TRES
Jimin.
Las palabras de Jungkook consiguen bajarme de la nube en la que me encontraba, por un momento mientras lo veía deshacerse por el orgasmo que mis manos le dieron, creí que mi más grande deseo por fin se cumpliría. He estado obsesionado con este hombre desde que tenía catorce años. Aún puedo recordar la primera vez que me sentí sexualmente atraído por él.
Taehyung me había invitado a una pijamada en su casa, y yo que para ese entonces ya buscaba la forma de pasar el menor tiempo posible en mi casa no dude en aceptar, baje por un vaso con agua y él estaba dormido en el sillón reclinable en la sala de estar, cuando lo ví, algo en sus rostro de rasgos duros y perfectos en ese momento relajados, y la forma en que sus delgados labios estaban separados despertó en mí la necesidad de tocarlo.
Agradecí que mi mejor amigo ya estuviera dormido y que podía mirar libremente a su padre sin que se burlara de mí. Acercándome un poco más a él, noté que su polla estaba dura debajo de sus pantalones de chándal y tontamente fantasee con que estuviera soñando conmigo. Con manos temblorosas, pase la yema de mis dedos por el contorno de su enorme bulto, sus caderas se movieron bajo mi toque y mi miembro se sacudió por el placer de lo prohibido, hubiera querido seguir tocándolo, pero el miedo a ser descubierto me hizo dar la vuelta y salir corriendo de vuelta a la habitación de Tae.
Esa fue la primera vez que me toqué pensando en el Sargento Jeon Jungkook. Él también fue la razón por la que perdí mi virginidad poco después.
Permití que uno de los amigos de mi hermano me follara el siguiente fin de semana, quería tener más experiencia para poder enfrentarlo algún día y no quedar como estúpido, durante todo el tiempo que duró mantuve mis ojos cerrados, imaginando que era Jungkook quien golpeaba dentro de mi, y desde entonces siempre he hecho lo mismo, él es la única razón por la que voy a esos clubes y bares.
Durante tres años, me he tenido que conformar con solo fantasear con él, y es que no solo es el padre de mi mejor amigo, también es el jefe de la policía, siempre tan brusco, serio y con un afán por seguir las reglas, hasta hoy y ahora que ya probé un poco de lo que tiene para dar, lo quiero todo.
—No dejes de abrazarme —le pido intentando mantener mi tono inocente.
Mis dedos se deslizan hacia arriba a lo largo de los duros surcos de su estómago y los embarró con el semen que cayó ahí y sin pensarlo dos veces los llevo a mi boca y los chupo saboreando su sabor.
—Durante años imaginé este momento y no me equivoqué, sabes bien —dije después de sacar mis dedos limpios de mi boca.
Un gemido lastimero sale de su boca y comienza a alejarse de mí, pero lo detengo deslizando mi brazo alrededor de su ancha espalda, nuestros estómagos están juntos y húmedos por su corrida. Su polla volvió a endurecerse y no puedo evitar sonreír complacido de saber que yo soy el que lo causó, que soy yo quien lo tiene violando las leyes.
—Jimin lo que acabamos de hacer... —se calla y suspira antes de continuar —... esto está jodidamente mal.
Sus palabras podrían hacerme sentir mal al estar siendo rechazado, sino fuera porque no hace el intento por volver a moverse y sus dedos están frotando en círculos sobre mi cadera, su toque suave y gentil me tiene vibrando por la excitación, mi polla está dura y goteando por el.
—Sin embargo, se sintió bien, ¿verdad? —susurro, recuperando el aliento cuando su pulgar traza el borde de mi ropa interior.
Gruñe y el sonido vibra hasta llegar a mi culo necesitado.
—Se sintió demasiado bien —acepta con voz ronca.
Le sonrío en medio de la semi oscuridad que ha envuelto la habitación ahora que ha comenzado a amanecer.
—Siempre pienso en ti cuando tengo relaciones sexuales —confieso.
—Joder, deja de decir esas cosas
—Cierro los ojos cuando sus pollas mediocres están dentro de mí y…
—¡Detente! —aunque no es un grito, su voz suena más fuerte, cuando me interrumpe, pero lo ignoro.
—Me imagino que eres tú, que tú gruesa polla es la que está dentro de mi y…
—¡Jimin, detente! —me ordena una vez más.
—Me vengo tan duro, pero no es lo mismo, porque no eres tu, solo una fantasía que… —continuó hablando como si no lo escuchará.
—¡Dije que pararas, maldita sea! —gruñe mientras se retuerce quedando encima mío y me sujeta a la cama.
Su respiración es pesada y su agarre es brutal mientras sostiene mis muñecas con fuerza sobre la cama, en la posición en la que estamos, uno de sus muslos queda en medio de mis piernas abiertas y me pone aún más cachondo sentir su dura polla presionando sobre mi cadera.
Gracias a la claridad que se cuela por la ventana, puedo ver mejor su rostro, sus duras facciones están tensas y se que está enojado, pero al mismo tiempo la lujuria emana de él, me desea pero no sé atreve a reconocerlo.
—¿Por qué no te gusto? —le preguntó en voz y lastimera.
Libera una de mis muñecas y arrastra sus dedos a lo largo de mi brazo hasta llegar a mi clavícula y luego acaricia mi garganta antes de tomar mi mejilla con suavidad.
—Me gustas Jimin —acepta logrando sorprenderme.
Mi mirada se centra en su rostro, es tan malditamente sexy que duele solo mirarlo, su cabello castaño se encuentra despeinado y algunos mechones caen desordenados sobre su frente, tiene las cejas fruncidas y un par de arrugas se forman en medio de estas hacia su nariz, que encaja a la perfección con su boca, hasta la pequeña cicatriz en su mejilla, luce increíble en el. El sargento Jeon Jungkook es tan guapo y es mío, solo tiene que dejar de luchar.
—Nadie tiene que saberlo —murmuró mientras levanto la mano y tocó su suave cabello.
Cierra los ojos y se inclina para presionar un beso en mi frente.
—Yo lo sabré.
—Pero yo te quiero —le digo mientras dejo que mi mano vague entre nosotros otra vez con la esperanza de distraerlo tocando su polla—. Quiero que la fantasía cobre vida —continuó diciendo las palabras que antes no me dejó terminar.
En el momento en que mi mano roza su erección, suelta un gruñido gutural, su mano agarra mi cuello y fija su oscura mirada a pocos centímetros de mi cara.
—No —dice pero su voz no tiene firmeza.
Froto mi mano sobre su erección hasta que jadea entre dientes y el agarre sobre mi garganta se tensa.
—Maldita sea, deja de ser tan jodidamente tentador y descarado.
Su fuerte mano se cierra con más fuerza sobre mi cuello cortando mi suministro de aire y suelto un jadeo, Jungkook parpadea rápidamente y me libera rápidamente.
—Joder ¿Te lastimé? —susurra mientras frota su pulgar en círculos sobre mi garganta.
—Un poco —miento.
Sus ojos se abren con horror, para luego ocultar su rostro en la hendidura de mi cuello, su caliente respiración me hace cosquillas cuando presiona sus labios sobre mi piel y comienza a repartir suaves besos sobre la zona. Al inicio son inocentes y reconfortantes, cuando la punta de su lengua entra en contacto con mi piel un gemido de placer se escapa de mi boca y parece estimularlo, succiona con fuerza y estoy seguro que dejará una marca más tarde, y pensar en eso me excita.
Puedo sentir el frente del boxer húmedo por la excitación y mi agujero palpita por la necesidad de tenerlo dentro de mi, cuando sus besos sobre mi garganta se hacen más voraces e intensos, con sus dientes muerde suavemente un par de veces, para después hacerlo con más fuerza como si quisiera castigarme.
—Te necesito —le suplico mientras me sostengo de sus hombros.
Por toda respuesta se acomoda entre mis muslos y frota su polla contra la mía, haciendo que un estremecimiento de puro placer me recorra, su boca encuentra la mía y me besa por primera vez y es mucho mejor de lo que pude haber imaginado. El beso es duro, salvaje, necesitado.
El serio y correcto sargento Jeon está besando al descarado y rebelde Park Jimin y no puede ser más perfecto, pienso antes de que un ruidoso gemido abandoné mis labios, cuando su cadera se mueve haciendo que nuestras erecciones se froten de forma deliciosa, aún sobre la escasa ropa que nos cubre y que me urge que desaparezca.
—Joder, esto está mal —susurra entre el beso y yo clavo mis talones sobre su trasero empujandolo hacia mí.
—Sin embargo, se siente bien… Oh, Dios... —jadeo entrecortado cuando mi cuerpo se estremece al sentir mi orgasmo muy cerca.
—Maldito descarado —gruñe—. ¿Por qué me has hecho esto? —dice mientras se presiona contra mí de una manera deliberada que me hace temblar de necesidad.
—Porque te deseo —murmuro mientras consigo meter la mano entre nosotros y liberó su polla de su boxer, y comenzar a bajar el mio.
—No, Jimin —vuelve a decir deteniendo mi mano —no podemos, no puedo —insite pero afloja el agarre en mi mano.
Rápidamente me quito mi ropa interior para poder sentir su piel contra la mía y cuando su polla golpea mi fruncida entrada, maldigo.
—¡Oh… Mierda!
—Eres el jodido demonio —dice bruscamente pero luego chupa y muerde mi labio inferior.
—Fóllame de vuelta al infierno entonces —lo desafío.
Cuando voy a buscar su polla para guiarlo me agarra las muñecas y me sujeta.
—No —ladra mientras se desliza contra la sensible piel entre mi agujero y mis bolas de una manera que me vuelve loco.
—Por favor —lloriqueo.
Intento sacar mis brazos de su agarre pero él solo los aprieta. Su polla se desliza a lo largo de mi entrada hasta la base de mi miembro, siento la humedad de su pre semen esparciéndose, burlandose de mi, aumentando mi necesidad por él.
—Te vas a correr como un buen niño de esta forma y luego te llevaré a tu casa, esto no puede suceder —dice entre jadeos contenidos.
—Pero… —intentó protestar.
—Sin jodidos peros. No soy un maldito pedófilo —me reprende.
Una risa sardónica sale de mi boca al escucharlo, mientras me muevo intentando liberarme.
—Tu polla está tan cerca de penetrarme, sargento, tu lo quieres, no trates de engañarte —le digo y levantó mis caderas consiguiendo que la punta de su polla se apriete sobre mi agujero estirandolo un poco.
—Jódete — gruñe.
—Hazlo tú —lo desafío.
Y por fin su resistencia se rompe y la punta de su polla se empuja más, ambos jadeamos al mismo tiempo, sus caderas se contraen alejándose antes de volver balancearse hacia el frente deslizándose un poco más dentro de mi.
—Oh… que bien se siente tu verga en mi culo… aaahh…
—Maldición, estás tan apretado Jimin, conseguiste lo que violara la ley —gruñe mientras continúa enterrándose por completo.
—Sí, ¿Me vas a arrestar? —lo desafío entre jadeos.
Me cubre la boca con la mano haciéndome callar, mientras me mira fijamente sin dejar de penetrarme, me gusta que me tenga casi inmovilizado y más me encanta que me haya silenciado, me vuelve loco que me domine, quiero que me demuestre que tan intenso y ardiente puede ser.
—Mierda —dice al mismo tiempo que se retira casi por completo.
Pero antes de que pueda salir de mi interior, encuentro su mirada oscura con la mía, clavo nuevamente los talones en su trasero y levantó mis caderas, su polla empuja de golpe hasta la mitad dentro de mi, es tan grande y gruesa que me duele por la falta de preparación, pero no me importa.
—¡Joder! —ruge y se vuelve a clavar hasta el fondo.
Mis ojos ruedan detrás de mi cabeza y un grito estridente resuena cuando golpea mi próstata haciendo que casi me corra.
—Mierda… agh… joder… —gime y se que está enojado, pero también se que perdió el control y no se detendrá.
—Maldita sea, eres hermoso y tan jodidamente atrevido y descarado, y te aborrezco por hacerme esto —dice recriminandome.
Quiero responderle, decirle que es mentira que me odia, que le encantó y le fascina lo que me está haciendo, pero su mano permanece en mi boca, evitando que hable.
Sentir su miembro entrar y salir con fuerza de mi, estirandome hasta el límite, sin ninguna barrera de por medio, es otra cosa más que me vuelve loco, nunca antes había tenido relaciones sin condón y muero por sentir su semen llenándome por completo.
Nuestros ojos se encuentran y los suyos son los de un maníaco, salvaje y desenfrenado, libera mi boca y su palma baja por mi garganta hasta llegar a mi pecho, atrapa uno de mis pezones con dos de sus dedos y lo pellizca, me estremezco por el inesperado dolor y mi culo se aprieta alrededor de su polla en respuesta, y el vuelve a pellizcar mi pezón con más fuerza.
—Me gusta cuando eres rudo conmigo —murmuró entre jadeos.
Me gruñe como un animal y luego su mano está entre nosotros. Lloro de placer cuando sus largos dedos se cierran sobre mi polla y comienzan a moverse de arriba hacia abajo. A diferencia de los otros chicos con los que he estado, Jungkook sabe cómo tocarme, y cuando las embestidas se hacen más rápidas, los movimientos de su mano se intensifican.
Mis gemidos se incrementan cuando el mejor orgasmo de mi vida me golpea, y pierdo todo sentido de la realidad a medida que el mundo explota a mi alrededor y tiras de blanco semen mojan el espacio entre los dos. Sus labios encuentran los míos nuevamente mientras sus caderas comienzan a golpear contra mí más rápido que nunca, un gemido deja sus labios un segundo antes de que un calor ardiente brote dentro de mí, se sale casi al instante y el resto de su corrida brota en mi vientre antes de que su cuerpo se estrelle contra el mío aplastandome.
Puedo sentir su corazón latir con fuerza sobre su pecho, al mismo ritmo que el mío, por un minuto no se mueve, solo sus dedos acarician mi cabello relajándome.
Finalmente me follé al sargento y fue todo lo que siempre esperé que fuera, Jungkook permanece callado y yo no me atrevo a romper el hechizo, sus brazos me mantienen prisionero por un rato más hasta que un suave susurró se escucha en mi oído.
—Jimin, lo siento mucho, en verdad lo lamento —dice con un tono lastimero y culpable.
La ira brota dentro de mí. ¿Por qué lo lamentaría? Lo que acabamos de hacer fue perfecto. He estado esperando casi cuatro años para que esto suceda. Jungkook es sexy, divertido y protector, amo cada parte de él, incluso cuando se vuelve mandón y me molesta.
—No te arrepientas, yo no lo hago —le digo tratando de controlar mi enfado.
Se levanta y me mira con cansancio y por un momento pareciera que envejecio un par de años, la preocupación y el terror parpadean en su ojos y no me gusta esa mirada.
—No se lo diré a nadie, lo juro —susurro para tranquilizarlo, aunque francamente me molesta que se preocupe por tal cosa.
Cierra los ojos y sacude la cabeza negando.
—Pero deberías, quiero que lo hagas —dice y entiendo hacia donde va.
—Nunca —replicó.
—Esto nunca puede volver a suceder. Soy un monstruo —murmura y al instante se me llenan los ojos de lágrimas y me ahogo en sollozos.
—No lo eres.
Se aleja de mí tan rápido que no tengo oportunidad de detenerlo, su cuerpo se ondula con fuerza y solo puedo pensar que es absolutamente hermoso, podría mirar su pecho desnudo durante días sin pestañear. La forma en que sus músculos parecen estar esculpidos en piedra. Y ni hablar de su polla, una polla que estaba justo dentro de mí, hace nada y que todavía brilla por nuestro encuentro.
—Necesito... —dice y se calla de inmediato, se frota la cara mientras levanta su boxer y se lo pone—. Necesito pensar.
Sale corriendo de la habitación sin detenerse dejándome solo. Solo con mi cuerpo desnudo comenzando a temblar por su ausencia, solo con mi corazón vacío y llorando.
Nuestro pollito descarado y travieso se salió con la suya, y todo iba tan bien hasta el sargento la regó.
Nos leemos bellezas...
Besitos 😘😘😘
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro