PASADO
El sonido de gritos y golpes despertó al pequeño niño que dormía en su cama abrazado de un conejo blanco de felpa.
—¡Mami! —gritó, y esperó unos segundos pero está no apareció.
Afuera los gritos de su padre se escuchaban con mayor intensidad, a pesar de su corta edad sabía lo que estaba sucediendo, así era siempre que su papá llegaba tomado. El pequeño tenía miedo, y lloraba lo más silenciosamente que podía.
Un par de minutos después todo quedó en silencio, escuchó pasos acercarse por el pasillo y con miedo se tapó por completo con las cobijas mientras abrazaba fuertemente su peluche, enseguida la puerta fue abierta y él trató de no moverse.
El peso de alguien sentándose sobre su cama se sintió a su costado pero aún así no se movió.
—Kookie ¿estás despierto cariño? —la suave voz de su madre se escuchó en un susurró lastimero.
—S…sí —respondió bajito.
—No tengas miedo mi amor, ya pasó todo, tu padre ya se durmió y no te hará daño.
Con lentitud destapó su rostro y se encontró con el rostro golpeado y ensangrentado de su madre.
—Mami, ¿por qué papá te pega? ¿También tú te portas mal como yo?
—Sí, mi amor pero te prometo que ya no lo va a volver a hacer.
—Tengo miedo mami, por favor ya no te portes mal, no me gusta cuando te pega.
—Te lo prometo mi niño.
De pronto todo se volvió negro, ya no estaba en su cama, ahora estaba vestido de negro en un cuarto rodeado de personas y la foto de su madre en medio de un altar lleno de flores blancas.
—¿Qué vas a hacer ahora? —escuchó preguntar a una voz de hombre que no conocía.
—Esa maldita estúpida, en buena hora se vino a morir, tendré que lidiar con ese maldito mocoso — la fuerte voz de su padre se escuchó en respuesta a la pregunta que había hecho el otro hombre.
Miró hacia la foto de su madre y lloró mientras caminaba hasta ella y se dejaba caer al suelo.
—¡Mami, no me dejes, vuelve por favor! ¡Mami...!
.
.
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Jungkook se despertó gritando, su rostro cubierto de un sudor frío, hace mucho tiempo que no soñaba con su madre, se frotó la cara para alejar el rastro de la pesadilla, se incorporó y se dió cuenta de que no estaba en su cama, sino que estaba en el sillón de la sala.
Su vista viajó por la habitación, todo estaba hecho un desastre, cosas rotas por todos lados, y recordó que la noche anterior había destruido todo a su paso después de que Jimin se fuera. Se puso en pie y caminó entre los escombros hasta llegar a su habitación, y se dejó caer sobre la cama.
Su mirada enfocó el tocador y al verlo vacío el hueco en su corazón se hizo más grande, se puso de pie nuevamente y caminó hasta el armario, lo abrió sólo para comprobar que su ropa era la única que se encontraba colgada. Con pesar en su corazón trató de asimilar que realmente Jimin se había ido y lo había dejado.
¿Y cómo no iba a dejarlo cuando había sido un verdadero imbécil con él? Lo que había pasado en esa habitación había sido la cosa más monstruosa que hubiera podido hacer, le había hecho un daño espantoso, lo sabía y por eso había salido huyendo de ahí en cuanto había caído en cuenta de lo que había hecho.
—¿En qué momento me convertí en lo que más odio? — se preguntó así mismo en voz alta.
Lo cierto es que Jungkook amaba a Jimin, lo amaba como nunca había amado a nadie. Cuando lo conoció supo de inmediato que él era con quién quería compartir su vida. Le había costado tanto conquistarlo, pero lo había conseguido, y realmente habían sido muy felices, hasta que una llamada lo cambió todo, solo bastó con escuchar la voz de ese hombre que lo único que hizo en su vida fue lastimarlo, para que todo se fuera al carajo.
“Por lo visto ya te olvidaste de mi ¿verdad? Se te olvida que tienes una obligación conmigo, y todo por estar entre las piernas del chiquillo ese —le había dicho su padre con odio—. Dime Jungkook, ¿realmente piensas que alguien te puede querer? No eres más que un inútil, un maldito estorbo, ya verás como ese chiquillo te abandona en cuanto se de cuenta lo débil y patético que eres, siempre lo has sido, por eso la estúpida de tu madre te dejo —sin querer escucharlo más, lo interrumpió diciéndole que le haría llegar el dinero a la prisión, sabía que eso era lo único que quería de él y colgó, pero sus palabras habían abierto las puertas de sus demonios.
Recuerdos de su infancia, los gritos, los golpes, las súplicas de su madre rogándole a su padre que no la dejara apesar de que la golpeaba casi a diario, hasta que un día la que se fue, fue ella. Y fue el quien se convirtió en el blanco de su padre, con cada golpe gritándole que debía de hacerse hombre y que si no quería que ninguna mujer lo abandonará debía demostrar quien mandaba, entre un montón de estupideces más.
Tenía apenas un mes de haber comenzado a vivir con Jimin, cuando los traumas de su pasado se apoderaron de él, cuando se dejó tragar por la oscuridad que lo envolvió desde niño, y permitió que la maldad que llevaba en la sangre lo dominará.
Sabía que el del error era él, pero siempre terminaba culpando a Jimin, y por fin su novio se había cansado, había salido huyendo lejos de él y sus demonios. Con dolor se dejó caer al suelo y lloró, lloró como no lo hacía desde la muerte de su madre. No supo por cuánto tiempo estuvo encerrado la habitación, en todo ese tiempo no se movió de la posición en la que estaba, con las rodillas flexionadas y la cabeza hundida en ellas, y en algún punto se quedó dormido, y no fue hasta que el sonido de su teléfono lo hizo despertar y lo obligó a moverse que se levanto para buscarlo y contestar.
—¿Que quieres Nam? —pregunto cuando aceptó la llamada de su único amigo.
—Escúchame bien idiota, si lo que me dijiste antier es cierto y estás realmente arrepentido de todo lo que le has hecho a Jimin y en verdad lo amas, no permitas que las cosas se queden así, habla con él y busquen ayuda.
—Ya es tarde Namjoon, Jimin se fue, me dejó.
—Eso ya lo sé imbécil, Jin me habló para pedirme que lo acompañe a dejar a Jimin al aeropuerto, se va del país.
—¿Qué? No, él no se puede ir así.
—El vuelo sale a las diez quince de la noche, por la puerta número 2, no puedo hacer nada más por ti — fue lo último que dijo su amigo antes de colgar.
El resto del día lo paso tratando de localizar a Jimin, pero su teléfono estaba apagado, quiso ir a buscarlo a casa de Jin, pero sabia que sería inútil, este lo odiaba y con justa razón, sabía que no lo dejaría hablar con él, la desesperación y la ansiedad amenazaban con volverlo loco, no quería perder a la única persona que amaba, debía recuperarlo.
El tiempo pasó demasiado lento a su parecer, y cuando dieron las nueve de la noche, con prisa busco las llaves de su auto entre los miles de objetos tirados por la casa hasta que las encontró, y salió desesperado para alcanzar a Jimin, no podía perderlo, no quería perderlo, él era el único que podía salvarlo.
Cuando llegó al aeropuerto de Incheon faltaban cinco minutos para las diez, corrió cuanto pudo por los pasillos hasta llegar a la puerta de salida con el número dos, y lo vio. Ahí, entre el mar de gente que estaba haciendo fila para abordar, estaba su hermoso ángel de cabellos rubios, quiso correr a él y detenerlo, pero cuando esté se giró y vio su rostro, pálido y demacrado por su culpa sus piernas no le respondieron.
Se quedó contemplándolo y se dió cuenta de lo egoísta que era, él quería que Jimin lo salvará cuando no era su obligación, él único que podía salvarse era él mismo. Apretó los puños con fuerza hasta que sus nudillos se volvieron blancos, y se forzó a sí mismo a no moverse, si realmente amaba a Jimin debía dejarlo marchar, liberarlo de esa prisión en la que él vivía y a donde había arrastrado a lo único bueno, puro y limpio que tenía en su vida.
Lo vio despedirse de Jin con un abrazo, y también de Namjoon, junto a él iba Taehyung y agradecía que no se fuera solo, lo vio desaparecer entre las puertas que conducían al avión, hasta que su mirada chocó con la de su amigo, que lo veia confundido, vió cuando le dijo algo a Jin que asintió y caminó en sentido contrario a dónde el estaba.
Él giró su cuerpo y clavó su vista en el enorme ventanal que daba hacia la pista de aterrizaje, en ese momento un avión se elevaba en el cielo, y en su interior llevaba al amor de su vida alejándolo de él para siempre, sintió un golpe en su hombro y se giró para encontrarse con la mirada de Namjoon.
—¿Por qué no lo detuviste? Para eso te avise.
—No pude hacerlo Nam, Jimin no se merece aguantar mis mierdas.
—Busca ayuda entonces, ve con un psicólogo, arregla tus malditos problemas con tu pasado para que puedas vivir tu presente y pensar en un futuro y después búscalo. Jimin te ama y sé que si resuelves tus problemas lo puedes recuperar.
—No se si pueda hacerlo, no sé si pueda seguir siendo tan malditamente egoísta con él.
—Eso es algo que solo tu puedes decidir, pero por lo pronto hazme caso y busca ayuda profesional, no puedes seguir viviendo así.
—Lo haré.
Después de eso Namjoon se despidió de él que volvió a fijar su vista en el cielo, y prometía curarse para tratar de recuperar a la única persona que había podido amar.
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