Lo malo de
morir de amor
es que no te
mueres.

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—¡Las arrancaré!—gritó con la voz desgarrada y el estómago revuelto—.

Un castaño arrancaba las flores que se formaban en el cuerpo del pelinaranja, ¿Cómo habían crecido tantas flores en tan solo unos segundos? Él estaba ahí en todo momento y nunca vio como es que su cuerpo se rellenaba de pétalos y hojas, esto no eran flores, esto era hiedra, hiedra venenosa que le lastimaba al castaño de solo tocarla, sus manos a pesar de siempre estar vendadas, ahora le surgía sarpullido, ya estaban rojos sus dedos, el color podía asemejarse al de las camelias que surgían de la boca de su compañero.

—¡Yosano! ¡Ayúdame! 

Pedía ayuda a la doctora que se encontraba en la puerta de su consultorio, si bien, ella sabía que iba a ser imposible detener las flores, pues una vez avanzada la enfermedad, no habría vuelta atrás y viendo la condición del ejecutivo, podía deducir que ya cargaba con todas esas flores de mucho tiempo atrás. Su trabajo e ideales como doctora, eran ayudar y salvar a los pacientes, pero también sabía cuando era tiempo de dejarlos ir con la naturaleza de la vida.

—¡Aún puedo!... Aún puedo arrancar el problema... Yo soy el problema...—voltea a ver a la doctora— Yo soy el problema... ¿No es así?

La mujer solo lo miro con algo de lastima, el Hanahaki surge por un amor no correspondido, si Dazai decía que él era el problema, solo significaba que el motivo de las flores de Nakahara, era por un amor no correspondido del castaño, desconocía la relación de ambos en el pasado, pero debió ser un gran lazo el que formaron para que estuvieran en esta situación y eso lo demostraban cuando trabajaban juntos, podían unirse y ser una sola persona al saber entenderse mutuamente, ¿Por qué no se entendieron cuando se trataba de lo emocional? Claro, la Mafia no era un lugar para demostrar emociones, eso los hacía bajar la guardia.

La mujer regreso en si al ver las flores que estaban bajo sus pies, enserio eran muchas flores.

—¡Odasaku no me dejes por favor!

Grito el castaño con las manos ensangretadas y la cara llena de lágrimas.