εννέα | 𝘓𝘢 𝘱𝘦𝘴𝘢𝘥𝘢 𝘊𝘰𝘳𝘰𝘯𝘢 𝘥𝘦 𝘶𝘯 𝘙𝘦𝘺。
TOBE
Ya ha pasado una semana desde que estamos aquí. Una semana entera, de un mes completo. Ya estoy cansado.
El divorcio sigue en pie, y hace dos días, Abyo y Minho empezaron a reunirse sin nosotros, frente a un juez.
Hoy, por la mañana, he salido con Pucca y Ching a desayunar, luego fuimos a comprar algunos recuerdos y pasamos por algo parecido a una pequeña casa de comidas que preparaba platos de diferentes países. Por la tarde volvimos al hotel. Tal vez, a las nueve de la noche, Abyo llegó.
ㅡTobe, necesito que reacciones.
ㅡ¿Pasa algo? ㅡpreguntó Ching, tomando a su esposo del brazo.
ㅡEl... el abogado de Clara me comentó que Tobe ha intentado matar a un compañero de trabajo de Clara, porque creyó que estaba teniendo un amorío con ella ㅡdijo, haciendo que todos lo escucharan. La habitación quedó en súbito silencio, mientras Pucca se acercaba a mi para acariciar mi hombroㅡ. Dijo... que intentaste golpearlo y destruírle el auto una vez.
ㅡEso es mentira ㅡdije, mirándolos a todos, haciendo que evitaran mi miradaㅡ. ¿Por qué no me ven? ¡lo que ella dice es mentira! ¡son todas, todas mentiras!
ㅡTranquilízate, está bien ㅡmurmuró Pucca, sentándose junto a mí.
PUCCA
Su vista estaba en el suelo, pero sé que no estaba viendo nada. Sus ojos se movían nerviosos por las tablas del suelo, y aunque lo pellizcara, él no levantaba la vista hacia mí.
Al ver que no se movía y su respiración se agitaba más, me arrodillé frente a él y tomé su rostro entre mis manos. Cuando logró mirarme, le sonreí.
ㅡTobe, tranquilízate, por favor ㅡle pedíㅡ. Sé que estás asustado, pero debes tranquilizarte.
ㅡMe está agobiando, me está matando ㅡconfesó, poniendo sus palmas húmedas y frías sobre mis manos calientesㅡ. Ya no puedo con esto. Yo no quería esto en primer lugar.
ㅡTe entiendo ㅡcuando abrió los ojos le dediqué otra suave sonrisaㅡ. Entiendo lo que sientes, ¿sí?
ㅡLo siento, lo lamento ㅡmurmuró, mirando a Abyo y a Chingㅡ. De verdad, discúlpenme... sólo estoy muy nervioso.
Por el silencio de la habitación, todos pudimos escuchar el murmullo. Abyo se acercó para palmear su espalda, y en un intento de tranquilizarlo le dijo que podía no hablar con él; pero que tenía que confesar lo que sea, cuando sea, con alguien al que le tenga más confianza.
De otra forma... tendría que hacerlo frente a un juez. Y eso no sería conveniente para él mismo.
ㅡNos vamos a dar un paseo ㅡmurmuró Ching, toqueteando mi hombroㅡ. Cenaremos fuera, no te preocupes.
ㅡLamento ocasionar tanto escándalo ㅡmurmuró Tobe, con la vista pegada en su vaso de agua.
ㅡNo eres tú, soy yo ㅡconfesó, y ambos la miramos con extrañezaㅡ. Oigan, ustedes no cargan con bebés, yo sí ㅡnos frunció el ceño, señalando su vientreㅡ. Si cocinan algo, a mi me tienen que dar el triple, ¡que se encargue otra persona de cocinar y lavar! ㅡdijo, con los brazos cruzados.
Tobe se levantó y se disculpó para ir al baño cuando acompañé a nuestros amigos a la puerta. Cuando estaban por irse, Abyo se volteó y, algo indeciso, dijo:
ㅡLos dejaremos solos por... una o dos horas ㅡsuspiró, tomando las llaves de la camionetaㅡ. Se nos cuidan, eh... no vaya a ser que... ㅡy señaló el estómago de Ching, quién le calló el comentario con un golpe.
ㅡLo tendré en cuenta ㅡreí suavemente, cuando ellos desaparecieron por el elevador, volví adentro.
Lo busqué con la vista, pero no pude encontrarlo.
ㅡ¿Tobe? ㅡpregunté.
ㅡEstoy en la habitación.
Seguí el suave gritito triste que había hecho, para encontrarme con él, en plena oscuridad, con uno de sus brazos sobre sus ojos.
Tengo que ayudarlo. Tengo que curarlo... antes de que el veneno termine matándolo.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro