Capitulo 9
—Chiquilla —le digo—, ¿puedo preguntarte algo? —pregunto y ella asiente. Estamos aún en mi casa, solos y sin nadie que nos estorbe.
El novio fue quien sabe a dónde carajo con mis amigos y bueno es la oportunidad perfecta de no arruinar el momento y decir lo que siento o al menos saber si ella siente lo mismo por mí. Mantengo mi vista fija en sus hermosos ojos café oscuro y ella está sonrojada. La agarro por el cuello y le acarició los mechones de pelo que le sobresalen de la oreja. No me atrevo a besarla porque respeto que esté con alguien más y no quiero causar más daños de los que ya he hecho. Abre la boca para decirme algo, pero creo que no quiere decirme nada porque de inmediato la cierra. Amo sus labios. Amo su hermosura, su sonrisa, toda mierda.
— ¿Tu sientes algo por mi? —listo, lo dije, soy valiente. Ella sonríe y mira hacia la puerta. Nadie está en la puerta que yo sepa y se dirige a mí, se queda callada un par de segundos.
Solo quiero la verdad, deseo la verdad, porque si me la dice, puedo morir en paz. No espero que me dé una respuesta afirmativa, quien sabe lo que le hago sentir. Me tiene nervioso y nos sentamos uno al lado del otro. Le tiemblan las manos, saca una pastilla demasiado grande y se la traga sin agua. Me observa y se detiene a mirarme a los ojos. Traga saliva un par de veces y necesito saber ya que coño le pasa. Si la incomodo, es mejor que sea sincera conmigo, no acepto hipócritas en mi vida.
—Alexis. Eres buen chico —baja la cabeza y cuando la sube sonríe—. Pero no me gustas.
—Lo sé. Haré meditaciones en mi habitación. Estás en tu casa de todos modos.
En mi cuarto descargo la ira interior de hace semanas. Lloro como un niño pequeño. Lloro como si hubiese perdido a toda mi familia. Lloro demasiado y todas las lágrimas retenidas aparecen de la nada. Alguien toca la puerta de mi habitación, no quiero abrirle a nadie. No deseo ver a nadie, necesito llorar y ya. Mi almohada esta empapada de lágrimas, siguen dándole pequeños golpes a la puerta y como me harta el jodido sonido, la abro. Es ella. Me mira y se muerde el labio. Sabe que estoy llorando porque las lágrimas están en mi rostro y los ojos están rojos.
— ¿Qué mierda quieres ahora? —le pregunto.
—Sebas pregunta por ti.
Descalzo bajo las escaleras y allí están mis amigos. Cuando me ven el rostro, no saben qué decir. Es evidente que todos saben el rechazo de Amara hacia mi persona, ya nada me importa. Les pregunto qué coño quieren y trajeron pizza y helado, algunas películas y golosinas en banda. Nadie dice nada y la sala está en silencio absoluto. Su novio me mira fijo y busca la manera de intimidarme con eso.
Es un completo imbécil, pero no tengo ganas de pelear, tengo el ánimo por el suelo y mi corazón está hecho trizas. Ya nada me importa. No quiero comer, no quiero beber, no quiero dormir, no quiero vivir, quiero morir y dejar que ese sufrimiento se vaya para la mierda.
La misión que tengo con Amara no la podré continuar, no soy capaz de continuarla, ella me rechaza, ni siquiera me dice para ser amigos, y pretende que deje pasar todo eso y jalarle bolas. No soy el tipo de personas que hace eso y por lo tanto me rindo ante el desafío. Prefiero ayudar a otras personas, preferiblemente chicos, no quiero que me envíen otra chica.
Demasiado sufrimiento, aunque las demás no tenían una vida complicada y se me hizo fácil. No me enamore de ninguna, pero justo ahora es que me estoy enamorando perdidamente de ella. Ella solo me hace sentir bien, y justo cuando quiero acceder, el bloque está de nuevo y no puedo hacer nada para remediar.
—Amigo —Sebas comprende lo que siento en este momento—. ¿Estás bien? ¿Qué pasó?
—Ella no me ama, no quiere estar conmigo. No debí de preguntarle si sentía algo por mí. Fue estúpido de mi parte.
—Golpe bajo, Alex. Y pensar que ella se veía tan inocente y te rompe el corazón cuando has hecho mucho por ella.
—A la mierda. No quiero buscarla, ni verla. Ya nada puedo hacer y las cosas son diferentes ahora. Deseo terminar la universidad e irme para la mierda.
—Chicos —Mary,la novia de Sebas nos da un vaso de helado para cada uno repleto de sirope y crema chantilly.
— ¿Ya se fue? —mi pregunta es evidente y ella niega con la cabeza. Si tanto quiere verme sufrir, para qué coño sigue estando en mi casa, eso me pone peor—. Debería de irse, aquí no tiene nada que hacer.
—No la culpo. Es una chica que no sabe lo que siente. A la mierda toda su generación. Yo si la culpo, por ella estoy haciendo pendejadas, por ella no duermo en las noches, por ella me golpearon en el ojo. Hago todo por ella y así me lo paga. No le importa cómo me siento. Es incapaz de ser sincera conmigo. Es incapaz de no enfrentarme y decirme desde un principio que no está pendiente de mí.
Llegan más personas a mi casa y hay una chica, esa chica rubia. Se aproxima hacia mí y me besa en los labios. Le respondo a los suyos y nos vamos a mi habitación. Sexo, más sexo y extra sexo. Nuestros cuerpos soportan el peso y nos balanceamos al mismo ritmo. Me sigue besando y olvido en donde estoy.
Así está mi consciente que me vale verga lo que estoy haciendo, no la conozco y me vale verga. Me despeina el cabello y continúa besando por todas partes, ahora me toca hacer mis maniobras. Ella gime, yo gimo y así vamos agarrando pasión sin ser pasión. No siento nada por ella, pero me hace sentir especial y diferente. Nos seguimos besando sin saber lo que ocurre en nuestro entorno.
Justamente cuando terminamos, ella me sigue besando y besando. Me besa como si sintiera algo por mí, como si estuviera enamorada de mí. La verdad es que no sé, no me importa. Volvemos a tener sexo dos veces más y la energía es increíble.
—Antes de que te vayas, ¿cómo te llamas? —le pregunto y ella recoge su pantis del suelo.
—Maddy —dice con su voz sexy—. Fue el mejor sexo que he tenido en mi vida. Lástima que me tengo que ir. Un chico como tú merece demasiado amor y espero que lo consigas. Esa fachada de chico serio, lo convierte en algo estupendo. Llámame y cuéntame de tu vida. Se feliz, Alexis —le sonrió y me besó por última vez.
Realmente me hizo entrar en razón. Al salir de mi habitación, me siento diferente, una persona renovada. Veo que ella me observa y ya no me importa si lo hace o no, sigo enamorado de ella, pero no es vital para mi alma. Cojo una manzana de la cocina y vierto leche con cereal en una taza. Allí me quedo mientras todos se divierten. Sebas me sonríe y se alegra de que no esté triste.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro