
🪷 | 𝐶𝑎𝑝𝑖𝑡𝑢𝑙𝑜 3
A ver, no creí que tenga que explicar esto, pero bueno. He visto gente que primero leen este capítulo.
Wattpad es una mierda y me cambió el orden de un capítulo de esta historia.
ESTE ES EL CAPÍTULO 3, todos están enumerados. Lean primero el capítulo 2. Ese está un poco más adelante, no he podido ponerlo normal.
Busquen el orden de los capítulos, la culpa es de Wattpad, lo siento.
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𝓛𝓪 𝓒𝓸𝓷𝓬𝓾𝓫𝓲𝓷𝓪 𝓕𝓪𝓿𝓸𝓻𝓲𝓽𝓪
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"La familia imperial"
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En el palacio hay un patio que es especialmente de entrenamiento. Ahí entrenan la soldados e incluso miembros de la familia imperial. Como justo ahora.
Dos de los príncipes estaban entrenando, aunque más bien parecía una pelea a muerte si no fuera porque las katanas son de madera. Mientras algunos soldados los veían entrenar, incluso otro hermano. Los dos que estaban entrenando tenían una armadura especial para practicar esgrima. Pero uno de ellos tenía la cabeza tapada.
-Qué pasa, hermanito? Es todo lo que tienes?! No me hagas reír JAJA. -dicho un chico oji-verde, seguido de un gran ataque hacia su hermano.
Los reflejos de su hermano contrario eran buenísimos, y su rapidez, pero algunos ataques del oji-verde hacían que éste perdiera un poco el equilibrio. Además de que había permanecido callado todo el entrenamiento a comparación de su hermano que se burlaba creyéndose el mejor.
Éste chico se movió rápido y atacó a su hermano con tanta fuerza en la katana de madera que lo terminó empujando un poco, algo que lo desorientó pero no perdió la sonrisa burlona.
-¡Vamos, Karaku! ¡Acaba a Sekido! -exclamó un oji-amarillo apoyando a su hermano.
-¿Yo qué? -un oji-rojo idéntico a los otros salió detrás del chico asustándolo.
-¡PUTA MADRE! Me asustas, estúpido... Espera, tú no ibas a entrenar con Karaku? -alzó la ceja confundido.
-Estaba haciendo otras cosas, por? -miró al lugar donde los otros dos peleaban con más rabia prácticamente. -Vaya...
Mientras tanto seguía el duro entrenamiento entre los dos chicos. Cada uno usaba una buena técnica con sus katanas. El sonido de la madera chocando entre sí bruscamente se escuchaba como eco.
No fue hasta que en la pelea el oji-verde miró de reojo a Sekido quien lo miraba con los brazos cruzados. En ese instante se le borró la sonrisa y abrió sus ojos sorprendido. Y por esta distracción de tan sólo segundos, la aprovechó el otro chico sin darle oportunidad a reaccionar al contrario.
Utilizó una técnica habilidosa y de un sólo ataque no sólo lo derribó, si no que literalmente lo estrelló como saco contra la pared, sorprendiendo a todos los presentes. Uno de los soldados que estaban presentes le susurró al otro "Pero qué salvajes son esos chicos entrenando".
-Diablo-. -murmuró el oji-amarillo. -Le sacó la madre. -tomó vino de una copa mirando sorprendido.
-Bien hecho. -mencionó el oji-rojo serio.
El chico tiró la katana de madera al suelo y se quitó la máscara dejando ver su rostro, también era idéntico a los demás pero con ojos azules y mirada deprimente.
-Eres débil y patético, Karaku. Me entristeces... -dijo mirando con lástima a su pobre hermano que yacía casi muerto en el piso.
Karaku toció botando arena de la boca y tocó su nariz que estaba rota. Tambaleando se puso de pie y miró con odio al chico oji-azul.
-¿DÉBIL? ¿ME LLAMAS DÉBIL A MÍ? YO ESTABA POR GANARTE, TE APROVECHASTE DE MI DISTRACCIÓN, ERES UN TRAMPOSO DE MIERDA!! -se quejó como niño pequeño.
-Y crees que en una batalla tu oponente va a seguir reglas de juegos de niños? -frunció el ceño dejando al oji-verde con la palabra en la boca. -Entonces cállate y acepta que soy mejor que tú. -al decir eso las venas se marcaron en el rostro de Karaku.
-¡ERES UN HIJO DE...!
-¡Karaku, no olvides que todos somos hermanos! -gritó Urogi y Karaku puso los ojos en blanco.
-Tiene razón. -dijo el oji-azul.
-...Te odio. Pero tú qué hacías aquí? Hoy me tocaba entrenamiento con Sekido. -miró al nombrado que sólo rodó los ojos.
-Tuve cosas que hacer, estaba con Zohakuten. Y para no hacerte esperar le dije a Aizetsu que tomara mi lugar. Él no tuvo problema. -se encogió de hombros restándole importancia al asunto, y Karaku lo miró feo.
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Los cuatro príncipes caminaban por los largos pasillos del palacio conversando entre ellos. Había pasado más de una hora en el patio del entrenamiento. Ya era suficiente por ese día, estuvieron en eso desde la mañana. Siempre se tomaban sus entrenamientos para mejorar su experiencia en artes marciales y esgrima. Y ciertamente todos tienen mucho talento.
-Sigo enojado contigo. -dijo Karaku al oji-azul totalmente ofendido.
-Lo siento, hermano. ¿Quieres que te dé un abrazo? -dijo Aizetsu con una expresión triste y extendió sus brazos. Pero en realidad estaba fingiendo.
-No, muérete. -escupió sus palabras con asco. -Urogi es el único que me entiende. Tú y Sekido me caen mal... Y con Zohakuten no tengo opción. -murmuró haciendo una mueca, sabiendo que su hermanito menor es el consentido de sus padres.
-¡Qué viva el amor de hermanos! -exclamó Urogi en tono burlón.
-Ya cállense, imbéciles. Sólo abren la boca para decir estupideces. -gruñó el mayor de ellos.
Sekido y Aizetsu se desviaron del camino. Ambos decidieron ir a sus habitaciones con la excusa de que querían descansar, aunque no se notaban ni un poco cansados. Karaku y el oji-amarillo siguieron caminando por los pasillos conversando de varios temas.
-Hablando del enano pendejo ese, ¿dónde está? Qué raro que no lo he visto. Se pasea por los pasillos creyéndose la quinta maravilla ja. -bufó el oji-verde mientras caminaba junto a su hermano.
-¡MIERDA! Olvidé que me pidió entrenar con él hoy. Volveré al patio de entrenamiento, Zohakuten debe estarme esperando... ¿Vienes? -preguntó Urogi guardando una katana verdadera en su vestimenta.
-Quisiera, para burlarme de él, pero no, mejor voy a mi habitación como Sekido y Aizetsu. Me duele el cuerpo, carajo. -se quejó tocando su espalda.
-Con tremenda partida de madre que te dio Aizetsu, cómo no. -dijo Urogi casi explotando de risa pero se calló al ver que el oji-verde lo fulminaba con la mirada. -Ay, era bromita.
-Como sea. Suerte a ambos. -agitó su mano despidiéndose y se fue por el lado contrario.
Karaku caminó tranquilamente por los pasillos del palacio tarareando una vieja melodía. Estaba llegando a su habitación cuando alguien lo jaló de sus ropas y lo acorraló en una pared.
-Hola, hermoso. Te extrañaba~ Tú no a mí? -una hermosa chica fue quien lo paró. Llevaba puesto un elegante kimono junto a adornos en el cabello.
Se trataba de Maiko. Una de las concubinas con más beneficios dentro del harén. Y la favorita de Karaku. De niña fue entrenada por una Geisha, por eso es tan completa como concubina: Baila, canta e incluso escribe poesía. Tiene un rango muy alto dentro del O-Oku.
-Mmm, mi bella Maiko. Yo siempre extraño tu cuerpo~. -le siguió el juego el oji-verde agarrándola de la cintura para besar su cuello.
-Lo sé... Quise venir a visitarte. Ahora que llegaron otras concubinas nuevas no había podido venir. -mencionó y Karaku paró de besarla.
-Ah sí? Qué bendición, carne fresca para mí~ ¿Y cómo son las hermosuras? -esbozó una sonrisa mostrando sus caninos.
-¡Eso qué importa, tonto! Sólo son chiquillas inexpertas...! Yo siempre seré tu favorita, verdad? -hizo un puchero y acarició el pecho del chico.
-Claro que sí, pero sabes que yo le doy una piecita de mi corazón a cada belleza de aquí... -la chica frunció el ceño enojada. -Por qué mejor no vienes a mi habitación y me das masaje a mi cuerpo? Me duele...
-Bueno... Lo que pida, Alteza. -le siguió el juego tomando su mano. Luego de un arduo entrenamiento Karaku acostumbraba a relajarse como merecía con placeres.
Holaaa 😊
Ya no me siento tan mierda. :D Tamos bien.
Dato curioso: Sólo Karaku y Urogi tienen concubinas favoritas. Sekido y Aizetsu sí han pasado noches con varias de ellas pero ninguna que sea tan serio como para ponerla de favorita.
Y Zohakuten pues... Está muy chiquito para eso xd (realmente odia a las concubinas, las llama rameras a todas)
Obviamente cuando conozcan a rayita las van a mandar alv. F por ellas.
Otra cosa, la vestimenta que ellos usan se la pueden imaginar algo así:
(Me los imaginé super facha 😭✨)
Recuerden que tengo dos libros más si quieren leer.
Hasta aquí mi reporte.
Bye, se me cuidan mucho. Las quiero. 💖✨
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