Hoseok se soltó del agarre de Taehyung con suavidad, mirándolo fijamente y sin poner distancia entre ellos.

—Solo quería estar cerca de ti —murmuró Hoseok suave.

La expresión de Taehyung cambió completamente. Ese comentario había acelerado a su corazón de forma ridícula, pero su cerebro ya no iba a ceder, estaba confundido, pero deseaba creerle.

—No te entiendo —dijo alejándose del mayor, dándose vuelta con la intención de ir a su habitación y descansar después de un largo día. Necesitaba organizar sus pensamientos y sentimientos.

Taehyung abrió la puerta, entró y la empujó de espaldas para que esta se cerrara mientras seguía su camino hasta su cama.

Pero Hoseok fue más rápido y entró tras él. El menor se dio la vuelta, confundido y lo miró cerrar la puerta a sus espaldas, poniendo el seguro con sus manos torpemente por no ver lo que hacía.

» ¿Qué haces?

—Quiero hablar, aclarar las cosas.

—No hay nada que aclarar, Hoseok —dijo caminando hacia él, con la intención de abrir la puerta para echarlo, pero Hoseok la hechizó.

Hoseok evitó que Taehyung siquiera tocara la puerta, abrazándolo por el cuello y mirándolo a los ojos. Al instante la idea de echarlo dejó el cuerpo de Taehyung, encantado con los ojos brillantes de Hoseok.

—Tae, necesito explicarte lo de hoy, yo no quise-

—¿Herirme? ¿Lastimarme? ¿Romperme el corazón? —interrumpió—. Tranquilo, ya lo hiciste —dijo entre dientes, tratando de darse vuelta, pero Hoseok se pegó a él—. ¿Qué pretendes? —susurró viendo los labios del mayor.

—A ti. Solo te pretendo a ti, tan simple como eso —dijo acercándose hasta cortar la distancia.

Hoseok unió sus labios en un beso suave y lento, un beso que el menor siguió. Sus labios se movían al mismo compás, diciendo sin palabras todo el amor que sentían por el otro en cada roce.

El mayor comenzó a jugar con sus dedos en el pelo rizado de Taehyung, deseando que este lo abrazara como siempre hacía, y por un momento pareció que eso hizo. Taehyung puso sus manos en la cintura del mayor y lo alejó con lentitud, como si no se quisiera separar.

—¿Qué pasa? —murmuró Hoseok cuando Taehyung finalmente se apartó.

—No —dijo suave, dando un paso atrás—. No volveré a caer —se dio la vuelta y caminó hacia su cama—. No soy tu maldito juguete —dijo entre dientes, otra vez con un tono de voz molesto.

—No estoy jugando, Tae —dijo acercándose al contrario—. No quiero estar alejado de ti.

—Tú mismo te alejas —reprochó.

—Y lo siento —se arrepintió, sorprendiendo a Taehyung. ¿Hoseok estaba disculpándose?—. Hoy al verte con Yasu me di cuenta de que te-

—¿Yasu? —interrumpió, molesto—. Ahora entiendo —dijo agarrándose el cabello—. Tú solo estás celoso. Él tiene razón, eres un caprichoso, que quiere todo para ti. Claro —rio sin gracia—, ahora que me ves reír con él, te molesta, porque tú quieres que yo esté detrás de ti, rogándote, pero no, ya no Hoseok, no me humillaré más por ti.

—¿Le creerás a él? —preguntó Hoseok alzando la voz—. Estoy tratando de pedirte perdón y tú-

—¿Perdón? —preguntó con sorna—. Perdón es una palabra que no existe en tu diccionario. Tu solo quieres lo que no puedes tener, pero no, ya te dije Hoseok, no caeré de nuevo —dijo indiferente.

—¿Sabes qué? Créele a ese idiota, sí, créele y quédate con él, no me importa, creí que esto tenía arreglo, pero no, veo que el que siempre lo arruina eres tú —dijo Hoseok sin pensar, furioso, abriendo la puerta y yéndose.

Taehyung suspiró cuando Hoseok azotó la puerta de su cuarto. No podía creerle y la actitud del mayor le daba la razón a Yasu. Su corazón estaba roto y un beso no iba a arreglarlo.

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