τέσσερα | 𝘔𝘢𝘭𝘦𝘵𝘢𝘴。
TOBE
No me gusta insultar, no desde que dejé de hacerlo hace años (por cierto, voy muy bien con eso); pero estoy maldiciendo mucho mi maleta ahora mismo.
Cuando pude cerrarla, me fuí directamente a la habitación. Quiero ver si Pucca está teniendo más suerte que yo con su maleta.
ㅡNo puedo cerrarla ㅡdijo, cuando la encontré.
Estaba sentada sobre su maleta, saltando sobre ella para poder cerrarla. Me quedé en el umbral, esperando a que se diera cuenta que yo estaba ahí. Cuando lo hizo, se sonrojó.
ㅡ¿Puedo intentarlo? ㅡle dije, caminando hacia ella con cuidado.
Tiré toda la ropa a un lado, y comencé a ordenarla con sumo cuidado, cómo si estuviese jugando al tetris. En una de las esquinas de la cama, Pucca seguía en el capítulo de "Orgullo y Prejuicio", de Jane Austen; que había dejado por la mitad en la mañana... pero no lo estaba leyendo.
ㅡ¿Estás leyendo o me estás viendo?
ㅡPrefiero decir que estoy disfrutando de la vista ㅡdijo, con una sonrisa.
ㅡOh, genial ㅡme reí, haciendo que ella también rieraㅡ. ¿Por qué llevas tanta ropa? Nos iremos un mes.
ㅡ¿Bueno? ㅡhizo una mueca de obviedadㅡ. Tranquilo, no te molestaré con que elijas mi outfit.
ㅡBien, ¿y qué llevas en el bolso que tan mal escondes ahí? ㅡseñalé, mientras cerraba su maletaㅡ. El que usas cómo almohada.
ㅡ¿Eh?
La apunté con el dedo: ㅡNope. Eso no funcionará, ya ví el bolso. Es pequeño, pero quiero saber qué llevas.
ㅡAw, bueno ㅡse cruzó de brazosㅡ. Llevo una cámara de fotos y unos pañuelos, también esas pequeñas sábanas que utilizamos para ir al Parque.
ㅡ¿Por qué necesitas todo eso? No es escencial... bueno, excepto la cámara de fotos, eso puede servirnos.
ㅡNo quiero convivir de las cosas de tu esposa.
La miré con el ceño fruncido, y después me reí: ㅡ¿Qué?
ㅡEs que no quiero dormir con sus sábanas, o comer en sus platos ㅡmiró su libro en sus piernasㅡ, no quiero convivir ahí.
ㅡCariño, iremos a un hotel ㅡsu cara de asombro, cuando levantó la vista, me hizo reír de nuevoㅡ. Si alguien viviera con mi ex esposa, iría a rescatarlo ya mismo.
ㅡOh, bueno, yo pensé...
ㅡEstá bien, no me he reído por eso ㅡme senté a su ladoㅡ. Recoge lo último que te falta, nos vamos en media hora, ¿sí?
ㅡEstá bien.
ㅡVoy a llevar a Yani con Ssoso.
ㅡEstá bien.
ㅡ¿Dónde están tus llaves? Iré hasta la florería a dejar las llaves de entrada, y le llevaré la copia de tus llaves a tus tíos.
ㅡEstá bien ㅡvolvió a decir, dejando las llaves en mis manos.
Asentí, le sonreí y me levanté: ㅡ¡Lleva las cosas hasta la sala, yo las llevaré abajo! ㅡle dije, mientras salía de la habitación.
ㅡ¡Sí! ¡conduce con cuidado! ¡te quiero!
ㅡ¡Yo también te quiero! ㅡsonreí, llevándome a Yani y una bolsa mediana de comida con ella.
Me desperté a eso de las tres de la madrugada la noche anterior. Sentía un peso en el pecho, que no soy capaz de explicar aún; estaba agitado y me costó respirar por unos minutos.
Me ayudé con una mano para sentarme en la cama, y con la otra intentaba darme aire. Salí de la habitación y caminé por la cocina, el frío del suelo en mis pies me ayudó a respirar de nuevo. Después de tomar un vaso con agua helada, me fuí hasta el sofá, buscando a la pequeña bolita de pelos para que me ayude a tranquilizarme.
En su lugar, encontré una bella luna llena en lo alto del cielo despejado, por la ventana que me olvidé de cerrar cuando fuimos a dormir.
Estaba con los brazos cruzados, buscando alguna estrella o alguna nube, pero la luna era demasiado brillante a mis ojos. Tan hermosa y encantadora, tan etérea y tan increíble.
En estos últimos días, me he estado despertando de la misma forma, con muchas pesadillas que se establecen día y noche en mi cabeza, cómo si vivieran gratis ahí. Pucca ha estado apoyándome en lo que puede, y me molesta molestarla.
No quiero ser una carga para ella. Y, sin embargo, siempre lo soy.
Entonces, cuando sus brazos se envolvieron en mi cuerpo, sólo pude retener las lágrimas. Ella ha pasado por demasiado, posiblemente más que yo, y a pesar de que ya ha pasado un tiempo, las heridas cómo las que ella tiene son muy permanentes.
Aún así, ella ha estado a mi lado, sin importar nada.
Entonces, me dí cuenta. No puedo irme sin ella.
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