Capitulo 7
Las malditas flechas son un maldito martirio para mí. Lástima que tengo que soportar la horrible presencia del imbécil que le hace daño a ella. ¿Por qué todas las flechas me conducen a Amara? Eso es justo lo que necesito, más daño para mi cuerpo. No la saludo cuando paso justo al lado de ella. Estoy tan furioso que quiero matar a todo el mundo. Ella sonríe cuando me ve y no dice nada. De ahora en adelante seguiré siendo frío como siempre. No necesito más dolor, ya es demasiado. Necesito concentrarme en ayudarla sin que ella se entere y por lo tanto necesito ayuda de mis amigos.
Brevemente le explico mi estúpido plan. Es estúpido porque no tiene sentido. Ellos asienten y comprenden todo. La idea es dejarle estúpidas cartas en su casillero y darle consejos a través de ella. No sé exactamente la misión, pero supongo que es algo así o eso creo. Al llegar a mi casa les comento a mis padres sobre mi plan tan patético, ellos me apoyan en todo y para no verme triste, asienten. Ya tengo la misión, ahora me falta ejecutar el plan.
En el transcurso del mes pasa con normalidad. No la miro a los ojos, me concentro en mis deberes y olvido todo aquello que me hace daño. Trato de no pensar en ella y se me hace más fácil vivir así, sin alma, sin sentimientos, sin nada. A ella no le afecta que esté así y sigue sonriendo cuando me ve en la misma clase. Pasamos al tercer semestre de mierda. Los profesores son cada vez más estrictos y más imbéciles que de costumbre.
Me concentro en los exámenes. Me siguen llegando flechas en todas partes y mi señor parece estar de vacaciones. No se ha manifestado y supongo que estoy haciendo las cosas como se debe. Mis amigos pasan más tiempo conmigo y nos vamos acoplando a cosas diferentes, estudiar juntos, tomar café, ver películas y ayudarme con las cartas hacia Amara. Ella parece estar contenta cuando revisa sus cartas. Las lee y le da alegría. Claro que no sabe que soy yo y eso es mejor.
Los días siguen pasando y ya estamos en finales. Todo pasa tan rápido y creo que la depresión se me quita poco a poco, voy comprendiendo que mi oscuro karma está escondido muy dentro de mí y no quiere salir. Todo parece estar como antes.
Sigo sacando buenas notas y me importa una mierda.
La Navidad llega tan pronto como mi corazón está negro y sin alma. No quiero celebrar nada y me importa una mierda los regalos y el festejo como tal, no es que le eche la culpa a la época decembrina, simplemente me vale verga si estamos en esa época o no. La verdad me importa otras cosas. Aprovecho de visitar a mis hermanos al cementerio en compañía de mis amigos, ellos me acompañan a todo y no me dejan solo, no quieren que me encuentre con Amaray no saber qué decirle. Todo es una puta mierda.
Les dejo flores para no ser descortés y nos retiramos para el parque. El picnic nunca me ha gustado, porque me parece demasiado cursi y ridículo. Me dejo caer en la nieve sin importarme en congelarme el cuerpo y me quedo viendo la nieve.
Cuando me levanto no hay nadie y una chica, esa chica que me gusta tanto está aproximándose hacia mí. Me saluda y no le respondo.
—Alex —cuando me dice mi nombre en su dulce voz, se me congela el cerebro—. ¿Cómo estás? Me preocupa tu seriedad.
No le respondo y me quemo por dentro. No deseo decirle nada, me limpio la nieve, recojo las cosas y ella intenta ayudarme pero no se lo permito.
— ¿Estás bien? Dime algo.
— ¿Qué carajo quieres que te diga? ¡Joder!
Sí, me salió natural. ¡Bien por mí! Frunzo el ceño y terminó de recoger las cosas. Mis amigos se aproximan y saludan a la chica. Ella me sigue viendo y unas gotas de lágrimas corren por su rostro.
—Se que eres tú quien me envía cartas. Eres demasiado evidente, Alexis. Solo quería decirte que gracias a tus consejos, deje a mi novio. Solo quería decirte eso. Espero que seas feliz.
Casi se me sale el «espera», pero nada. Sigo siendo el mismo y ella se va con tristeza. Ninguno de mis amigos comenta nada al respecto y nos vamos a mi casa a ver una película.
Ellos se ríen con ella y yo sigo estando serio y sin expresiones faciales. Mi madre nos prepara comida y postres. Le agradecemos y se va a terminar de coser un suéter para un cliente. Sí, mi madre es costurera.
—El mapa te conduce a ella,Alexis. ¿Por qué huyes? —Todo se paraliza. Él hace su presencia y no me extraña—. ¿Por qué huyes de tu amor por ella?
—Ella no me ama y huyó porque no quiero sufrir —le digo con sinceridad. ¿Para qué mentirle? Igual si miento lee mi mente y sabe cómo me pongo ante situaciones de esa magnitud—. No quiero sufrir más, señor. Ya me harte de ella y de sus problemas. Además la estoy ayudando y creo que funciono, porque dejo al imbécil, perdón a su novio. Es un gran paso.
—Ella te ama muchísimo, Alexis. Ella también sufre como tú, quiere huir pero le aterra que tú la olvides. ¿Por qué es tan difícil?
—No me ama. No quiero discutir.
—Muy bien de tú parte. De ella no puedes huir, te seguirá como sea y su corazón le dirá qué hacer. Debes hacer lo mismo. No vale la pena hacerte el difícil y odiar al mundo. Ódiate a ti mismo, tú cometes errores como un ser humano. Nadie es perfecto y dudo que exista tal perfección. Si no sabes abrirte a tus sentimientos, síguele escribiendo cartas y no la evadas. Conversa con ella, entiéndela, ponte en su posición. Te llegaran mas flechas, prepárate. Los retos son cada vez más difíciles —sonríe como siempre y se esfuma dejándome solo, absorto de mis pensamientos y debilidades.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro