[TH]

"Y veo el reflejo de mi cara. Por favor, no digas nada."

Se sentía bien estar en un lugar silencioso, con solamente el sonar de las respiraciones nuestras.

El baño de la habitación de él olía a aromas y a alcohol desinfectante. Gruñí, porque me ardió cuando el chico, que ahora sabía que tenía por nombre Jungkook, puso un algodón con desinfectante en la herida de mi labio.

Estaba sentado en el retrete de uno de los baños de su departamento y su anatomía estaba entre mis piernas. Y digo un baño porque su departamento es amplio y tiene tres habitaciones, cada una con su propio baño o algo así me dijo, pero que entraríamos al de su habitación porque era donde tenía las pomadas ya que era el que usaba.

La posición que manteníamos ahora era incómoda porque estábamos cerca, muy cerca.

Por la ojeada rápida que hice antes de entrar, deduje que vivía solo, lo cual me calmó un poco. No quería ver personas, y estaba ya cansado de las miradas curiosas. Y casi sonreí al ver a su perro recibirlo con alegría moviendo la cola. Era un dóberman, a mí solo me olió.

Votó el algodón en el cesto y me miró después de suspirar con pesadez.

— Te quedarás conmigo desde ahora —dictaminó y yo la miré confuso.

— Yo.. yo..no...no puedo—tartamudeé negando con mi cabeza.

— No le diré a nadie que estás aquí si es lo que intentas pedirme. Deja de preocuparte por eso —agarró una pomada, la untó en la brecha abierta que tenía en mi ceja, sopló después un poco encima de la herida y eso hizo que por mi columna vertebral corriera una electricidad extraña.

No tenía palabras en ese instante para articular siquiera un monosílabo. Su olor a melón están embriagándome y su cercanía le estaba poniendo tonto.

Estaba demasiado cerca de mi rostro. Me parecía extremadamente atractivo, él, y la forma en la que sus labios se formaban en pico mientras me soplaba la herida, miré detalladamente su rostro y me pareció tan guapo que evité mirarlo por mas tiempo.

Decidí apartar los pensamientos y hablar de algo para no mostrarme rojo de vergüenza. Pero si olor tan cerca me estaba volviendo loco.

— Mi padre...—Me cortó.

— Ese animal no es padre, no vuelvas a llamarle así, jamás. —rugió y yo apreté mis labios, incómodo.

Jungkook tenía razón. ¿Como podía considerar a ese monstruo aún como su padre?

— Da igual, yo..no puedo irme de ese lugar por el momento.—hablé muy bajito, casi en susurro.

Me miró enfadado.

— Si te regresas, juro que lo denuncio, por todo lo que te hace —abrí los ojos.— Puedes quedarte conmigo, habitaciones tengo de sobra, mi mamá me paga este departamento. Puedo traer amigos de vez en cuando, no me va a negar que te permita quedarte por un tiempo. Yo sé que lo entenderá.

Negué.

— No, no, no lo hagas —pedí y colocó una curita en mi ceja.—Me salvaste hoy, aceptaré por hoy. Pero mañana me regreso.

— ¿Entonces te quedarás?—Me preguntó.

— Solo hoy.—dije.

— De ser así no saldrás para ningún lado. Estarás aquí y yo te justificaré en el colegio. Mamá puede ayudarme, es una doctora de prestigio. Deben sanar todas esas heridas, y si lo deseas, podría preguntarle a mi papá sobre que hacer con tu caso, él es abogado.—murmuró con una expresión seria guardando los utensilios que utilizó y los otros que no servían los echó en la cesta de basura.—Creo que aquí nada sucede por coincidencia y no voy a permitir que vuelvas a ese infierno que llamas casa.

— Pero...—me interrumpió.

— Pero nada Kim. Tú te quedas.—dictaminó.

¿Sabe quien soy?