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❄ 10 - Emotions

CAPÍTULO 10 | EMOCIONES

El cielo estaba gris y una llovizna ligera descendía, mojando con delicadeza la hierba y recorriendo el tejado de las casas, repiqueteando en un melancólico sonido. Tal vez era por el clima, pero todos en la residencia Jeon parecían decaídos.

Hwayoung estaba preparando medicina, machacando con un mortero de piedra unas cuantas raíces, sacando cortezas, separando tallos, flores y hojas que servían para infusiones y aceites, pues amaba la aromaterapia y se le daba muy bien dicha práctica. También se había encargado de los heridos más graves y gracias a la ayuda de las damas del clan Cheong y sus conocimientos, los soldados ya estaban un poco mejor.

Tras guardar cada ingrediente a parte y dejar todo ordenado, una de las enfermeras dijo que las labores del día estaban completadas y que podía ir a descansar. Hwayoung se quitó el traje y se despidió, saliendo hacia la casa principal, de camino una de las siervas cubrió el cuerpo de la esposa del capitán con una sombrilla de bambú.

Hwayoung vio a lo lejos a Jungkook salir en su traje militar, acompañado de varios hombres del clan, sin embargo lo que llamó su atención fue la expresión sombría del joven y sus soldados. El pelinegro sintió a su esposa y giró su rostro hacia ella durante unos segundos, pero fue donde la chica notó que el semblante del fuerte capitán estaba vacío, en blanco y sus ojos bicolores opacados por algo que no supo describir y le produjo un desagradable escalofrío.

Areum salió y se encontró con su joven nuera, notando lo preocupada que estaba y sonrió ligera, posando una mano sobre el hombro de la chica.

—Ven, está haciendo frío —En el interior del hogar las esperaban unos humeantes tés y bocadillos, se sentaron en los cómodos puestos de la sala y Areum soltó un suspiro, dejando su taza de lado —. Jungkook va en camino a las montañas para encargarse de sus soldados caídos.

Hwayoung la miró y frunció los labios —. Por eso se veía tan... sombrío —Comentó con voz baja, a lo que su suegra asintió con la cabeza.

—No es tarea fácil volver al lugar de una masacre y tener el peso sobre tus hombros de aquellas muertes —La mujer se quedó pensativa por un momento y acarició con sus dedos el borde de su taza de cerámica —. ¿Sabes por qué mi esposo y yo decidimos realizar un matrimonio por conveniencia? —Hwayoung negó y los ojos castaños de Areum brillaron ligeramente —. No fue tanto por querer nietos o razones políticas, eso fue una excusa, lo hicimos porque mi hijo aunque no lo demuestre se está muriendo por dentro; las preocupaciones, culpas, remordimientos, responsabilidades, pero sobre todo la soledad lo están destruyendo. Todo guerrero necesita una pareja con la cual compartir su carga, tener por lo menos la compañía de alguien que lo apoyará pase lo que pase, de brindarle amor y paz aunque sea tiempo de guerra.

Hwayoung miró con firmeza a su suegra. Fue entonces cuando meditó que ella no se había esforzado lo suficiente para acercarse a Jungkook, todo se había dado de manera abrupta y forzada, por eso era el rechazo del joven hacia ella, hasta ahora no había hecho gran cosa para ganarse el aprecio de su esposo, y lo confirmó cuando al ayudar en la enfermería, el pelinegro pareció mirarla con más respeto e incluso dejando sus comentarios mordaces de lado por un momento. Hwayoung no quería ser una esposa de adorno.

—Tiene razón —Dio un sorbo a su té y asintió con su cabeza, observando a la mujer de elegante rostro frente a ella —. Le aseguro que seré una buena esposa para su hijo, haré lo que esté en mi poder para ayudarlo y apoyarlo.

—Lo sé —Sonrió —, por eso te escogimos, siempre supimos que eres una excelente mujer, que te acoplarías a nuestra manera de pensar y vivir sin cuestionarnos. Por eso te agradezco tu comprensión —Areum hizo una pequeña reverencia, a lo que Hwayoung se sonrojó y la aceptó gustosa, dándole una reverencia también como respeto.

La joven se levantó luego de tomar ese pequeño descanso y se dirigió a su habitación para descansar del ajetreado día, sacando uno de sus preciados libros de medicina y estudiando un poco, le gustaba leer, era algo que la relajaba. Su mirada marrón se fijó en los atrapa-sueños que ondearon por un soplo de aire que ingresó por una de las ventanas abiertas, llegándole a su nariz el olor a lluvia, el césped y un ligero aroma a flores silvestres, recordando el rostro de su esposo.

...

En las montañas la frívola brisa con llovizna mojaba el camino de tierra y los jinetes que avanzaban con precaución, Jungkook estaba a la delantera, atento a cualquier movimiento extraño, pues nada aseguraba que no hubiera enemigos acechando entre los árboles resecos por la llegada del voraz otoño.

Tras varios minutos por fin llegaron a la zona, la pestilencia ya llenaba todo el lugar, la sangre de la pequeña montaña de cráneos desollados estaba aún fresca y debido a la lluvia se había esparcido por toda la tierra. Los cuerpos decapitados tenían sus uniformes y era la única manera de identificar de qué escuadrón eran.

Varios hombres estaban esperándolos, removiendo los cuerpos y limpiando un poco la zona, esperando las órdenes de su capitán. Jungkook se bajó de su caballo, se acercó hacia uno de los soldados del clan quien hizo una reverencia.

—¿Qué noticias tienes? —Preguntó Jungkook.

—Mi señor, la situación es desalentadora: logramos identificar y recuperar todos los cuerpos de los clanes que nos ayudaron en la lucha, sin embargo descubrimos algo... extraño —Jungkook levantó una ceja y el hombre se aclaró la garganta, su semblante estaba decaído y sumamente preocupado —. Los únicos cuerpos que fueron decapitados eran del clan Park, señor... Y entre la pila de cráneos había esto —El hombre le tendió a su capitán un sobre rojo, empapado en sangre.

El joven líder lo tomó, notando que ya se había abierto pues el sello estaba partido, además el papel propio del sobre se hallaba prácticamente deshecho por la sangre que lo mojó. Lo abrió y en el interior se encontraba una nota de pergamino grueso, lo sacó y con el pulgar limpió los restos de líquido carmesí que lo cubrían, tensándose enseguida al leer el mensaje.

"Primero tus amigos. Luego serán tus propios hombres y finalmente el clan y tu familia, Zenith."

Jungkook sintió un espantoso frío recorrerle de pies a cabeza, su corazón se comprimió con dolor y rabia, apretando sus manos en puños, soltó un jadeo incrédulo, como si le costara respirar y negó un par de veces con la cabeza. Maldito Tebengri, sabía que él tenía que ver en tan desagradable acto, sin duda la presencia de semejante demonio en Astrum era algo personal.

La pila de cráneos de los hombres que un día estuvieron bajo su cuidado le revolvieron el estómago, ambos clanes eran como hermanos y la mayoría de los Park más jóvenes eran entrenados en su dojo junto a los demás Jeon debido a su falta de experiencia, incluso Jimin practicaba recurrentemente con él. Ahora ellos estaban allí, con sus torsos desperdigados por el campo y decapitados.

—Los cuerpos de los Jung ya fueron levantados y serán sepultados en las montañas cercanas a la ciudadela de Astrum, no fueron tantas bajas por suerte para ese escuadrón. Mi señor, ¿qué haremos con los cadáveres de los Park y los nuestros?

Jungkook soltó un suspiro cansado, cerró los ojos y se apretó el puente de su nariz. Problemas, problemas y más problemas, parecía que estaba destinado a no tener paz en absoluto. No podían llevar los cuerpos de los guerreros Park en ese estado, sus familias no soportarían que sus seres queridos hayan sido asesinados de una forma tan cruel y desalmada, ni siquiera se sabía de quién era cada cabeza pues toda la piel fue removida y apenas se podían mirar los cuerpos; era una vista tan inhumana que por más fuertes y fieros que fueran muchos, las lágrimas de impotencia y rabia de ver a sus amigos en aquél estado era suficiente para destrozar el corazón y la moral de cualquiera. No imaginaría el dolor que padecerían sus familiares. Porque daba igual de qué clan fueran, al fin y al cabo todos eran de Astrum.

—Con los nuestros haremos lo de siempre, preparen la zona, límpienla lo mejor posible al igual que los cuerpos, prepararemos los ataúdes hoy mismo —Ordenó con rapidez Jungkook, los soldados comenzaron enseguida a trabajar —. Traigan piedras para hacer las lápidas y tomen de los uniformes el trozo de tela que contiene el nombre de cada guerrero caído, se les entregará a sus familiares. Iré a informarle al capitán Park.

—¡Sí, señor! —Alzaron la voz al unísono.

Jungkook se subió a su caballo y acompañado de unos cuantos hombres volvió a la ciudadela para informarle a su amigo lo sucedido con sus guerreros, no sería una tarea fácil pero se sentía tan responsable por lo sucedido que no tendría paz si se demoraba un día más en decirle, incluso si su compañero no estaba en el mejor estado de salud después de todo lo que vivió esa siniestra noche.

Por suerte las bajas de los Jeon fueron pocas debido a que la mayoría de hombres quedaron heridos y lograron volver a la ciudadela, aunque estudiando en su mente la situación, sin duda Tebengri no fue a por él, su objetivo era secuestrar a uno de los capitanes y Jimin fue quien se dirigió hacia el incendio en donde se guardaban las provisiones para los campesinos, y terminó siendo el afectado. ¿Para qué querrían los Kithanos tener como rehén a un capitán? ¿Qué es lo que deseaban "negociar" en caso de haber tenido éxito? Y sobre todo, ¿Tebengri había vuelto un año después para terminar con Jungkook de una vez por todas?

Algo de dicha situación no le cuadraba y cada vez que pensaba en todo lo sucedido notaba que había una enorme laguna en la información, tendría que investigar más pues todo parecía no ser una simple coincidencia, eran apenas los primeros golpes de los mongoles contra Astrum antes del invierno pero esta vez todo estaba saliendo tan bien para sus enemigos como si llevaran mucho tiempo investigándolos y planeando cada ataque; para completar estos ataques iban indirectamente hacia Jungkook por parte del comandante Kithano.

...

Tras volver a la ciudadela llegó al territorio de los Park, fue recibido con rapidez y amabilidad como siempre. Jimin se encontraba mejor de salud al punto que ya podía pararse por sí mismo, en la habitación observaba cómo caía la lluvia empapando el jardín.

Jungkook no sabía cómo decirle a Jimin lo que había pasado con sus guerreros, o más que eso decirle que por culpa de una vieja enemistad el escuadrón fue masacrado de una manera tan rastrera y cruel. Jimin aún era un capitán muy joven, le faltaba experiencia en la guerra y solía dejarse llevar por sus emociones, mostrando sin filtro sus sentimientos y eso le jugaba en contra muchas veces, al punto en que los otros capitanes aparte de Beomhwa y Jungkook no lo tomaban enserio; para todos era el chiquillo que tomó el puesto de su padre, haciéndose el valiente.

No esperó más y como pudo le comentó el estado de los cuerpos, mas no tuvo el valor de revelarle lo de la carta, aún no era tiempo y Jimin tenía suficiente con enfrentar tan duro golpe para su clan. También le comentó que se encargaría de preparar el entierro mientras Jimin se recuperaba y que al día siguiente se llevaría a cabo el funeral.

El joven de cabello cenizo asintió, sin girarse ni mirar a su amigo, le agradeció de forma sincera, pidiéndole tras minutos de pesado silencio que necesitaba estar sólo.

Jungkook aceptó percibiendo el temblor y dolor en la voz de su amigo, la culpabilidad le rasguñaba el alma, se la volvía pedazos, si tan sólo hubiera ido él en lugar de Jimin tal vez las cosas serían diferentes, o tal vez la pila de cráneos sería la del séptimo escuadrón y era de igual manera trágico. Pero de algo estaba seguro: vengaría cada una de las personas que lucharon por él y por Astrum, vengaría cada uno de los combatientes que fueron asesinados de forma tan vil por su culpa.

Las muertes eran inevitables, más en tiempos de guerra como los que vivían en el momento y los que se avecinaban, pero fue el hecho de que su enemigo utilizara como diversión a sus camaradas para darles una muerte tan despiadada lo que realmente le dolía, pues aquellos soldados no lo supieron pero no murieron por Astrum sino por una pelea personal entre el capitán de los Jeon y un mongol demente.

Jungkook ingresó a su casa, fue recibido por los siervos y el joven capitán dejó en claro que no cenaría y pidió no ser molestado por nadie, ni siquiera sus padres, procediendo a encerrarse en su estudio.

Llegada la media noche, Jungkook salió de su estudio por poco chocando con Hwayoung la cual soltó un gritito, sosteniendo con fuerza la bandeja donde llevaba la cena para su esposo. Ambos se miraron con sorpresa y la chica de largo cabello se aclaró la garganta.

—Mi señor, traigo su cena. Sé que es tarde pero no podía quedarme tranquila sabiendo que no ha comido nada desde que se fue en la mañana —La voz tersa de Hwayoung pareció calmarlo, y soltando un suspiro, abrió la puerta del estudio, señalándole con la mano para que entrara. Hwayoung por poco soltó un gritito esta vez de emoción, el frívolo y cascarrabias capitán no se había quejado ni refunfuñado un insulto, era un avance.

La chica dejó la bandeja sobre el escritorio vacío del varón y él se sentó en su silla, mirando con firmeza a su esposa.

—Siéntese —Ordenó el pelinegro a lo que Hwayoung pestañeó un par de veces, pensando que había escuchado mal, pero la seña que él hizo hacia la silla frente al escritorio le hizo entender que en efecto no la había echado, sino que la había invitado a quedarse. Jungkook estaba extraño ese día.

Hwayoung obedeció y miró a su esposo, esperando en silencio. El pelinegro ladeó su cuello un par de veces, haciéndolo chasquear, se notaba que estaba estresado y tenso, su ceño fruncido como de costumbre y sus ojos ligeramente enrojecidos en los párpados le daban como señal a la chica de que él no estaba bien.

—Hwayoung —Su nombre fue pronunciado con esa voz rasposa y baja que hizo estremecer a la fémina, ella alzó su cabeza y lo miró, tragando saliva con nerviosismo, sintiéndose pequeña.

—¿Sí, mi señor? —Apretujando la tela de la falda de su vestido, intentó soportar lo mejor que pudo la tensión entre ambos, sus mejillas y orejas se calentaron con timidez cuando el pelinegro posó su mirada sobre el pecho de su esposa, donde ambos sabían que bajo las capas de tela se hallaba el tatuaje del clan marcado en su piel.

—Quiero saber qué es lo que realmente desea y qué tan lejos está dispuesta a llegar —La mirada frívola proyectada por esos orbes bicolores e intimidantes la dejaron helada por un momento, algo aturdida ladeó la cabeza, analizando la pregunta, por lo que Jungkook aclaró —: Dado a que accedió a recibir el tatuaje de nuestro clan, ya no podrá casarse con otro hombre en caso de que llegue a desear un divorcio y yo lo aceptara, es una marca que permanecerá en su piel toda la vida, de una tribu que es lejana al conocimiento de los demás nobles y personas en Astrum, la verían como una forastera; por eso quiero saber qué es lo que espera de este matrimonio.

Hwayoung ahora entendió y soltó un discreto suspiro, sentándose recta y mirando sin dudar a su marido, se aclaró la garganta dispuesta a expresar lo que pensaba.

—Mi señor, sé que fuimos obligados a casarnos por decisión de nuestras familias, y ambos nos rendimos en protestar por respeto y cariño hacia ellos, comprendo el sentimiento —Los ojos marrones de Hwayoung se fijaron en las manos entrelazadas del capitán, esta vez sin guantes y algunas cicatrices pequeñas se marcaban en el dorso —. Quiero que este matrimonio sea ameno para ambos y estoy dispuesta a llegar hasta donde usted lo haga —Puso una mano delicadamente sobre su pecho —. Si le parece bien, quisiera una tregua, si desea que me distancie lo haré, no tiene que dormir en la misma habitación que yo o hacer algo que le desagrade...

—¿Incluso estará de acuerdo con que no la tome como mi mujer o le dé un hijo? —Las frívolas palabras del hombre la dejaron con la respiración atrapada en la garganta, por alguna razón que no tenía claro aún se sintió ofendida, o más que eso frustrada. Se levantó de su puesto y no pudo evitar formular con molestia en su voz la pregunta que le carcomía la cabeza cada noche desde que se casaron.

—¿Se refiere a que no me ve lo suficientemente mujer como para complacerlo? —Espetó sin contenerse, provocando que Jungkook alzara una ceja de forma retadora y sorprendida, como si no se esperara aquella reacción.

—Vaya, vaya, veo que la damita ha tomado valor para contestarme —Jungkook se levantó de su silla, Hwayoung se tensó ante la reacción del varón y retrocedió.

En un parpadeo todo dio vueltas y la chica se encontró arrinconada contra un estante de libros, el capitán la acorralaba con sus brazos y el cuerpo fornido presionado contra ella, dejando sus rostros muy cerca.

—Y-yo... mi señor... —Hwayoung tartamudeó, su corazón latía alocado y su figura temblaba atemorizada.

—Si tal vez las circunstancias fueran otras, no dude que accedería sin problemas, después de todo es un "deber" conyugal. No pongo en duda su atractivo, Hwayoung, le aseguro que es una bella mujer y si lo deseara podría tener a muchos hombres a sus pies —El rostro de la chica enrojeció por completo, cerrando sus ojos con timidez, sintiendo la cálida respiración de su esposo contra la piel del rostro, poniéndola más nerviosa, apoyando sus pequeñas manos contra el ancho pecho del varón.

Pronto soltó un jadeo de sorpresa al percibir cómo descaradamente Jungkook pasó el puente de su nariz en una caricia por la curvatura del cuello de Hwayoung, erizando su piel y provocando que se aferrara con más fuerza a la tela del uniforme del capitán.

—Aún no comprende todos los peligros a los que está expuesta al haber aceptado ser mi esposa, si puedo salvarla aunque sea un poco de tal desgracia, créame que lo haré, incluso si tengo que fallarle como esposo —La voz ronca y gruesa del atractivo hombre resonó en el oído de Hwayoung, dejándola paralizada por el peso de tales palabras y el significado aún desconocido para ella.

Jeon se alejó de ella, dejándola un tanto atolondrada, dándole la espalda.

—Gracias por la comida, es tarde, debe ir a descansar.

Tras retirarse del despacho de su esposo, Hwayoung corrió hacia la habitación y cerró la puerta, recargándose en ella y llevando su mano al pecho, agitada y con el rostro enrojecido, regañándose mentalmente por haber soltado la lengua y respondido de aquella forma.

Pero en el fondo había un pensamiento que la avergonzaba demasiado como para aceptarlo. Le había fascinado aquella cercanía con Jungkook.

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