열 | "𝘈𝘱𝘰́𝘺𝘢𝘵𝘦 𝘢 𝘮𝘪"。
El viernes en la mañana, antes de irme al trabajo, corrí al elevador y presioné el cinco, caminé por el hall lo más rápido que pude y golpeé su puerta.
Entonces, cuando abrió, logré ver en su muñeca marcas rojizas y violáceas. Cuando miré a sus ojos, éstos me evadieron.
ㅡBuenos días, disculpe vecina, por molestarle tan temprano ㅡmis manos estaban hechas puños a los lados de mi cuerpoㅡ; pero, he estado escuchando ruidos extraños, ¿acaso no ha escuchado ninguno?
Y ahí va, la misma excusa que semanas atrás me dijo.
ㅡNo, señor; no he oído ningún ruido ㅡocultó su muñeca bajo la manga larga de su vestido rojizoㅡ... creo que su cabeza ha estado jugando con usted, otra vez ㅡmiró a mis ojos y frunció un poco el seño en señal de advertenciaㅡ. Gracias por preocuparse, señor; éso es muy bueno de su parte, pero, encerio... debo volver adentro...
ㅡ¿Pucca?, ¿qué haces en la puerta a éstas horas? ㅡsu esposo, un hombre de cabello corto con dos coletas se acercó a nosotrosㅡ. Regresa adentro, cariño ㅡdijo, acariciando su cabello.
Era obvio, el toque que él tenía sobre ella le hizo moverse un poco y formar una mueca, entonces me miró con ojos oscuros y seño fruncido; aflojé mis manos.
ㅡBuenos días ㅡdijimos casi al mismo tiempo, cuando ella se marchóㅡ. Disculpe las molestías, vecino; pero he estado escuchando ruidos extraños en mi apartamento, me preguntaba si usted también los había oído o es en otro departamento ㅡpregunté, intentando sonar más calmado.
ㅡLo siento, amigo; pero no he oído nada.
"Podría hablarle de los ruidos pero, la verdad, no he oído nada"; fue lo que ella había dicho, ¿podría ser qué...?
ㅡAh, bien... tal vez sea sólo en mi piso ㅡdije, medio pensativo, hice una pequeña reverencia con la cabezaㅡ. Lamento haberle molestado tan temprano, y gracias.
ㅡSi escucho algo, puedo decírselo ㅡme sonrió de lado, mirándome de arriba a abajoㅡ. Qué tenga un buen día.
Cuando me fui a mi departamento, no escuché más nada que el suave sonido del llanto de Pucca, lo que rompió mi corazón.
Jueves, una con cuarenta y cinco de la tarde.
Tomé mi celular y lo conecté al parlante grande portátil que Ching me había regalado cómo bienvenida. Lo apoyé en el techo y puse "Lean on Me" de Bill Withers, casi todo volúmen arriba.
No quería molestar a mis vecinos, pero quería que ella lo escuchara; era lo suficientemente alto para ella y lo suficientemente bajo para mis vecinos.
ㅡPor favor, escúchalo ㅡmurmuré, mientras tarareaba la canción levemente.
Estaba reproduciendo la canción, especialmente ésa, porque quería que ella supiera que puede apoyarse en mi. Y para qué cuando escuche aquellas palabras, sepa que estará bien hablando conmigo.
La canción terminó justo cuando oí uno de los autos arrancarse y pude ver desde mi ventana cuando el esposo de Pucca, Garu; salía del establecimiento y se iba por la calle principal hasta desaparecer de mi vista en una esquina.
Los brazos me empezaron a traicionar mientras seguía el auto con la vista, cuando finalmente lo perdí, bajé los brazos y dejé el parlante sobre la mesita a un lado del sofá grande. Bloqueé mi celular y lo dejé en la mesita de centro.
Suspiré dejando la silla en su lugar, ya que tuve que subirme a una para alcanzar bien el techo sin lastimarme en el intento; esperaba que ella hubiera oído aquella canción, cuando venga a preguntar por el ruido, sabré exactamente qué decir.
Mientras guardaba el parlante en su caja y volvía a esconderlo detrás del sofá grande, escuché que alguien golpeteaba la puerta.
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