Copo de Nieve
❄️
Día 13
Copo de Nieve
Era un día muy frío, tan frío que sus mocos lograban congelarse. El sol se encontraba escondido entre las nubes, y para acabarla, había comenzado a lloviznar. Lo que hacía una tortura estar afuera.
La pequeña Elsa se limpió con un pañuelo, se acercó a un bote de basura y lo arrojó ahí, después se fue caminando apresuradamente hacia su casa.
Al pasar por un pequeño callejón, escuchó unos lloriqueos. Elsa retrocedió, asomándose al lugar.
Grandes cajas de cartón mojadas y bolsas negras con basura. Nada a simple vista, hasta que una de las cajas se movió. Y ese sonido se volvió a escuchar.
La rubia miró a su alrededor, buscando algún adulto que pudiera ayudarla. Pero las calles se encontraban desiertas.
El llanto se hizo cada vez más fuerte, hasta llegar al punto de querer llorar por lo doloroso que sonaba. Elsa se armó de valor, y avanzó hacia la caja.
Un pequeño cachorro envuelto en un trapo sucio y mojado se encontraba en el interior.
-¡Pobrecito! -murmuró la ojiazul, cargando al animalito.
Lo sostuvo entre sus brazos, y corrió a su hogar.
Al llegar, rápidamente acudió a su papá, que trabajaba en su oficina.
-Ya te dije que debes tocar, cariño -le reprendió Agnnar cuando vio a la niña abrir la puerta sin permiso.
-¡Mira lo que encontré! -gritó yendo directo al grano, mostrándole al temeroso cachorro.
-¿De dónde lo has sacado?
-Estaba en la basura, tiene mucho frío, casi no se mueve -esto último preocupó a su padre.
-Dámelo, cielo -Elsa obedeció, y siguió a su padre, que lo llevaba hacia el baño de arriba.
Dejó que Elsa entrara, y cerró la puerta. Abrió el grifo del agua caliente, llenando la pequeña habitación de vapor. Cambió el trapo viejo por uno seco, y lo arrulló pacientemente.
-¿Dices que lo encontraste en la basura?
-Sí, estaba llorando muy fuerte, me dió lástima por eso lo traje a casa. ¿Estás enojado conmigo? -preguntó la menor, bajando la mirada.
-No, no estoy enojado. Hiciste bien en traerlo, de haberlo dejado ahí, quizás no hubiera sobrevivido a la tormenta.
El cachorro recuperó parte de su calor corporal, por lo que empezó a mover su colita.
-Ya se siente mejor -dijo Elsa, señalando la colita. Agnnar rió.
-¿Quieres cargarlo? -volteó a verla con una sonrisa.
-¡Sí por favor!
Se sentó en la pequeña banca que utiliza su hermana para alcanzar el lavabo, cuando se acomodó mejor, su padre le entregó el perrito.
-¿Puede quedarse?
-Habrá que preguntarle a mamá primero, pero seguro nos dirá que sí. ¿Por qué?
-Quiero ponerle un nombre, uno que sea muy especial.
-¿Cómo cuál?
-Copito de nieve.
Abajo, en el primer piso, se escucharon algunos ruidos. Por lo que Agnnar decidió bajar a revisar.
Para su sorpresa, era su compañero del trabajo, que le había traído algunos archivos para el informe que Agnnar estaba elaborando.
-¡Qué frío hace allá afuera, eh! Casi se me congela el trasero -gritó Simon, frotándose las palmas de las manos para generarse calor.
-No lo dudo, pasen por favor -les dió espacio para que entraran-. Y este de aquí debe ser Hans, ¿verdad? -comentó luego de ver un pelirrojo cubierto del rostro por su bufanda café. El niño sólo se limitó a asentir.
-Su madre insistió en que le mostrara la oficina, pero ambos somos salvajes, no nos gustan los lugares cerrados. ¿Dónde están tus hijas? -tomó asiento en uno de los sillones de la sala, su hijo lo siguió.
-Anna está de compras con Idunna y Elsa está arriba cuidando de un perrito -cuando oyó esto, Hans se quitó la bufanda para poder hablar.
Le encantaban los perros. Toda su vida había convivido con animales más veces de las que ha convivido con personas. Sentía que podía relacionarse mejor que con otros niños de su edad.
-¿Papá, puedo ir a ver al cachorro? -Simon soltó una carcajada.
-Puedes ir -respondió Agnnar-, están en el baño.
Corrió escaleras arriba, chocando con todo a su paso porque la chamarra le impedía moverse bien.
Tocó de puerta en puerta hasta dar con la indicada.
-¿Hola? -la rubia susurró, luego de escuchar que alguien estaba afuera.
Como no respondían, prefirió caminar a la puerta y abrirla. Se topó con un niño pecoso de ojos verdes viendo con curiosidad.
-¿Puedo ver al perrito? -preguntó sin más.
Es el niño especial que mencionó papá, pensó.
-Creo que sí.
Le permitió entrar a la habitación, que casi parecía sauna por tanto vapor acumulado.
-Mira, aquí está -señaló al lavabo. Se había cansado de sus brazos, así que se las ingenió para dejarlo en un lugar calientito y cómodo.
-Es muy bonito, su nariz es grande y negrita —procedió a acariciarlo con suavidad.
—Papá dijo que podría quedármelo si mamá aceptaba.
—Qué bien, en esta época los animales callejeros sufren mucho de hambre y frío. Lo mejor que podemos hacer es cuidar los que tenemos y darles buena vida —explicó.
—Sabes mucho de perritos, ¿verdad?
—Sí, me gustan mucho.
—Puedes ayudarme a cuidarlo, si quieres —el niñito volteó a verla, los ojos de Hans se iluminaron completamente.
—¿En serio?
—Claro, así Copito tendrá más amigos.
Dos pares de ojos observaban la escena a escondidas, sonriendo entre sí.
—Le ha costado mucho socializar en la escuela, pero creo que eso ya no será un problema —murmuró Simon, viendo a su hijo conversar con Elsa.
—Puedes traerlo las veces que quieras, será bien recibido.
Ay hermanas, casi me da un infarto porque no recordaba mi contraseña de Wattpad JAJAJJAJAJA. Pero aquí andamos ya. Ojalá que les guste ♥️
-JovenWestergaard
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