Los últimos dos meses de embarazo de Jimin, no habían sido precisamente tranquilos, si bien habían decidido darle una oportunidad a su amor, el pelinegro insistió en que se quedará con Jin y Namjoon mientras el compraba una casa para vivir juntos. Jungkook se negaba a llevarlo al mismo departamento donde tanto daño le había hecho, así que comenzó una busqueda interminable de casas, y aunque Jimin le dijo que no era necesario, secretamente lo agradecía, no sabía que tanto le afectaría volver a pisar ese lugar y la verdad no quería averiguarlo tampoco.

Casi un mes después, encontró la que considero perfecta para ellos, y terminó siendo la casa de los sueños de Jimin.

Era pequeña, pero acogedora, de un solo piso y estilo rústico con un toque de modernidad, en un suburbio tranquilo a las afueras de Seúl, tenía un hermoso jardín que ya imaginaba lleno de flores que él mismo plantearía, tenía solo dos habitaciones, sala, comedor y cocina en un enorme espacio abierto, que permitía ver cada rincón de esa área de la casa y que sería perfecto para cuando el bebé  estuviera más grande y pudiera estar siempre a la vista de ambos.

El parto había sido otra odisea, era su primera noche en su nueva casa, habían pasado la mayor parte del día, arreglando los muebles que habían comprado, y había estado sintiendo leves dolores en el vientre, pero no les tomo demasiada importancia porque el doctor les había dicho que aún le faltaban alrededor de dos semanas, y apenas se habían ido a la cama cuando Jimin sintió un dolor el triple de intenso, y de no haber estado sentado se habría caido.

Jungkook lo llevó deprisa al hospital y el pánico se apoderó de él cuando después de revisarlo y comprobar que estaba de parto, pero el bebé tenía el cordón umbilical enredado y lo prepararon para una cesaría de emergencia. Por suerte para él sus amigos estuvieron ahí apoyándolo, pero la hora que transcurrió hasta el el médico salió le pareció eterna.

Para su tranquilidad todo salió bien, Jimin seguía bajo los efectos de la anestesia que había tenido que ser general, por la prisa para operarlo y evitar que el bebé tuviera alguna complicación, en cuanto despertara sería llevabo a una habitación para que pudieran verlo, junto a Namjoon fue llevado a los cuneros dónde le presentaron a su hijo.

Un hermoso bebé de piel blanca, ojos chiquitos que permanecían cerrados aún, nariz de botón y que tenía un leve puchero en su pequeña boquita, tan similar al que hacía Jimin.

Jungkook sintió que el amor que ya sentía por él, crecía el doble nada más verlo, era su pequeño angelito,  supo que jamás permitiría que nada ni nadie lo dañará, sosteniéndolo con cuidado entre sus brazos y con su dedo índice suavemente apretado por su pequeña manita, le juro ser el mejor padre que pudiera existir.

Cuando Jimin despertó y pudo tener entre sus brazos a su hijo lloró de alegría, ya no importaba el pasado, ni cómo fue concebido, en el momento en que aceptó quedarse junto a Jungkook, decidió dejar el pasado atrás, y solo quedarse con los buenos recuerdos de su presente y todo lo bueno que les traería el futuro.

Un par de días después fueron dados de alta, y acostumbrarse su nueva vida con un bebé fue trabajo aparte, aunque el pequeño Soobin era muy tranquilo, como todo bebé tenía su forma particular de reclamar la atención de sus padres. Jin y Namjoon se convirtieron en sus padrinos y los ayudaron bastante.

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Cuando menos lo pensaron ya había pasado un año, y Jungkook decidió que era hora de dar un paso más en el caminó hacia su vida soñada, al lado del amor de su vida y su hijo y no había mejor momento que hacerlo ese día.

Era su primer aniversario como pareja, y Jimin estaba bastante nervioso e inquieto, de manera inconsciente y sin poder evitarlo, su mente volvió recordar ese terrible aniversario dónde todo había cambiado. Los recuerdos de aquella noche llegaron a su cabeza y aunque Jungkook no había vuelto a ser como antes, el temor de que pudiera pasar otra vez estaba presente.

Esa noche Jin y Namjoon se quedarían con Soobin, mientras ellos salían a cenar, se alistó y espero pacientemente a que Jungkook llegará. A las ocho en punto la puerta de su casa se abrió, y el pelinegro entró cargando un hermoso ramo de rosas que le entregó antes de besarlo.

—Feliz aniversario mi amor —dijo cuando rompió el beso.

—Feliz aniversario a ti también Kook —respondió sonriendo y dejando que sus miedos comenzarán a disiparse.

Luego salieron y se fueron al restaurante donde ya todo estaba listo para recibirlos, Jimin se sorprendió cuando llegaron, y todo el lugar estaba vacío, había luces alumbrando por todo el lugar y pétalos cubriendo el piso, una única mesa en medio del lugar con velas y champagne los esperaban, una pequeña orquesta amenizaba el ambiente.

—Kookie ésto es hermoso.

—Es solo un poco de lo que te mereces mi amor.

Jungkook lo tomó de la mano y lo llevó hasta la mesa, lo ayudó a sentarse, y al instante un mesero se acercó con lo que previamente el pelinegro había acordado para cenar, todo estaba saliendo según lo planeado. Comieron, bebieron y disfrutaron de cada momento en compañía del otro, terminaron y el mesero se acercó para retirar los platos, y después volvió con él postre, ese era el punto culminante de la noche.

Junto al tiramisú de café y caramelo que era el favorito de Jimin iba también un precioso anillo, y en cuanto Jimin lo vio, sus ojos se llenaron de lágrimas, volteando a ver a Jungkook que le sonreía.

El pelinegro se puso de pie, tomó la pequeña caja de terciopelo y sacó el anillo antes de ponerse de rodillas a sus pies.

—Park Jimin, te amo. Eres el amor de mi vida y aunque se que en el pasado lo arruine y estuve a punto de perderte para siempre, agradezco haber encontrado el camino de nuevo a tu lado. Quiero que sepas que tú y nuestro hijo son lo mejor que tengo en esta vida, y siempre daré lo mejor de mi para hacerlos felices, a cambio solo pido que por favor aceptes pasar el resto de tu vida a mi lado como mi esposo. ¿Aceptas casarte conmigo? —la pregunta la formuló mientras su voz se quebraba por el llanto.

Jimin lloraba al igual que Jungkook, las palabras no podían salir por el nudo en su garganta, así que solo asintió con su cabeza sin dejar de sonreír en medio del llanto, mientras extendía su mano para que el pelinegro le colocará el anillo, y después fundirse en un beso lleno de amor, y la certeza de una vida juntos llenos de felicidad.

El pasado quedó por fin relegado al olvido, los miedos se fueron, y los fantasmas de aquel doloroso aniversario se esfumaron por fin, ahora solo quedaba ese presente y el futuro que los esperaba.

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Tres meses después todos sus amigos fueron testigos de sus votos de amor, en una pequeña ceremonia donde se juraron amor eterno, con su hijo entre sus brazos y muchos planes como familia en puerta.

Juntos demostraron que a veces aunque las heridas son profundas, si el amor es verdadero y luchas por corregir esos errores, sanar y levantarte de entre las cenizas, puedes dejar atrás todo lo malo y puedes construir algo mucho mejor.

FIN.

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Y así llegamos al final de esta historia. Gracias por leerla y darle su amor.

Les recuerdo que nada de lo que se narró en esta historia pretende romantizar la violencia y el abuso, así como tampoco restarle importancia al suicidio, si pasaron o están pasando por situaciones de violencia intrafamiliar y o en algún momento han pensado en hacerse daño a ustedes mismas, busquen ayuda hay muchas formas de salir de esas situaciones, recuerden que no están solas y siempre hay alguien que las quiere y las va a apoyar. Y aquí también estoy yo, si en algún momento sienten que no pueden con algo y necesitando desahogarse no duden en mandarme un mensajito y con gusto trataré de ayudarlas.

Durante la reedición de esta historia, pensé en cambiar el final y dejar a Jimin y Jungkook separados, pero llevando una relación sana por el bien de su hijo, pero honestamente no pude hacerlo, cuando hice está historia por primera vez, siempre tuve claro que tipo de final quería, y no me quise traicionar a mi misma al cambiarlo.

Espero de corazón que la historia les haya gustado.

Las amo mucho bellezas.
        Besitos 😘😘😘