006
El pequeño manto blanco cubría lo suficiente como para sentarse en el césped.
El aire cálido de primavera azotaba levemente las ramas de los árboles que de vez en cuando dejaban caer los capullos y flores débiles de sus puntas.
El sonido de las cigarras se escuchaba a la lejanía junto a los pequeños estornudos de Kuma que vagaba entre las flores altas al fondo del recinto.
El sol era cálido y su luz hacía resaltar de manera vibrante los colores de los tulipanes y flores varias, el verde de todo el lugar y el azul vigorizante del cielo. Era una maravilla.
Lisa tomó una pequeña uva del canasto mientras seguía escuchando a Jennie leer el libro de poemas que habían empezado hace algunos días.
Y por empezando quiero decir que Jennie leía en voz alta y Lisa escuchaba.
—…“quisiera escribir cosas divertidas para ti. De catástrofes y pequeñas tristezas estamos hasta el cuello. Nada de imágenes, tal vez labios, pelos, y una niña que juega con el maletín de un médico. Qué paisajes decir ahora que estoy pensando en ti. No sólo tu bondad me ayudó; también esa suerte de honradez hierática, tu sencillez al apoyarte en la ventana de tu departamento para contemplar, en camiseta, el crepúsculo, mientras a tus espaldas los poetas bebían tequila y hablaban en voz baja"— dijo tranquilamente Jennie mientras mimaba el cabello de Lisa.
—Eso fue bueno.— susurró Lisa cerrando sus ojos dejándose mimar por completo.
—Lo es, me hizo pensar mucho en ti…— murmuró Jennie cerrando sus ojos entregándose a la tranquilidad.
—¿En serio? ¿Por qué?
—De alguna forma contigo todo es mejor, incluso las cosas que siempre odié hacer las haces mejor ¿Recuerdas cuando nos conocimos?
—En secundaria, eras esa chica triste que siempre vagaba con Jongin por ahí.
—Recuerdo todavía como siempre lo odiaste incluso cuando te aclaramos mil veces que éramos solamente amigos, era tan divertido verte molesta por ello.— dijo riendo suavemente haciendo gruñir a su novia en su regazo.— Pero sí, no estaba pasando por un buen momento pero en cuanto te acercaste, desde el primer instante, supe que algo había en ti que lo buscaba sin saberlo, una necesidad que sólo tú podías cubrir.
—Jennie…
—Lo sé, sé que está mal pensar en esa forma, y recuerdo muy bien tu discurso de ser alguien sin independiente pero eran pensamientos iniciales ¿Sabes?— dijo abriendo nuevamente sus ojos para mirar a Lisa.— Me hiciste entender que a pesar que estaba dañada y que tu eras todo lo que necesitaba no era así realmente, me hiciste ir a terapia, me ayudaste en mis peores momentos y ahora estoy bien. Sana y feliz. Ahora puedo decir que estoy compartiendo mi felicidad contigo y eso es bastante bueno.
—Muy bueno si me lo preguntas.— Lisa subió su mano hasta alcanzar la mejilla de Jennie acariciando sutilmente su blando cachete.— Estoy feliz de acompañarte en tu vida, de estar aquí, de soñar con los ojos abiertos nuestro futuro juntas.
—Estoy feliz de imaginarlo también.— confesó Jennie sonrojándose por la vergüenza.— Sinceramente te he imaginado de todo en mi mente.
—¡Espera! ¿Son cosas sucias? ¡Hablaba de una boda, una familia, hijos!
—¡¿Qué no?! ¡No eran cosas sucias!— dijo Jennie conteniendo su risa.— Bueno, tal vez un par p-pero… ¿Quisieras hacer todo eso conmigo? ¿Una familia?
—Por supuesto.— dijo sin dudar Lisa.— Aunque ahora lo somos, tenemos a Kuma pero también quisiera verte con una barriguita redondita y bonita, después quisiera ver a una mini tú corriendo por nuestra casa.
—Oh… ¿Quieres una niña?
—Niña o niño, da igual, quiero que sea nuestro, que nosotras seamos la que lo criemos con amor y respeto, enseñarle lo básico, hacerlo feliz y que el nos haga feliz. Quiero eso contigo, poderlo llamar nuestro.
Jennie parpadeó rápidamente intentando contener las pequeñas lágrimas que se asomaban en el borde de sus ojos.
Era la mujer más feliz del mundo por mucho, de solo pensar que Lisa imaginaba silenciosamente una familia le ardía el corazón en puro amor.
—Quisiera que nuestro bebé tuviera tu encanto, sería algo ideal para mí.— murmuró Jennie bajando un momento para besar a Lisa en su frente.
—Quisiera que tuviera tus mejillas…— contestó Lisa ganándose un golpe juguetón de Jennie.
—Lalisa Manoban, te prohíbo molestar a nuestro hijo con sus mejillas.— contestó Jennie.— ¿Suena bien? Es lo que te diré en un futuro.
—Suena perfecto, amor.— dijo Lisa levantándose.
—Te amo, ahora y siempre, Lili. Con toda mi alma, cuerpo y existencia entera.
—Te amo, Nini. Con todo lo que soy, con todo lo que tengo y tuve, te amo eternamente.
bye bitch jajajsjsj
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro