No podía quedarme en mi habitación de brazos cruzados.

     Me levanté de un salto nuevamente de la cama, puse sobre mis piernas un pantalón suelto y una camisa grisácea, salí hasta el pasillo y me puse los tenis negros, até mi cabello en una coleta rápida y tomé el elevador hasta el piso cinco.

     Caminé por todo el pasillo y luego llegué a su puerta, golpeteé un poco, pero aún tenía miedo. No sabía con qué iba a encontrarme en ése momento, y no quería ni imaginármelo. Tal vez me volteaba y su esposo estaba ahí, listo para atacarme.

     Cerré los ojos y suspiré, tan pronto cómo dije que iba a rendirme, ella abrió la puerta.

     ーBuenos días ーdije, con media sonrisa.

     ーBuenos días ーtrató de sonar firme, pero bajo sus ojos aún se veían unas cuantas lágrimas, seguía viéndose perfecta a pesar de todo.

     ーDisculpe que la moleste tan temprano, vecina; pero, ¿no ha estado usted oyendo ruidos extraños hoy? ーpregunté, intentado sonar un poco obvio, pero no tanto, ella negó.

     No quería ser grosero, no quería meterme en su vida privada. Estaba por decirle que me disculpara, qué tal vez estaba oyendo cosas, pero en ése momento vi platos rotos detrás de ella.

     Se dió cuenta de mi vista confundida y entornó la puerta, parecía que no quería dejarme que viera nada. Levanté mi vista, topándome con la mirada baja de Pucca.

     ーHe estado oyendo ruidos de vidrios rotos, y me preguntaba si a usted se le habría caído algo ーme excuséー, ¿no fue así?

     Entonces, ella levantó la vista con una falsa sonrisa en el rostro.

     ーCreo que su cabeza está jugando con usted ーnoté la cremallera de su suéter cubrirle hasta el cuello, no podía ver nada más que su rostro, una sonrisa tan falsa pero sus ojos estaban tan tristesー. Gracias por preocuparse, señor Tobe, es muy bueno de su parte, pero realmente tengo que volver a entrar...

     ーPucca ーmurmuré, intentando hacer que me escuchara.

     Sus palabras simplemente me rompían el corazón.

     ーPodría hablarle de los ruidos, pero la verdad es que no oí nada ーsuspiró un poco y por un segundo su sonrisa casi desapareceー... debió ser el viento.

     Un aire frío subió por toda mi espina dorsal hasta pegarme en la cabeza, temblé un poco ante el repentino cambio de climas en mi cuerpo y suspiré. Gracias a que no dije nada más, ella cerró la puerta, justo después de murmurar un gracias y una disculpa juntas.

     Me quedé mirando la puerta, con la esperanza de que volviera a salir, de que me dijera que algo estaba mal y que necesitaba ayuda...

     Me quedé esperando hasta que volteé a mirar el asensor y Ssoso estaba esperándome dentro. Caminé hacia él con la mirada baja.

     ーNo pude hablar con ella ーdije, metiéndome en el asensorー. ¿Qué haces aquí?

    ーVine a buscarte; no bajabas, tenía miedo ーsuspiró y, cuando las puertas del asensor de nuestro piso se abrieron me tomó del brazo y me hizo bajarー. Vamos, te haré una taza de té... y te contaré todo lo que sé.