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Pete había sido citado por Vegas para verse en el lugar que se conocieron.

No entendía porqué de la nada le había pedido ir, se le había hecho raro, ya que Vegas le había comentado que en unas semanas no podrían verse tanto por asuntos del trabajo de su papá en el que le está ayudando.

Pero daba igual, no iba a desaprovechar la oportunidad de ver a Vegas, y menos después de haberle contado cosas personales estando borracho.

Había esperado que se le olvidará la noche por la ingesta de alcohol que tuvo, pero despertó más que lúcido y en buen estado gracias a la medicina que le había dado Vegas para la resaca.

Iba llegando al lugar, ese era uno de sus más bonitos recuerdos.

Y hablando de recuerdos, se encontraba teniendo uno al ver a dos pequeños con cabello negro esperándolo donde, si mal no estaba, era en donde los había visto por primera vez.

— Hola chicos, ¿y su hermano? – Pete volteó a ver alrededor buscando a Vegas, pero no lo encontró.

Venice subió y bajó los hombros, Lanai soltó una risita tierna

– Phi, dice-

– ¡Nai, aún no! – Venice tapó la boquita de su hermana silenciando lo que iba a decir.

– ¿Que pasó? – preguntó Pete copiando el puchero que había echo la pequeña al ser interrumpida.

– Toma esta carta, phi – Venice le extendió un sobre azul con diseño de estrellas, el cual tomó y miró confundido.

– Leela, P'Pete – dijo Lanai borrando su pucherito y cambiándolo por una gran sonrisa que remarcaba sus cachetitos de bebé rosaditos.

Abrió el sobre y sacó la hoja doblada que se encontraba en este, la extendió y leyó el contenido:

Querido Pete:

Te conocí un día como cualquier otro, en el que no me imaginaba lo importante que te volverías para mí.
Llegaste a mí vida cuando yo no estaba buscando enamorarme, pero ahora estoy perdidamente loco por ti.
No se cómo le hiciste para que llegara a sentir esto en tan poco tiempo y de una manera tan fuerte que hasta me tiene sorprendido.

¿Creías en el amor a primera vista? La verdad yo no, pero contigo ahora creo fielmente en él y agradezco a cualquier obra divina que se halla encargado de ponerte en mi camino su acción.

Te quiero tal y como eres, tu forma de ser me atrapó de una forma tan especial que me hace enamorarme cada día más de ti.
En momentos me haces preguntarme "¿Dónde estuviste toda mi vida?" Pero luego entiendo que hay un momento para todo y quizá esté ya es en el que tenga que hacerte la pregunta...

Vegas.

Terminó de leer, con sus sentimientos a flor de piel, y se extrañó de que la carta terminara de forma tan repentina.

– ¿Ya? – le llamó la atención el susurró de Lanai.

Volteó a ver a ambos pequeños y estos tenían su sonrisa aún más grande.

Lanai volteó con Venecia, quién asintió en su dirección.

– Phi, dice mi hermano que le gustas.

Teniendo un deja vu, las mejillas de Pete se volvieron de un ligero color rosado.

– ¿Le gusto a tu hermano, pequeña? – como aquel día, preguntó con un poco de pena mientras miraba a Venecia, quien no aguanto y soltó una pequeña risa.

– Phi, Lanai no se refiere a mi, usted no me gusta.

– Pero tu hermanita me dijo que-

– P'Vegas es a quien le gustas – la mirada de ambos niños se dirigió hacia sus espaldas, los nervios empezaron a invadirlo aún más.

– ¿Que le gustó a quien? – logró decir después de tomar una gran bocanada de aire.

– A mi. – escuchó detrás de él, y como en aquella ocasión, su voz volvió a causarle sensaciones en el cuerpo.

Lentamente Pete se volteo para estar frente a Vegas, pero no espero que al hacerlo, el mayor estuviera esperándolo con un gran ramo de camelias rojas con un listón en la parte superior en el cual se podía leer la frase "¿Puedo ser tu tuyo?"

Pete volteó a verlo, y en cuestión de segundos notó el nerviosismo de Vegas, acabando con la incertidumbre por su silencio, tomo el ramo y finalmente contestó:

– Nada me encantaría más que llamarte mío, solo si yo también puedo ser tuyo.

– No desearía que fuera de otra forma – dejando el ramo a un lado (la verdad no puso atención en quienes se encontraban a su alrededor) no resistió, se abalanzó hacia Vegas juntando sus labios y lo besó con firmeza, pasándole sus brazos por el cuello, atrayendolo más a sí haciendo que el mayor lo tomara de la cintura y pegará más sus cuerpos.

– No deberían dar este tipo de espectáculos en un parque – dijo una voz que sonaba como la de Na.

O era ¿Ta? Quizá fue Code, de cualquier forma les daba igual, ambos no dejaron de besarse y abrazarse mutuamente.

Holi, no se molesten conmigo, imaginénse que soy la ranita:

Chingo a mi cola si no está terminada la historia para antes de agosto 🥲

Aún les interesa?
Ya se que dos mesesitos sin subir nada jeje

Weno bays 🐻💌