TE AMO
Jimin se encontraba encima de él, completamente desnudo, besándolo con desesperación, sus manos acariciando su espalda, y sus caderas se movían frotando su miembro con el de él, pequeños gemidos se escapaban de su boca y eran acallados con sus labios. Las manos de Jungkook tampoco se estaban quietas, mientras una acariciaba su espalda, la otra estrujaba el trasero del rubio.
—Ahh Ko... Kook, hazme tuyo, te necesito... Ahhh...
Un sonoro y claro gemido escapó de los esponjosos labios de Jimin cuando sintió como la punta del miembro de Jungkook intentaba entrar, cerró los ojos ante la sensación pero los volvió a abrir con sorpresa cuando éste le habló.
—Te dije que te iba a hacer mío, muñequito...
El gemido de placer de antes, fue reemplazado con un grito de horror al ver a Jay Park apunto de penetrarlo, en ese instante la voz de su novio se escuchó a lo lejos.
—¡Jimin!, ¡Jimin, mi amor, despierta!
Abrió los ojos sobresaltado, y en cuanto su mirada enfocó la cara preocupada de su novio, se abrazó a él con fuerza; mientras recibía suaves y tiernas caricias en su espalda, tratando de tranquilizarlo, sus ojos no pudieron contener las lágrimas.
—Shh.. tranquilo bebé, fue sólo un mal sueño, todo está bien, yo estoy aquí contigo.
—Ya estoy cansado Kook, ese cerdo me jodió la vida — habló Jimin entre sollozos.
—Bebé, por qué no buscas ayuda profesional, creo que sería lo más adecuado para que te ayuden a superar lo que ese imbécil te hizo.
—Sí, ya lo había pensado y creo que lo voy a hacer. Cuando fallecieron mis papás estuve viendo a una psicóloga, creo que le llamaré para agendar una cita.
—Muy bien, entonces, mientras tú llamas y te alistas para irnos a la escuela, yo voy a mi habitación a ducharme, nos vemos en un rato.
Le dió un beso en la frente, se levantó de la cama y salió de la habitación de su novio. Jimin tenía razón al decirle que debería de mudar sus cosas al cuarto de él, prácticamente todas las noches dormían juntos, pero no quería presionarlo, él aún tenía muy presente lo que le había sucedido y sentía que si se mudaba oficialmente a su habitación, él se presionaría para que tuvieran relaciones sexuales y él no quería eso. A Jungkook no le importaba darle sólo besos y leves caricias, lo que él sentía por Jimin iba más haya del sexo.
Dos horas después ambos iban ya con rumbo a la academia donde el rubio estudiaba, en el interior del vehículo se escuchaba una canción, mientras Jimin veía a través de la ventana y Jungkook tenía la vista al frente al pendiente de todo a su alrededor; ninguno de los dos hablaba, pero no era un silencio incómodo, al contrario, la pareja no tenía la necesidad de hablar y hablar sin parar para estar agusto, el simple hecho de saberse uno a lado del otro era más que suficiente. Pero esa tranquilidad fue rota por el teléfono de Jimin cuando sonó.
—Sí, diga —dijo Jimin al contestar —ok, si está bien, ahí nos vemos, gracias.
—¿Quién era? —preguntó el pelinegro en cuanto vio a su novio colgar la llamada.
—Era la asistente de la doctora Lee, me llamaba para decirme que se había desocupado una hora hoy en la tarde, que si quería cambiar la cita de mañana a hoy.
— Qué bien, entonces a qué hora será la visita.
—A las cinco.
—Ok.
Llegaron a la escuela y ambos se dirigieron al salón de baile clásico dónde Jimin tomaba sus clases. La mañana estuvo tranquila, Eun Woo había mantenido sus manos lejos de Jimin y eso ponía feliz a Jungkook, Taemin aunque le lanzaba dagas por los ojos, no se acercaba a Jimin. Por la tarde regresaron a la mansión, comieron, descansaron un rato y después salieron rumbo a la consulta de la Psicóloga que ayudaría a Jimin...
Dos semanas después...
Jimin estaba feliz. Por fin después de mucho tiempo, hoy se levantaba tranquilo, después de una noche de sueño y sin haber tenido ninguna pesadilla, las sesiones de terapia estaban dando sus frutos por fin, iba tres veces por semana y en cada sesión la doctora le recordaba que ese hombre no podía lastimarlo, que aunque haya tocado su cuerpo, su mente y su alma debían de estar en paz. Él quería recuperarse pronto del trauma, quería volver a ser el Jimin de antes de la muerte de sus padres, que claro desde que Jungkook entró a su vida, ya había empezado a cambiar, su carácter iba volviendo poco a poco a ser el mismo y ya no buscaba peleas constantemente.
Se levantó de la cama y se dirigió a buscar a su novio, le molestaba que no aceptara cambiar sus cosas a su cuarto aún, todas las noches dormían juntos y siempre en las mañanas se iba a su habitación a cambiarse y volvía después a despertarlo, hoy le daría un sorpresa al ir a buscarlo él.
Tocó la puerta, la voz de Jungkook diciendo que entrara llegó a sus oídos y abrió la puerta; cuándo entró la imagen que vio frente a él lo dejó congelado en su lugar y sin poder hablar.
Jungkook estaba de espaldas a la puerta, con nada más que una toalla envuelta en su cintura, su cabello estaba húmedo y pequeñas gotas de agua caían sobre su musculoso cuerpo, sus hombros anchos se flexionaban ante el movimiento que hacía Jungkook al levantar el brazo para secarse el cabello, todo él era jodidamente sexi y Jimin estaba prácticamente babeando ante el dios que tenía enfrente.
Cuándo Jungkook escuchó el sonido de la puerta al ser cerrada giró su cuerpo para recibir a quien fuera de sus amigos que había llegado como de costumbre a irrumpir en su habitación, pero se encontró con la cara de su novio, sus ojos tenían un brillo diferente, sus mejillas tenían un leve color rosado.
—Bebé, ¿qué haces aquí? —dijo mientras caminaba hacia él.
—Yo... Yo quise darte una sorpresa, hoy desperté yo sólo y sin ninguna pesadilla.
—Que bien bebé, eso es bueno —le dijo mientras acortaba la distancia entre ellos y lo tomaba entre sus brazos para abrazarlo.
Jimin cerró los ojos ante el contacto, sus manos tocaron la suave piel de la espalda del pelinegro, se sentía fresca por la reciente ducha, el olor de su loción recién aplicada inundó sus fosas nasales e involuntariamente frotó su nariz por su cuello. Jungkook sintió que la respiración de Jimin era acelerada y entrecortada y se separó un poco para verlo de frente, el leve rubor que antes había en su cara se había incrementado, ahora parecía un lindo tomate completamente rojo, sus pupilas estaban dilatadas.
—¿Bebé te sientes mal? ¿Por qué estás tan agitado?
—No... No... Digo si estoy bien —dijo Jimin tratando de recuperar la cordura, cosa que era imposible cuando sus manos estaban tocando su pecho en esos momentos, al parecer Jungkook no se había percatado de que se encontraba semidesnudo delante de él.
—Como vas a estar bien, mira tienes fiebre —dijo mientras le tocaba la frente.
—Jung... Jungkook —carraspeó, tratando de recomponerse, no podía ser que se pusiera así por la imagen de Jungkook sin ropa, pero joder es que era tan sexi, que su propio cuerpo estaba reaccionando sin que él pudiera evitarlo—. No tengo nada, estoy bien de verdad, mejor te espero afuera ¿si?
Y sin esperar respuesta se soltó del agarre de su novio y salió de la habitación, prácticamente corrió hacia la suya, no quería que nadie viera la carpa que se formó en sus pantalones de pijama por haber visto a su novio recién salido de bañar.
Jungkook estaba confuso, no entendía qué había pasado, su mano se rascaba la nuca, mientras él volvía a pararse frente a su cama y ahí comprendió todo, el espejo que había frente a está le dió la respuesta, al ver a Jimin en su habitación se había olvidado por completo de que estaba desnudo, se preocupo al instante.
—Jimin debió sentirse mal, cuando lo abrace así, ¡Si serás idiota Jungkook! —se regañó a sí mismo.
Se vistió rápidamente, se peino y salió rumbo al cuarto de su novio, tocó la puerta, pero no escuchó ninguna respuesta, la abrió lentamente y se asomó para ver si estaba. No había nadie, entró y cuando lo hizo el sonido de la ducha llegó a sus oídos, se dió la vuelta para salir cuando un ruido lo detuvo en seco, un leve gemido salió del baño, Jungkook caminó hacia ahí preocupado, tal vez Jimin se había caído o golpeado con algo.
—Jimin, ¿estás bien? —dijo mientras abría la puerta preocupado.
—¡Jungkook! —gritó Jimin al verlo.
Y es que el rubio para calmar el calor de su cuerpo decidió ducharse, pero las imágenes de su novio desnudo no se iban de su mente y su cuerpo se negaba a olvidarlo tampoco, por lo que comenzó a tocarse, buscando liberar un poco de la tensión que la vista le había provocado, había estado apunto de tener un delicioso orgasmo cuando fue interrumpido precisamente por el hombre que lo había puesto en esa situación.
—Ji... Jimin, yo... Yo... Lo siento, no debí entrar así.
Jungkook se dió la vuelta para salir, pero la voz de Jimin lo detuvo.
—No te atrevas a salir, Jeon.
—Jimin, creo que será mejor que te espere afuera, no debí entrar así, escuché un ruido y pensé que te había pasado algo, pe... perdón.
Jimin sonrió de lado por las palabras de su novio, él se había preocupado al escucharlo gemir, no quiso pensarlo más, y salió de la ducha, se acercó a él, le importo muy poco que él estuviera desnudo y mojado y lo abrazó por la espalda, sintió como su novio se puso rígido ante el contacto.
—Kook, estoy bien, sólo que verte así me alteró, me dejó... —cerró los ojos y suspiró, esperaba que su novio no lo rechazará —con ganas de querer que me tomes.
La respiración de Jungkook se agitó, su corazón comenzó a latir más rápido, sentir el perfecto cuerpo de Jimin desnudo a su espalda era lo más erótico que le hubiera pasado, y que dios lo ayudará por qué quería volverse y tomarlo ahí mismo.
—Jimin, no creo que sea buena idea que esté aquí, tú aún no estás bien, no quiero...
Pero sus palabras fueron interrumpidas por las manos de Jimin que lo tomaron del brazo y lo jalaron girandolo, para quedar de frente a él, sus ojos no pudieron evitar viajar hacia el cuerpo de su novio, de verdad estaba siendo torturado, quería tocarlo, sentirlo, probar su sabor.
—Jungkook — la voz de Jimin se escuchaba ronca, llena de excitación — te deseo.
Ya no dijo más, y tomó a Jungkook del cuello para acercarse a él y besarlo, el pelinegro se mostró un poco reticente al beso en un principio, pero su fuerza de voluntad se vino abajo cuando sintió el miembro de su novio frotándose contra el suyo, que había despertado desde el primer momento en que lo había visto.
Sus manos se posaron en la cintura del rubio, la blanca piel era suave y tersa, sus dedos lo acariciaban lentamente, sus bocas estaban en un juego salvaje entre sus lenguas, los dientes de Jimin se clavaron en su labio inferior, mientras sus manos tiraban suavemente del cabello de su nuca. Jungkook no quería perder el control, la parte razonable de él quería detenerse, esperar un poco más, pero su lado primitivo quería tomar a Jimin y hacerlo gritar su nombre mientras lo poseía, su lado más salvaje era quién iba ganando el control y su novio no le ponía las cosas fáciles al frotar su entrepierna contra su miembro, mientras jadeaba entre el beso.
Cuándo el aire les faltó se separaron y se quedaron viendo fijamente.
—Jungkook, por favor no te detengas, te necesito, ayúdame a terminar de sacar de mi cuerpo la sensación de ese hombre, borra con tus caricias el sucio toque de él —le dijo Jimin en un susurró mientras volvía a frotar su cuerpo contra el suyo.
Al diablo todo pensó Jungkook, él también moría de deseo y ganas por sentir a Jimin y si él podía ayudarlo a olvidarse de ese animal lo haría gustoso. Lo tomó por la cintura y lo impulsó hacia arriba, por inercia Jimin envolvió sus piernas alrededor de él y sus manos rodearon su cuello, Jungkook lo beso, fue un beso rápido.
—Si quieres que me detenga sólo tienes que decirlo ¿ok?
—Sí, pero no quiero que lo hagas.
Sin dejar de cargar a Jimin, Jungkook salió del baño y lo llevó hasta la cama, lo depositó suavemente en esta, contempló la belleza de su novio, era algo etéreo, fuera de este mundo. Su piel era blanca, tersa, suave, inmaculada, sus piernas eran la combinación perfecta de fuerza y gracia, su abdomen liso y levemente marcado, su pecho estaba coronado por un par de botones pequeños y rosados, su cara poseía una belleza sin igual, unos perfectos labios gruesos y rosados, una nariz pequeña, unos preciosos ojos que desaparecían cuando sonreía y que en esos momentos estaban oscurecidos por el deseo, su miembro estaba completamente erecto, quería probarlo.
Jimin se sentía pequeño ante la mirada de Jungkook, con su vista había recorrido todo su cuerpo y había lamido sus labios en un claro indicio de que quería devorarlo y eso provocaba que su excitación creciera, lo deseaba, quería sentirlo dentro, quería que él fuera el primero y el último en estar con él, con nadie había sentido lo que sentía con el pelinegro y sabía que no sólo era deseo.
Jungkook se desvistió lo más deprisa que pudo y se acostó a un lado de Jimin, comenzó acariciando sus piernas y subiendo de poco hacia su entrepierna, pero no se detuvo ahí, siguió su camino hacia arriba, con la punta de sus dedos rozó sus pezones y pudo ver lo sensible que era el rubio en esa área pues al instante se encorvó y jadeó suavemente, sus manos llegaron hasta su rostro y lo acunó entre ellas para acercarlo a él y besarlo con pasión y desenfreno, las manos de Jimin se colocaron en su espalda, mientras sus caderas se elevaban buscando contacto con cierta parte de su anatomía.
Pero Jungkook quería ir despacio, quería que su pequeño novio disfrutará de cada momento, de cada caricia, también dando un poco de tranquilidad a la situación por si en algún punto éste se arrepentía y quería parar,eso era algo que el pelinegro tenía muy claro; primero estaba la tranquilidad y seguridad de Jimin antes que su propio placer.
Sus labios continuaron lo que antes había hecho con sus manos, comenzó a recorrer su anatomía lentamente, dejando suaves besos, leves mordidas sobre esa suave piel, procurando ser cuidadoso y no dejar marcas duraderas, lentamente llegó hasta esos botones rosados ya erectos por las sensaciones provocadas, cuando metió uno a su boca y succionó un gemido escapó de los labios de Jimin, que resonó directamente en su propio miembro, poniéndolo más duro si es que eso se podía, paso a darle la misma atención al otro pezón y continúo su camino descendente sobre el abdomen de Jimin, hasta que llegó al inicio de su longitud, antes de probarlo como quería lo tomó entre su mano y le propinó suaves caricias.
Jimin jadeaba y levantaba sus caderas buscando más contacto, Jungkook lo estaba torturando con sus manos mientras con su boca le daba pequeños besos en torno a su erección, cuando sintió la punta de su lengua recorrer la longitud de su miembro, un sin número de descargas eléctricas lo recorrieron de pies a cabeza, y el gemido que escapó de su boca cuando Jungkook lo introdujo en su boca, pudo jurar que se escuchó fuera del cuarto.
Jungkook se maravillo de lo receptivo que era su novio ante sus avances, sus gemidos y jadeos eran música para sus oídos, su boca devoraba con ansias su miembro mientras su mano masajeaba sus testículos y uno de sus dedos buscaba la fruncida entrada.
Jimin sintió como uno de los dedos de Jungkook daba rodeos sobre su entrada, y estaba anticipando lo que seguiría a continuación, la boca del pelinegro liberó el miembro de Jimin, para descender hasta dar con su entrada y comenzó a prepararlo con su lengua. Como era algo que no había sido planeado no tenía lubricante y sólo esperaba que su saliva fuera suficiente para evitar lastimarlo cuando entrará y por lo mismo quería prepararlo bien, sabía que no era pequeño el tamaño de su miembro y quería evitar lastimarlo lo más que se pudiera.
Jimin era un desastre de gemidos, sentir la lengua de Jungkook en su interior provocaba un fuego que recorría cada parte de su cuerpo, la mano de éste recorría su extensión al mismo ritmo que su lengua lo seguía torturando placenteramente; su manos se aferraban a las sábanas, ya no podía más, su bajo vientre se contrajo, sabía que pronto llegaría al orgasmo, de pronto la lengua fue sustituida por un dedo y cuando sintió la intromisión, su cuerpo no resistió más y se liberó derramando su esencia entre las manos de Jungkook, aún con los estragos de su orgasmo sintió como otro dedo era ingresado entrando y saliendo de su interior.
Jungkook no le daba tregua, seguía torturandoló, pero no quería que se detuviera, sus caderas se elevaban buscando que entrara más profundo.
—Ahhh... Jung... Jungkook ya... Te necesito dentro.
—Pronto, bebé —dijo Jungkook con la voz completamente cargada de deseo.
Sus dedos seguían entrando y saliendo de él, haciendo tijeras se abría en su interior dilatandolo, cuando creyó que ya era suficiente salió de él y se posicionó en medio, sabía que no tenía condón así que iría lento, levantó una de sus piernas y la apoyo entre su brazo, alineó su pene en su entrada y comenzó a entrar lentamente, un gemido dejó la boca de Jimin, mientras apretaba las sábanas, el miembro de Jungkook entraba de a poco abriéndose paso en la angosta intimidad de Jimin, acercándose a él lo beso mientras seguía entrando, cuando por fin estuvo completamente dentro espero a que Jimin se acostumbra a la invasión para moverse.
Las caderas de Jimin se elevaron.
—Muévete, estoy listo.
Y así lo hizo saliendo y volviendo a entrar, primero despacio y después aumentando la velocidad de las embestidas.
—Aghh... Jimin estás tan estrecho, aghh..
—Ohh... Así Jungkook, no te detengas, ahh...
Entre gemidos y jadeos Jungkook siguió embistiendo a Jimin, que levantaba sus caderas buscando más profundidad, cuando su miembro tocó ese punto sensible en su interior todo su cuerpo convulsionó de placer.
—Ahh... Ahí... Ahhh... Jungkook no pares...
Una, dos, tres embestidas más y Jimin sintió nuevamente como su vientre se estremecía, su miembro pulso entre ambos y se liberó, manchandolos a los dos, las paredes de Jimin se contrajeron ante el orgasmo presionando el miembro de Jungkook, que al sentirse apresado, pulso anunciando su propia liberación, rápidamente Jungkook salió manchando las sábanas con su semen.
Aún con los estragos del orgasmo se derrumbó sobre Jimin cuidando de no aplastarlo, se besaron intensamente, Jungkook se acomodó aún lado de él mientras lo atraía hacia él.
—Estuviste maravilloso, bebé.
—Eso fue increíble, Jungkook, te amo...
Los ojos de Jimin se agrandaron ante sus propias palabras, pero al instante sonrió, nunca pensó decir esas palabras él primero, pero era verdad, lo amaba. La sonrisa de Jungkook no podía ser más amplia, las palabras de Jimin calaron directo en lo más profundo de su corazón.
—Yo también te amo, bebé.
Se volvieron a besar hasta que la falta de aire los hizo separarse, no hacían falta más palabras, sus cuerpos hablaban por ellos. Las caricias cambiaron de ritmo nuevamente y sus cuerpos buscaron volver a unirse, por ese día las clases, las preocupaciones y todo lo que estuviera fuera de esa habitación no existía para ellos, en esos momentos sólo eran ellos dos y nada más…
Maratón 2/5
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