"TODAVIA ESTOY CONTIGO"

"PERO NO PUEDO
ENCONTRAR MI CAMINO."

Habían pasado unos tres años desde aquel hermoso momento, porque, claro, no todo podía ser color de rosa. Con el tiempo, los problemas comenzaron a surgir en su matrimonio.

Antes de acostarse y ponerse su pijama azul pastel, NamJoon se paró frente al espejo de cuerpo entero. Vestía una bata blanca, sus dedos acariciaban su cuello, sintiendo su piel suave y delicada. No había marcas, ni un solo rastro que indicara que estaba enlazado a algún alfa, salvo el anillo que reposaba en su dedo anular. Su lobo interior sollozaba; hacía tiempo que ambos se entristecían, creyendo que su alfa ya no lo quería o que él no era suficiente.

Sacudió la cabeza varias veces, intentando disipar esos pensamientos oscuros.

- Nuestro alfa no nos quiere -susurró su lobo con pesar.

- No, él nos ama, recuérdalo -respondió NamJoon, sintiendo cómo su lobo se desconectaba, aferrándose al recuerdo de algo que JungKook le había dicho alguna vez.

- No quiero quitarte tu libertad, no eres un objeto, hyung...

- Nos ama, y eso es lo único que importa -se repitió a sí mismo, intentando olvidar aquella llamada sospechosa que aún le inquietaba-. Nos ama.

No supo cuántas horas durmió, pero al despertar, extendió la mano al otro lado de la cama esperando encontrar a alguien. Sin embargo, una vez más estaba vacía y fría. Se sentó, frotándose los ojos con ambas manos. No era la primera vez que su esposo no regresaba a casa. Unos ruidos en la planta baja lo sacaron de su trance, y, aunque estaba cansado, se levantó.

Al bajar, vio a JungKook en la sala, sentado en el sillón y leyendo el periódico. Su saco estaba tirado en el piso, pero él parecía tener energía, a pesar de la hora.

- Kookie -dijo NamJoon alegremente, olvidando su cansancio, buscando la mirada de su alfa.

- Hola, NamJoon -respondió JungKook fríamente, doblando el periódico y poniéndose de pie sin siquiera mirarlo.

Antes de que subiera las escaleras, NamJoon intentó romper la distancia-: ¿Cómo estuvo el trabajo?

- Agotador. La abuela de JiMin se enfermó, así que le di unos días de descanso. Ahora tengo que encargarme de todo yo solo -respondió mientras subía-. Lo haré desde aquí, así que no me molestes.

NamJoon solo pudo bajar la cabeza. Ese comportamiento le dolía. Antes, JungKook solía buscar cualquier excusa para abrazarlo; ¿desde cuándo cambió todo?

Se acercó al saco de JungKook y lo tomó entre sus manos, aspirando el aroma terroso que siempre lo tranquilizaba. Pero... había algo distinto. Su lobo rasguñó el aire, sintiendo una perturbación. ¿Por qué el aroma de su alfa estaba mezclado con un toque a vainilla? Quizá JiMin había estado tan cerca de JungKook que su aroma se le había impregnado en el saco

Horas más tarde, despertó de un sueño ligero, abrumado por una sensación placentera. Sintió unos cálidos besos en su cuello, y, sin poder evitarlo, un gemido escapó de sus labios al sentir los labios de su alfa sobre su piel, sus manos firmes acariciándolo. En sus fosas nasales aspiró el profundo aroma de su alfa, cargado de excitación y deseo.

"Celo..." fue lo primero que pensó NamJoon.

- Jung... JungKook... Ahh -murmuró mientras sus labios eran atrapados por los de su alfa, quien profundizaba el beso, jugueteando con su lengua.

- Omega... -escuchó que Jeon susurraba antes de regresar a su cuello, colmándolo de besos.

Las manos de JungKook descendieron hasta sus pantalones, buscando liberar su deseo, mientras NamJoon y su lobo se llenaban de felicidad al sentir que, por fin, pasarían juntos el celo de su alfa.

Hacía un año que JungKook no compartía su celo con él, siempre ocupado en el trabajo, usando supresores para evitarlo. NamJoon también había tenido que lidiar con sus propios celos en soledad, tomando supresores para calmar su dolor. Pero ahora, al menos por esta noche, NamJoon y su lobo podían creer que todo estaba como antes.

Editado: 06/11/2024