoongi, ya que se deben ir primero. Jiminie ¿Me ayudas?

El menor, ya con el traje puesto, se levantó de un brinco del lugar en el que estaba acomodado.

Ambos se pusieron manos a la obra, planchando, rizando y aplicando una generosa cantidad de laca para el pelo.

Habían comprado toda clase de productos para aquella especial noche, incluso algunos habían decidido teñir su cabello de otro color.

—Vaya hyung, creí que me odiabas y ahora hasta el color de cabello me copiaste —dijo Namjoon mientras veía a Seokjin peinar el cabello platinado de Yoongi.

—No te odio y debes admitir que luzco genial —respondió el mayor guiñando un ojo hacia Namjoon, quien lo vio a través del espejo.

—No lo niego... además, no podemos ser dos iguales, por eso lo cambié a rubio —dijo el moreno agarrando uno de sus mechones entre los dedos.

—Todos somos hermosos ¿Podemos apurarnos? —dijo Hoseok viendo a Seokjin a través del espejo asegurarle la corona color dorado al cabello.

—Calma, llegarán a tiempo. ¿Cierto Jimin? —respondió el mayor, dando los últimos toques.

—Sí hyung. Yoongi hyung ya está listo.

—Hobi también. Pónganse de pie, príncipes de Gwangju y Daegu.

Los chicos sonrieron, sonrojándose un poco al tener todas las miradas puestas sobre ellos.

—Wow, hyungs... lucen como la familia real. Tomaré algunas fotos. —dijo jungkook, adoptando posiciones extrañas, entrando en el papel de fotógrafo.

Yoongi y Hoseok posaron de diversas formas, sacando risas estruendosas por parte de todos sus amigos; Seokjin se sentía cálido, acompañado, feliz y relajado, sin duda éstas nuevas personas entrando a su vida la habían cambiado positivamente, llenando un vacío que jamás creyó posible.

Jimin y Seokjin continuaron arreglando a sus amigos, despidiéndose de Yoongi y Hoseok, prometiendo verse en un par de horas.

El sol abandonó su posición en el cielo, dando paso a un hermoso atardecer lleno de colores pasteles, inundando la habitación de un tono naranja mientras Jimin terminaba de arreglar el cabello y corona de su amigo.

—Hyung, ahora entiendo a Namjoon hyung, en verdad eres como la luna... tienes una belleza...

—Cautivadora... ¿No es así? —completó la frase el ahora rubio, entrando a la habitación mientras recogía la parte larga de su atuendo.

Seokjin vio a Jimin asentir a través del espejo y a Namjoon sonreírles, marcando el par de hoyuelos que tanto lo hipnotizaban.

—Vamos... harán que me sonroje —dijo Seokjin sonriendo hacia el suelo.

—Estamos todos listos. Jimin... Jungkook te llama, está en la cocina —dijo Namjoon mientras se ponía tras el mayor.

—Gracias hyung. No tarden en bajar y no hagan cosas sucias. Tardé mucho en arreglar la corona de Seokjin hyung —dijo burlón mientras huía por la puerta, dejando a Seokjin muy sonrojado y a Namjoon riendo estruendosamente.

—Jinie... has estado muy raro ¿Pasa algo? —Namjoon se puso en cuclillas para estar a la altura del mayor, que giró en su asiento para poder mirarlo de frente.

—Nam... hice algo malo y me enteré de cosas que me hicieron ponerme molesto. —Se sinceró Seokjin, no tenía caso seguir ocultando las cosas, hacerlo solo empeoraría todo.

—Te escucho. —Namjoon ladeó la cabeza, sintiéndose intrigado.

-En tu buró había una nota, era una hoja celeste y era de Jackson Wang... yo la leí. Y lo siento, porque sé que no debí hacerlo y aún así lo hice y lo que decía me hizo pensar que aún sientes cosas por él, porque de lo contrario, ¿Por qué conservaría algo así? Y yo en serio me siento culpable y también molesto contigo porque necesito que me aclares si aún sientes algo por él o no. —Seokjin sentía sus ojos arder, su corazón acelerado y su voz salir a la velocidad de sus pensamientos. Cuando terminó de hablar, tuvo que respirar profundamente para recuperar el aliento que había perdido.

—Espera, vamos por partes. ¿Una hoja celeste? —Namjoon reflejaba duda real en sus ojos, tranquilizando un poco a Seokjin.

—No recuerdo tener algo como eso. ¿Qué decía? Da igual realmente, no siento nada más por él Jin, lo nuestro quedó en el pasado, ahora solo me importas tú. —Namjoon se levantó, jalando consigo al mayor para poder estar ambos de pie—. Sin duda no debió pasar, pero quiero que sepas que no tengo nada qué ocultarte, te lo repito y lo haré cuantas veces sean necesarias, él ya no me importa más, tú eres mi luna y mis estrellas —dijo acariciando el mentón de Seokjin, haciendo alusión a la corona con estrellas que portaba el mayor.

Namjoon sonreía con los labios juntos, intentando transmitir seguridad y confianza con sus palabras. Seokjin podía sentir sus ojos llenarse de lágrimas al sentirse amado, comprendido y apoyado.

—Gracias por aclararlo y... perdón por leer lo que no debía —susurró Seokjin, bajando la mirada a sus manos temblorosas.

Namjoon lo miró con ternura, sintiendo su pecho llenarse de un sentimiento abrumador y hermoso.

Tomó a Seokjin de la cintura, acercándose a él lentamente, haciendo que el mayor levantara la vista de nuevo.

—Voy a besarte... porque siento que si no lo hago, mi corazón va a explotar —dijo de forma suave, juntando sus labios con los del aludido, cerrando los ojos mientras la distancia entre ellos era consumida lentamente.

Seokjin se abrazó al rubio, sintiendo su pecho llenarse de cariño y tranquilidad, eliminando toda inseguridad de sus pensamientos.

El beso fue lento, en donde sus labios se rozaban y sus dientes abrazaban la suave piel para mordisquearla.

—Seokjin... —susurró Namjoon al separarse de sus labios, mirándolo a los ojos—. Yo... —sentía su corazón latir desbocado, temiendo que se le saliera del pecho.

Seokjin lo miraba con ojos enormes, sonriendo en pequeño, expectante a las palabras de su novio.

—¡Hyungs, voy a pasar, espero que estén presentables! —interrumpió Jimin gritando mientras se acercaba a la habitacion del mayor—. Habrá tiempo para besos después, llegaremos tarde —dijo al llegar al marco de la puerta.

Seokjin intercaló la mirada entre Namjoon y el recién llegado, asintiendo hacia el menor.

—Jiminie... ese tono rubio cenizo en verdad te queda genial —dijo mientras se separaba de su novio, tomando su mano para salir juntos de la habitación.

—Gracias hyung. Tenía miedo de arruinar mi cabello, odiaría quedar calvo. —Seokjin soltó una carcajada, imaginando a su amigo de aquella forma.

»‡«

—Se ve increíble Joven Kim —dijo Patrick mientras observaba a Seokjin de pies a cabeza, sonriéndole ampliamente.

—Muchas gracias Patrick —respondió el peli purpura, sonrojandose ligeramente.

Jimin pudo ver a Namjoon tensar la mandíbula y mirar hostilmente al chófer, que no se percató de la mirada asesina que le dirigían.

—Creo que tienes mucha competencia, hyung. —susurró Jungkook acercándose lentamente hasta el rubio, que solo pudo sentir su sangre hervir y las ganas incontrolables de golpear al menor, conteniendose apenas al verlo sonreír.

—¿Acaso quieres morir? —le dijo entres dientes.

Jungkook levantó las manos, pero su sonrisa se hizo aún más amplia.

—No le hagas caso Namjoon hyung. Jungkook hyung, por favor, deja de hacerlo enojar —dijo Jimin arrastrando al chico lejos de él.

—Subamos todos a la camioneta —dijo Seokjin sin darse cuenta de la pelea tras él.

—Tae, luces muy serio. ¿Está todo bien? —Seokjin interrumpió el camino del castaño.

—Estoy bien hyung. —dijo cortante.

—No luces como alguien que esté bien. Sé que no hablamos mucho, pero puedes contar conmigo.

—Ese es el problema —dijo entre dientes. Su semblante triste había sido reemplazado por uno molesto, desconcertando a Jin.

—Si tienes algún problema conmigo puedes decírmelo. —Seokjin empezaba a irritarse, odiaba que la gente le ocultara cosas y le mintiera en la cara.

—Es solo que no entiendo cómo es que Jungkook puede estar tan tranquilo entre ustedes, cuando explícitamente te dijo que le gustabas; y no conforme con ello, tu noviecito lo utiliza para arreglar un problema que era solo de ustedes. —Taehyung no tenía intención de hablar sobre eso, pero su creciente molestia ante la comodidad de su "hermano" entre aquellas personas había llegado a su límite.

—Tu hermano sabía que no correspondía a sus sentimientos y aceptó que fuésemos amigos... ¿No será que tú estás celoso? Ni siquiera son hermanos de verdad.

Taehyung quedó completamente en blanco, abriendo los ojos con sorpresa. Hacía mucho que no pensaba en eso.

—Eso quedó en el pasado, solo quiero cuidar de él. —respondió secamente.

—Creo que no tan pasado como quisieras —dijo Seokjin mientras caminaba hacia la puerta del copiloto—. Y en todo caso, entiendo que quieras cuidarlo, pero ¿él que piensa? —Y sin decir una palabra más, subió a la camioneta, viendo a Taehyung palidecer ligeramente al descubrir que Jungkook lo observaba desde la puerta trasera, con semblante sorprendido y molesto.

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