Jung Hoseok seguía mirando al bosque desde su balcón, esperando que se le haga la hora de ir a clases.

Con los diecisiete años recién cumplidos, todavía tenía un año para tomar su decisión, así como su hermano. Él tenía claro que su destino era más seguro si se entregaba completamente a la magia, pero desde le impusieron tal misión, ahora convive con lo que toda su vida le han alejado.

Vampiros.

Ellos son tan malos, crueles, viles y cínicos, sin embargo, al mismo tiempo son seductores y apasionados.

No puede detestarlos completamente, porque respeta a su novia, Oh Taemi.

«Todavía recuerdo ese día en que la conocí y se convirtió en parte de mi vida.»

Él estaba saltando por los árboles más altos del bosque, tal y como su padre le había enseñado.

Buscaba una vampiresa, pero no sabía exactamente quien. La directora no le dio ni una foto, ni una descripción de la chica que debía atrapar. Solo le había dicho "cuando la veas te darás cuenta de que es ella".

El hechicero había percibido que un grupo de vampiros se acercaba, gracias a uno de los varios dones que heredó de sus padres. Se hechizó a sí mismo para evitar que los chupa-sangre le leyeran el pensamiento, uno vez seguro, bajó del árbol, quedando frente a ellos. Eran dos chicos, uno con el cabello negro, y el otro con el cabello rubio, y una chica una con el cabello castaño claro, todos tenían los ojos de cualquier vampiro, negros.

«Solo los vampiros con mucho poder tenían los ojos rojos, y en mi vida solo he visto a uno, mi padre. Cuando desato mi parte vampírica también tengo los ojos negros, pero mi color natural es marrón ámbar, prácticamente color caca.» Le dio tiempo de pensar a Hoseok al verlos.

Decidió pelear con ellos, nada más para pasar el tiempo.

Cuando estaba por darle una patada al rubio (después de encestarle un golpe en la mejilla al moreno), la chica se metió, empujando al vampiro detrás de ella y mostrándoles los colmillos al hechicero. Y así como aparecieron, huyeron.

Cansado de buscar tan insistentemente a la vampira, se sentó en una gruesa rama del árbol más alto en el centro del bosque. Cerró sus ojos justo cuando, por fin, Taemi llego a él. Sintió una brisa helada a su costado derecho.

Y Hoseok lo supo. Tenía que iniciar su verdadera misión. Tenía que seducirla. Así que, con eso en mente, inclinó un poco su cabeza hacia la izquierda, aun con los ojos cerrados, dejando ver su cuello, algunos lunares de este y su pequeña marca de hechicero.

Todos los hechiceros tenían una marca, era como un tatuaje que "aparecía" en cualquier parte del cuerpo. Y la de él era un pequeño sol en el cuello.

Respiro hondo preparándose mentalmente para enfrentarla al sentir la atmosfera fría de frente.

Al abrir los ojos tenía el rostro de la chica muy cerca del propio. Sus ojos eran de un atrayente color rojo, igual que sus labios, tan rojos que Hoseok se perdió a sí mismo hasta que capto que fueran tan rojos solo significaba que acababa de comer, y mucho.

El muchacho se levantó, manteniendo equilibrio sobre la rama. La chica también se incorporó y, manteniendo la mirada, se acercó al hechicero, enredó sus brazos fríos en el cuello de este y haló de él hacia abajo para acercarlo más.

Jung, sorprendido, pero sabiendo como disimularlo, colocó sus manos en la cintura contraria, con la intención de alejarla.

La vampira se acercó tanto que sus labios rozaron con los del, aun, vivo, y muy contrario a lo que había estado sintiendo (o a la lógica en general), le recorrió una ráfaga de calor, fue como si algo dentro de él explora. Quiso besarla, probar esos tentadores labios. Y creyó que ella iba a besarlo, pero no, con sus labios nada más rozando, rápidamente, hizo un camino desde la boca de Hoseok hasta su cuello.

Había caído en la trampa.

Tal y como habían planeado, ella supuso que era un tonto hechicero que buscaba ser la merienda de cualquier vampiro en medio del bosque.

Antes de que se volviera loca y le clavara los dientes, el hechicero dobló el cuello, dejándole más espacio a ella para morder, pero también acomodándose para acercar su propia boca más al cuello de ella.

—Si yo fuera tú, no lo haría —susurró al sentir los colmillos de ella rozarle el cuello, sacando los de él para hacer lo mismo. Taemi se alejó rápidamente para comprobar lo que acababa de sentir.

«No puede ser» pensó ella, sonriéndole al atractivo muchacho.

Y tan rápido como le mostró la sonrisa, Hoseok saltó hacia otro árbol, y luego a otro y a otro, queriendo alejarse de ella, huyendo. Su misión era seducirla, pero algo dentro de él se removió de tal forma que supo que debía escapar, algo le decía que debe escapar de ella.

Él quería salvarse.

Se detuvo un momento para analizar la situación, sentándose en la rama del árbol al que había llegado, se camufló un poco entre las hojas. Tomó un hondo respiro.

—¿Qué eres?

- ˏˋ ❤️ ˎˊ-