δεκατρείς | 𝘝𝘪𝘦𝘫𝘰 𝘩𝘰𝘨𝘢𝘳, 𝘱𝘢𝘳𝘵𝘦 𝟤。
el capítulo que leerán a continuación
contiene una escena de acoso que podría ser
molesta o incómoda para algunos lectores.
favor se dejar de leer o salteárse el capítulo si no
se siente segurx o se siente incómodx leyéndolo.
TOBE
Me preparo mentalmente para lo que está por venir, y lanzo un suspiro al aire antes de dejarme llevar y subir las escaleras.
Rechinan. Con cada paso, se quejan. Ése es el rechinido de alarma que me dice que baje, que me marche... pero, por alguna razón mis pies siguen subiendo escalón por escalón, hasta llegar a otro pasillo.
ㅡ¿Dónde quieres ir primero? ㅡpreguntó Abyo, a mi lado.
ㅡAl baño ㅡmurmuréㅡ. Recuerdo que estaba a la derecha... ㅡcaminé señalando levemente el camino. Cuando me encontré con dos puertas, decidí abrir la que estaba frente a mí y no la que estaba a un ladoㅡ; oh, esto es... mi antigua oficina ㅡsusurré.
Me adentré en esta habitación, intrigado. Aún tenía el gran escritorio de roble, no había ninguna de las sillas ni sofás que había comprado especialmente para el lugar; no había carteles ni cuadros que los niños que entrené me habían dibujado; no había flores decorativas ni libros viejos.
Sólo había artículos de... gimnasio.
ㅡAh, sí ㅡdijo Clara, cómo si repentinamente recordara algo que era importante pero ya no importaba realmenteㅡ. Dos años después de que sacaste todas tus cosas de aquí, lo convertí en un gimnasio.
Le miré, esperando que se disculpara por no haberlo dicho antes o algo, pero nada ocurrió. En cambio, sólo miró a su alrededor con una sonrisa satisfecha; hasta su abogado estaba impresionado. Una parte de mí quería preguntar que hizo con todo lo que no me había llevado, cómo ciertos libros y los dibujos de los niños; pero algo me decía que obtendría una respuesta que no iba a gustarme en absoluto.
Suspiré antes de volverme sobre mi mismo y caminar hacia fuera de la habitación. Frente a la antigua oficina estaba el baño, y en el fondo había una habitación pequeña en la que guardábamos artículos de limpieza y demás. Ahora era un simple clóset. Y estaba vacío.
ㅡDiscúlpenme ㅡdijo Minho, llamando la atención de todosㅡ. Es el juez de turno, debo atender ésta llamada ㅡseñaló su celular y luego bajó corriendo las escaleras.
ㅡCon permiso ㅡdijo Abyo, mientras estábamos en las escalerasㅡ. ¿Le molesta si utilizo el baño, señorita Clara?
Ella se encogió de hombros: ㅡSi lo ensucias, tú mismo vas a limpiarlo ㅡmurmuró.
ㅡTranquilo, ve ㅡle dije, con media sonrisa, cuando Abyo entró en el baño, me volteé a Clara con el seño fruncidoㅡ. Te recuerdo que no sólo es mi abogado, es un abogado y ya. Deberías respetarlo.
ㅡSoy una empresaria, gano más que él y tengo más reconocimiento. Lo trataré cómo se me dé la gana ㅡme sonrió de ladoㅡ. ¿No vas a entrar en nuestra habitación?
Mi cabeza me dice que no discuta, así que mi boca no se abre. El simple "nuestro" saliendo de la boca de Clara me dá naúseas. Es algo que ya no puedo controlar.
Le dije que sólo quería mi vieja ropa... ropa que posiblemente ya no me entrara. Suspiré de nuevo, y admiré la puerta con el pestillo dorado. Clara pensó que sería buena idea ponerle uno de ese tono, para que cuando nuestros invitados subieran al baño, no se confundieran y entraran a nuestra habitación. El pestillo de la puerta del baño es plateado.
Le dije que me alegraba que la habitación siguiera pintada de blanco.
ㅡNo la repinté en años ㅡdijo, dejando su celular cargando en la mesa de luz.
Estaba dando vueltas, revisando con la mirada, sin tocar nada. Hasta que sentí sus manos empujarme hacia un lado, y caí a la cama en menos de lo que pude abrir y cerrar los ojos. Al voltearme para volver a pararme, la sentí sentarse sobre mí.
ㅡSabes que no tenemos que hacer esto, cariño. Si vuelves a casa, olvidaré todo esto del divorcio. ¿Acaso no te extrañas? ¿Ni mis caricias? ¿Ni mi voz? Sé que has pensado en mí más de una vez.
ㅡ¿De qué estás hablando? ㅡestaba nervioso, cualquier cosa que hiciera ahora, aunque no hiciera nada también, podría usarlo en mi contraㅡ. Aléjate, Clara, por favor. No seas infantil.
ㅡ¿Infantil? ㅡrió seca, desbotonando su camisaㅡ. ¿Quién fue el que se escapó llorando por un par de golpes juguetones?
ㅡClara, tuve que comprar maquillaje para cubrirme esos golpes. Ni siquiera iba a trabajar cuando esas cosas ocurrían y todos se burlaban de mí... por tu culpa. Quiero que te alejes de mí, y me dejes en paz. Déjame vivir en paz, te lo ruego...
No quería más problemas, así que evité moverme en todo momento. Cómo era usual en el pasado, Clara tenía todo el poder que quisiera sobre mí. Me sentía horrible.
Tal vez esté exagerando, pero creo que ha metido una mano dentro de mis pantalones, y la otra está intentando arrancarme la camisa. Sé que grité el nombre de Abyo, y también el de Minho, pero ambos fueron callados con un golpe. La puerta de la habitación estaba cerrada, y mis oídos estaban tapados.
Cuando volví a abrir los ojos, Minho retenía a Clara envolviéndola en una manta, y Abyo me ayudaba a levantarme, sentándome sobre la cama primero.
Revisó que estuviera bien, tocándome en los lugares rosados de mis brazos y mi cara. Los botones de mi camisa están todos rotos, así que Abyo saca una camisa de la caja de mis viejas ropas. Me quito la camisa rota, aún aturdido, y cuando creo que todo ha terminado... sólo empieza de nuevo.
No sé si se ha liberado sola, o Minho la ha dejado escapar; pero mi ex esposa arremete contra mí y me golpea con su mano abierta en una de mis mejillas. Mi patético reflejo en el espejo del armario me hace darme cuenta de una cosa.
ㅡ¡Eres un maldito! ㅡgruñó, señalándomeㅡ, ¡te estás acostando con otra mujer! ¡me estás engañando con alguien más!
Las marcas rosadas sobre mi cuello y mi pecho no son marcas que ha hecho Clara. Las ha hecho Pucca. Ella es la "otra mujer" a la que se refiere.
Sólo puedo voltearme y mirarla desde el suelo. Minho se la lleva lejos, y Abyo me ayuda a levantarme de nuevo.
No recuerdo cómo salí de esa casa. Pero me alegro de haberlo hecho.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro