TOBE

        El abogado de Clara nos había mostrado unos papeles, y mi abogado les mostró los que nosotros teníamos. Habíamos ordenado unos cafés, el mío ya estaba frío.

        ㅡBueno, creo que eso es todo lo que podemos hablar hoy ㅡnos dijo el abogado, guardando sus papeles.

        Me puse de pie en cuando Abyo levantó la mano para saludar al otro abogado. Volví a sentarme cuando oí a Clara hablar.

        ㅡ¿Dónde vas?

        ㅡQuería... ir a nuestro hotel ㅡdije, sintiéndome un poco regañado.

        La verdad era que, nadie se había levantado de la mesa, excepto yo. No me había despedido de nadie, sólo quería irme. Fue poco respetuoso de mi parte, lo sé.

        ㅡ¿Por qué? ㅡella se cruzó de brazosㅡ. Acabas de llegar, ¿por qué no te quedas y te relajas?

        ㅡPor eso mismo. Acabamos de llegar, quiero darme un baño y comer algo ㅡme encogí de hombros.

        ㅡOh, vamos ㅡrió suavemente.

        Yo no conozco a esta mujer.

        Los abogados se miraron entre sí, y yo miré a Abyo, deseando que entendiera que no quería quedarme a solas con Clara. Cómo si se me escucharan de algín mágico lugar, el celular de Clara suena y lo toma entre sus manos. Le sonríe a la pantalla.

        Por primera vez, estoy feliz de que haga eso.

        ㅡPensándolo bien ㅡdijo, después de unos segundos, y volvió a ponerse las gafas de sol en la caraㅡ... tengo que irme.

        ㅡ¿A dónde vas? ㅡpregunté.

        Quería que sonara irónico, sarcástico, sin importancia. Pero ella se rió de mí tan estruendosamente, que todos los demás en el lugar voltearon a vernos.

        ㅡYa no estamos casados, ¿para qué quieres saber? ㅡse corrió el cabello de un golpeㅡ. No tengo tiempo ahora, adiós.

        "No tengo tiempo ahora, adiós"

        Sí, claro. Mis pensamientos me traicionan y me siento enojado y dolido de nuevo; ¿por qué siempre decía lo mismo? Ya no me molestaba que fueran "sus amigas" o "sus compañeros de trabajo", pero me molestaba que dijera que no tenía tiempo.

        Siempre lo decía cuando estaba conmigo, entonces ¿era que no tenía tiempo para mí? Para los demás, como sus amigas o su trabajo, ella sí tenía todo el tiempo del mundo. ¡Acabo de ver que eso no ha cambiado! Al principio parecía querer invitarme otro café, pero recibió esos mensajes y simplemente se marchó.

        Abyo me apretó el hombro.

        ㅡ¿Estás ahí, amigo? ㅡme preguntó, con media sonrisaㅡ. Te desconectaste del mundo por un segundo.

        ㅡEstaba pensando ㅡseñaló el abogado de Clara.

        Minho, un hombre nacido en Corea, pero criado en Japón; iba a la escuela de artes conmigo, y terminamos siendo compañeros en el departamento de artes mixtas cuando los dos dejamos atrás el camino de las Bellas Artes, por el amor de las artes marciales.
 
        ㅡNo has cambiado, Min ㅡle sonreí.

        Por primera vez me siento bien viendo a alguien que no sean mis nuevos amigos. Minho es una persona realmente encantadora; guapo, algo atrevido, alto, siempre se mantiene joven. Aunque...

        ㅡEstás ㅡseñalé su rostroㅡ... rechonchito.

        Él se miró el estómago fugazmente.

        ㅡAh, ¿así vamos a jugar? Porque tú tampoco te ves tan bien, eh ㅡcontraatacó, haciéndome reír.

        ㅡOh, veo que se conocen ㅡdijo Abyo, sonriéndonos a los dosㅡ. ¿Viejos amigos?

        ㅡÍbamos juntos a la escuela secundaria, luego a la universidad y nos volvimos a encontrar después de unos años ㅡexplicó Minhoㅡ. Fuimos, de nuevo, compañeros entrenando niños en artes marciales mixtas.

        ㅡMinho se fue primero ㅡcomentéㅡ. Yo me quedé los cinco años que él estuvo estudiando abogacía. Luego me fuí.

        ㅡAh ㅡmi abogado se puso a pensar, luego nos miró a ambosㅡ. Yo... lo siento, no quiero hacerlos sentir incómodos, pero... ¿por qué eres el abogado de Clara?

        Los tres nos quedamos en silencio por unos segundos. Abyo relamió sus labios, a punto de disculparse, pero Minho fue más rápido.

        ㅡLo siento, Tobe. No consideres esto cómo una falta grave a mi lealtad contigo ㅡnegó, acomodándose el traje bordóㅡ. Clara llegó una mañana a mi estudio de abogados y, cuando me vió ahí, pidió exclusivamente que yo sea su abogado en este caso de divorcio ㅡexplicó rápidamenteㅡ. Creo que ella no sabía que era abogado hasta que llegó al estudio.

        ㅡElla ㅡmurmuré, sin encontrar las palabras adecuadasㅡ... te habrá contado muchas cosas, ¿no?

        ㅡDemasiadas, sí ㅡasintió, corroborando mis miedosㅡ. Pero, créeme, no le creo nada ㅡsusurró, acercándose un poco más a nosotrosㅡ. Te conozco, hermano, sé que no eres capaz de la mayoría de todas las cosas que ella ha dicho que has hecho.

        ㅡ¿"La mayoría"? ㅡpregunté, con el seño fruncido.

        ㅡSé que están casados, tengo los papeles; eso es irrefutable. Luego, las comidas, las cenas, las salidas... hay cosas que no puedo corroborar con cien por ciento de verdad, y nosotros no podemos hablar del tema ahora, ya que tú abogado es el que tiene que saber esa parte de la historia ㅡseñaló, Abyo asintió a sus palabrasㅡ. Lo siento, tengo que irme. Sabes que Clara me mataría, demasiado fácil, si me ve que sigo hablando contigo.

        ㅡEs la lamentable realidad ㅡme encogí de hombros.

        Abyo y yo saludamos a Minho y fingimos que lo odiamos, él hace lo mismo. Cuando estoy lo suficientemente relajado, Abyo me invita a ponerme de pie y empezar a caminar.

        Desde que la carta de divorcio oficial ha llegado, hasta este mismo momento; estoy muy sensible y vulnerable. Lo único que quiero es que esa pequeña mujer que adoro tanto me tome de la mano, y me arrastre por todas las tiendas que llamen su atención.

        Quiero ver a Pucca, y mientras más rápido lo haga... mejor.