ADVERTENCIA: ESTE CAPÍTULO CONTIENE VIOLACIÓN, SI ERES SENSIBLE CON ESTE TIPO DE TEMAS, AVANZA HASTA DONDE APAREZCA EL SIGUIENTE SÍMBOLO (⚈)

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Si me preguntaran si esto es como me había imaginado mi primera vez con alguien en sus cinco sentidos, con alguien real, la respuesta es un rotundo y grande no. Las veces  en las que Taehyung me ha hecho un desastre no se comparan con esto, siento como si estuviera siendo masacrado, mi cuerpo está siendo destrozado, quebrantado, mancillado.

Las pequeñas pero rugosas manos se sienten como lijas, recorriendo mi cuerpo por completo, analizándome sin una sola pizca de ternura, de cariño o de cuidado. 

Todo lo que puedo sentir de su parte es posesión y deseo, un deseo que sobrepasa lo normal, lo puedo ver en sus ojos que me escanean con esa expresión siniestra que me provoca ganas de llorar.

Sus ojos turbios me recorren y siento como se adentra en mi ser de una manera carnal e infernal, enfermiza, me enferma el sentirlo dentro mio.

Su piel choca con la mía, siento como estoy siendo penetrado y me arde, me duele, me desgarra.  Cubro mi rostro con mis brazos y muerdo uno de ellos cuando intento callar mis quejidos y los sollozos que logran escabullirse de entre mis labios. Mis ojos se han convertido en un mar y mis mejillas están tan húmedas que siento como si hubiera estado afuera en un día de lluvia.

Escuchó un gruñido al tiempo que sus uñas se encarnan en mis caderas.—Tan bueno, gatito.—Me hablo al oído en medio de una estocada, arqueo mi espalda pero no por el placer, sino por el ardor que he sentido en ese momento. Levanto mi rostro e intento mirar entre nuestros miembros, lo veo a él entrando y saliendo de mi, y mis muslos internos teñidos de carmín.

—P-para J-Ji...min, me d-duele.—digo con las pocas fuerzas que tengo y entre lagrimas y sollozos. Me ignora y continua. Su sonrisa sorna se hace presente nuevamente, con una de sus manos alza ambas mías, ahora ya no podre cubrir mi vergonzoso y demacrado rostro, besa mis labios y con su mano libre bombea mi flácido miembro. No siento placer, no se siente bien, no siento nada, creo que soy un muerto viviente. 

—Vamos Yoonie.—me llamó al oído, pero aún así se escucha tan lejano, como si no tuviese nada que ver conmigo.—Córrete para mí, vamos mi lindo gatito.—dijo.

Intente imaginar un sinfín de cosas con tal de complacerlo, de sentir placer yo mismo. No porque quisiera que estuviera conforme conmigo, sino porque sentía pavor de saber qué es lo que me podría hacer si no hacia lo que me pedía, sin embargo, no pude. 

—Ughh.—me quejé al mismo tiempo que tomaba una gran bocanada de aire, mi miembro estaba siendo destrozado con una especie de punzón en el glande de este. De alguna manera estaba erecto, pero yo seguía sin poder sentir una sola pizca de placer en el medio de este atroz acto.

—Ja.—su mirada sádica acompañaba a su tétrica sonrisa, rio sin gracia, era un risa extraña, llena de un placer que yo no podía comprender.—Así, se siente tan bien.—dijo.—Cuando te lastimo con esto, me aprietas de una manera tan deliciosa, Yoonie, sabia que tu cuerpo era perfecto para el mio.—dejo un beso húmedo en mi cuello y soltó un gruñido. 

Masturbo mi miembro hasta que ya no pude aguantar más, me vine y de mí salio una mezcla de sangre y semen, mi interior estaba caliente, se había igualmente aunque dentro mio, todo de mí había sido tomado por él. Lamio los fluidos en mi vientre, subió a mis mejillas quitando los restos de lagrimas que había y dejó un beso en mis labios lastimados.

⚈ —Ahora eres completamente mio, Min Yoongi.—tomó mi quijada de manera brusca, acercando su rostro al mio, y habló, podía sentir su respiración chocar con la mía.—Todo tú, todo tu ser me pertenece, de ahora en adelante, cualquier cosa que hagas, incluso si crees que es lo mas mínimo e insignificante que un ser humano puede hacer, será mio. No respiraras cerca de alguien más, no hablaras con nadie más y no miraras a nadie más que no sea yo, si lo haces, deberás de tener en cuenta que cualquier cosa que le pase a esa persona sera culpa tuya y solo tuya. ¿Quedó claro?. 

Asentí con temor y giré mi rostro a mi costado, Taehyung seguía atado acostado al lado mio en posición fetal. 

Jimin alzo una de sus cejas y me miro con descaro.—¿Qué sucede?.—cuestiono con la mirada oscurecida.—¿Te gustó que tus lascivos gemidos fueran escuchados por alguien más aparte de mí?

—No.—respondí de inmediato.—¿Cómo podría? Tú eres el único en mi vida.

Su sonrisa satisfecha me hizo respirar tranquilo de nuevo, dejó un beso en mi frente. Salio de la habitación pero dejo la puerta abierta, en cualquier otro momento me hubiese puesto de pie para salir de inmediato, pero por alguna razón, mi cuerpo parecía no estar conectado con mi mente. Quede mirando al techo, al parecer necesitaba una reparación, ya que podía ver una pequeña parte de las habitaciones de la parte de arriba fácilmente.

Entrecerré mis ojos para poder fijar mi vista mejor por aquella pequeña rendija, podía divisar las sombras que yo suponía eran de sus pisadas, se oscurecía y luego de nuevo la luz aparecía, así un par de veces, parecía que buscaba algo. 

Cerré mis ojos por unos instantes, concentrándome en las respiraciones que hacia mi compañero y las mías al mismo tiempo. Los abrí lentamente al sentir algo húmedo impactar cerca de mis labios, con mi mano toqué aquello y descubrí el color rojo de aquella gota que ahora había sido deshecha por mis dedos. Alce mi rostro, di un pequeño salto en mi lugar y contuve un grito con ambas manos. 

Una pequeña porción de un desfigurado rostro era visible por aquel ahuecamiento, sus ojos sin vida y sus pálidos labios hacían gala al presentarse frente a mí. Trague grueso y regrese a mi posición anterior, recostado y fingiendo dormir al escuchar unos pasos venir hacia mí.

Sentí como Jimin se colocaba al lado mío mientras con un trapo húmedo limpiaba mi pecho. Abrí mis ojos para encontrarme con su mirada, una sonrisa surcaba sus labios y esta era extrañamente cálida y amable o al menos eso es lo que me hacia creer. Miré sus ropas con un cruel diseño de manchas de sangre, lo miré con terror mientras mi mente intentaba adivinar quién era el dueño de aquel liquido que lo adornaba. Sabía que era de aquella persona que había visto anteriormente, pero no sabia quién era, ni siquiera sabia su sexo.

—Es gracias a un chico.—dijo.—Me había estado ayudando a desahogarme, si sabes a lo que me refiero, pero ya que ahora que tú y yo somos uno solo, no me sirve de nada tenerlo conmigo.—mi cuerpo tembló al escuchar aquello, parecía que había leído mi mente.—Lo he matado, pero no te preocupes, nadie descubrirá que estaba conmigo, me he encargado de eso yo mismo.

Asentí intentando no mostrar alguna emoción que fuera a jugar en mi contra. Lo miré a los ojos y dije.—Gracias.—me atreví a acariciar su mejilla, el recargo su rostro en mi palma.

Me alegro de no haber salido de la habitación, estoy seguro de que le hubiese hecho compañía a aquél chico. 

—Te he traído también un par de ropas para que te vistas y no estés desnudo, y también te he traído este broche.—me entrego un pequeño broche color bronce en forma de rosa.—Aunque por obvias razones le he quitado el alfiler.

Tomé el broche y le agradecí. Salió de la habitación y de nuevo en esta hubo un gran silencio.

Mentira, él no le quitó el alfiler. 

Yo le quité el alfiler hace mucho tiempo, lo saqué de su bolsillo.