Un baile formal había comenzado en el centro de la pista.

    Veía a Garu hablar con una mujer de un vestido rojo fuego, con cabellos largos, negros hasta más allá de su cintura, con tacones con los que no podía caminar y un maquillaje muy exagerado.

    Me acerqué a Pucca, quién estaba casi al otro lado de dónde él se encontraba, y le ofrecí mi mano.

    ㅡNadie te ha invitado a bailar, no has bailado en toda la noche ㅡreproché, sin dejar que mi voz y rostro denotaran mi preocupación y algo de mi enojoㅡ. ¿Me deja invitarle ésta pieza?

    ㅡM-Me encantaría ㅡmurmuró, mientras tomaba mi mano y ambos caminábamos al centro de la pista.

    El baile, tan cálido cómo seguro, los pies flotando entre las nubes... jamás me había sentido tan bien en mucho tiempo, ésto no se compara a cualquier otra cosa que haya podido haber sucedido en mi vida. Después de todo, mi último baile formal había sido hace casi nueve años atrás.

    ㅡTe ves preciosa esta noche ㅡcomenté, acercándome un poco másㅡ. Si me permites ser egoísta, quiero que te enfoques sólo en mi ahora ㅡmurmuré, cuando ví que seguía mirando de reojo a su esposo.

    Levantó la vista, clavando sus ojos sobre los míos. Me detuve un segundo para tomar una de sus manos y posarla sobre mi hombro, la otra la tomé entre mis manos, y mi mano izquierda en su cintura; empezamos a bailar otra vez.

    ㅡEstoy aquí, es imposible que no me vea ㅡmurmuró, acercándose un poco más a mi, para susurrar sobre la música.

    ㅡNo importa cuanto lo intentes, no importa qué tan bonita te pongas ésta noche; él no va a notarlo de todas formas ㅡmurmuré, a la vez que ponía su cabeza en mi pechoㅡ. Aquí estoy yo, diciendo cosas que se supone no debería decir y sintiendo algo por tí que, se supone, no debería sentir ㅡa ésta confesión, ella levantó el rostro y me miró con los ojos llenos de lágrimas, pasé uno de mis pulgares por su mejilla y la observé por un ratoㅡ. Sabes que ya no puedo hacer ésto, y sé que tú tampoco puedes.

    ㅡEres mi único refugio ahora ㅡdijo, mirándome directo a los ojosㅡ. Así que, por favor, no me dejes.

    ㅡNo te dejaré, no podría aunque me estuviera muriendo... pero, no puedo seguir teniendo sentimientos por ti.

    ㅡLo entiendo ㅡse separó de mi y me sonrió débilmenteㅡ. Supongo que algunas... cosas, tendrán que pasar ésta noche.

    ㅡSupongo que así es. ㅡle sonreí, dejando un par de cabellos detrás de su oreja, acariciando su piel en el procesoㅡ. Vete... antes de que quiera alejarte de mi...

    Mi sonrisa se desvanecía cada vez que la veía marcharse. Caminé hacia Ssoso, al que tristemente no pude reírme de su chiste sobre bailar juntos.

    ㅡAlgo malo sucedió, y no fue una pregunta ㅡme dijo, frunciendo el ceño.

    ㅡYa le dije a Pucca lo que siento... y, al mismo tiempo, vi cómo su esposo me apuñalaba treinta veces en el pecho ㅡmurmuré, viendo el resto de la gente en la pista, rechazando a un par de mujeres y niñas que querían bailar conmigo.

    ㅡ¿Qué fue lo que ella te dijo?

    ㅡQué no deje de estar junto a ellaㅡle miréㅡ. Le dije que no lo haría, y ella dijo que algo tendría que pasar ésta noche...

    ㅡVaya... me pregunto, ¿a qué se refiere?

    ㅡNo lo sé... ¿tal vez será un baile lento contigo? ㅡextendí mi mano, reprimiendo una sonrisa, mientras él reía a carcajadas.

    Aquella noche, nadie se esperaba que Pucca le pidiera el divorcio a Garu.