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さんじゅうろく | 36

El sonido de los cortos tacones en aquellos mocasines color chocolate, chocando contra el contrastante blanco azulejo que regalaba el piso, hacia más de una hora que este ruido no dejaba de repercutir en los oídos del joven que lo había ocasionado.

Sus ropas en tono tierra, y sus ahora destrozadas uñas que antes gozaban de un brillante esmalte color negro en juego con su cabello, ahora eran solamente un vago recuerdo.

Simplemente, parecía que Geum Jae había tenido un corto ataque de estrés.

Pero siendo sinceros, todos lo tendríamos si nos encontráramos en una situación como en la que estaba él en ese momento. 

Las miradas preocupadas y angustiadas sobre él no eran de esperarse, es mas, era lo que más real y sensato que estaba ocurriendo en esa ocasión, porque ¿Quién no reaccionaria de la manera en la que lo estaba haciendo el hombre al recibir tanta información desconcertante en tan corto periodo de tiempo? Quiero decir, tan solo había pasado menos de una hora desde que su mundo dio un giro completamente. 

—No quiero que digan una sola palabra más, necesito que mi cerebro entienda todo lo que acaba de pasar gracias a ustedes.

—Geum Jae hyung.—habló el más bajo de los presentes.—Lo sentimos, sé que debimos al menos prepararte para esto, pero necesitábamos hacerlo lo más pronto posible.

El nombrado masajeo su sien con ambas manos, sentía que su cabeza explotaría en cualquier momento. Exhalo de manera exagerada mientras enfocaba su mirada en los tres chicos sentados en el fino sofá que adornaba su hogar.

—Supongo que tienen razón.—dijo un poco más calmado.—Aún así debieron decirme que vería un fantasma el día de hoy.—miro al chico en el extremo izquierdo frente a él.—Ha pasado mucho tiempo Nam ¿Cómo has estado?.

El chico sonrió. Mostrando sus hoyuelos, remarcando las tantas cicatrices alrededor de sus labios y en sus manos al jugar con ellas.

—He estado mejor.—rió sin gracia.—Lamento no haber venido antes, pero hace poco que he podido recobrar la consciencia.

—Pero a que se mira más guapo ¿cierto?.—habló el tercer chico presente, Jin, intentando hacer más ameno el ambiente. 

Geum Jae rió y asintió estando de acuerdo con lo dicho.—Debe de haber sido difícil, lo lamento.—giró su rostro hacia un costado, mirando a la nada.—¿has podido recordar algo?.

Namjoon negó.—Lo siento, aún no puedo recordar por completo, solo fragmentos.—dijo.—Recuerdo acompañar a Yoongi a la estación de policía, no me preguntes para qué, aún no descubro el porqué íbamos allá después de eso recuerdo un cuarto oscuro y sin ninguna otra cosa dentro de este aparte de mí atado en una pobre silla.—se detuvo un momento, su mirada vacía y sus manos temblorosas. Hoseok lo notó y tomó ambas de ellas con una de sus manos, regalándole una cálida sonrisa, alentándolo a seguir hablando.—Recuerdo los golpes y la tortura que me hizo cada día, a mí gritando por Yoongi y una mascara blanca frente a mí sin embargo, lo siento, no puedo recordar nada más. Mi ultimo recuerdo es de él haciéndome esto.—señalo a las huellas que habían quedado en su rostro.

—Eres muy fuerte Nam, no tienes que disculparte.—Geum Jae se acercó a él, sorprendiéndolo con un abrazo fraternal. Las lagrimas no tardaron en rozar los ojos de Namjoon, obligándolo a largarse a llorar en el pecho del hermano de su tan querido amigo, a quien seguía dando por perdido.—No espero que recuerdes todo, es muy pronto para eso y no quiero que tu salud mental se vea aún más afectada por hacer algo así tan rápido.—dijo.—Quiero encontrar a mi hermanito, pero sé que tardará y estoy preocupado, pero Yoongi es un chico fuerte. No tengo ni la más mínima duda de que él sigue con vida.

—Hyung,—habló Hoseok.—Quisiera que me ayudaras con algo.

Geum Jae lo miró con notable confusión, su entrecejo fruncido y sus ojos gatunos llenos de curiosidad. Mentiría si dijera que no estaba preocupado por lo que aquel pequeño chico le fuera a pedir, pero la curiosidad mató al gato.

—Hace tiempo fui a la casa de Taehyung, no recuerdo para qué pero sí recuerdo algo que se ha negado a salir de mi mente desde ese día, no tengo a nadie más que preguntarle ahora a excepción tuya.—tomó una gran bocanada de aire y acomodo las palabras que estaban en su cabeza.—Verás, para todos nosotros, bueno, a excepción de ti, sabiamos que Jimin, un amigo de Namjoon y de Taehyung, estaba enamorado de Yoongi, pero ese día además de hablar del mal concepto que tienen Tae y Jimin acerca de lo que se puede hacer cuando uno está enamorado. Me di cuenta de algo.—se detuvo a mirar el indescriptible rostro del chico mayor frente a él. Hoseok rió por lo bajo.—Tranquilo, que no es tan grave como crees.—si tenía razón con su corazonada, entonces estaba mintiendo.—En la habitación había una fotografía muy peculiar.

—¿A qué te refieres con peculiar?.

—Digo peculiar porque en ella estaban Tae y Jimin junto a un pequeño niño.

—¿Qué tiene eso de peculiar?.—cuestionó aún sin entender.

—Hyung.—mostró una leve sonrisa, escuchando un lo siento de parte del chico, no le dejaba terminar, parecía un gato asustado.—Lo peculiar está en que el chico estaba sobre una cama en algún cuarto de hospital y según a como me describen a Yoongi, creo que ese niño puede ser él. ¿Yoongi ya había conocido a Jimin y a Taehyung anteriormente?.

Un rostro perplejo, un cuerpo estático y la mente hecha un lio por completo, eso es lo que estaba sucediendo con Min Geum Jae en ese momento. No entendía ¿qué tenía que ver ese chico Jimin con todo esto?. 

Soltó un gran suspiro y tomó por los hombros al chico que apretaba sus puños con emoción y desespero por obtener una respuesta suya a su pregunta. Lo sentó nuevamente en el sofá y se quitó su ahora caluroso abrigo, dejándolo en la mesa de recepción de la sala en la que se encontraban. 

—Supongo que me tomara algo de tiempo recordar algo de hace tantos años.—dijo, se dirigió a la cocina y desde lo lejos habló lo más fuerte posible para que aquellos chicos le escucharan.—Haré algo de comer, más les vale terminar lo que les sirva.

Estaba seguro de algo, esto tomaría más tiempo de lo que pensaba, ya que ahora él mismo tenía más preguntas de las que se imaginaba.

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