
🎄Ɗí́ɑ ¹🎄
Un pequeño niño se encontraba al inicio de un callejón, merodeando en un basurero, tenía mucha hambre, los últimos días había comido escasamente y su pancita ya no aguantaba más.
La noche era helada, poco a poco caían diminutos copos de nieve que comenzaban a pintar el lugar con una fina capa de blanca nieve.
Al castaño le encantaba la nieve, podía hacer angelitos en ésta. El único problema era que sólo contaba con un delgado suéter, que no lo cubría lo suficiente para soportar aquel frío.
Suspirando rendido, Félix decidió buscar en otra parte, si se adentraba a la avenida puede que llegara a encontrar algo. Antes de poder alejarse, escuchó unos pasos acercarse en su dirección.
Buscó con la mirada a la persona que los ocasionaba y se encontró con otro niño de cabello negro azabache.
El pelinegro con ímpetu arrojó un juguete al cesto de basura, el objeto parecía en perfectas condiciones, Félix no entendía porqué lo había tirado.
— ¡No sirve! — Gritó el contrario.
— ¿Por... Qué? — Se atrevió a preguntar.
Hyunjin recién pudo notar que no era el único en ese lugar, aclarándose la garganta y tomando una nueva postura respondió:
— No me gusta — Se cruzó de brazos.
— Pero es... Bonito — Contradijo en voz baja.
El pelinegro se puso a observar detenidamente al contrario. Parecía tener su edad, sólo que tenía el cabello castaño, era más bajo y llevaba ropa bastante vieja.
— ¿Quién eres tú? — Preguntó interesado.
— Mi nombre es... Félix — Respondió suavemente.
— El mío, Hyunjin — Sonrió mostrando sus perfectos dientes.
— ¡Hwang Hyun Jin, vuelve aquí!
Una voz se hizo presente interrumpiendo el momento, el mencionado la reconoció como la señora que se ocupaba de cuidarlo, cuando sus padres no estaban.
El pelinegro hizo un gesto de molestia, porque odiaba que le dieran órdenes.
Estaba a punto de regresar, sin embargo volvió a mirar al otro niño y no pudo evitar preguntar:
— ¿Y tus papás?
— No... Tengo — Respondió desviando la mirada.
Hyunjin se sorprendió por su respuesta. Él creía que todos tenían un papá y una mamá, pero al parecer frente a él estaba la excepción.
Un momento... Si el supuesto Félix no tenía padres ¿Quién se ocupa a de cuidarlo? Pensó.
Volvió a dirigir su mirada sobre él e inmediatamente se dio cuenta de muchas cosas.
Era muy claro que el castaño no tenía alguien que velara por su bienestar. Portaba ropa en malas condiciones, estaba temblando de frío, además parecía estar muy delgado para su edad.
¿Qué debería hacer?
La verdad Hyunjin no se caracterizaba por ayudar a los demás, era un niño después de todo, uno muy dramático y mandón, mucho no podía hacer.
— ¡Aquí estás, Félix! — Exclamó una nueva presencia.
El nombrado se estremeció cuando puso una mano sobre su hombro y desvió la mirada. Hyunjin estaba presenciando todo desde cerca, el otro chico parecía ser mayor que ellos, aunque no por mucho.
— Debemos irnos, Félix — Sentenció.
— No... Yo estoy bien — Dijo y avanzó unos pasos en dirección contraria.
A Félix no le gustaba convivir con otros chicos del barrio tan lúgubre, ya que, usualmente por ser menor lo molestaban y le quitaban la poca comida que conseguía.
— Vámonos — Dijo esta vez con una voz más profunda.
El pelinegro no estaba de acuerdo con esta imposición, nunca le había gustado que le mandaran, nunca le había gustado que le pusieran reglas, odiaba obedecer.
Por esa razón tomó la mano del pequeño castaño y la acercó hacia él.
— Él se irá conmigo — Pronunció intentando lucir intimidante, desconcertando al chico desconocido.
Luego de eso comenzó a caminar en dirección a su hogar llevando a Félix consigo. El último mencionado no sabía que decir, no tenía muchas opciones, así que decidió seguirlo esperando que nada malo ocurriese.
La casa que tenía frente suyo lo dejó deslumbrado. Esta era enorme, juraría que era la más grande que alguna vez había visto. Sumando que estaba perfectamente adornada con detalles navideños. Las luces de varios colores iluminaban toda la construcción, unos renos se estacionaban en la entrada, moviendo la cabeza de arriba a abajo portando una luz blanca.
Al acercarse a la puerta una gran corona estaba colgada con la palabra "Bienvenidos" escrita en el centro.
Félix tenía una bella sonrisa plasmada en su rostro, él desde siempre había amado los decorados navideños, una de las cosas que quería hacer, era pasar la Navidad frente a una chimenea, mientras se sentaba en una gran mesa a degustar diferentes platillos junto a las personas que amaba.
Esa escena la vio en un película, cuando fue a comer por primera vez a un restaurante decente. De principio a fin la visualizo en el televisor de ese lugar.
Hyunjin notó cómo los ojos del niño castaño parecían brillar con todo lo que veía. Una fría brisa cubrió ambos cuerpos, haciendo que el más bajo intentara cubrirse con ambas manos. El pelinegro sin saber el porqué, se quitó su abrigo y se lo colocó al contrario.
Félix, al sentir algo sobre sus hombros, buscó con la mirada al contrario. Era la primera vez que alguien había hecho eso por él.
— Debemos entrar — Anunció —. Y no hagas caso a lo que ella te diga.
Ambos niños entraron a la propiedad y un aroma a galletas fue lo primero que el pequeña castaño percibió. Jalando de la esquina del suéter de Hyunjin señaló el lugar de donde provenían.
— ¿Quieres una galleta? — Preguntó.
El más bajo asintió y el pelinegro sin preguntar a nadie, sujetó el plato que contenía galletas recién horneadas y las subió a su habitación. Félix lo seguía por detrás sin perderlo de vista.
Al entrar al cuarto del más alto, el pequeño castaño notó que era el único lugar que no estaba decorado. Hyunjin al ver como el contrario observaba todo minuciosamente dijo:
— No me gustan los adornos navideños, por eso no los pusieron aquí.
— ¿No te gusta la Navidad? — Preguntó sorprendido.
— Sí me gusta — Respondió —. Sólo que no me gusta exagerar —. Explicó.
El pelinegro se dirigió a su cama y puso el plato sobre ésta. Se sentó cómodamente y palmeó el lugar al lado suyo, para que el contrario tomara asiento.
Félix sin rechistar se acercó y se quedó observando las bonitas galletas de hombrecitos de jengibre perfectamente decoradas.
No supo en que momento el contrario agarró una galleta y la puso cerca de sus labios para que la comiera.
— Abre.
El más bajo separó lentamente sus labios regordetes dando entrada al alimento. Pronto, dando el primer bocado, se deleitó con el gran sabor que poseía.
Hyunjin al ver migajas cubriendo las comisuras de los labios del contrario, se ocupó de retirarlas con sus deditos.
Las mejillas de Félix inmediatamente se tornaron de un color carmesí. Se encontraba avergonzado, nunca había estado así de cerca con otra. Su corazoncito empezó a latir fuertemente.
— ¿Te gustó? — Preguntó refiriéndose a las galletas.
— Sí...
PERDÓN POR TANTOS CAMBIOS aaaaa, juro que este es el definitivo.
La historia pasó por mucho, lamento eso.
PD: Bang Chan en está en el banner porque lo amo u.u (NO participa en la historia)
Félix: Castaño.
HyunJin: Pelinegro.
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