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O1 | Solo es un brazo roto...

El sonido hueco de su lápiz golpeando la madera del escritorio era lo único que lo mantenía un poco calmado. Akaashi llevaba más de veinte minutos ahí, atascado en una de sus tantas ideas para hacer más presentable la página número ocho del manga de Udai. Por alguna razón, no lograba concentrarse en absoluto y tenía la mente vagando en algún otro lugar; la migraña era cada vez más creciente, volviendo insoportable añadir un pensamiento más.

Soltó un suspiro resignado, rindiéndose por el momento de seguir trabajando —necesitaba un descanso, o de lo contrario su temperamento sería imposible de apaciguar—. Se quitó los anteojos y masajeó el puente de su nariz, recostándose en su silla con el objeto de aminorar su estrés. Los días lunes eran simplemente una tortura.

Y aquí venían más de aquellos pensamientos negativos que tanto se esforzaba por evaporar; se recordó nuevamente no volver a tomar un descanso entre el horario laboral, porque siempre sucedía lo mismo. Justo ahora se preguntó por qué había tomado ese trabajo, cuando su sueño siempre había sido enfocarse de lleno a la literatura. No era que despreciara trabajar con el anterior «Pequeño Gigante», pero él también tenía sus propias metas. Se sentía patético, hasta cierto punto.

Su celular sonó —justo a tiempo— para detener la ansiedad atorada en su interior. Keiji tomó un respiro más antes de enderezarse y alcanzar el objeto del escritorio; su ceño se frunció inevitablemente. ¿No se suponía que Bokuto estaría ocupado a estas horas?

Abrió el mensaje recibido de su mejor amigo, profundizando el gesto en su rostro. Estaba desconcertado.

«Akaashi, soy un inútil, ¿sabes?»

Por supuesto que el emoticón sonriente al final del mensaje le restó seriedad al mismo, empero, de igual forma se le hizo un poco extraño que Bokuto redactara algo de ese tipo, menospreciándose a sí mismo. Aquello no sucedía desde sus días de preparatoria. Honestamente, se sintió un poco intranquilo después de eso.

Echó un rápido vistazo fuera de su cubículo y observó que sus demás compañeros estaban sumidos en su propio trabajo, para después enviar un breve mensaje de vuelta, preguntando el porqué de su actitud pesimista; apenas pasaron unos segundos antes de recibir un nuevo mensaje de texto. Aparentemente, Bokuto no tenía nada más que hacer.

«Me caí en la práctica matutina. ¿Adivina quién tiene un brazo roto y no podrá jugar en al menos tres meses?»

Oh, bueno.

Estaba seguro que su amigo estaría haciendo un puchero en este momento y anteriormente, quizás una rabieta. A Keiji no le preocupaba el hecho de que se hubiera roto un brazo; a juzgar por el contenido de ambos mensajes de texto, supo que no se trataba de algo grave que necesitara una operación —probablemente se trataba de una fisura—. Lo que le inquietaba, era su reacción al tiempo de incapacidad. Bokuto era un apasionado por naturaleza; la incapacidad solo lo estresaría y lo pondría irritable.

Y oh, bueno. Él sería quien soportara ese estrés e irritación.

No era que no quisiera. Akaashi haría cualquier cosa por ver a Bokuto feliz y tranquilo. Incluso ponerse a sí mismo en más situaciones de estrés, si así podía aminorar el de él.

«Solo serán tres meses». Se mentalizó y le dijo a Koutaro. Nada malo sucedería en tres meses; no lo reemplazarían, ni lo enviarían a Australia como el jugador había sugerido; tal vez solo se retrasaría un poco de su equipo y se perdería varias actividades, pero era normal, las lesiones sucedían a menudo cuando se trataba de atletas profesionales. Sin embargo, ya podía sentir el monólogo depresivo que tanto había añorado y, claro que estaría ahí para consolarlo y apoyarlo, porque era su amigo... porque lo quería.

—¡Oh, Akaashi! ¿Puedes venir un momento? Necesito mostrarte algo.

—Por supuesto.

Se volvió a colocar los anteojos y se levantó para seguir a Tenma, sin percatarse del nuevo mensaje entrante que hizo que su teléfono parpadeara. Tal vez solo eran tres meses de incapacidad, pero para Bokuto, serían como tres largos años de inutilidad y, es que, ¿qué más podía hacer un voleibolista que no sabía hacer nada más? Akaashi tenía una vida, un trabajo y metas personales, no podía estar siempre con él, aunque fuera su mejor amigo. Eventualmente se separarían. Eventualmente sería peor, de prolongar su dependencia.

Bokuto no podía ser tan egoísta y llamarlo cada vez que algo malo le sucedía.

Al otro lado de la pantalla, el de cabello bicolor se mordió el labio inferior. Egoísta. Debía dejar de ser tan egoísta.

«Akaashi, sé que solo es un brazo roto... que me mantendrá inservible por quién sabe cuánto tiempo».

Gruñó, antes de eliminar el mensaje y que Akaashi lo viera. No podía permitirse caer en el hombro de su amigo cada vez que tenía problemas.

No podía.

«Solo es un brazo roto que me volverá un inútil...»

Siguiente capítulo: No me duele tanto.


Haikyuu!! © Haruichi Furudate

Kintsugi 2021 © Sultiko

—Enero 6, 2021—


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