
009
⚠️ contenido explícito ⚠️
ʟᴀꜱ ᴘᴇǫᴜᴇñᴀꜱ ᴠᴀᴄᴀᴄɪᴏɴᴇꜱ ᴅᴇ ᴠᴇʀᴀɴᴏ por fin han llegado y yo no podía estar más contenta por ello.
Salgo de la pequeña habitación, ya con el bikini puesto, mientras todas mis amigas me esperan fuera del yate.
—Que guapa, por dios— Me alaga Sienna haciendo que ría por su comentario.
Uno de los amigos de los demás, me parece que se llama Simón, había alquilado motos de agua y aquí estamos todos, poniéndonos los chalecos salvavidas antes de subirnos a las motos.
Busco a Pierre con la mirada antes de ponerme el chaleco y frunzo el ceño al no verle por ninguna parte, hasta que alguien me abraza por la espalda levantándome del suelo.
—¡No me asustes así!— Exclamo dándole un pequeño golpe en el brazo al Francés.
—Lo siento— Responde él riendo por mi reacción. —¿Lista?—
—¿Voy contigo en la moto de agua?— Le pregunto al ver como él mismo lo ha decidido, haciendo que mis mejillas se tornen de un color rojizo.
—Claro que sí, si te vas a caer al agua, es mejor que sea por mi culpa— Responde él ganándose otro golpe por mi parte. —Vale, vale, ya paro, ¿Te ayudo?—
El Francés señala con la cabeza mi chaleco salvavidas, el cual aún no me he puesto. Me doy la vuelta y Pierre me ayuda a ponérmelo y a atármelo.
—¿Preparada?— Me pregunta una vez él ya está subido en la moto de agua.
—Yo nací preparada— Respondo aceptando su mano para poder sentarme detrás de él y poder pasar mis brazos por su abdomen tapado por el chaleco, desgraciadamente.
Pierre enciendo la moto de agua y empezamos a movernos por todo el mar, pero llega un momento en que no veo donde están los demás, solamente veo de lejos una parte de Mónaco.
Noto como la moto deja de moverse y quedamos en silencio unos segundos, hasta que tomándome por sorpresa, Pierre vuelve a arrancar, haciendo que caiga al agua del susto.
—¡Pierre, te voy a matar!— Exclamo moviendo mis brazos para mantenerme a flote, aunque lleve el chaleco.
El Francés solamente se ríe, dejándome en el agua, hasta que veo como se baja él de ahí con cuidado y se acerca nadando hasta mí, dejándome confusa.
—¿Qué haces...?— Le pregunto algo confundida mientras se acerca.
Pierre no me responde, solamente posa sus manos en mis mejillas y acerca mi rostro al suyo, uniendo sus labios con los míos. Dejo que mis piernas rodeen su cintura para poder pegarme más a él.
—¿Qué me has hecho, Scar? Me tienes loco por ti— Sus palabras hacen que se me erize la piel nada más escucharle, peor me obligo a mirarle en cuanto él se separa de mí. —¿Volvemos al yate?—
Sus ojos me miran con desesperación y puedo ver como están más oscuros que su tono natural, dándome a entender lo que me pide, pero en cuanto él ve que tardo en responder me acaricia la mejilla con delicadeza.
—Solo si estás de acuerdo— Su pulgar recorre toda mi mejilla hasta que llega a mi labio inferior, el cual acaricia con cuidado.
—Sí que quiero— Murmuro haciendo que Pierre se suba rápidamente a la moto de agua y me ayude a subir a mí.
En cuanto llegamos al yate, Pierre me ayuda a subir dejando de lado la desesperación y me guía hasta una de las habitaciones del barco, no sin antes quitarnos los chalecos salvavidas.
—Hace horas que quiero quitarte ese bañador— Sus manos se aferran a mi cintura volviendo a pegar nuestros labios.
Noto como me pone contra una puerta y estoy segura de que es la de una de las habitaciones, así que, como puedo abro la puerta y ambos entramos dentro del cuarto.
Mi espalda choca contra el colchón y Pierre pone sus manos junto a mí para no aplastrame con su cuerpo.
Siento sus besos por todo el cuello, seguramente después de esto tenga unas marcas muy bonitas.
El Francés sitúa una de sus manos en mi espalda, mientras me levanta un poco para poder tirar de la cuerda de la parte de arriba del bikini.
—Esto de aquí sobra— Veo como lanza esa parte del bañador a alguna parte de la habitación y vuelve a besarme.
Esta vez, el piloto me ayuda a quitarle la única prenda de ropa que lleva, en este caso, la parte de abajo de su bañador, antes de poder deshacerse de la mía.
Vuelve a besar cada parte de mi cuerpo, hasta que su cabeza se posa entre mis piernas. Pierre parece disfrutar al verme sufrir mientras espero, pero por fin, sus labios se posan entre ellas.
El corazón me late con fuerza y se me entrecorta la respiración. Se me arquea la columna finalmente y se me tensa el abdomen mientras él sigue con su boca entre mis piernas.
Me muevo quedando sobre él con las piernas a los lados y siento como entra dentro de mí, ambos jadeamos, mientras nuestros cuerpos se fundían el uno con el otro.
Sus manos en mi cintura hace que acelere los movimientos y vuelva a besarle, haciendo que los movimientos se vuelvan más frenéticos.
Me separo de él y llevo mi boca hasta su cuello moviendo mis caderas aún más rápido, hasta que siento mi cuerpo estremecerse al llegar al extasis, al igual que él.
Me dejo caer a su lado y apoyo mi cabeza sobre su pecho, dejando que Pierre acaricie mi pelo, al mismo tiempo que intenta regular su respiración.
—Eres increíble, jolie— Dice el Francés rompiendo el silencio después de unos segundos.
Escuchamos varias voces provenientes de fuera del yate, haciendo que ambos nos miremos y nos levantemos de golpe para poder empezar a ponernos de nuevo nuestros bañadores.
—¿Me lo atas?— Le pregunto a Pierre dándome la vuelta para que él pueda atar mi bikini.
El Francés se acerca a mí y le hace un nudo al bikini, para después poder dejar un beso en mi hombro y salir los dos de la habitación con las manos entrelazadas.
—Yo no voy a lavar esas sabanas— Dice Charles al vernos salir a ambos de la pequeña habitación.
—¿¡Dónde estabas!?— Me pregunta Allegra ignorando el comentario de su... En realidad no sé qué es Charles de ella todavía. —Te hemos buscado por todo el mar de Mónaco—
La británica se acerca a mí para poder abrazarme con fuerza y poder eliminar toda la preocupación que llevaba encima. Sin duda, Alle es la mamá del grupo.
—Yo también estoy bien, gracias por preocuparos todos también de mí— Dice Pierre sarcásticamente.
Todos reímos ante su reacción y nos vamos a cambiar de ropa para poder cenar todos juntos y pasar una buena noche como un buen grupo de amigos.
—Gracias por ayudarme con la mudanza, ha sido un gran detalle— Les agradezco a todas mis amigas mientras empiezo a abrir varias cajas de cartón, con mis pertenencias dentro.
—No es nada, Scar. Ahora que te mudas a Mónaco tal vez coincidimos en más lugares, no solo en las carreras— Responde Emma con una sonrisa.
Esto de mudarme ha sido una decisión muy complicada, no quería dejar a mi abuelo en Ruan, pero él insistía en que persiguiera mis sueños y que estaría genial volver al lugar donde nací.
—¿Qué es esto?— Me pregunta Venecia sacando un pequeño cuaderno de color marrón claro.
—Oh, es mi cuaderno de dibujo, me gusta dibujar en mi tiempo libre— Todas mis amigas se acercan hasta la directora ejecutiva de Ferrari y pasan página por página mientras observan cada dibujo.
Sigo sacando las cosas de las cajas, hasta que vuelvo a mirar a mis amigas, las cuales ya me están mirando con asombro.
—¡Scar, tienes mucho talento!— Exclama Sienna enseñándome uno de mis dibujos más recientes.
En él se puede ver un dibujo hecho a lápiz, el cual es Pierre de perfil con su casco puesto.
—¿Cuándo lo hiciste?— Me pregunta Allegra con curiosidad.
—El día que ganó— Respondo observando detalladamente el dibujo. —¿Por qué?—
—¿Por qué no se lo regalas?— Pregunta Sienna pasándome el cuaderno delicadamente. —Es muy bonito y está muy bien detallado—
Miro el dibujo el silencio, abajo de este tiene mi firma y un pequeño corazón, el cual solamente hago cuando el dibujo tiene un gran significado para mí.
—¿Y si no le gusta?— Respondo con algo de inseguridades en mi interior.
—¿Estás pensando con la cabeza o con el culo?— Sienna recibe un golpe por parte de su mejor amiga. —Perdón, pero es que es precioso el dibujo, es imposible que no le guste. Y si eso llega a pasar, me encargaré personalmente de que no corra en la próxima carrera—
Río al igual que todas y finalmente dejamos el tema del dibujo de lado para poder seguir sacando cosas de las cajas y poder empezar a colocarlas en el salón o la cocina, hasta que por fin tenemos que empezar a decorar mi habitación, cosa que me emociona bastante.
De niña nunca he tenido una gran habitación con cuadros de mis familiares o juguetes en una estantería. Si no todo lo contrario; mi habitación era completamente blanca, habían tres peluches contados, que era lo que único que le daba color, un armario y una mesa también de color blanco.
Observo toda mi nueva habitación y empiezo a visualizar como quedaría con todos los objetos o decoraciones que me he traído para decorarla.
—¡Hola, Seth!— Exclama Sienna sacándome de mi mundo. Me doy la vuelta y veo como coge a mi gato en brazos para empezar a acariciarlo.
Minutos después de obligar a Sienna para que suelte a mi gato, empezamos a colocar cuadros, posters, libros, cuadernos y maquillaje en mi nueva habitación.
En la pared encima del cabecero de la cama hay una pequeña estantería con varios cuadros apoyados en ella y un garrón con rosas azules.
Al lado de la cama tengo una mesita de noche, con una pequeña lámpara y un enchufe para poder cargar el teléfono. Después tengo un tocador para peinarme y maquillarme y un pequeño escritorio para poder dibujar y guardar mis colores.
—Me encanta, gracias por ayudarme— Les vuelvo a agradecer a mis amigas, haciendo que todas nos abrazemos a la vez. —¿Os apetece algo de tomar?—
Estaba claro que ellas iban a ser las primeras en estrenar mi nueva casa, menos mi habitación, que ya estaba reservada para otra persona...
Todas aceptan y bajamos al comedor, en cuanto se sientan cada una en un lado del sofá, yo voy a por las bebidas que me han pedido cada una y en cuanto las traigo, me siento junto a Emma, quien me sonríe en cuanto me tiene al lado.
—¿Vas a hacer algo especial por tu cumpleaños, Scar?— Me pregunta Sienna dejando su bebida en la mesa.
—No lo sé, nunca he sido muy fan de mis cumpleaños— Respondo encogiéndome de hombros.
—¿Y eso?— Vuelve a preguntar la británica mirándome con el ceño fruncido.
—Es un año menos de vida— Siempre he pensado eso, o simplemente lo pensaba porque no celebraba mis cumpleaños con amigos, solamente con mi abuelo y mis hermanos.
Las horas pasaban y finalmente las chicas se fueron cada una a su casa o al hotel en el que se quedaban alguna de ellas, dejándome a mí sola en mi nueva casa.
Acabo de recoger las latas de bebida y voy a tirarlas a la basura de la cocina, antes de poder limpiar un poco la mesa del comedor.
Me siento en el sofá y enciendo la televisión, dejando que Seth se suba al respaldo del sofá y empieze a moverse por ahí, pero una notificación en mi teléfono hace que deje de mirar a mi mascota para ver de quien es el mensaje.
Hola, jolie, ¿Qué tal en tu
nueva casa?
Hola, Pierre. Se está bastante
bien, las chicas se han ido hace un
rato, me han ayudado a decorarla.
Me alegro de eso, jolie, ¿Y
Seth? ¿Qué tal está mi bebé?
Con hiperactividad, no para
quieto, me recuerda a alguien.
Así te gusto...
Demasiado, mira, alguien
quiere saludarte.
No sé cuál de los dos me
gusta más, si Seth o la
chica rubia de al lado.
¿Todavía lo dudas?
Por supuesto que no,
ábreme la puerta, anda.
¿Eh?
El timbre suena haciendo que me asuste al no esperarlo y lentamente me levanto del sofá para poder ir hasta la puerta de entrada.
—¿Pierre?— Digo confundida al verlo en mi casa como si nada. —¿Qué haces aquí?—
—Quería verte, además Sienna me pasó tu dirección y he aprovechado— Me hago a un lado para que el Francés pueda entrar en casa. —Bonita casa—
—Gracias, las chicas tienen buenos gustos para decorar casas— Respondo riendo por mi propio comentario.
Pierre se sienta en el sofá y en cuanto estoy a punto de coger a Seth para dejarlo en el suelo y poder sentarme yo, el Francés me toma del brazo sin dejar que lo haga.
—Déjalo, está muy tranquilo ahora— Me dice sonriendo de lado.
—¿Y dónde me siento?— Pregunto algo obvia para que se dé cuenta de que yo también quiero sentarme.
—Aquí— Él tira de su agarre y me sienta en una sus piernas, dejando que las mías reposen en la otra. —¿Cómoda?—
—No tienes una idea— Respondo rodeando mis brazos por sus hombros, pegándome más a él.
Pierre sonríe y se acerca más a mí, haciendo que nuestras narices se rozen durante unos segundos, hasta que por fin pone sus labios sobre los míos.
—Te amo— Dice él una vez nos hemos separado. Mi corazón late con rapidez al escucharle y solamente me limito a dedicarle una sonrisa.
¿Qué se le responde a eso? Quiero decir, yo jamás he visto que mis padres se dijeran eso delante de mí, no sé como tengo que reaccionar.
—¿Te quedas a dormir?— Le pregunto cambiando completamente de tema.
—Sí claro— Acepta él mientras me levanto de sus piernas para poder guiarle hasta la habitación.
Ahí es donde caigo en cuenta del dibujo que le hize semanas atrás. ¿Se lo doy? ¿Lo guardo para mí?
—Pierre— Lo llamo dándome la vuelta, el Francés me mira esperando alguna palabra por mi parte. —Tengo algo para ti—
Me acerco a mi escritorio y saco el cuaderno de dibujo, arranco con cuidado la hoja con su dibujo y se la entrego con algo de temor.
—¿Te gusta? Lo hize en...— No me deja terminar en cuanto sus labios se pegan a los míos con deseo.
—¡Me encanta, me encanta! Esto se merece un hueco en mi habitación. Ten por seguro que en cuanto te invite a casa, verás este dibujo pegado en la pared— Responde él volviendo a mirar el dibujo.
Respiro aliviada y observo como el Francés acaricia su casco en el dibujo, como si pudiera sentirlo de verdad.
Y ahí es donde me doy cuenta de que fue precioso la manera en la que Pierre y yo coincidimos entre tantos caos. Que él es mi mejor casualidad...
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