❨𝟎𝟐❩┊❛ photography club
📆 SEPTIEMBRE 26, 2019
🌸 OUTER BANKS - CONDADO DE KILDARE
📍ESCUELA SECUNDARIA DEL CONDADO DE KILDARE
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Si le preguntaras a Juliet cuál era su día favorito de la semana, sin dudarlo respondería: los jueves. Pero no lo haría simplemente por salir temprano, sino por la sensación de libertad que traían esas horas adicionales. El Sr. Sunn, siempre tan generoso, les dejaba salir dos horas antes como compensación por las maratónicas clases de historia que tenían a lo largo de la semana. Esos días se sentían como un respiro, una oportunidad para que Juliet explorara su mundo más allá de los libros y las aulas.
Aquellos jueves siempre solían estar llenos de pequeños rituales. Mientras caminaba por los pasillos del instituto, envueltos en el bullicio disminuido de los estudiantes apresurados, Juliet solía pensar en las tardes que compartía con JJ. Recordaba cómo él la esperaba fuera del edificio, apoyado contra su motocicleta con una sonrisa despreocupada que parecía iluminar incluso los días más grises. Solían caminar juntos a casa, sus risas resonando por las calles mientras compartían historias del día, o planeaban pequeñas aventuras improvisadas, como buscar el lugar perfecto para ver el atardecer.
Pero esos recuerdos ahora tenían un peso distinto, un tinte agridulce que no podía ignorar. Desde la ruptura con JJ, los jueves se habían vuelto un poco más solitarios. Ya no había un compañero esperándola al final del día, y la ausencia de esas risas compartidas hacía que cada paso se sintiera un poco más pesado. Juliet trataba de mantenerse ocupada, de evitar que la melancolía la alcanzara, pero en esos momentos de quietud, cuando el ruido del instituto se disipaba, era difícil ignorar la nostalgia que invadía su pecho.
— ¡Señorita Hargrove! — La voz del profesor Sunn la sacó bruscamente de sus pensamientos, devolviéndola al presente.
Juliet giró hacia él, encontrándolo apoyado en el marco del laboratorio de química, con una carpeta llena de papeles en una mano y sus característicos lentes resbalando ligeramente por el puente de su nariz. Había algo en su expresión, una mezcla de seriedad y entusiasmo que capturó su atención de inmediato.
— Profesor Sunn, ¿todo bien? — preguntó, acercándose al laboratorio mientras ajustaba la correa de su mochila en el hombro.
Él sonrió, esa sonrisa traviesa que siempre anticipaba buenas noticias.
— Acabo de hablar con el profesor Walker. Parece que tenemos luz verde para tu ingreso al club de fotografía.
Juliet parpadeó sorprendida. La fotografía siempre había sido un rincón especial en su vida, un refugio donde podía capturar momentos que, de otro modo, se perderían con el tiempo. Desde que era pequeña, tenía el hábito de fotografiar todo: los colores del cielo al amanecer, los reflejos en el agua después de una tormenta, las sonrisas espontáneas de sus amigos. Era su manera de congelar el tiempo, de darle vida eterna a los detalles que otros podrían pasar por alto.
— ¿De verdad? — murmuró, sintiendo un destello de emoción que hacía tiempo no experimentaba.
El profesor Sunn asintió, cruzando los brazos con una expresión de orgullo moderado.
— No fue fácil. El club ya está lleno, y Walker no es precisamente el más flexible. Pero con un poco de insistencia y recordándole tus méritos... bueno, aquí estamos. Mañana a primera hora te verá para entregarte tu nuevo horario. — Su sonrisa se amplió, dejando claro que también estaba emocionado por ella.
Juliet sintió que el peso de las últimas semanas comenzaba a disiparse. Esta era la oportunidad perfecta para empezar algo nuevo, para redirigir su energía a algo que realmente la apasionaba. Además, la posibilidad de conocer a personas que compartieran su amor por la fotografía era emocionante, una chispa de luz en medio de un periodo lleno de sombras.
— Gracias, profesor. No sabe cuánto significa esto para mí. — Su voz se quebró ligeramente, pero no de tristeza, sino de alivio.
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Mientras caminaba hacia la cafetería del instituto, la mente de Juliet regresó a aquellos jueves pasados con JJ. Recordó una tarde en particular, cuando él insistió en que tomaran su moto para ir a una playa apartada que había descubierto. "El lugar perfecto para tus fotos, Julie Jul", le había dicho, llamándola por el apodo cariñoso que solo él usaba. Pasaron horas allí, ella capturando cada detalle con su cámara mientras JJ se tumbaba en la arena, observándola con una sonrisa que parecía guardar un secreto.
— Eres increíble, ¿lo sabías? — había murmurado él, mientras el sol comenzaba a ponerse, bañando todo en tonos dorados. Juliet, con las mejillas sonrojadas, fingió estar demasiado ocupada ajustando el enfoque de su cámara como para responder. Pero por dentro, su corazón latía con fuerza.
Ese recuerdo le arrancó una pequeña sonrisa, aunque sus ojos se llenaron de lágrimas. Quizás JJ ya no era parte de su presente, pero los momentos que compartieron seguían siendo un refugio para su alma.
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Como último intento, Juliet decidió buscar a sus amigos en los comedores del patio trasero. No era un lugar al que recurrieran con frecuencia, pero era la última opción que se le ocurría. Mientras se dirigía hacia allí, no pudo evitar sentirse nerviosa. Era una tontería si se lo preguntabas, pero no sabía si los chicos soltarían comentarios incómodos como una especie de indirecta hacia JJ y ella. Después de todo, no los había visto mucho la semana anterior; apenas interactuaron en la escuela, solo compartieron algunas clases y cuando intentó unirse a ellos en el descanso, desaparecieron. Los volvió a ver solo al final de la jornada, corriendo en dirección al Twinkie para marcharse.
Los comedores del patio trasero eran un lugar peculiar. A menudo subestimado, era un espacio donde se podían escuchar las conversaciones más sinceras y las risas más escandalosas. Cuando Juliet abrió las puertas, el sonido de las risas de sus amigos la envolvió, y por un momento, todo pareció volver a la normalidad. Al bajar los escalones, vio a Pope, John B y JJ en la última mesa de la esquina, charlando animadamente. Se acercó a Pope para contarle sobre su transferencia al club de fotografía, sabiendo que John B y JJ no prestarían mucha atención al tema.
— Hey, Popy — susurró Juliet mientras tocaba ligeramente su espalda para llamar su atención.
— Hola, Jul. — respondió Pope con una sonrisa leve.
— Adivina. — comenzó Juliet con una sonrisa mientras se sentaba frente a Pope, quien la miraba con curiosidad. — El profesor Sunn habló con el profesor Walker sobre mi posible transferencia al club de fotografía, ¡y aceptó!
— ¿El profesor Walker? — preguntó Pope, frunciendo el ceño.
— Sí, el señor Sunn dijo que no fue fácil convencerlo, pero al final accedió. — explicó Juliet, notando la leve sorpresa en Pope, comprensible dada la reputación estricta del Profesor Walker.
El profesor Walker era conocido por su rigurosidad y su meticulosa atención al detalle. Había rumores de que incluso los fotógrafos más talentosos tenían que esforzarse para ganarse su aprobación. Sin embargo, esto no desalentaba a Juliet, sino que aumentaba su determinación de demostrar su valía.
— ¿Y por qué no fuiste directamente con el consejero para que te transfirieran desde un principio? — inquirió Pope, confundido.
— Claro que lo hice, tonto, pero el consejero dijo que los clubes ya estaban llenos y que solo podrían considerarme si un profesor con buenas referencias lo avalaba. — explicó Juliet, con una mirada obvia hacia Pope.
Pope asintió, reflexionando sobre su comentario precipitado. — Bueno, me alegra mucho que hayas logrado entrar. Sabemos lo mucho que te gusta la fotografía, incluso fotografiando insectos minúsculos. — bromeó, recordando las excéntricas pasiones fotográficas de Juliet.
— ¡Hey! — protestó Juliet con fingida molestia, pateando ligeramente a Pope bajo la mesa, sabiendo que tenía razón.
Pope se quejó levemente, pero luego continuó: — Entonces, ¿cuándo te darán tu nuevo horario, futura fotógrafa?
— Mañana, durante la segunda hora. — respondió Juliet, sonrojada.
— Entonces, ¿tendré mi sesión de fotos gratis, verdad? — bromeó Pope, arqueando una ceja.
— Obviamente, y serás uno de mis modelos oficiales. — continuó Juliet, divertida.
Antes de que Pope pudiera terminar la frase, fueron interrumpidos abruptamente por John B, quien se volvió hacia ellos, seguido por JJ. La incomodidad en el aire era palpable, especialmente para Juliet, quien sentía la mirada de JJ como un peso sobre sus hombros.
— Oigan, ¿vamos a dar un paseo en el HMS Pogue? ¿Vienes, Jul? — preguntó John B, mirando a Juliet con cierta incomodidad. John B era el pegamento del grupo, siempre tratando de mantener la paz y la armonía entre todos, incluso cuando las tensiones internas amenazaban con desbordarse.
— Sí, claro, pero solo puedo hasta las 3:30 porque tengo que trabajar. — respondió Juliet, sintiéndose incómoda al notar la incomodidad de John B.
— Bueno, a nadie realmente le importa a qué hora te vayas. — murmuró JJ, recogiendo sus cosas y saliendo seguido por John B.
El comentario de JJ resonó en Juliet como un golpe inesperado. La frialdad en su voz era evidente, y aunque trataba de mostrarse indiferente, la tristeza y el desconcierto la invadían.
— ¿Me estoy perdiendo algo? — preguntó Pope, rompiendo el tenso silencio.
Juliet se sintió incómoda mientras Pope la miraba esperando una respuesta. — Bueno... JJ terminó conmigo. — admitió, titubeante.
— ¿Qué? ¿Por qué? — preguntó Pope, incrédulo.
Juliet dudó antes de responder, sin saber realmente la razón exacta. — No lo sé... todo estaba bien entre nosotros hace unos días y de repente, viene por la noche, y termina conmigo sin darme alguna explicación, diciendo que era lo mejor, para luego marcharse molesto...
Pope la observó confundido, nunca imaginó que JJ terminaría con Juliet después de lo que había dicho solo unas noches atrás, drogado y emocionalmente confesando lo feliz que era con ella. — ¿Y no notaste ningún comportamiento extraño en él últimamente? — preguntó Pope, aún sin entender la ruptura.
— Bueno... solo cuando discutió con su padre la semana pasada, pero luego volvió a actuar normal... para ser JJ. — respondió un tanto nerviosa.
Sin mencionar nada más, Pope se levantó y esperó a que Juliet hiciera lo mismo. Al levantarse, Juliet sintió una mezcla de gratitud y tristeza. Pope siempre había sido su roca, el amigo en el que podía confiar sin importar las circunstancias. Mientras comenzaban a caminar hacia la entrada de la escuela, los pensamientos de Juliet giraban en torno a la confusión y la desilusión que sentía por la abrupta ruptura con JJ.
El aire afuera era cálido, un contraste notable con el ambiente tenso y frío que Juliet sentía por dentro. Las risas y charlas de otros estudiantes llenaban el ambiente, pero para ella, todo parecía un murmullo distante. Pope, percibiendo su estado de ánimo, decidió animarla de la mejor manera que sabía.
— Sea cual sea la razón por la que te haya terminado, no le prestes demasiada atención —, dijo Pope con firmeza y compasión en su voz. — Simplemente demuéstrale que no te importa la manera indiferente en la que te trate, y estoy de tu lado para cualquier cosa.
Juliet asintió, apreciando las palabras de su amigo. Sin embargo, sabía que sería difícil actuar con indiferencia cuando por dentro sentía un torbellino de emociones. Subieron a los asientos traseros del coche, con John B y JJ en los asientos delanteros. El interior del Twinkie tenía un olor familiar, una mezcla de cuero viejo y un toque de sal marina que siempre le recordaba a Juliet las numerosas aventuras que habían tenido juntos.
Juliet, tratando de encontrar una postura cómoda, se recargó en el brazo de Pope, imitándolo inconscientemente. Observó el paisaje mientras se alejaban, los árboles y casas pasando rápidamente como si el mundo exterior se moviera a una velocidad diferente. El sonido de la radio, tocando la canción favorita de Juliet, con John B cantando por lo bajo y JJ fumando, junto con la concentración de Pope en su teléfono, la hizo sentir bien pero también intranquila.
Era una escena casi normal, una que se había repetido muchas veces antes. Sin embargo, había una tensión subyacente, una sensación de que algo estaba irremediablemente roto. Juliet se preguntaba si estos momentos durarían para siempre o si todo cambiaría con lo que había sucedido últimamente.
La canción en la radio, una melodía suave y nostálgica, parecía resonar con sus pensamientos. Las letras hablaban de amor perdido y recuerdos compartidos, tocando una fibra sensible en el corazón de Juliet. Cerró los ojos por un momento, permitiendo que la música la envolviera, buscando consuelo en sus notas familiares.
John B, siempre atento a sus amigos, notó el silencio inusual de Juliet y Pope. Giró ligeramente la cabeza, mirándolos a través del espejo retrovisor. — Oye, Jul, ¿quieres elegir la próxima canción? — preguntó con una sonrisa, tratando de aligerar el ambiente.
Juliet abrió los ojos y sonrió débilmente. — Claro, John B. — respondió, extendiendo la mano para tomar el teléfono conectado a la radio. Escogió una canción más animada, esperando que el cambio de ritmo ayudara a mejorar su estado de ánimo.
La nueva canción llenó el Twinkie con un ritmo más rápido y enérgico. John B comenzó a mover la cabeza al ritmo, tarareando la melodía. Pope también se unió, dejando su teléfono a un lado y comenzando a seguir el ritmo con los dedos. Incluso JJ, aunque más reservado, dejó escapar una pequeña sonrisa mientras exhalaba una nube de humo.
El cambio de música logró su propósito. Juliet comenzó a relajarse un poco, permitiendo que el ambiente alegre de sus amigos la envolviera. La sensación de camaradería y el apoyo silencioso que le brindaban sus amigos le recordaron que, a pesar de los problemas con JJ, no estaba sola.
El trayecto en el Twinkie continuó con una sucesión de canciones, cada una evocando diferentes recuerdos y emociones. Juliet se encontró perdiéndose en sus pensamientos, reflexionando sobre los buenos momentos que había compartido con JJ y sus amigos. Aunque el futuro era incierto, decidió que haría todo lo posible por mantener las relaciones que tanto valoraba.
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