El rubio aguardaba a las puertas de un edificio de gran tamaño, con una carta en sus manos, preguntándose si quería de verdad aquel trabajo.

Si cruzaba esas puertas pasaría su vida entera en busca y captura, en peligro de ser encerrado.

Pero necesitaba el dinero, y ya no tenía nada que perder.

-McKagan?

-soy yo.

-pasa.

El rubio entró con el estómago algo revuelto, pues su nuevo trabajo no era del todo de su agrado, sentiría una culpa innegable después de cada misión, sabía que tarde o temprano algo pasaría que le haría arrepentirse.

-Muy bien McKagan, te presento a tus superiores. -el hombre de traje y corbata escoltó al rubio hasta una habitación pequeña, en la que se encontraba un muchacho bajito, de porte musculoso, cabello rubio y ojos azules.

-El es 004, Steven Adler. Debes obedecer sus órdenes siempre que no haya nadie de mayor rango con ustedes. -luego de haberle mostrado al rubio (sin que el pudiese verme, debido a que estaba concentrado en limpiar sus armas) le llevó a otra habitación, en esta se encontraba otro hombre

-el es 003, Slash. -un hombre de piel morena, pelo rizado y porte musculoso se mostraba tras un escaparate de cristal, dibujando algo mientras escuchaba música. (El tampoco vio a Duff, ya que estaba tras el escaparate.)

Más tarde le escoltó a la siguiente habitación, un hombre de cabello rojo, ojos verdes y porte delgado se encontraba dentro, parecía estar sumido en una paz interior muy profunda, mientras acariciaba las teclas de un piano de cola pegado a la pared, este sí vio a McKagan, y se levantó a saludarle.

-Buenos días, eres Duff no?

-asi es señor, Duff McKagan.

-soy 002, pero por aquí me conocen más como Axl, Axl Rose -le tendió la mano al rubio y este la estrechó con desconfianza.

-ya has conocido a 004 y 003?

-asi es señor.

-entonces te queda stradlin.

-Stradlin?

-el es nuestro jefe, el es el que controla todo esto. 001... Ten cuidado con lo que dices frente a él.

-por que debería?

-por que Stradlin huele el miedo, McKagan... Y puede que ahora no lo tengas, pero lo tendrás en cuanto lo conozcas un poco.

-tomaré eso en cuenta -luego el rubio fue escoltado a una habitación, pero el hombre que lo acompañaba se estaba por marchar.

-no va a acompañarme?

-no tengo permitido entrar al despacho del señor 001.

-tan temible es ese hombre que ni su asistente se atreve a entrar.

-vas a descubrirlo tu mismo.

El rubio llamó a la puerta, la cual se abrió sola, dejando ver dentro de sí a un hombre de porte medianamente alto, esquelético al punto de notarse sus costillas a la contraluz de su camisa, de cabello negro azabache, que contrastaba con su piel blanca como el papel, dándole un toque fantasmal.

Sus ojos se mantenían entreabiertos, pudo distinguir un color miel en ellos, un cigarro escupía humo desde sus labios, y su esbelto cuello se veía cubierto por un pañuelo.

-McKagan.

-S-si señor. -estaba cagado de miedo, ese hombre le había dado mala espina al rubio, ese porte fantasmal, esa mirada indescifrable...

-a partir de ahora eres 005.

-esta bien.

-muy bien McKagan, sabes usar una pistola?

-si señor.

-sabes empuñar una navaja?

-si señor.

-serias capaz de matar por dinero?

-...

-MCKAGAN!

-S-SI SE-SEÑOR.

-asi me gusta. Enhorabuena 005, ya eres un asesino. -el Rubio asintió y se retiró, sentía miedo, pero ya no había vuelta atrás, en la noche se vería obligado a quitarle la vida a personas inocentes.

Y sabía que 001 tendría sus ojos puestos en el, y le machacaría al más mínimo error.