❝Amo estar a su lado, amo que él soporte mi compañía... Es un poco extraño ya que teniendo buenos amigos prefiera estar solo; su "escondite", que desde que lo descubrí ya no es tan "escondite", es la biblioteca. Si no hubiera clases que interrumpan su actividad podría apostar que se quedaría ahí todo el tiempo que se le pegue en gana.

Toca el piano como un verdadero ángel. Dice Kim MinGyu que algún día me enseñará a tocar una canción, dice que tengo una hermosa voz y que escribió una letra acorde a mi personalidad y a la forma en la que me comporto últimamente con él; se llama Secret Diary pero aún no me dice de qué trata. Tengo mucha curiosidad respecto a eso. Aunque temo... conociéndolo, conociendo su forma de jugar con mis sentimientos... puede que solo tenga una broma preparada para mí.

Kim MinGyu = imbécil.❞

―¿Qué escribes? ―pregunta aún con la mirada en su libro.

―No te importa ―respondo nerviosa cerrando mi diario de golpe.

Cierra su libro y dirige su mirada en mí ―Me importa más de lo que tú crees ―afirma con esa pequeña sonrisa visible en su rostro.

―No es cierto.

―Sí lo es ―pellizca mi mejilla con tosquedad, provocando que quite su mano con fastidio ―en fin, debo irme ya ―hice un puchero mientras él guarda sus cosas, que se encontraban en nuestra típica mesa, dentro de su mochila ―. WonWoo dice que el profesor de piano quiere hablar conmigo y no parece ser de algo bueno.

Antes de que él lograra pararse, se me ocurrió tomar de su rostro con brusquedad para acercarlo al mío. Gyu no se esperaba eso, lo digo porque sus mejillas están coloradas y puedo oír su corazón apresurado con facilidad. Rio por un segundo, es demasiado tierno cuando desaparece el chico malo y desganado para sacar su lado tímido con toques de vulnerabilidad. Me acerco aún más a él, este cierra los ojos esperando que termine mi acción, pero solo deposito un fuerte y largo beso en una de sus mejillas, arruinando así sus expectativas.

―Te deseo suerte, Kim MinGyu ―le susurro en el oído, recordando así la última vez que me hizo lo mismo, causando un erizo en mi piel de manera intencional. Ese día no podía dejar de pensar en lo cerca que permanecimos.

Por último, suelto mi agarre de sus mejillas con una amplia sonrisa en mi rostro. MinGyu, un poco desconcertado y agitado, vuelve a tomar la compostura.

Toma su mochila, la cuelga en sus hombros y por último cruza mirada conmigo ―No vuelvas a hacer eso ―espeta para luego salir de la biblioteca.

Suelto una risa burlona. Kim MinGyu se puso nervioso y no pudo ocultar el rubor de sus mejillas. Nuevamente abro mi diario para seguir escribiendo de lo que tanto me gusta.

❝ Kim MinGyu, casi te beso en los labios. No puedo creer lo atrevida que fui, ¿de dónde salió todo eso? Uhm... Solo sé que me gustó mucho hacerlo. No te preocupes. Mi corazón estaba igual de agitado que el tuyo, amé esa sensación y podría repetirla una y otra vez.

Ya no seas tan tímido, ya deja de fingir que eres un chico malo y aislarte de mí. Tu ronca, desganada, y grave voz es algo que anhelo escuchar más seguido. Eso ya lo sabes muy bien, sabes que se me eriza la piel con sólo escucharte y más de las veces te aprovechas de eso, muy divertido, ¿no?

También puedo jugar contigo y ya te lo demostré.

Tu carita sonrojada ¡Ay! Es algo que probablemente no logre superar. Kim MinGyu, ¿por qué no te declaras de una vez y dejamos de perder el tiempo? Buen, bueno. Te esperaré, pequeño MinGyu.❞