DIME QUE SI
Jin estaba sumamente nervioso, cuando accedió a ir a otro lugar a hablar no pensó que fuera a ser en el departamento de Namjoon, según le dijo era el mismo edificio donde vivían su hermano y Jungkook, era un lugar agradable, reflejaba a la perfección la personalidad de su guardaespaldas, las paredes estaban pintadas en colores azul marino y gris, algunos cuadros en las paredes muebles tallados en madera, y una colección de figurillas en un mueble acondicionado exclusivamente para ellas.
El resto del departamento estaba amueblado de forma similar y la cocina estaba completamente equipada a pesar de que Namjoon le dijo que casi no la utilizaba por qué no se le daba muy bien el cocinar, que si no fuera por Jungkook y los restaurante de entrega a domicilio moriría de hambre.
Namjoon estaba sentado a lado de él en el sofá de la sala, lo miraba de una forma extraña, que le provocaba un sin fin de mariposas en el estómago.
—¿En qué tanto piensas? —preguntó el moreno rompiendo el silencio que se había formado.
Jin levantó la vista hacia su rostro y se frotó las manos con nervios.
—Namjoon, me gustas y mucho y eso me asusta. ¿Qué va a pasar el día de mañana cuando veas que no soy nada especial, que soy demasiado aburrido? No me gusta salir, prefiero ver televisión o jugar en la computadora y creo que soy más o menos bueno en la actuación pero nada más, no creo que lo nuestro pueda funcionar.
—Jin, no sé quién te haya hecho pensar así, y la verdad no me interesa; a mi tampoco me gusta salir, prefiero la compañía de un buen libro, si salgo me gusta ir a museos y cosas así, mi hermano muchas veces me dice que soy un viejo en el cuerpo de alguien joven, y si somos muy diferentes, tú eres un muy hermoso y talentoso joven millonario y yo no soy más que un agente de seguridad privada, que arriesga su vida cada dos por tres y que no te puede ofrecer ni la mitad de lo que tú estás acostumbrado, pero también me gustas, me atrevo a decir que te quiero.
Jin sonrió, era la declaración de amor más inusual que le habían hecho, prácticamente enumeró todos los puntos por los cuales no debían estar juntos y aún así le derritió el corazón de felicidad escuchar que lo quería, para rematar regalandole esa hermosa sonrisa que lo ponía de rodillas cada que aparecían sus hoyuelos, que no tuvo más que pensar y que temer.
—Vamos a intentarlo, aunque moriré de angustia ahora no sólo por mis hermanos y nuestra situación, sino también por ti.
Namjoon no podía estar más feliz se acercó lentamente a él, lo tomó del rostro y acercó su boca a la de él; esos labios que había probado antes y lo habían dejado con ganas de más, Jin cerró sus ojos ante el contacto y se dejó llevar por lo que sentía.
¿En qué momento el ritmo del beso cambió? No lo supo, pero ahora sus bocas se devoraban con ansias, las manos de Jin rodeaban su cuello y las suyas estrujaban el trasero del castaño, que se encontraba a horcajadas sobre él, sus labios pasaron de su boca a su cuello dónde dejo una mordida suave, pero que se marcó enseguida dejando una marca roja y morada que no se iba a quitar en un par de días, Jin jadeó ante el mordisco y se aferró aún más a su espalda.
El sofá no sería lo suficientemente cómodo para ambos y sin dejar de besarlo, Namjoon lo tomó de las piernas y se puso en pie con él rodeándolo por la cintura, caminó a su cuarto y lo dejó en la cama.
—Jin, ¿continuamos o quieres que me detenga?
—Si quisiera eso te habría detenido antes, sólo te pido algo, apaga la luz.
Namjoon frunció el ceño extrañado ante la petición de su novio.
—¿Por qué?
Jin se sonrojo levemente.
—Me da vergüenza que me veas desnudo.
Namjoon sonrió y se recostó aún lado de Jin y recargandose sobre su brazo.
—No tienes de que avergonzarte si eres hermoso —sus manos comenzaron a acariciar sus piernas —tienes unas piernas perfectas, largas y torneadas, su mano paso a su cintura y recorrió su abdomen; para Jin era increíble cómo aún con la ropa puesta podía sentir el tacto suave de su mano que dejaba un rastro caliente por dónde iba tocando—. Tienes un abdomen plano y levemente marcado que me deja ver qué haces ejercicio, tu cintura es perfecta para mis manos —su mano subió hacia su cara —y qué decir de tu rostro si es perfecto, tus labios son... —le dió un rápido beso —... perfectos y deliciosos, tus ojos brillan más que miles de estrellas. Eres perfecto y no tienes nada de qué avergonzarte.
Terminó de hablar y volvió a besar sus labios mientras comenzaba a quitarle la camisa, cuando se liberó de la prenda sus labios comenzaron a explorar lo que segundos antes había recorrido con su mano, el calor que embargo a Jin al sentir la boca de Namjoon directo en su piel fue increíble, con cada beso y caricia sentía que se iba a convertir en cenizas bajo sus manos, cuando su boca llegó a la cintura del pantalón sus dedos se encargaron de desaprovecharlo y con su ayuda lo quitó junto con el boxer.
Su boca continúo con su exploración hasta llegar a su miembro que pronto fue tomado entre los labios del moreno quien lamió y succionó su glande haciendo que Jin arquera la espalda y dejara escapar un gemido de puro placer, Namjoon continuó torturandolo pues dejó su miembro y pasó su lengua por sus testículos y más hacia abajo, con su lengua y ayudándose de sus dedos comenzó a dilatarlo.
Jin se sentía morir de placer, nunca había sentido la necesidad de liberarse sin siquiera haberse tocado, la forma en que Namjoon lo estaba haciendo lo transportaba al paraíso, el placer que estaba sintiendo era demasiado.
Cuándo Namjoon paro en su labor de dilatarlo se levantó de la cama y Jin se maravilló del increíble cuerpo que tenía el moreno, esos fuertes brazos, ese abdomen perfectamente marcado, el tórax, sus hombros anchos, su mirada seguía cada uno de sus movimientos y cuando llegó el turno de que quitara su pantalón, sus ojos se abrieron con asombro, al ver el gran falo que se erguía entre sus piernas, por un momento pensó que no habría forma en que entrará en él, pero la lujuria y la pasión le hicieron lamer sus labios con deseo.
Namjoon vio cómo la mirada de Jin estaba fija en él con un increíble brillo de deseo, mismo que era un reflejo del que él mismo sentía, tomó un condón del mueble a un lado de la cama y se lo colocó. Con cuidado de no lastimarlo se posicionó entre sus piernas y fue entrando despacio; el gemido de Jin fue suficiente para hacerle perder la poca cordura que le quedaba, y entró por completo en él, de sus preciosos ojos salía una lágrima que limpio con sus labios mientras esperaba a moverse hasta que Jin se lo indicará.
—Nam... Muevete... Ahhh...
Y así lo hizo, con movimientos suaves al principio, para luego aumentar de velocidad, una de sus estocadas lanzó a Jin al abismo cuando tocó ese punto de placer en su interior.
—Ahhh... Nam... Ahí... Sigue... Ahhh...
—Aqui bebé —dijo Namjoon con voz ronca mientras volvía a embestir y tocar el mismo punto.
—Ohh... Si... Ahhh...
Gemidos, y jadeos era ya lo único que se podía escuchar, Jin sintió que faltaba poco para su orgasmo e instintivamente levantó las caderas buscando más placer. Namjoon que pareció leer su pensamiento, tomó una de sus piernas y la sostuvo sobre su hombro mientras lo penetraba más rápido.
—Aghh... Bebé eres tan estrecho, tan perfecto... Aahhh... Me voy a venir... Aghhh
El placer era demasiado y ambos lo sintieron al máximo cuando Jin explotó entre gemidos de placer y Namjoon segundos después hizo lo propio al sentir como su miembro era apretado, liberandose dentro del condón.
Agotados pero completamente saciados era como se sentían ambos, Jin tenía su cabeza recargada en el pecho del moreno mientras éste acariciaba su cintura; con un último beso y un te quiero ambos pares de ojos se cerraron...
Maratón 2/5
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