❄ 12 - The Parade
CAPÍTULO 12 | EL DESFILE
«Hwayoung»
La mañana del festival era soleada, el cielo estaba de un increíble azul despejado, como si los dioses hubieran detenido la lluvia por el bien de ese día tan especial para el reino de Astrum. Aún era temprano pero el bullicio de fuera llegaba hasta la ciudadela, la aldea principal estaba animada y a lo lejos se escuchaban los tambores y los instrumentos, el desfile había comenzado.
Una de las siervas aplicaba con suavidad el polvo de arroz en mi rostro, luego un ligero rubor y tras colorear mis párpados con una elegante sombra roja que combinaba con mi vestimenta, delineó mis ojos dándole un aspecto no tan inocente. Yo no solía usar maquillaje vistoso, sin embargo la ocasión lo requería y de vez en cuando era bueno sentirse especialmente bonita. Otra mujer peinaba mi cabello, recogiendo la parte delantera y atándola a lo alto de mi cabeza, creando un recogido que sostenía un precioso adorno de una camela roja, el resto de mi cabello estaba suelto y con unas lindas ondas al final.
—Mi señora, se ve espléndida —Aduló una de las jóvenes —, el color rojo le sienta muy bien —Sonrió, orgullosa de su trabajo, pasándome un espejo. Me tomé el tiempo de mirar cada detalle del maquillaje, asintiendo complacida.
—Está perfecto, muchas gracias chicas —Me levanté y caminé hacia el espejo de pared, observando el vestido que llevaba; una prenda tradicional de seda roja con una faja de tela gruesa negra sujetada por un cinturón trenzado, mis hombros y la zona del escote tenían pequeños hilos dorados que rebotaban con cualquier movimiento.
—Ya va siendo hora, mi señora —Avisó una de las jóvenes —. Espero disfrute el festival —Hizo una leve reverencia.
—Por supuesto —Sonreí y tras despedirme de ellas caminé hacia la salida, donde me esperaban mis suegros vestidos para la ocasión.
Definitivamente las personas del clan Jeon eran hermosas, pero había algo en la señora Areum y su esposo que los destacaba incluso si no usaban ropas extravagantes, sobretodo el señor Daeyong quien poseía unos cristalinos ojos azules que cautivaban a cualquiera y daban una sensación de inmensa calma. Se decía que quienes tenían ojos diferentes podían ver el mundo de una manera especial y tenían el favor de los dioses, al ser bendecidos con una gran fuerza física, un intelecto superior o un talento natural.
—¡Hwayoung, querida! —Areum sonrió emocionada al verme —, estás preciosa. Ya quiero ver cómo se retuercen de envidia esas nobles antipáticas —Me halagó mientras soltó una risita maliciosa, a lo que yo me sonrojé y le agradecí, recibiendo su pequeño abrazo. La señora Jeon siempre buscaba la manera de mimarme, era curioso para mí cómo una noble podía dar tanto cariño o bromear abiertamente sin importarle que sus siervos la mirasen.
—Usted está bellísima, Areum, sin duda hace honor a su nombre. El traje morado hace resaltar sus ojos —Noté que el tatuaje de diamantes en su frente tenía unas pequeñas amatistas adornándolo.
—Ay, querida, que me sonrojo —Bromeó, echándose aire con su abanico, risueña —. ¿Estás ansiosa por el festival?
—Un poco, aunque lo he festejado desde niña, es la primera vez que lo hago con alguien más —Jugueteé con mis dedos y ella me dio unas palmaditas suaves sobre mi hombro.
—Tranquila, nos encontraremos con tu familia en la plaza, asegúrate de disfrutar la celebración como siempre, no te contengas solo porque estás con tus suegros y con tu gruñón esposo —Me guiñó un ojo, sacándome una ligera carcajada al ver cómo se refería a su hijo.
—Hablando de gruñones, por fin aparece —Comentó el señor Jeon con una ligera sonrisa en sus labios, había estado escuchando todo nuestro cuchicheo.
Giré mi cabeza y Jungkook apareció, tomándome por sorpresa. Tenía un traje tradicional azul oscuro y el cuello adornado de la piel de un animal, similar a su abrigo de siempre, pero justo debajo de la lujosa tela portaba una camisa negra con los primeros dos botones abiertos, dándole un toque informal. También noté que llevaba puestos sus guantes, nunca se los quitaba cuando estaba fuera de casa.
—Buenos días, mi señor —Saludé con una reverencia. Jungkook me miró de pies a cabeza y alzó una ceja. Mientras tanto el señor Jeon y su esposa se alejaron un poco y miraron con curiosidad la escena, emocionados por que su hijo se acercara más a mí.
—Parece que siempre te gusta usar vestidos rojos —Comentó por lo bajo Jungkook, dejándome algo confusa. ¿Acaso le molestaba?
—¡JUNGKOOK! —Areum se acercó enseguida y le dio un golpe con su abanico en la nuca, el joven se frunció y dejó salir un quejido para luego mirar a su madre entre sorprendido y enfadado —. ¡Debes decirle lo bella que está, no cuestionar sus gustos por el color rojo! —Mientras tanto el señor Daeyong soltó una ligera carcajada al ver a su esposa regañar a su hijo. Sin duda el fuerte del capitán no era adular.
—¡No me refería a que se viera mal! —Le discutió a su madre, y mientras ella comenzó a explicarle cómo tener delicadeza y cómo adular correctamente a una dama, el señor Daeyong se acercó a mí.
—Vamos, es hora de irnos. No le hagas caso a mi hijo, le cuesta bastante decir lo que siente —Me dio un par de palmaditas cariñosas en la cabeza y caminó en dirección a la salida.
A las afueras la calle principal estaba llena de adornos, cintas y muchas linternas las cuales serían encendidas en la noche. Cerca de la plaza nos encontramos con mi familia la cual nos esperaba. Tras saludarse todos me acerqué a mi abuela y le di un abrazo.
—¡Mi pequeña! Ah, con semejante belleza la ceguera desaparece, eres un ángel, una diosa —Me apretujó y miró cada detalle de mi vestimenta —. ¿Y tu flamante marido? —Preguntó, robándome una risa, ya sabía que preguntaría por él.
—Se encuentra por allá —Señalé y mi abuela se acomodó los lentes y sus ojitos brillaron con emoción.
—¡Bendito sea el lecho donde fue creado semejante encanto de hombre! Ay me recuerda a mi querido esposo cuando éramos jóvenes y bellos —Tomó su pañuelo y fingió limpiarse las lágrimas.
—¿De verdad? —Pregunté curiosa a lo que ella asintió, y tomando mi mano me acarició el dorso.
—¿Cómo te sientes con él? ¿Ha sido bueno contigo? —Esta vez su voz salió con seriedad; ella era muy bromista pero incluso tras las palabras o acciones más descabelladas, tenían una razón seria.
—Sí, abuela, ha sido bueno —Me senté a su lado y la rodeé con mis brazos —. Sé que te preocupaba mucho qué tipo de hombre sería mi esposo, pero puedes estar tranquila —Acaricié su cabello blanquecino —. Si llega a portarse mal te contaré, ¿bueno? —Le guiñé un ojo.
—¡Por supuesto! No dudaré en usar mis sandalias para castigarlo.
—¡Hermana! —La voz cantarina de Hyunjin me hizo levantar y recibirlo con un abrazo —. ¿Cómo has estado? ¡Te extrañé mucho!
—Yo también te he extrañado, incluso parece que estás más alto y sólo han pasado unos días —Sonreí contenta de ver cómo mi hermanito se volvía todo un hombre, dejando de lado su parte asustadiza, había ganado confianza en sí mismo, se notaba en sus ojos y su manera de actuar más segura.
—¡Por supuesto que he crecido! Ya soy quince centímetros más alto que tú —Dijo con orgullo, inflando su pecho y cruzando los brazos.
Me quedé hablando un rato con mi hermano entre risas y bromas como siempre solíamos hacer. Él era el más cercano a mí desde que fui adoptada por los Cheong y nunca le importó que no compartiéramos lazos sanguíneos. Me comentó que tenía ganas de comenzar a entrenar más seguido, quería convertirse en un guerrero y le apasionaba más tomar una espada de madera y golpear maniquíes de paja que estudiar por horas libros de historia, encerrado en la biblioteca de la academia.
—¡La carroza real se acerca! —Una voz a lo lejos llamó la atención y todas las personas se organizaron, emocionadas, despejando la calle principal. Los tambores resonaron con más fuerza a medida que se acercaban y la melodía de la marcha animaba a los nobles y sus siervos que esperaban ansiosos ver el espectáculo.
Me acerqué a Jungkook quien se mantuvo lejos de todos, mirando con aburrimiento el lugar, recostando su espalda despreocupadamente sobre un árbol de hojas anaranjadas. Algunas jóvenes nobles que pasaban cerca de él se sonrojaban y le enviaban miradas furtivas y coquetas mientras secreteaban entre ellas, al parecer el capitán gruñón era más popular entre las mujeres de lo que imaginaba. A pesar del ambiente él no se veía muy animado, estando en uno de los festivales más esperados por todo Astrum.
—Mi señor, ¿se encuentra bien? —Mi voz salió baja para que sólo me escuchara él. Sus frívolos ojos se posaron sobre mi rostro y enderezó su cuerpo, sacándome un ligero suspiro por lo alto que era, al punto en que tuve que alzar mi cabeza para mirarlo bien —. No se ve muy animado.
—Tengo que decirle algo —Alzó su mano y la posó tras mi cintura, sorprendiéndome al empujarme hacia él, mis manos chocaron contra su pecho y me quedé pegada a él —. Cuidado, la gente se enloquece cada vez que hay una celebración —Musitó por lo bajo contra mi oído. Fue entonces cuando noté que varios nobles jóvenes habían pasado acelerados justo donde yo estaba parada, para ver con más claridad el desfile que ya se acercaba hasta donde estábamos; habrían chocado conmigo.
—Oh... y-ya veo —Los colores se me subieron a la cara y me alejé un poco. Me aclaré la garganta y me abaniqué con una mano.
—Ponga mucha atención cuando estemos en la plaza, comenzarán unos espectáculos y como capitán debo sentarme cerca de los otros y sus familiares —Me fijé en su expresión, su semblante estaba serio. El ruido del desfile finalmente llenó el lugar y los gritos emocionados de las personas hicieron que Jungkook se acercara y me hablara al oído —. Mi relación con los demás nobles no es buena y no saben que me casé hace poco, así que será una sorpresa que la vean conmigo.
Asentí comprendiendo desde ya lo que quería advertirme —. ¿Qué debo hacer cuando estemos con ellos?
—Sólo responda lo necesario, no hable a solas con nadie que no sea su familia, los únicos nobles en los que confío son Jimin y Beomhwa, además tenga especial cuidado si nos cruzamos con los altos nobles de los Kim.
Jungkook se alejó de mí mirando hacia arriba, entonces vi pasar la carroza del príncipe heredero: un hombre imponente, de cabello largo y ojos frívolos, oscuros y cargados superioridad. Aquél varón estaba observando fijamente a Jungkook y luego a mí, frunciendo el ceño mientras tenía su boca cubierta con un lujoso abanico dorado.
Todas las personas, incluidos nosotros, hicimos una reverencia al príncipe.
Tras la carroza, una gran cantidad de soldados marchaban en sincronía, algunos sujetaban los astiles que sostenían los estandartes dorados con el dibujo de un dragón, el símbolo de los Kim, la familia Real. Después un grupo de bailarinas realizaba una danza mientras caminaban, dando vueltas y las telas de sus vestidos se ondeaban, revelando capas de distintos colores de tonos otoñales, además de mover sus manos al ritmo de las melodías y hacer tintinar los cascabeles atados en sus muñecas como brazaletes. Detrás de ellas varios hombres danzaban, tocando unos tambores atados a sus cinturas y llevaban sus rostros cubiertos por máscaras doradas con formas de animales.
Desde lo alto de varias carrozas más pequeñas un grupo de siervas tomaba en las manos puñados de pétalos de flores y hojas de acres de papel, lanzándolos a la multitud emocionada, conjuntamente unas cantantes alzaban su voz, entonando poemas cantados en honor a los dioses y el otoño.
—Es hermoso —Murmuré, mirando embelesada todo el espectáculo, sin poder evitar sonreír y tararear al ritmo de la música. Una fresca brisa me revoloteó el cabello y llevé mi mano para dejar un mechón tras mi oreja, sin dejar de observar el desfile y las preciosas bailarinas.
Lo que no percibí es que todo el tiempo Jungkook mantuvo sus ojos sobre mí y no en la función.
...
Desde uno de los techos cubiertos por pétalos, el soplo del viento acarició el pelaje oscuro y brillante de un gato negro bastante delgado, el cual observaba con sus ojos esmeralda todo el espectáculo para luego fijar sus orbes felinos en un hombre bajo el árbol cercano, acompañado de una mujer; el animal percibió desde la distancia la enigmática y familiar energía que rodeaba al varón, diferenciándolo del resto de humanos.
Sin más que ver, el animal dio media vuelta y con agilidad saltó hacia la dirección opuesta del desfile, en busca de un lugar tranquilo.
...
Tras terminar el desfile, el príncipe Namjoon se preparó en sus aposentos para los combates de demostración que seguían. La plaza había sido acondicionada para que todos los nobles importantes se reunieran a ver la siguiente parte del festival, hacía un buen día así que debían aprovechar al máximo el tiempo.
Unas criadas se encargaron de ponerle la armadura al príncipe, era hecha en cuero en su mayoría con unas láminas ligeras que protegían su torso pero le daban la suficiente movilidad, así como las hombreras recubiertas de oro y el resto de la parte metálica de la armadura, para finalizar una capa roja le daba el último toque.
—Buen trabajo con el desfile, hermano —Una voz suave llenó la amplia habitación, las mujeres enseguida hicieron una reverencia y se retiraron en silencio.
El cabello platinado del muchacho brilló ante los rayos de luz que ingresaban por el amplio ventanal del cuarto y sus ojos de un inusual color gris entraron en contacto con los de Namjoon, el cual se había girado para recibir al segundo príncipe.
—¿Averiguaste lo que te pedí? —El heredero al trono tomó una de las copas que estaba cerca, llevándola a sus labios mientras se posó frente a una de las ventanas, observando las afueras del castillo, el vino rojo brilló ante el contacto del sol como si fuera sangre pura.
—Sí. Según el informante, la mujer que estaba junto al capitán Jeon es la única hija del clan Cheong, su nombre es Hwayoung —El hombre de cabello casi blanco alzó un poco su antebrazo por donde una serpiente pequeña y albina se deslizó, enroscándose un poco más en su muñeca, el misterioso chico acarició la cabeza del reptil con su dedo índice.
—¿Cheong? Ah, ya veo, el clan de herboristas —Contestó con aburrimiento —. ¿Está cortejándolo acaso? No entiendo qué le ven a ese tipo.
—En realidad se ha visto a ambas familias juntas desde hace varios días, por lo que es probable que esa mujer sea una prometida o la nueva esposa del capitán —Lo último lo dijo en un tono más bajo, el joven se tensó enseguida ante el aura pesada que inundó la habitación y se frunció al escuchar el brusco sonido de la copa partirse en varios pedazos aún en la mano de Namjoon, pues él la había reventado al apretar su puño, iracundo.
—¿Su... esposa? —Namjoon soltó una risa airosa, incrédulo de lo que escuchaba —. ¡Ese maldito tuvo el descaro de casarse después de lo sucedido! —Se giró hacia su hermano, mirándolo con furia en los ojos, estos habían cambiado a un rojo sangriento que dejaba rígido a cualquiera —. Sólo ha pasado un jodido año... —Movió de forma violeta su mano, lanzando los trozos de cristal lejos.
—¿Qué harás...? —El varón de ojos grises observó con cuidado a su hermano, temiendo que cometiera una locura debido a sus sentimientos oscuros y el gran odio que le tenía al hijo de los Jeon.
Namjoon respiró hondo y se calmó, sus ojos volvieron a ser normales.
—Está bien, si quiere jugar yo también lo haré —Apretó la mandíbula, tensando su rostro en una mueca de frustración —. Me tomaré el tiempo de destruirlo por completo —La mirada ominosa de Namjoon le provocó un nudo en la garganta al menor, pues veía cómo cada día el heredero al trono se corrompía más y más por sus desenfrenadas emociones.
—Hermano, es mejor dejar eso de lado —Se atrevió a decirle —, nuestro padre por fin se ha podido levantar de la cama, su salud ha mejorado y por eso podrá verte en los combates de hoy —Las palabras del menor parecieron surtir efecto y serenar al varón de cabello color miel.
—Tienes razón en eso —Suspiró dejando de lado la ira, regresando a su ánimo normal —. Tengo una tarea especial para ti, Seokjin —Sonrió maliciosamente, observando a su hermano menor, era su mejor y más fiel peón, el único que no le fallaría, pues a pesar de la imagen inocente que mantenía el muchacho de ojos grises y cristalinos, era tan astuto como él.
...
En medio de la enorme cantidad de personas reuniéndose a los alrededores de la gigantesca plaza de la ciudadela, un hombre de cabello rubio se movía en dirección hacia la zona donde todos los capitanes se encontraban, los nobles tomaban asiento para disfrutar de las presentaciones que tendrían los soldados más fuertes del castillo, haciendo una demostración de su habilidad y a su vez entreteniendo a las distintas personas de todos los rincones de Astrum como invitados al festival, y por supuesto también extranjeros con los que mantenían alianza.
Todas las personas, desde importantes nobles a sirvientes comenzaron a murmurar y mirar al joven, atónitos al reconocerlo y ver el modo en que se presentó en un evento tan importante, además de tener sobre sus hombros la gran responsabilidad de ser el líder de su clan y además uno de los capitanes más jóvenes.
—¿Cómo es posible que su familia permitiera tal falta de respeto? —Escuchó a una mujer farfullar escandalizada, cubriéndose el rostro con su abanico mientras lo miraba pasar.
—¡Está despreciando el hecho de ser un noble! —Un hombre mayor ladró indignado, viéndolo con decepción.
—¿Acaso quiere ser considerado un plebeyo? Ese clan está acabado.
—Desde que murió el antiguo líder era cuestión de tiempo; es demasiado joven para saber lo que es llevar esa responsabilidad —Los comentarios maliciosos continuaron, pero aun así el muchacho no se detuvo a mirarlos ni a mostrar alguna expresión que indicara estar afectado por los chismes de los aristócratas.
—Sí que tienen energía, sería espléndido si la utilizaran para algo importante y no para chismosear —La gentil voz de Beomhwa llamó la atención del chico, el menor de los Jung sonrió animado —. Te queda bien el corte, Jimin, tanto que me provoca hacer lo mismo.
El rubio miró a su amigo y soltó una leve risa, ladeando la cabeza —. Cuando quieras sólo avísame, mi madre tiene un talento oculto para cortar cabello —Se pasó una mano por las hebras de tono cenizo, las cuales brillaban en contraste con el sol.
—Por el momento paso, no quiero ser expulsado de mi clan —Bromeó y rodeó con su brazo los hombros de Jimin mientras caminaron hacia el lugar que ocuparían los capitanes —. De todas formas será divertido ver cómo se alborotan las arpías de los altos nobles.
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Capítulo dedicado a: dclcmn LizzyGGhessi & pwuppywife ଘ(੭ˊᵕˋ)੭* ੈ✩‧₊˚
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