𝟘𝟙
—Me gustas. Me gustas mucho Aeyoung.
—No es cierto.
Dime qué es sólo una broma por favor.
—Lo es... perdón, pero me gustas.
—Hobi...dime qué todo es mentira por favor —Comienza a llorar y toma en puños su camisa — tu no...no quiero que tú también-
—Sonríe y acaricia su mentón—Lo siento mi linda Ae, perdón por hacerte llorar...pero no pude evitar tener estos sentimientos por ti.
—No lo digas por favor ¡Te lo ruego!
—Te amo.
En otra situación, si tan solo no fuera yo, no fuera como soy, no sucediera todo lo que me sucede, no viniera de esta maldita familia...tal vez todo sería mejor. Podría decirte que también me gustas, podría estar contigo sin miedos... pero no es el caso. Y ahora mi peor pesadilla se hace realidad, comienzo a ver desde el rabillo de mi ojo como aparece desde un costado y coloca tras él... Lo hará como siempre, pero no quiero, no quiero que él también muera...
*
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10 años atrás
—Mamá... ¿Mamá? ¿Dónde estás? Tengo hambre —Bosteza aún dormitada— Prometiste hacerme panqueques hoy —Abre la puerta del cuarto de su mamá pero no la encuentra— ¿Mamá?...
La niña preocupada por su madre salió de casa y pregunto a sus vecinos por ella, pero nadie sabía dar respuesta, nadie la había visto. Sentía su barriga rugir, pero podía más el miedo de no encontrar a su mamá.
Caminó,y caminó, y caminó...hasta que no supo dónde estaba. El vecindario en el que se encontraba no se le hacía conocido, jamás había caminado por esos lugares. Vió como unos señores se le quedaron mirando fijamente y sonreían. Sentía su piel erizada y el miedo apoderarse de sus sentidos. Quería salir de allí pero no sabía por dónde había llegado.
—Hasta que te encuentro. Mamá está preocupada por tí —La toma de la mano y saca de ese lugar.
—¿Q-quién eres tú? ¿Mi mamá te envío? —Casi llorando
—No preguntes mucho, solo sígueme y salgamos de aquí —susurra
—Asiente con la cabeza dudosa de quién era el niño.
Caminaron algunas cuadras y volvieron a llegar a la urbanización de donde había salido la pequeña. El niño la miró con una sonrisa e hizo una pequeña reverencia.
—Hola, me llamó Hoseok.
—...
—Perdona por asustarte así. Es que ví que te desviaste a ese lugar y bueno... no hay buenas personas allí.
—¿Sabes dónde está mi mamá?—Casi llorando— antes la nombraste... ¿Fué mentira?
—... ella... oh mirá —Sonríe y te da vuelta— allá viene.
—Aeyoung—Corre hasta ti y abraza con fuerza — ¿Por qué no estabas en casa? Salí a comprar un poco de miel, te dejé una nota en el refrigerador.
—Perdón mamá, no la ví —La abraza llorando — creí que me habías dejado.
—Tonta, jamás haría éso —Deposita un dulce beso en su frente y mira al niño — oh, ¿Es un amiguito?
—Él es... Hoseok.
—Holaaa—Sonríe— ¿es la señora Aera?
—Si... ¿Eres de por aquí cerca? No veo a tus padres.
—Si. Es que no llevo mucho tiempo de haberme mudado. Vivo a dos casas de aquí.
—Oh, debería ir a saludar... ¿Quieres entrar y comer con nosotros?
—Gracias por la invitación, pero deben estarme esperando. Adiós Aeyoung, adiós señora Aera. Un gusto.
—¿Cuántos años tienes pequeño?
—seis—Te mira y sonríe para luego irse corriendo.
—Es un niño encantador ¿No crees? Pensaba que era mayor que tú.
—Haces una mueca— ¿Éso qué? No me agrada.
—Vamos Aeyoung, no deberías ser mala con él. Ven, vamos a comer.
Éste no fué el único encuentro que ambos tuvieron. Siempre habían razones por las cuales terminaban encontrándose, desde una caída, hasta unos perros bravos persiguiendolos. Poco a poco ambos niños se hicieron amigos, inseparables. Sí Aeyoung no quería algo, Hoseok tampoco. Hacían pijamadas seguidas intercalando el lugar de la reunión entre sus casas.
La relación entre ambos se volvió mucho más cercana cuando los padres de Hoseok murieron en un accidente automovilístico. La señora Aera le había ofrecido vivir con ellas, pero él se negó. Tenía 11 años, según él, era la edad suficiente para valerse por si mismo. No por éso Aeyoung y él dejaron de reunirse.
Tomaron su distancia cuando Aeyoung tuvo su primer novio. Pero la actitud fue tomada por Aeyoung, quien temía que su novio creyera que entre ella y Hoseok había alguna relación además de amistad.
Hoseok como siempre comprensivo y permisivo con su mejor amiga no se molestó, entendió y alejó.
—Aeyoung ¿Tienes tiempo está noche?
—Claro ¿Qué sucede?
—Es que —rasca su cuello—quería invitarte a salir... si te parece bien en la noche.
—Oh bueno... debo preguntarle a mi mamá.
—... Yo habló con ella—La toma de la mano y lleva dentro de la casa — Señora Aera.
—Hola Byu. ¿Cómo has estado? No sabía que estabas aquí.
—Estoy bien gracias. Estoy desde las 9 hablando con Aeyoung en el porche.
—Me parece bien... ¿Qué sucede? Pareces asustado.
—Es que... quería preguntarle si me deja salir con su hija... está noche—Lo miran fijamente—Hasta las 10.
—...
—Mamá—Dice en un tono suplicante.
—Suelta una suspiro — Ok, acepto, hasta las 10. Traela de regreso sana y salva.
—Sonríe amplio y hace reverencia — lo haré, no se preocupe.
—Aeyoung... debemos hablar.
—C-claro—Se gana una mirada preocupada por parte de su novio
—No te preocupes Byu, no le quitaré el permiso. Sólo debo hablar con ella. ¿Me permites unos minutos?
—Claro, como guste—Da un beso en la mejilla y sale de la casa.
—Mamá qué su-
—¿Ese chico te gusta?
—¿Qué pregunta es ésa? Si es mi novio es obvio que-
—Tienes 13; ya deberías saber que hay relaciones donde no hay amor, solo un interés de por medio.
—... si, eso lo sé. Pero yo no tengo intereses de por medio, yo-
—No lo digas Aeyoung. Jamás digas la palabra, jamás digas que te gusta alguien, que amas a alguien. Mucho menos si es real lo que sientes. ¿Entiendes? Nunca lo hagas. Tampoco permitas que te lo digan.
—Pero mamá éso no tiene sentido alguno ¿Cómo no voy a decirle lo que siento a esa persona? O viceversa-
—Hazlo con acciones, no con palabras —La sujeta de los hombros — perdona pero... hazme caso ¿Si? Aún estás muy jóven.
—Tch—Quita las manos de sus hombros y se aleja con molestia.
En aquel momento creí que se refería que eres muy joven para decidir amar a alguien, o ser amada por alguien. Mi madre sólo quería protegerme y ahorrarme todo el dolor y sufrimiento por el que estaba destinada a pasar.
—Aeyoung ¿Segura estás bien?
—Lo estoy—Mirando en otra dirección.
Caminaban lentamente por las calles semi vacías de la ciudad. Siendo iluminados por la luz de los faroles y los carros que pasaban a cada minuto.
—Es que... Desde esta tarde has estado actuando extraño. No me miras, desvias la mirada y... no quieres que te tome de la mano... ¿Tu mamá te dijo algo que te molestó?
—Frunce el ceño— Preferiría no recordarlo.
—Pero si tiene que ver entonces. Vamos habla conmigo ¿Quieres?—Sonríe y sujeta de la mano — estoy aquí y puedo escucharte. Quiero escucharte, si es algo que te molesta quiero ayudarte a olvidarlo.
—y así dice ella que no diga nada —susurra.
—Disculpa no escuché, ¿Qué dijiste?
—Se da vuelta y lo mira—¿Está mal querer a alguien?
—No ¿Por qué lo dices?
—Porque no sé que tiene mi mamá en la cabeza que no quiere que lo diga ni que me lo digan. Una locura total. Es decir ¿Cómo puedo no expresar lo que siento por tí? Es imposible—Lo abraza fuerte —No puedo, sencillamente no puedo.
—Le regresa el abrazo —Entonces era por éso... —Sonríe y sujeta de las mejillas — Pero no deberías molestarte por éso, no es como si tú mamá pudiera controlar las palabras que salen de mi boca. Me gustas Aeyoung. Y eso nadie lo va a cambiar, no pueden impedir que te lo diga. Tú sólo haz caso omiso.
—Se sonroja y asiente con la cabeza — Pero... Byu yo-
—Shh —Le da un pequeño beso— No es necesario que lo digas, lo sé.
—Sonríe y mira un pequeño parque— ¿Podemos entrar?
—Ya son las 10, tú mamá no querrá darte más permiso para salir conmigo si me pasó mucho de la hora —Sonríe nervioso.
—Si es cierto... entonces para la próxima... ¿Cuando será?
—Bueno... Tengo que hacer un viaje con mi familia, vamos a visitar a mis abuelos en esta semana, no estoy seguro de cuando voy a regresar. Pero prometo que apenas regrese vendremos.
—¿Seguro?
—Segurisimo—La toma de la mano y continúan la caminata más animadamente.
La noche pasó, los días pasaron, Byu tuvo que irse de viaje como lo había dicho. Aquella jóven no hacía más que escribirle pero nunca respondió; tal vez en aquel lugar no había señal telefónica. No tenía de otra más que esperar ver pasar el auto de sus padres frente a su hogar o que él le escribiera.
En esa semana Hoseok las visitó. Se encontró a Aeyoung sentada en la sala del comedor mirando fijamente el teléfono, como si esperara una señal. Se acercó a ella lentamente y con la duda de si saludarla o no, ya que ella le había pedido distancia, quería respetar la petición de su amiga... sin embargo no pudo irse, así que termino por acercarse y tocarla por el hombro como saludo.
—Ah, hola Hoseok ¿Cómo has estado?—Le sonríe
—Bien... ¿Y tú? ¿Estás bien?
—Si, lo estoy ¿Por qué?
—Como miras tanto ése teléfono. Es extraño que tú mamá no te haya dicho nada.
—Hmm si, ha estado algo extraña. Si te contara lo que me dijo haría las cosas todavía más extrañas... Pero bueno eso no importa, Byu me dijo que-
—¿Byu?
—Si, Byu, mi novio ¿Lo recuerdas?
—Claro... era un buen chico.
—Es un buen chico querrás decir—Sonriendo—estoy esperando su mensaje o llamada, no me ha contestado. Se supone que está de viaje pero-
—Ae.
—¿Qué?—Mira a Hoseok extrañada. Éste la miraba fijamente, de una manera como nunca lo había hecho, expresaba emociones indecifrables, parecian estar todas mezcladas sin saber cual deberia expresar por completo en su rostro —¿Por qué me miras así? Detente, no me gusta.
—Es que... no me digas que estás tan tranquila por qué... Tú... —Se tapa la boca y sus ojos se abren como platos— Ae... ¿Qué sabes de Byu?
—No sé nada—Se levanta alarmada por la expresión de su amigo —¿Por qué? ¿Qué sucede? ¿Le sucedió algo?
—......Ae, Byu murió hace tres días en un accidente automovilístico cuando regresaban de la ciudad vecina.
—... Ya vamos Hoseok, dime la verdad —Sonríe con un nudo en la garganta— Deja las bromas.
—Niega con la cabeza una y otra vez — No es broma, jamás bromearia con la vida y la muerte. Tú-
—¡Eso debe ser mentira!—Lo sujeta de la camisa —Hoseok dime qué es mentira, por favor, eso no puede ser verdad, él prometió qué volvería, él-
—La sujeta de los brazos —Los humanos no pueden controlar la hora ni el momento de su muerte, ni siquiera son conscientes de cuando morirán, no puedes basarte en una promesa de niños, confiando en que regresaría.
—Se aleja de golpe con los ojos llenos de lágrimas —¿Por qué... me dices éso?...
—Yo... lo siento. Es que, no soporto ver... que llores —Se acerca y abraza mientras sollozaba— Perdón por ser insensible cuando estás sufriendo.
La madre de Aeyoung entró a la cocina y al regresar vió la escena y se acercó preocupada. Al escuchar lo que estaba sucediendo no supo cómo reaccionar ante su hija, sólo le pidió disculpas por no haberle dicho nada el día que lo supo.
Días atras; unas horas después del accidente, la señora Aera recibió una llamada del tío del jóven Byu. Éste le avisó sobre el accidente; los padres se encontraban en la UCI por la gravedad de las heridas, mientras que el jóven había perdido la vida de inmediato por el impacto y gravedad de las heridas.
La relación entre las dos familias era buena, debido al noviazgo que había entre sus hijos, por ello les partía el alma darle la noticia, pero no eran capaces de decírselos directamente a Aeyoung, y dejaron el encargo a su madre.
Por su lado ella lucho contra su propia consciencia y decidió callarse, sabía que en algún momento lo sabría, pero no quería que fuese todavía. Quería ahorrarle aquello; desde un inicio sabía que las cosas podían terminar así, más sin embargo no había podido decírselo, no había podido advertirle como ella hubiera querido, por qué ¿Quién le iba a creer? Ella tampoco lo hizo en su momento cuando le confiaron la verdad de la familia. Quería por lo menos proteger a su hija... pero todo indicaba que tomara el camino que tomara, con verdad o sin verdad, su hija sufriría lo mismo, compartían el destino de la familia maldita por el espíritu de la muerte, la parca.
Aquel día, en esa tarde, fué la primera vez que Aeyoung tuvo que experimentar perder de manera trágica a un ser querido. Sólo pudo aferrarse a la idea de que así era el ciclo de la vida, como había dicho Hoseok en varias ocasiones. Las personas nacen para morir, y mueren para volver a nacer. Un ciclo sin fin, que se repite desde el inicio del tiempo. No podía hacer nada contra eso, sólo debía aceptarlo... y continuar.
Sin embargo los recuerdos no desaparecen.
Los miedos permanecen.
Los anhelos.
Los sentimientos.
La vida puede desaparecer en un pestañeo, pero no las experiencias de quien vive.
Así es, atormentaria a la vida con la muerte hasta su muerte. Por éso estaba ahí, siempre vigilando, asechándola y esperando ese momento.
Continuará...
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