Es una lástima que no esté por aquí; sin embargo siempre recibo llamadas suyas a altas horas de la noche. Me alegra que se preocupe por mí y además es buena persona y yo la juzgue desde un principio. A veces pienso que las personas llegan a mi vida por una razón, no sea cual sea el motivo. Es algo que debo averiguar por mi mismo sin caer en provocaciones.

Tengo casi dos semanas sin ver a Amara, lo único que hago es saludarla a través de un mensaje de texto, le envió consejos ridículos porque mi amo me obliga a hacerlo y del resto no pasa nada. Ella me contesta muy poco y a veces no me contesta. Eso me hace sentir muy mal.

Estoy tomando menos alcohol, cumplo el horario en la universidad y me encuentro más alegre que de costumbre. Sigo siendo la misma persona, pero con un humor diferente. Salgo a fiestas, tengo sexo y cumplo los deberes de mi hogar y de mandar gente al Cielo. Otras veces me quedo en casa a leer cualquier libro y así voy.

Es pervertido pensar que el sexo cambia personas, pero realmente me ha cambiado. Soy mejor teniendo sexo con personas que desconozco y me comporto mejor. No hago daños, tengo mi límite y siempre cargo refuerzos de todo para no meter la pata.

Sentado en el parque leyendo un libro sobre crímenes, hay una silueta familiar, parece estar llorando o esperando a que alguien se acerque. No le prestó atención y sigo con mi lectura. Concentrado en ello, alguien se sienta a mi lado.

—Siempre he sentido algo por ti, Fash. Tenía miedo de que me gritaras como siempre lo haces y temía que no querías volver a decirme algo. Sé que llorabas esa noche porque te causé daño. Es complicada mi situación, soy problemática, consumo drogas, mis padres se fueron y me dejaron sola. Mi vida es una mierda al igual que la tuya. No te contaré mucho de lo que me ha pasado, pero quiero que sepas que tu me has hecho mejor persona y estoy dejando los problemas. Rompí oficialmente con Emanuel. Mi madre, o más bien la persona que cuida de mi llamo a la policía y lo metieron preso. Salió en un mes de la cárcel y me pidió disculpas. Me dijo que no se iba a meter más en mi vida, pues él también la pasaba mal. Se disculpó y se marchó para Italia con sus padres.

—No debiste de hacerme eso. Me dolió demasiado y no sabes lo mucho que sufrí. Entiendo tu punto de vista y entiendo tu vida, pero no me hagas sufrir más de lo normal. ¿Cómo supiste que estaba aquí?

—Tu madre me lo dijo. Lo lamento. Lamento el daño que te cause. ¿Me podrías perdonar?

—Estarás castigada y seré muy rudo contigo —ella se aparta y como me ve que ando tranquilo sonríe después—. Me debes una explicación, y tengo todo el tiempo del mundo. Puedes empezar cuando quieras. Te estaré vigilando cada puto día. Te voy a acosar, chiquilla. Y vamos a mi manera, harás lo que te ordene. ¿De acuerdo? —ella asiente y me abraza.

Nos quedamos en el parque por varias horas, yo leyéndole el libro y ella escuchando, debo admitir que es una escena demasiado empalagosa, pero ni modo, me gusta tenerla cerca de mí.

Sentir que poco a poco ella será mía en cualquier momento. La llevó a su casa y me despido sin besarla. Ahora tendrá que esperar a que la bese, como le dije no será fácil. Soy difícil de perdonar, y difícil de acceder. Voy a mi casa a darme una ducha y voy a cenar con mis padres, ellos se ríen de mí y no entiendo el chiste.

— ¿Qué?

—Nada.

— ¿Qué sucede, madre? ¿Por qué tanta risa?

—Tendremos un hijo, Alex —la sorpresa me cae como balde de agua caliente. Mis mejillas están encendidas y no sé qué decir—. Tendrás un hermanito, cariño.

¿Este...es el momento de brincar y saltar y unirme a ellos? No lo sé. Solo medio sonrío y ya. No puedo expresarlo de otro modo, no sé cómo hacerlo y supongo que tendré que practicar más seguido. Espero que sea varón, será épico el momento.

Recibo varios mensajes y son las chicas que mueren por tener sexo conmigo esta noche. Les respondo que no, de la mejor manera y me dice que no puedo esconderme tanto. ¡Bah! Ya tuve demasiado sexo y quiero descansar mi cuerpo. Trato de mejorar mi vida y cuando Amara aparece de nuevo, el fuego corre en mis venas, es como si lo estuviera esperando desde hace tiempo.

Ella es oficialmente una persona diferente, gracias a mi sensualidad e inocencia. Aun creo que su hermana me violó o algo parecido, a nadie lo atan a una cama solo porque sí. En fin, las cosas mejoran, mi humor sigue estando igual, detesto al mundo como siempre. Mi señor se aparece y me encomienda tareas más difíciles.

Por otro lado, el castigo que ella tiene conmigo se mantiene. Solo nos vemos 4 días a la semana, pues empezó a trabajar en un restaurante, y salimos por ahí. No somos parejas, ni amigos, somos personas con atracción mutua indefinida. No la beso, no me besa, no tenemos sexo y todo es normal entre los dos.

Tratamos de divertirnos a mi estilo y estudiamos juntos los fines de semana, abrazados en mi cama sin ningún acto erótico. Mi madre aun esta enojada con ella, al igual que mi padre y no los culpo, yo también sigo enojado con ella por los daños cerebrales que me causó meses atrás. Vamos poco a poco, sin hacer nada que nos afecte. A veces me pongo a llorar recordando esos tristes momentos y después término riéndome como loco.

—Dijo que no podía enamorarme. Después dices que soy yo

—mi señor me mira y no dice nada.

—Bueno si. Admito que ustedes dos me envenenan la mente, solo espero que cumplas con tu misión. Sabes que ha pasado mucho tiempo y algo debes hacer. Has avanzado pero no tanto.

—No consume, tampoco ha dañado propiedades y tiene su historial limpio, según el jefe de la policía local. ¿Y ahora qué debo hacer?

—El cielo cambia de colores, así como la vida te enseña grandes filosofías. Encuentra la manera.

—No quiero que muera, señor. ¿Puede hacer algo para que no muera?

—No te precipites. Recuerda que es una misión y tú debes haber sabido de qué se trata.

Odio cuando hace eso. No sé si habla en serio y tampoco es sincero conmigo, siempre me dice lo mismo y quiero saberlo. Quiero estar preparado para sufrir y morir en el intento.

Desaparece como siempre dejándome tremenda incógnita. Vero sigue estando saludable, parece que todo está normal, he hablado con ella sobre sus problemas personales y no son fáciles de tratar. Me angustia de nuevo perderla, muero si la pierdo para siempre ahora que ambos estamos encariñándonos más.

Una lágrima corre por mi mejilla. Me dan ganas de volver a llorar de nuevo y no quiero estar triste. La llamo para ver que está haciendo. Su voz está normal, no tiene síntomas de enfermedades, me cuenta todo lo que hizo en el día. Se nota cansada y no la culpo, trabaja y estudia al mismo tiempo.

—Voy a dormir. Que tengas una linda noche, Chiquito —me dice.

—Buenas noches, chiquilla. Descansa.

Tranca. El miedo se apodera de mí y salgo a ver que está haciendo realmente. Viéndola dormir me reconforta, todo parece indicar que no se ha metido más en problemas. Se ve tan linda con su pijama.

—No te la vas a llevar, Freddy. Ella no te pertenece. Le hiciste demasiado daño —es su madre biológica y no la otra. Me escondo detrás de un árbol para seguir escuchando—. Ella es mi hija, no esos bastardos que me la robaron hace muchísimos años. Solo quiero que esté conmigo. Ella es mi hija —el hombre parece estar desesperado—. Tú sabes muy bien. Ese hombre la viola cuando puede y no lo voy a permitir.

—No te dejaré pasar. Ella es de nosotros ahora.

— ¡No!

Am se despierta y ve a su papá biológico. Corre a sus brazos y se siente acobijada de ellos. Aparece una figura femenina, y es idéntica, muy idéntica a Amara, he de admitir que ando confundido. No sé qué deducir ante esto. ¿Si ellos son sus padres reales, los otros que eran?

¿Será que esto es lo que tengo que hacer o es una señal?

¡Maldita sea!