Parte única
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Will o' the wisp scares you, Boo
Won't see it coming, a sudden apparition
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¿Alguna vez has tenido la sensación de que tu hogar ha sido invadido por una presencia extraña? ¿Que pequeños objetos desaparecen, para luego, reaparecer en los lugares más improbables?
Tal vez debas saber que tu casa puede estar invadida por duendes, más específicamente dokkaebi.
¿Qué es un dokkaebi? Te preguntarás.
Son seres maléficos, pequeños duendes que causan desastres naturales o incendios, aunque también hay de los buenos, aquellos que conceden milagros a los humanos, otorgando riqueza y poder.
Bueno, en mi caso, yo no estoy seguro si aquello fue una bendición o un castigo.
Abrió el pergamino que contenía la más reciente carta de su madre, la había estado esperando por varias semanas, así que al abrir esta y ser capaz de leer los caracteres de procedencia china, lo menos que esperó fue leer un:
Hyunjin, cariño. ¿Cuándo consigues una esposa?
Rodó los ojos, hastiado. Su madre había mandado una carta que había durado semanas enteras en llegarle solo para preguntar aquello. Aunque ya se lo esperaba, muy en el fondo, porque ya era algo habitual, siempre que solía verla, ella se volvía insistente con aquello.
Debes conseguir una linda muchacha que te cocine, que te atienda y sirva en tu hogar.
¡Ni siquiera le gustaban las mujeres, joder! Tenía amigos a quienes sus madres nunca les obligaron a contraer matrimonio, pero su caso era totalmente distinto, su madre era demasiado entrometida.
Siguió leyendo la carta, un poco de lo mismo, su madre quería alguien que esté con él, que haga la comida, lave la ropa y limpie la casa, en realidad no veía ningún problema con vivir solo y hacer todo eso él mismo, pero su madre era muy anticuada. Además de ello, él tenía un trabajo peligroso, nunca estaba en casa y se exponía todo el tiempo a embrujos y maleficios, porque él era un exorcista, uno de los pocos que habían por esa zona infestada de criaturas, en su posición no podía darse el lujo de mantener un matrimonio con alguien.
Después de aquello, el final de la carta llamó su atención:
Tu padre y yo hemos decidido que viajaremos hasta donde estás, para celebrar una boda, y si no consigues una muchacha, nosotros nos encargamos de conseguirte una.
Estaba jodido.
Tan malditamente jodido.
¿Qué haría ahora? Vió la fecha de la carta y joder ¡era en 3 días! Ahora estaba desesperado, no tenía ni una sola idea de qué haría para arreglar el lío en el que estaba.
De repente escuchó algo romperse, por un demonio, lo que faltaba.
Se paró enojado, tan enojado que en ese momento estaba listo para exorcizar aquella presencia que había estado ignorando durante mucho tiempo.
Lo había notado hace ya varios días, los objetos se caían, cosas desaparecían o cambiaban de lugar, escuchaba voces y risas o en las noches oscuras, veía luces moviéndose de un lado a otro. Pero no había tenido el mayor problema con seguir con aquello, ni siquiera podía sentir aquella presencia, porque era tan débil que emitía nula sensación, a penas le molestaba cuando las cosas se caían, como en ese momento.
Llegó hasta su cocina, y se sorprendió cuando alguien parecía estar asaltando su alacena, pero Hyunjin conocía esa sensación, ¡era un duende!
Todo estaba tan oscuro que cuando extendió la mano para alcanzar a aquella criatura, esta ya había saltado por mesas y muebles, desapareciendo con su comida en las manos. Ahora entendía por qué todos los dulces que le regalaban siempre desaparecían, ¡el duendecito se los comía! no podía estar más enojado en esos momentos.
Caminó lentamente por la casa a oscuras, atento de encontrar la más mínima sensación que le diga dónde estaba aquél duende, ya que aquellos tenían la habilidad de volverse luz y escabullirse por las paredes, su única desventaja era ser fácilmente exorcizados en aquella forma espectral. Al final, pudo sentirla.
Mientras caminaba a pasos lentos se preguntaba de dónde había llegado, tal vez el duende lo había seguido en alguno de sus trabajos, al ser una presencia tan débil, nunca se dió cuenta. También se preguntaba qué tipo de duende era, aunque si fuera uno maligno, él ya hubiera caído en desgracia, ¡aunque ya lo estaba haciendo! o él sentía que lo de su madre era una desgracia.
Estaba de nuevo en su habitación, y podía sentirlo, ya no sutilmente, sino que estaba allí con él, ¿pero dónde?
Recorrió la habitación con la vista, y ¡ddaeng! supo de dónde provenía la sensación por un ruido que se escuchaba debajo de su closet. Lo abrió tan sutilmente que la presencia no se dió cuenta de que estaba a punto de ser atrapado, y luego, levantó la pieza de madera del piso del closet, exponiendo un lugar secreto en el piso que solo él conocía, o eso había creído.
Metió la mano sin miedo, topándose con una cabellera que agarró fuertemente y tiró hasta tener fuera, escuchó chillidos y luego llantos, pero no le importó hasta que tuvo a la criatura fuera de su closet, en el piso, intentando ocultarse de nuevo.
Tenía cuerpo humano, era la primera vez que veía uno así, había visto duendes enanos y musculosos al igual que otros altos, incluso más altos que él, pero este tenía la complexión de un adulto joven y muy delgado, y lloraba como un niño, tratando de soltar sus brazos de él.
—Si te conviertes en luz, te exorcizaré de la forma más dolorosa posible. —El duende chilló más fuerte, sabía que pensaba escapar de esa forma, pero Hyunjin estaba listo para resolver eso de manera pacífica a pesar de su enojo.
Le quitó el sombrero, aquél que les daba la habilidad de ser invisibles, revelando la imagen de unos cabellos rubios muy largos y lacios, y un rostro infantil y puro que seguía llorando y temblando mientras lo retenía contra su voluntad.
Hyunjin tomó la bolsa que había caído mientras forcejeaba contra él, dándose cuenta que le había sacado un buen mordisco a sus pasteles de arroz, pero ya qué mas daba, así que se los devolvió al duendecillo chillón, y éste logró calmarse un poco después de tomar de nuevo el postre entre sus manos.
—¡No me haga daño! —Gruesas lágrimas caían por sus infantiles mejillas, Hyunjin ahora se sentía culpable. —¡Yongbok solo quería un hogar!
—¿Yongbok es tu nombre? —El duendecito asintió, Hyunjin lo miró más a detalle, era demasiado lindo, con rubios cabellos largos, aunque estos se hallaban sucios y despeinados, al igual que su cara y sus ropas descuidadas. —¿Un hogar, dices?
Algo en él hizo que sonriera con malicia, tenía una grandiosa idea, una donde se libraría de su molesta madre y a su vez, haría uso del duendecito fastidioso que lo había perseguido. Para su suerte, al duende le brillaron los ojos, mientras con ambas manos aún sostenía la bolsita con pastel de arroz que se había estado comiendo.
Hyunjin lo tomó fuerte de un hombro, logrando asustarlo, y con la otra mano tomó su rostro, dedicándose a mirar mejor los rasgos del duende.
—¿Eres hombre o mujer, Yongbok? —El duendecito cerró los ojos aterrorizado, el agarre del humano era tan fuerte que dolía.
—No tenemos género. —Chilló, pero Hyunjin apretó más fuerte su hombro y su mano bajó a su cuello para sostenerlo, el duendecito era tan débil que temblaba de miedo bajo él. —¡Soy un hombre! Un hombre según los humanos, suélteme, por favor.
No lo hizo, en todo caso, se acercó más a él.
—¿Un hombre, uh? Ciertamente lo eres. —Cuando Hyunjin lo notó, el cuerpo del sucio duendecito ya estaba debajo de él, temblando y llorando de miedo mientras chillaba que no lo lastime, pero no lo haría, solo estaba asustándolo.
Al ser un exorcista, naturalmente sentía repulsion por aquellas criaturas, simplemente el duende chillón debajo de él parecía ser tan débil que no era una amenaza, y además, podría usarlo a conveniencia.
Repasó su cuerpo por encima de la tela, cerciorándose que el duendecito no le estaba mintiendo, y al parecer no, pudo sentir la estructura masculina debajo de su ropa, a pesar de su rostro tan delicado y bonito.
—¿Qué tipo de duende eres? ¿Un nat dokkaebi*? —El duendecito asintió, y Hyunjin sonrió triunfante. Por ahora, cumplía todos los requisitos. —Te propongo un trato, a los tuyos les gustan los tratos, ¿no?
Soltó su cuello, pero mantuvo las manos en sus hombros y su pequeño cuerpo retenido, el duendecito lo miraba con los ojos brillantes por el llanto. Aún así no sentía ni una pizca de compasión por él, usualmente para ese momento ya lo hubiera exorcizado.
—Te dejaré quedarte, pero con una condición. —El duende no decía nada, pero tampoco dejaba de mirarlo, atento a lo que diría. —Finge ser mi esposa.
—¿Qué? —El duendecito absorbió sus mocos, incrédulo, ¿qué estaba diciendo ese humano? ¿se había vuelto loco?
—Finge ser mi esposa o te exorcizaré de la forma más dolorosa que conozco.
El humano estaba serio, tan serio que el duende supo que aquello era real, era lo que estaba pidiendo, tan solo eso, fingir, ¡Yongbok era bueno fingiendo! podía actuar tan bien y engañar a otros, pero no le gustaba, se sentía tan mal cuando engañaba a los humanos.
¡Pero necesitaba un hogar! Era horrible dormir en el bosque frío, ocultándose de cazadores y otras criaturas más poderosas. Aquella casa tenía comida, dulces, era calientita y estaba sola la mayoría del tiempo, era un lugar perfecto y lo único que debía hacer para conseguirlo era mentir.
—Voy a exorcizarte en cinco segundos si no me contestas. Uno...
Chilló del susto.—¡Lo haré!
¡Había sido la mejor idea de su vida! Yongbok ya gozaba de las ventajas de una nueva vida bajo un techo, tenía una habitación propia donde estaba cuando le gustaba permanecer en su forma humana, y podía extraer dulces de la alacena cuando sentía hambre.
Tenía ropa nueva, y lo único que tenía prohibido era romper platos o hacer mucho ruido de noche, pero además de todo eso, estaba bien con ello, ¡incluso tenía un gatito!
Había hablado mucho con Hyunjin también, el humano estaba fascinado con tenerlo, podía saberlo desde que pasaba horas preguntando acerca de los de su especie, y aunque tal vez Hyunjin usaría esa información en su contra, algo le decía que encontraría una manera de hacer la paz con los duendes.
Aunque los había de todas formas, algunos eran malos y gruñones, mucho más gruñones que Hyunjin. ¡Pero Yongbok no era malo! Él era un duende bueno, uno que a veces robaba dulces, era lo único que robaba, no le gustaba robar, pero le gustaban tanto los dulces que haría lo que fuera por conseguirlos.
Ese día, Hyunjin había estado diferente a lo normal, usualmente era malhumorado, Yongbok sabía que después de exorcizar otras criaturas siempre llegaba cansado a casa, y si Yongbok hacía mucho ruido, él le gritaba.
Pero aquél día solo suspiraba, lo había hecho varias veces, Yongbok lo había escuchado mientras leía su libro o pintaba algunos pergaminos. No pudo evitarlo, Yongbok era un duende bueno que le gustaba hacer feliz a los humanos, así que se acercó a él con cautela.
—¿Te pasa algo? —Pero Hyunjin lo miró, cansado, había estado leyendo una y otra vez el mismo pergamino, entonces él lo guardo y le dirigió una mirada seria.
—Hoy es nuestra boda, Yongbok.
¡¿Boda?!
—¿De qué estás hablando? —Su voz había sonado nerviosa, ¡lo había olvidado! la razón por la que estaba viviendo en aquella espaciosa y lujosa casa era porque había prometido fingir ser una esposa.
—Los preparativos ya están listos, trataré de que nadie te vea durante la ceremonia. —Negó ligeramente, no podía ser tan pronto, creyó que tendría más días para disfrutar su nueva y feliz vida. —¿Recuerdas que te sacaron medidas? En realidad, era para hacerte un hanbok de bodas.
—¿Por qué no me dijiste nada? No puedo hacerlo... —Su voz se quebró, pero Hyunjin suspiró otra vez.
—Debe estar listo en una hora. Vendrá mucha gente, mis amigos y mis padres, no lo arruines, por favor, es lo único que te pido.
Y entonces, Hyunjin se levantó de su lugar y se fue, dejándolo solo con su tormento.
¡No podía hacerlo! ¿Cuántas personas lo verían? Yongbok le había mostrado su forma humana a muy pocas personas, y ahora Hyunjin le pedía algo como eso. Pero lo había prometido, tal vez si hubiera sabido que celebrarían una boda, no hubiera aceptado, aunque en ese momento, la idea de ser exorcizado le aterraba, y había comprobado los poderes de Hyunjin con vivir con él unos días, si hacía algo mal, si lo arruinaba todo, ¡Hyunjin lo desintegraría!
Así que no dijo nada, quería llorar de nuevo, pero el miedo por cometer un error era tanto que incluso estaba aterrorizado por llorar. Se vistió en silencio, afortunadamente la servidumbre lo había dejado vestirse solo por órdenes de Hyunjin. También tenía prohibido hablar, su voz lo delataría como hombre, porque Hyunjin quería que todo el mundo crea que era una mujer, era tan injusto no tener ni siquiera permiso de hablar.
Era tan difícil colocarse todas las capas del hanbok blanco encima solo, y una vez casi terminado, se estaba acalorando, pero sabía que debía aguantarlo.
Tardó largos minutos peinándose y trenzando su largo cabello rubio, si algo le gustaba mucho a Hyunjin era verlo limpio y con el cabello desenredado, y por eso ahora tenía especial cuidado en ello.
Escuchó pasos, que le hicieron saltar en la silla frente al espejo, y luego, la puerta corrediza se abrió con cuidado, Hyunjin lo miró desde el marco de la puerta, él vestía un hanbok masculino de color azul oscuro con bordados en dorado, su cabello negro largo hasta el cuello era adornado por una pieza de tela bordada.
—Wow, luces hermoso. —Dijo Hyunjin, tal vez era lo que él debía decir y no el contrario, pero había algo en el brillo de su mirada que resultaba reconfortante pese a sus nervios. —Mi madre quiere verte, no cree que de verdad haya conseguido una muchacha para contraer matrimonio.
—Supongo que tampoco tengo permitido hablarle. —El peine pasaba delicadamente por su cabello, mientras se miraba al espejo le gustaba lo que veía, pero luego la realidad de la situación lograba entristecerlo de nuevo.
—Yo me encargaré de todo, tampoco quiero que te vea durante mucho tiempo. —Hyunjin se acercó a él, y le extendió su mano. —Vamos, Yongbok, ya casi es hora de la ceremonia.
¡Había sido un desastre!, o al menos era lo que él sentía.
La madre de Hyunjin era parlanchina, y había traído a una chica para que él contrajera matrimonio con ella, creyendo que su hijo mentía. Entonces, la madre y la chica se dedicaron a hablar mal de él, de su rostro, de su color de piel, de sus pecas, de su cabello rubio, y no había parte física suya que ambas no hubieran criticado.
Hyunjin las había callado un par de veces durante la ceremonia, pero ambas mujeres no parecían temerle, contrario a él que estaba tan aterrado de Hyunjin que nunca soltó palabra alguna, los humanos eran aterradores porque ambas desafiaban a Hyunjin sin temor alguno. ¡No lo entendía! Si él soltaba una palabra, estaría seguro que Hyunjin lo desintegraría.
Y luego, la gente, tanta gente como nunca había visto, gente que bebía, bailaba, comía, y recitaba cantos de pansori mientras otros reían. Así que cuando Hyunjin lo perdió de vista, huyó de nuevo a casa para esconderse, queriendo refugiarse de aquél desastre.
—¡Ten, bebe esto! —Su mejor amigo, Changbin, le había pasado una botella con un líquido extraño, probablemente un fuerte alcohol, y Hyunjin sin dudarlo, lo bebió hasta el fondo, ganándose aplausos y vitoreos de sus amigos.
—Oye, hyung. ¿Dónde está tu esposa? —Esta vez era Han, bebiendo de otra botella dudosa que Changbin les había traído.
—No lo sé, y no me importa. —Aquello sacó una carcajada de sus amigos, tal vez porque la idea de él actuando como el jefe desinteresado de la casa les producía tanto humor.
Pero no era por ello que no le importaba, en realidad, ya era muy de noche, y estaba seguro que Yongbok no corría peligro en aquél bosque, si algo le pasaba, podría convertirse en una pequeña lucesita y escapar, eran las ventajas de ser una criatura espectral. A veces Hyunjin deseaba poder huir así de su madre.
—¡Hyunjin! —La voz de su hermana lo sacó de trance, pero estaba tan bebido que simplemente quería ignorarla, por una jodida vez en la vida. —¡Hyunjin, te estoy hablando, cabrón!
Los insultos de su hermana le sacaron de nuevo risas a sus amigos, y por una última vez, todos estallaron en risas cuando ella llegó hasta donde él estaba y le jaló fuertemente una de las orejas, doliendo como mil demonios.
—¡Maldición! ¿Qué quieres? —Respondió enojado, pero su enojo duraría solo hasta que detrás de su hermana, la chica que su madre había traído para contraer matrimonio estaba llorando, estuvo a punto de ignorarla hasta que su hermana dijo.
—¡Tu casa está embrujada!
Y silencio. Todos habían escuchado aquello y ahora su círculo de amigos lo miraba fijamente, ¿él? ¿el grandioso exorcista Hwang Hyunjin? ¿con una casa embrujada? ¡Debía ser una broma!
Pero no lo era.
—¿Qué pasó? —Hyunjin tomó la mano de su hermana, y también arrastró a la chica que lloraba. No quería que nadie las escuchara hablar.
—Llevé a Lia al baño, y entonces, al pasar por la cocina, todos los platos de cerámica cayeron la piso, ¡y luego vimos luces! —La chica lloró más fuerte, su hermana por otra parte, parecía poco afectada, al igual que él, ella era muy valiente al respecto.
¡Pero Joder! Se metería en un problema grave si no lograba solucionarlo.
—No le digas a nadie, ¿si? No quiero asustar a los asistentes. —Eso había sonado como una amenaza para su hermana, pero así era para siempre ellos, al menos Hyunjin confiaba en su hermana, tal vez a ella le gustaba ridiculizarlo, pero nunca arruinaría su boda.
Entonces a zancadas volvió a la casa, no sabía por dónde empezar, ¿qué había pasado? ¿Yongbok estaba enojado? ¿Con él? A pesar de lo molesto que era ese pequeño duende, de alguna manera le había salvado el pellejo frente a su madre, y ahora, le agradecería por toda la vida, le dejaría ofrendas, le compraría todos los dulces que él quisiera, pero primero, debía descubrir por qué había roto una de las reglas de la casa.
Ya no le preocupaba ni siquiera ser sigiloso, la madera crujía a causa de sus pasos pesados, pues recorría la casa entera tratando de encontrar indicio de luces o de la presencia de Yongbok, pero nada.
Hasta que entró a su habitación, y como si fuera en automático, sus pies llegaron hasta su closet, corrió la puerta corrediza y levantó la tapa en el piso, y allí estaba, con su pulcro vestido blanco y rubios cabellos que caían dulcemente por sus hombros, había estado llorando, porque sus labios y sus mejillas se hallaban abultados y rojos, y a pesar de tener los ojos cerrados, podía ver la humedad brillando en su rostro a pesar de la falta de luz, la poca luz de la luna que bañaba su rostro y mejillas.
Metió la mano suavemente, y contrario a la primera vez que lo había sacado de allí, en esta, acuñó su rostro con suavidad, haciéndolo despertar.
Miedo, eso fue lo que vió en él una vez que abrió los ojos, Yongbok se removió en el espacio, tratando de escapar de su toque. ¿Qué había pasado? ¿Por qué actuaba de esa manera?
—¡Lo siento! —Chilló, con las lágrimas recorriendo de nuevo su rostro. —¡Lo siento mucho! No debí... yo... no...
—Shhhhh... —Esta vez logró agarrar su desnudo brazo, Yongbok se había quitado la parte superior del hanbok, quedando solo con la cinta del pecho que se unía a la falda. Lucía tan hermoso de esa forma, que Hyunjin se sintió impresionado por su reacción propia.
—No me exorcices. —Lloraba, pero aún así dejó que Hyunjin lo sacara de ese reducido espacio dentro de su clóset.
—No lo haré, Yongbok. Cumpliste tu parte de la promesa.
El duendecito no dejó de llorar, murmurando cosas acerca de romper las reglas, que estaba demasiado confundido después del alboroto de la celebración, y que simplemente actuó de esa forma, pero Hyunjin ahora no podía culparlo, al contrario, estaba maravillado por lo bien que había actuado, su madre de verdad había creído todo de principio a fin, y nadie tenía ni la más mínima sospecha de que Yongbok era un chico a causa de haber permanecido callado todo el tiempo.
Lo dejó caer en su regazo mientras lloraba, arrepentido y confundido, sus lacios cabellos rubios se desenredaban con facilidad mientras los dedos de Hyunjin pasaban entre ellos. Había estado creyendo todo el tiempo que el duende era la peor cosa que le pudo pasar, y ahora, después de ser salvado de un matrimonio obligado, ya no se sentía de la misma manera.
—¿Alguna vez has comido dalgona? —Preguntó de repente, logrando su cometido, Yongbok dejó de llorar y sus cristalinos ojos se fijaron en él, negando. —Te traeré un poco, como premio por haber sido un buen duendecito.
Regresó a la fiesta, tratando de convencer a Lia y su hermana, Yeji, de que aquello había sido el gato que tenía como mascota, y que tal vez ellas habían bebido demasiado y alucinado cosas.
Y hablando de alcohol, tal vez había algo dulce que Yongbok aún no había probado, ¿podían los duendes beber soju? Estaba a punto de averiguarlo.
Regresó con no solo dalgona, sino muchas clases de dulces que habían llevado para la celebración, y se aseguró de que nadie entrara a la casa, con la excusa de que estaría a solas con su esposa, y que a ella no le gustaban las muchedumbres. Tal vez, del todo mentira no era.
Yongbok comía sin hablar, o al menos al principio, mientras más dulces comía, empezaba a resplandecer de nuevo, como si el azúcar le diera energía, no entiendía cómo era que el duende podía comer tantos dulces uno tras otro sin vomitar, a penas terminaba uno, otro ya venía en camino.
—¿Alguna vez has bebido alcohol? —Yongbok negó, terminando de tragar una galleta.
—Los duendes más débiles lo tenemos prohibido.
¿Débiles? ¿Entonces Yongbok estaba consciente de su debilidad? Aquello era interesante, cada cosa que él revelaba sobre los duendes lo era.
—¿Por qué? —No pudo evitar cuestionar, algunos tipos de duendes tenían la fama de ser adictos al alcohol, le sorprendía que Yongbok nunca lo hubiera probado.
—No lo sé. —Y con eso, Yongbok siguió comiendo.
Hyunjin se preguntaba, ¿por qué Yongbok nunca cuestionaba nada? Él se limitaba a recibir órdenes y hacerlas, pero nunca trataba de encontrar un por qué. Tal vez, eso se remontaba a su estatus como duende débil, para protegerse a sí mismo debía obedecer y no cuestionar, si lo hacía, se metería en problemas.
Destapó la botella, y se la acercó, el duende lo miró confundido.
—Te gustará, es muy dulce. —Pudo sentir sus ojos brillando ante la mención de la palabra dulce, pero aún así no aceptaba la botella. —Bébelo, Yongbok.
Sabía que él no se negaría si le ordenaba hacerlo, y sino, lo amenazaría con exorcizarlo, o tal vez esto último era exagerado, pero para su suerte, el duende tomó la botella, de forma desconfiada, y luego la acercó a sus labios para beber un poco, haciendo una cara extraña por el sabor, pero finalmente aceptándolo y logrando que Hyunjin le sonría.
Desde eso, Yongbok siguió comiendo y bebiendo, no se había gastado la botella cuando sus risas comenzaron a volverse risueñas y sus palabras se volvían balbuceos. Yongbok estaba ebrio, muy borracho y era divertido.
—¡Bebe tú! —Yongbok le acercó la botella, aún quedaba poco menos de la mitad, pero él ya había bebido suficiente en la fiesta, y era gracioso ver al duende tan animado bebiendo, así que negó. —Bebe, o tendré que obligarte a hacerlo.
Hyunjin no pudo evitar soltar una risa, ¿obligarlo? el duende era tan gracioso, intentando actuar enojado mientras puchereaba de forma adorable.
—¿Y eso como lo harás? —Felix tomó la botella, y cuando se dió cuenta, ya lo tenía encima de su regazo, tratando de abrir su boca para hacerlo beber.
La impresión fue tanta, que Hyunjin no puso resistencia en absoluto, dejando que el duende intente vaciar algo del líquido en su boca. Tal vez estaba demasiado ebrio, tal vez el gesto no le resultaba extraño a Yongbok, pero lo que hizo había tocado fibras sensibles en Hyunjin, y ahora este trataba de controlarse a sí mismo mientras permanecía debajo de él.
No pudo evitar repasar su cuerpo, el vestido ajustado a su pecho, sus cabellos suaves cayendo encima de él mientras el alcohol corría por sus labios y algunas gotas caían hasta su mentón, la luz de luna bañando su cuerpo de una forma tan hermosa. Estaba encima de él, podía sentirlo, aplastando su entrepierna mientras trataba de hacerlo beber.
Y sin poder resistirlo, abrazó su cintura por encima de la tela, las piernas del duende sobresalían de la fina tela del vestido, y sus cabellos, cómo los amaba, cayendo en sus hombros y en su pecho, con pequeñas trenzas que él mismo había hecho, lucía tan hermoso, en realidad siempre lo había sido, no necesitaba un costoso vestido de seda blanca para saberlo.
Yongbok terminó con el último sorbo de la botella, arrojándola en alguna parte de la habitación. Hyunjin había recostado su cuerpo en el piso, cerca del edredón donde dormía en el suelo. Observaba a Yongbok desde abajo, jugando con su largo cabello, tratando de acomodarlo de alguna forma que no sea molesto.
—Me siento raro, Hyunjin. —De nuevo, exclamó casi balbuceando, su pequeño duende estaba tan borracho, él también debía estarlo, por que sus fantasías en ese momento no sonaban sobrias.
—¿Raro, cómo? —Fingió demencia, en realidad, él se sentía de la misma manera.
—Tengo calor. —Yongbok se llevó las manos hasta las ataduras del vestido, y bajo la fija mirada de Hyunjin, comenzó a desatarlo, logrando que la tela caiga, revelando su pecho, plano y masculino.
Pero Hyunjin no podía estar más cómodo con aquella figura masculina, que frotaba lentamente sus caderas encima de él sin darse cuenta, en un desesperante vaivén. ¿Yongbok sabía lo que hacía? ¿Estaba consciente de qué significaba aquello? No lo sabía, pero quería entenderlo, con la excusa de saber más acerca de los duendes y su comportamiento.
Tomó las caderas del duende posesivamente, y fue marcando un ritmo más consistente y más aspero. Podía sentirlo, debajo de su falda, su trasero se masajeaba contra él, sintiéndose como una tortura.
—Me siento raro, Hyunjin. —Volvió a repetir, apretando el hanbok del humano que estaba debajo de él, pero no se apartó ni detuvo el movimiento, simplemente siguió con ello, dejando que Hyunjin lo guiara.
—¿Sabes lo que hacen los humanos en su noche de bodas? —Como lo esperaba, el duende negó, sus mejillas ya estaban rojas, y Hyunjin no sabía si por calor o vergüenza. —¿Quieres que te enseñe?
—¿Eso hará que se detenga? —Yongbok rebosaba de inocencia, estaba consciente de ello, deseaba tanto mentirle, aprovecharse de ese pequeño duende mientras estaba ebrio, pero no era capaz, no cuando le debía tanto a él.
—No se detendrá, Yongbok. En todo caso, se hará más fuerte.
Yongbok pareció pensarlo, sus ojitos brillantes y dulces lo miraban fijamente, Hyunjin esperaba en qué momento huiría, se levantaría para irse, y tal vez después de mucho tiempo, volvería para vengarse de él por haberlo engañado.
Pero no lo hizo.
—No quiero que se detenga. Me gusta cómo se siente.
Hyunjin no pudo evitar soltar un ligero gemido de exitación, la forma en la que se lo decía, tal dulce, y a la vez, haciendo algo tan impuro como frotarse sobre él como lo había estado haciendo durante largos tortuosos minutos.
Levantó su espalda del suelo, y aferró sus brazos a la cintura de Yongbok, ya nada podía detenerlo, lo deseaba tanto, no sabía en qué momento la situación se había vuelto de esa forma pero ahora solo terminaría hasta que lo haya hecho.
Y luego, llegó hasta su rostro y lo besó, tan suavemente que él mismo no sabía por qué era tan dulce, al principio, Yongbok estaba tan confundido que no sabía cómo moverse y luego, en muy poco tiempo logró seguirle el ritmo, dejando que entre con su lengua y saboree el dulce y el alcohol juntos.
Se pegó tanto a él, que el duende no tuvo más remedio que rodear su cuello y hombros con sus brazos. Y luego, cuando se separó de él, siguió su cuello, chupó y dejó besos por toda la piel mientras se aferraba a su cintura y Yongbok a sus hombros, el duende se sentía temblando encima de él, pero nunca lo detuvo, Hyunjin sabía que cuando quería escapar de algo, se volvía luz y desaparecía, pero esta vez no lo hizo.
—Desvísteme, Yongbok. Así como tú te quitaste el hanbok.
Yongbok se aferraba a él con mucho trabajo mientras, pero aún siguió aquella orden, gimiendo bajito mientras la piel de su cuello, hombros y pecho era besada y deborada, y mientras Hyunjin se aferraba a su cintura, acariciaban sus piernas y metía la mano dentro de su vestido para deshacerse de su ropa interior.
—¿Así se sienten... los humanos... al casarse? —Yongbok respiraba pesado, pero incluso así, no veía indicios de que quiera parar lo que ya habían iniciado. —De haber sabido que se sentía así... yo...
—¿Estás feliz de casarte conmigo? —Hyunjin soltó su cuello, encarándolo, volviéndose el más feliz cuando el duende asintió con un brillo de pureza en los ojos.
Y volvió a besarlo, un pico corto para luego, voltearse con él y dejar reposar su cuerpo encima del edredón que usaba como cama. Se sacó todo lo que le quedaba del hanbok y de los pantalones, a Yongbok solo le quedaba la falda, pero estaba bien para él, si por casualidad alguien de la celebración lo encontraba en esa situación con "su esposa", nadie sabría lo que se ocultaba debajo de su falda.
Pero Hyunjin si lo sabía, sabía desde aquél día qué lo encontró, que su cuerpo y el del duende eran iguales, y eso le gustaba, porque nunca había deseado contraer matrimonio con una mujer, y ahora, tenía aquello arreglado, gracias a Yongbok.
Se posicionó nervioso entre sus piernas, el duende gemía bajito cada vez que se frotaba en él, y sus manos llegaron hasta debajo de la falda para propiciar caricias, y hacer que disfrute al mismo tiempo que él.
—Yongbok, esto tal vez duela un poco. Pero te prometo que se sentirá bien luego, confías en mí ¿verdad? —El duende pareció confundido, pero luego asintió, enredando sus piernas al rededor de sus caderas.
Hyunjin tomó su miembro, el cuál ya había quedado en extremo duro desde los exquisitos movimientos del duende encima de él, y apartando su falda, buscó su entrada, y luego de esparcir algo del líquido preseminal en ella, fue entrando lenta y suavemente.
Yongbok abrió la boca con una mueca de dolor mientras sus ojos se volvían líneas cerradas, cuando terminó, sus ojos de abrieron mostrándolos brillantes por pequeñas lágrimas que había acumulado. Hyunjin se sentía un poco arrepentido, pero estaba seguro de que se acabaría, y a Yongbok le gustaría tanto aquello.
No sabía si era el alcohol en su sistema, pero lo deseaba tanto, que no le importaba ni siquiera su estatus como exorcista, porque ¿quién lo diría? un exorcista contrayendo matrimonio con un duende, debía ser una mala comedia.
—Hyunjin, hazme sentir bien. —Escuchó decir, Felix confiaba en Hyunjin, por primera vez lo hacía, lo había dejado permanecer en su casa y no se había molestado aún cuando había roto una regla. Tal vez incluso había arruinado su boda por eso, pero ahora, estaba recibiendo aquella preciosa experiencia humana.
Aquello descontroló a Hyunjin, maldijo por lo bajo y tomó fuertemente las piernas del duende para propiciar la primera estocada, y luego la segunda, y cada vez que volvía a entrar, era más fácil para él.
De nuevo, como cuando le había besado el cuello, Yongbok comenzó a gemir, pero esta vez, estaba seguro que las personas fuera de su casa lo oirían, ¿qué importaba? estaba teniendo su magnífica noche de bodas con su esposa.
Al principio las estocadas eran lentas, el duende apretaba las sábanas debajo de él para resistir el dolor, pero cuando comenzó a resbalar con mayor facilidad, todo se volvieron gemidos que no pudo callar.
Yongbok asentía numerosas veces mientras se volvía a hundir en él, incapaz de hacer otra cosa que gemir y asentir, esa era su única forma de expresar lo bien que se sentía. Ni siquiera intentaba callar sus gemidos cuando golpeaba fuertemente dentro, tal vez él no sabía qué era lo que estaba haciendo y que usualmente debían ser silenciosos, pero a Hyunjin tampoco le molestaba.
Y para él, ese mar de sensaciones era mucho mejor a lo que alguna vez deseó, nunca con una chica, pero para sus adentros, no creyó que estaría casado y feliz, con un hombre, o al menos, un duendecito travieso con cuerpo masculino. Cuerpo que temblaba debajo de él cuando se aseguraba de estar golpeando donde debía estar el punto perfecto, incluso sus piernas tiritaban, Yongbok no podía mantener la boca cerrada ni los ojos abiertos.
—¿Se siente bien? —Se acercó al rostro del duende, y le preguntó directamente, viéndolo de nuevo, asentir eufóricamente.
—Sí... ¡sí! —Hyunjin sentía que golpeaba allí, y entonces, las piernas del duende apretaban más su cintura, aquellas esponjosas piernas que nunca había visto sino hasta ese día.
Había partes del cuerpo del duende que no había sido capaz de ver con anterioridad, su delgada cintura, su pecho plano, clavículas marcadas, ahora que podía verlo casi completamente desnudo, no se arrepentía de nada. Era hermoso, con su rostro dulce y cabello fuera de lo común, incluso sus pecas bañando sus mejillas se volvían un espectáculo para ver.
Una de sus manos se escabuyó de nuevo por el vestido, y a pesar de que el duende lloraba aferrado al edredón, esta vez no de miedo sino de placer, tomó su miembro para comenzar a bombear, haciendo que curveé la espalda y su llanto se vuelva más alto.
—Es demasiado... —Lloraba, pero sabía que no de una mala manera. —Siento que voy a explotar... Hyunjin ah–
Su nombre había salido junto a un gemido, siguió bombeando pero esta vez, con su dedo tapó la punta del glande, para evitar que el duende se corriera antes que él. Se aferraba a sus piernas, su polla estaba siendo apretada dentro, no había forma de parar, es más, quería acceder a esa placentera sensación tanto como pudiera.
—Los humanos lo llaman sexo, Yongbok, y lo hacen todos los días.
—¿Todos los días? —La impresión había salido de su boca, a la vez que sus manos llegaron hasta sus hombros, intentando safarse, Yongbok quería huir por la bruma. —No podría...
—¡Lo haremos todos los días! —Golpe, tras golpe, el duende comenzó a empujarlo con más fuerza, pero él sostuvo sus caderas fuerte, y no lo dejó. —Porque estamos casados y eso hacen las parejas.
No supo cómo, pero Felix logró liberarse, había estado gimiendo sin parar, ahogándose en un placer tan inmenso que tal vez él como humano no lo entendía, pero cuando se volteó para huir, cometió el fatal error de darle la espalda a Hyunjin y este se aferró a su falda para volver a arrastrarlo hacia él.
Tomó los brazos del duende y los inmovilizó en su espalda, era tan débil e indefenso como siempre, apartó la falda para volver a meterse dentro de él, facilitando sus movimientos por la nueva posición y porque ahora podía sostenerse de los brazos de Yongbok, quien aunque intentara apartarse le era inútil.
—Es demasiado... —Sintió las piernas de Yongbok cerrarse de repente, temblando, y luego, la humedad escurriendo entre ellas junto a sus gemidos. Sintió su entrada apretar exquisitamente su polla, y luego, escabuyó una mano entre sus piernas y sintió la textura pegajosa mancharle.
¡Los duendes podían correrse! Otro descubrimiento.
—Te acostumbrarás, Yongbok, haré que te acostumbres.
Siguió dando fuertes estocadas, pero no por mucho tiempo, estaba tan apretado que no resistiría más, hasta que sintió todo de él rellenando el apretado y delicioso agujero, dejando cada gota dentro con la última estocada. Cuando salió de Yongbok, vió una gota de su semilla escurrirse desde su entrada hasta sus piernas, el duende simplemente cayó rendido encima del edredón. Con la respiración ascelerada y además, esa expresión lastimera y llorona, pero esta vez no había aquél miedo que solía tenerle.
—Eres cruel, Hyunjin. Eres peor que los duendes más malignos. —Yongbok simplemente pareció pensar lo que dijo, tal vez se había pasado con sus palabras y eso haría sentir mal a Hyunjin así que le dijo. —Pero ya me casé contigo, así que supongo que tendré que acostumbrarme.
—¿Los duendes se embarazan, Yongbok? Si no lo sabes, habría que intentarlo a prueba y error, y si pueden, quiero dos hijos, ¿qué te parecen Niki y Tsuki? ¡Me gustan los nombres japoneses!
Yongbok se retracta, no le tenía miedo a Hyunjin. ¡Estaba horrorizado!
Regresó del bosque después de haber jugado en él un par de horas, y luego se devolvió a su forma humana, asegurándose de cambiarse de ropa por algo limpio y bonito, arreglando sus cabellos y toda su apariencia, a Hyunjin le gustaba que estuviera limpio y presentable, y él debía cumplirlo, porque era eso lo que las esposas humanas hacían, o al menos, lo que había observado en las casas del pueblo.
Faltaba poco tiempo para que Hyunjin vuelva, ya estaba anocheciendo, y había algo importante que quería decirle.
Usualmente Hyunjin lo llevaba con él cuando sus trabajos eran nocturnos, él se volvía luz y el humano lo transportaba en una lámpara de vidrio que cargaba, iluminando el bosque y ayudándolo a captar a las criaturas que pudieran estar rondando. Pero en esa ocasión no había sido así, Hyunjin se había ido por tres días, y lo extrañaba tanto, los dulces se le acababan y la casa estaba tan solitaria sin él.
Escuchó unos pasos en la madera vieja de la entrada, podía sentir la presencia de él incluso sin verlo, era tan poderoso que se pregunta cómo es que se había metido en la casa de un poderoso exorcista en primer lugar, había sido una locura y aún así, no se arrepiente de ello.
—¡Hyunjin! —Saltó a él a penas había dado un paso dentro de la casa, el humano lo tomó por la cintura, abrazándose a él, y luego lo llevó hasta el sillón, logrando que caiga encima de él. —¡Llegaste!
Puchereó, pero Hyunjin lo tomó de la cintura y lo acercó a él, depositando un suave beso en sus labios, y luego llevando las manos hasta dentro de su hanbok.
—Si, llegué... hace tres días que no te veía. —Yongbok gimió cuando su trasero fue apretado y amasado. —Me debes tres días.
Quiso apartar al humano desde sus hombros, pero este se aferró más a su cintura, comenzando a besar su cuello y tratando de desesperadamente deshacer su ropa. ¡Ni siquiera le había dado tiempo de hablar!
—Hyunjin... —La cinta que cerraba su hanbok por la cintura fue deshecha, y con ello, las manos del humano llegaron hasta su piel, causando escalofríos. —Hay algo que quiero decirte.
Hyunjin dejó todo lo que estaba haciendo, y lo miró confundido, esperando seriamente lo que él tenía que decir.
—Encontré dos duendes en el bosque, he estado jugando con ellos. ¿Los podemos...? ¿Cómo se dice? ¿Adoptar?
Hyunjin no podía creer lo que estaba oyendo, y Yongbok pudo notar cómo su aura cambiaba, parecido a cuando solía enojarse con él, así que intentó corregir su error.
—Dijiste que querías hijos, ¡son dos niños! son incluso más jovenes que yo.
—No voy a adoptar duendes, Yongbok. ¿Te imaginas qué pasaría si alguien se entera? Hwang Hyunjin el poderoso exorcista, ¡con hijos duendes! —Rió con sarcasmo, del cual Yongbok había notado, permaneciendo con aquella mirada triste.
—Pero estás casado conmigo. —Yongbok formó un puchero adorable, joder, era injusto, Hyunjin quería comérselo como él tragaba los dulces que le regalaban.
—Eso es diferente. —Bufó. —Además, si los adoptamos, tendrás que compartir con ellos tus dulces, y haremos lo que los humanos hacen todos los días.
Los ojos del duende se abrieron de forma asustada, incluso lo vió negar, ¿estaba celoso? quería pensar que a su duendecillo travieso le hacía sentir celos tener que compartir sus dulces y a él.
—Yo... yo puedo compartir mis dulces... pero...
—No, Yongbok. Podrás jugar con ellos en el bosque, incluso les haré una capilla para que puedan refugiarse, pero no quiero tener más duendes viviendo aquí. —A pesar del puchero que el duende mantenía, Hyunjin solo le sonrió y le dió un pico suave.
Hasta que tomó sus caderas, y con fuerza volteó ambos cuerpos en el sofá, dejando al duende debajo de él, con las piernas entrelazadas a sus caderas y la ropa deshecha.
—Ahora lo importante es... que tendré que cobrarte los tres días que me debes. —Se deshizo de la cinta de su propio hanbok, para abrirlo y dejar al descubierto su pecho y abdomen planos. —Y mañana saldré en un viaje de dos días, así que te cobraré por adelantado.
Y así fue como, el duendecillo juguetón terminó atrapado con un exorcista, quién era más malvado que los peores duendes.
¿Podrá alguien salvar a este pobre duende?
*Nat dokkaebi: Hay diversos tipos de dokkaebi, estos son los que pueden salir de día.
Dokkaebi es duende, mientras que dokkaebibul son lo que se conoce en español como fuego fatuo.
¡Hola! Ya somos 600, no lo puedo creer /cries
Honestamente yo no traía nada hecho, ¿pueden creer que me tomó 1 DÍA tener este fic 80% listo? Desde la idea que surgió en la mañana hasta terminar a las 12 de la noche, solo tuve que hacer una exhaustiva revisión y corrección porque lo escribí tan rápido que se me fueron demasiadas palabras incorrectas.
Agradezco a EisDame por darme la idea de que deberían "consumar su noche de bodas", porque antes de eso no tenía jodida idea cómo iba a hacer que terminen con el mete saca, y no es un fic mío si no termina en smut, claro que si.
Nos leemos pronto, chau~
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