—¿De qué? —preguntó Hoseok a la vampira, aun acostados entre el pasto.

—De que alguien más se dé cuenta de lo maravilloso que eres... Aunque ya alguien lo notó...

—Si es por lo de Kim, yo te aseguro que-

—No me asegures nada, Hoseok. Por favor. No quiero que me prometas cosas que no cumplirás después.

—Pero, Taemi. No pasa nada con él.

—Los vi. Lo presiento, lo quieres o algo así-

—Ya basta, Taemi —interrumpió con irritación—. No hablemos de él.

—Está bien, no lo haremos —murmuró con suavidad, tomando la mano de Hoseok—. ¿Sabes? No me gusta tu anillo —dijo mientras miraba el anillo.

—¿Qué hay con él? —preguntó frunciendo el ceño bajando la mirada a sus manos. Era un regalo de su abuela, a él le gustaba—. Es lindo.

—Lo es —claro con rapidez al ver el puchero de su novio—. Solo que... He escuchado que los hechiceros que llevan este tipo de anillos es porque están comprometidos.

Hoseok rió suavemente.

—Pero tú sabes que no lo estoy —dijo entre risas.

—Pero me da terror el solo pensar que uno de estos días aparezcas con un anillo de compromiso. Después de todo, no falta mucho para que cumplas dieciocho, tus padres de seguro ya están buscando alguien para ti.

—No lo creo. Ellos dicen que quieren a alguien que esté a mi mismo nivel. Que sea alguien tan bueno como yo, y no creo que encuentren un hechicero a mi altura.

—Nunca se sabe, Hoseok.

—No pienses en eso ¿sí?

—Está bien.

Otra vez los invadió un silencio mientras miraban el cielo. Ella se acercó más al hechicero, acurrucándose contra él, quien la abrazó por la cintura.

Las horas pasaron, el sol estaban ocultándose tras las montañas y ellos seguían en esa posición.

—Ya es hora, Taemi.

—Lo sé.

Se levantaron, entrelazaron sus manos y comenzaron a caminar. Para Hoseok era raro que caminaran, cuando estaba con Taemi siempre corría. Pero caminaban porque no querían alejarse del otro. Ninguno lo dijo, pero lo sabían.

Cuando llegaron al mural que separaba al bosque de la escuela, el sol había desaparecido completamente, dejando ver algunas estrellas y la luna asomándose por el horizonte.

Se miraron unos segundos antes de besarse por última vez.

—No vengas. Yo iré a buscarte.

Taemi solo asintió con un puchero como respuesta, aceptando la situación entristecida.

El hechicero cruzó el mural y lo primero que vio fue la mirada triste Taehyung, junto a Hyunjin y Seungmin esperándolo.

—Hasta que al fin llegas —dijo Seungmin con el ceño fruncido y los brazos cruzados a la altura de su pecho—. Te la pasaste todo el día con los vampiros.

—Hoseok, todavía no puedo creer lo que vi, ¿cómo fuiste capaz de-?

—Escuchen —interrumpió a Hyunjin—. No estoy para peguntas ni mucho menos para regaños. Así que con permiso.

Sin decir nada más, los esquivó para ir a su habitación. Pensando en la mirada de Kim.

«¿Dolor? ¿Tristeza? ¿Por qué tiene que mirarme así? Yo no hice nada.»

Se confortó a sí mismo.

Llamaron a su puerta y creyó que era Taehyung, pero no lo era. Era Seungmin.

—Jung Hoseok. Me dirás ahora mismo a donde te fuiste con Taemi —exigió pasando y cerrando la puerta tras él.

—¿De qué hablas, si tu mismo viste todo?

—Sí, pero solo vimos hasta cuando estaban en la guarida, luego Moonbyul creó que era más importante ver que hacia Jinyoung, así que la escoba los siguió a ellos. No a ti, ni a Taemi.

—¿Y para qué quieres saber? —dijo sin darle importancia. Estaba aburrido.

—Hoseok, entiendo que lo que estás haciendo esta mal. No puedes irte a donde a ella le plazca.

—Seungmin, sigo sin entender cuál es el maldito problema —formuló entre diente.

—Sé que ahora no lo ves, pero cuando estés comprometido lo entenderás. Tienes que ser nada más de tu pareja y no creo que esa sea Taemi, Hobi.

«¿Qué les pasa hoy a todos con eso del compromiso?»

—Seungmin. ¿Me puedes hablar claramente?

—¡Dios, Hoseok! Te quiero decir que no te puedes acostar más con Taemi.

—¿¡Qué!? —bramó indignado—. ¿Me estás jodiendo, Seungmin? ¡Taemi y yo nunca hemos hecho eso! —Seungmin arrugó el ceño en confusión.

—¿Cómo? Y... ¿Entonces eres-?

—Sí, Seungmin. Soy virgen.

—Wow —abrió su boca, sorprendido—. Con todo el tiempo que pasan juntos creí que-

—No —interrumpió sintiendo su cara levemente caliente—. Ella y yo solo nos besamos. Nada más... Aunque no soy una persona de tradiciones, sé que mi madre quiere que llegue "virgen" al altar —hizo comillas con los dedos—. Tenemos una promesa entre nosotros, si ella no encuentra a "la persona indicada" —hizo comillas de nuevo—, antes de mis dieciocho, pues yo podré hacer lo que quiera. Hasta entonces, castidad perpetua.

—Wow. Jamás creí que hicieras lo que te dice tu mamá —se burló.

—¡Hey! No soy el chico rebelde y caprichoso que todos piensan —Min lo miró con una ceja alzada—. Ok. Sí lo soy, pero —dudó—. No sé, me parece un trato justo, supongo.

—Estoy de acuerdo.

—Oye, Seung. Hablando de compromiso y todo eso... ¿Ya sabes cuando será tu boda con Jeongin?

—Sí —exclamó con una gran sonrisa que escondía sus ojos—. Será a finales de este año, y tú y Jieun serán mi caballero y dama de honor.

Hoseok frunció la nariz.

—Bueno... Si no queda de otra —murmuró resignado.

Estuvieron hablando de más cosas sin importancia hasta que a Seungmin le dio sueño y se fue. Hoseok se preparó por dormir apenas salió su amigo por la puerta.

Gracias a un milagro, según Jung, Taehyung no apareció para dormir juntos otra vez. Por lo que le había dicho Seungmin, Moonbyul le dijo a Taehyung que le diera más libertad a él.

Por otro lado, quedó en hablar con su primo al día siguiente. Suspiró, Hoseok esperaba que Hyunjin no estuviera molesto por lo que vio.

Ya estaba listo, acostado en su cama. Se incorporó para estirar su mano y apagar la lámpara en su mesa de noche, se volvió a recostar contra la almohada y sin darse cuenta, se durmió.

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