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43🖤

Al final los chicos eligieron una película de terror y suspenso.

Jeongin y Seungmin se sentaron muy juntos, tanto como para irritar a Hyunjin, quien se sentó al otro lado de ese mismo sillón. Jungkook se sentó en ese espacio que quedó entre Seungmin y Hyunjin. Jieun, Yongsun y Ryujin se sentaron juntas en otro sillón que estaba a un costado.

Hoseok estaba solo en un sillón para dos, que estaba al otro costado. Por un momento, Taehyung pensó en sentarse con él, pero Hoseok se acomodó, dejando su cabeza apoyada en el brazo del mueble y sus pies sobre el otro brazo, ocupando todo el espacio.

Para no molestar al mitad vampiro, se sentó junto a Hyunjin, aunque estaban un poco apretados.

- ˏˋ 🖤 ˎˊ-

La película atrapó a Taehyung. Era muy entretenida. Aunque de vez en cuando dejaba de prestar atención para ver a su alrededor.

Las chicas estaban dormidas, cada una con la cabeza apoyada en el hombro de la otra.

En cambio, Seungmin y Jeongin estaban muy despiertos, besándose.

Jungkook estaba dormitando.

Mientras que Hyunjin estaba inquieto. Parecía un niño pequeño, fastidioso.

Y Hoseok también estaba despierto, pero tampoco le prestaba atención a la película. Tenía la mirada perdida cada vez que Taehyung quitaba su mirada de la pantalla. A veces sentía que Hoseok lo miraba, pero cuando volteaba a verlo este estaba viendo a otro lado.

Por otro lado, la cabeza de Hoseok estaba que explotaba.

«Taehyung, Taemi, Taehyung, Taemi.» Se repetía constantemente.

Uno no tenía que ver con la otra, pero ahí estaba él pensando en ellos.

¿Por qué lo hacía? Quería sacarlos de su cabeza y no pensar más en ellos. Sobre todo en Taemi. Ella, menos que nadie, merecía sus pensamientos. Hoseok llegó a la conclusión que tarde o temprano tendrían que hablar sobre lo sucedido, pero no sería esa semana.

No cuando necesitaba aclarar sus ideas y pensar bien qué es lo que quiere, lo que siente.

Hoseok tenía una opresión en su pecho que le decía que algo iba a salir mal.

Parte de ser un vampiro implica tener una buena percepción, y él la tenía. Muchas veces veía cosas, cosas que quizás aún no pasaban, pero pasarían.

Lastimosamente, siempre eran cosas malas. Tragedias.

Y justo en ese momento sentía que algo malo iba a suceder. Estaba seguro de eso.

Siempre que presentía, o soñaba con una escena, que se repetía una y otra vez hasta que se cumplía, eran cosas malas.

Como la vez que se murió su abuela materna. Esa que él nunca quiso, y que ella nunca quiso tampoco. Esa que nunca la había visto hasta que sonó con ella, unos días antes de su muerte.

Luego de que ella hechizara a su propia hija cuando estaba embarazada, se alejó por completo de la civilización. Se había ido a vivir a un lugar desconocido, sola, sin ninguna pista en donde encontrarla. A Jiwoo no le importó al principio, pero una noche, cuando Hoseok tenía siete años, su hijo soñó algo inimaginable.

Flashback.

Había aparecido en un sitio desconocido. Era lúgubre, gris y estaba desolado. Pero el pequeño Hoseok logró identificar que estaba en el living de una casa. Gracias a las ventanas, pudo advertir la tormenta, cada gota impactaba con fuerza contra el vidrio de estas. Los rayos eran gigantes y los truenos extremadamente fuertes.

Él solo quería irse a su casa, pero ni sabía dónde estaba. Estaba sólo en ese horrible living con una tormenta que prometía dejarlo encerrado.

Caminó entre los muebles, el sitio era enorme. En una esquina había un estante lleno de frascos –pociones– y libros viejos de magia. Cientos de libros sobre magia negra, conjuros de magia negra, pociones de magia negra. También había algunos muñecos con fotos pegadas en ellos y agujas atravesándoles.

Todo eso lo aterraba, pues, en su momento, la tía Moonbyul, como le decía cuando era pequeño porque era amiga cercana de su mamá, le había explicado que ese tipo de cosas pertenecían a hechiceros de magia oscura. Moonbyul le había dicho que pronto iría a la escuela donde ella era directora y que allí le enseñarían a cómo utilizar su magia para el bien y no para el mal, como hacen los hechiceros de magia negra.

El niño siguió caminando, alejándose de esa esquina que tanto lo espantaba, se detuvo frente a una puerta de la cual salía un denso vapor, y entró. Entre esa espesa niebla pudo ver a una señora en bata de baño. Ella le era extrañamente familiar, aunque no sabía quién era.

Ella no lo veía, él estaba frente a ella, pero no era capaz de verlo, solo se miraba en el espejo mientras tocaba arrugas de su cara. En niño notó que la señora tenía algunos mechones de su cabello azul marino bastante gastado, y en su mano izquierda tenía tatuado un insecto raro.

La mujer estaba alejándose del espejo cuando de pronto se puso su mano en el pecho, sobre su corazón y volvió su mano un puño, apretando con fuerza, y haciendo muecas aterradoras. Comenzó a gritar cosas que Hoseok no logró entender mientras se agachaba lentamente, hasta quedar tirada en el suelo.

Ella gritaba y sollozaba, se retorcía en el piso agarrándose el corazón con desesperación.

Hoseok también lloraba y gritaba, quería ir a ayudarla, pero sus pies estaban clavados al piso de madera.

Hasta que, de pronto, todo quedó silencioso. Un silencio de ultratumba. La señora ya no se quejaba, ni movía, y los rayos ya no se escuchaban tampoco. Era un silencio que aterraba.

Y el pequeño estaba paralizado del miedo. Veía a la señora tirada en el piso de aquel baño, con su bala blanca puesta y una mano en su pecho, inmóvil, con los ojos abiertos y sin brillo. A simple vista, Hoseok podía notar que no había acción de respirar, ella solo estaba ahí, tirada, sin moverse, sin hacer ruido.

Todo se volvió más nuboso. Hasta que, por fin, despertó en su cama, sudado y con su mami, mirándole preocupada.

—Ya mi amor, ya paso —consoló abrazándolo con cuidado.

—Mami —murmuró chiqueado el pequeño Hoseokkie—, tuve otro sueño de esos que a ti tampoco te gustan.

—No es que no me gusten. Es que si tú me los cuentas yo puedo evitarlos. Dime ¿Qué soñaste esta vez? —dijo con cariño.

Fin del flashback.

Luego de que Hoseok le contó su sueño, ella se había sorprendido un montón por lo del cabello y el tatuaje, Jiwoo estuvo varios días alterada, buscando "algo". Ese algo que tiempo después Hoseok se enteraría de que era su abuela.

Su mamá la buscó hasta el cansancio.

Ese sueño se repitió alrededor de una semana. Fue ahí cuando Jiwoo supo que era demasiado tarde, pero no se detuvo y siguió buscando a su madre hasta que la encontró. Estaba en alguna isla lejana del Caribe, muerta de un ataque al corazón, en su baño, con una bata blanca en el piso frente al espejo. Escalofriante, ¿no?

Desde entonces, Hoseok tuvo sueños así. A veces se podían evitar, otras no, pero siempre se repetían hasta que se cumplían o se impedían. Y siempre eran malos.

Aunque, algo raro ha pasado esos días. Pues aquel sueño que tuvo, donde parecía que se iba a casar, no se repitió ni se cumplió, eso era muy raro. Hoseok no comprendía qué había pasado, no comprendía.

—¡Hyunjin, ya quédate quieto! —gritó Taehyung, sacando a Hoseok de sus pensamientos.

El hechicero se movía como un péndulo y su mejor amigo ya estaba harto.

- ˏˋ 🖤 ˎˊ-

nadie lo pregunto, pero yo no fui directioner porque era(soy) belieber sjsjs

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