⊹ ָ࣪ capítulo veintiuno.
Sintió un insistente toque en su brazo derecho, Soobin se preguntaba por qué rayos había dormido tan de repente. Y también qué había hecho para que la cabeza le doliera de esa manera.
Abrió lentamente sus ojos, encontrándose con la linda imagen del Omega castaño.
―¿Kai, eres tú?.
―¡No, idiota, soy la virgen María!.
Sin duda alguna, tampoco sabía por qué le estaba gritando.
―Ya, pero ¿qué hacemos aquí?, ¿Qué hago yo echado?.
Kai resopló, intentando mantener la calma y no agarrarlo a “cariñitos”, no debía olvidar que inevitablemente era el padre de sus tres bebés.
Tres.
Parecía demasiado irreal, tanto que hasta tembló luego de salir de su felicidad inicial ante la noticia. ¡¿Cómo iba a hacer con tanto gasto económico y en un espacio tan reducido como lo era su simplón apartamento?!.
Kai sabía a la perfección que habían muchas preocupaciones y responsabilidades que se arraigaban al momento de tener un hijo. Pero Soobin y él sobrepasaron el límite trayendo tres cachorros y de solo un tiro.
Ni siquiera quería imaginarse de los momentos que sufrirá antes del parto y la cesárea. Vaya que su sueño fue cumplido, y hasta fue premio triple.
«Meow, la vida continúa.»
―Kai.
―¡¿Qué quieres?!.
―¡No me grites!.
―¡No te estoy gritando!.
Y el resultado de su infantil y típico momento se vio interrumpido cuando una enfermera los sacó de la clínica por causar algo de revuelo.
―No puedo creer que te desmayaste ― Rompió el silencio, recostado en la cama mientras observaba al Alfa secarse el cabello con una pequeña toalla.
―Oh, vamos. ¿Vas a repetirlo todo el día?.
Kai se limitó a sonreír sin ser notado.
―Es algo demasiado vergonzoso ahora que lo analizo.
―¿Jamás lo superarás? ― Cuestionó, rogando mentalmente que el rubor suave de sus mejillas no se notaran por la poca iluminación.
―Está en el segundo puesto del top #10 cosas más penosas que le pasaron a Choi Soobin ― Comentó orgulloso, su tono burlón era algo que jamás dejaría atrás.
―¿Qué situación está en el primer lugar? Digo-... ¡No es posible que sigas con esa ridícula lista!.
― Claro que puedo, Alfita ― Esta vez le sonrió directamente, mientras el peliazul se acomodaba a su lado ―Y respondiendo a tu pregunta, la primera es de esa tarde luego de la ceremonia de nuestra graduación.
“Oh, no. ¡Trágame tierra y escúpeme en un país tercermundista!”.
―¿Lo recuerdas? ― Kai soltó una risita con más ahínco ―No sé qué es lo que me querías decir, pero parecías muy nervioso. Como si estuvieras a punto de confesar un crimen.
―¡Qué pena!, no recuerdo nada.
Lo mejor que podía hacer Soobin ahora era fingir demencia y sueño, mucho sueño.
―¿Cómo que no?, ¡Hiciste de la graduación una fecha única! ― Exclamó alzando sus manos, debía detenerse antes que le diera un fuerte ataque de risa y la consecuencia fuera un dolor de abdomen ―Vamos, Soobinnie... Incluso la chica japonesa que te seguía a todos lados no resistió a reírse.
―Tú debiste de cumplir tu papel de mejor amigo y ayudarme.
―¡Claro que lo hice! ― Respondió indignado ―Pero según las reglas tenía que reírme primero.
―¡¿Qué reglas?!.
―Las de la amistad, duh.
Soobin viró los ojos, cubriéndose con las sábanas hasta la cintura y dando media vuelta para seguir viendo a Kai.
―Aunque... ― El omega lucía pensativo, tomando su lugar muy cerca de Soobin ―Nunca me dijiste lo que trataste de hacer, creo que era algo importante. ¿Verdad?.
Entonces el Alfa tragó saliva, rememorando aquel día en la que supuestamente iba a declararse de una vez por todas. En donde se supone que dejaría atrás su temor y le contaría todos los sentimientos que ya no podía esconder ni fingir.
[Flashback]
Soobin sentía que si no se calmaba, iba a hiperventilar o sufrir de un ataque cardíaco. ¡Por la Diosa, aún ni se acercaba a Kai!.
La tarde estaba siendo perfecta, sus padres estaban hablando con los del omega y el momento más emotivo de recibir sus títulos ya había pasado.
“Todo va a estar bien.”
Intentó pensar positivamente, creía que podía hacerlo. Lo estuvo practicando toda la madrugada, mucho más que su pobre discurso de veinte palabras en el escenario al lado del decano de su facultad.
Pasó una vez más el chorro de agua por su rostro y pulcro peinado, desajustando un poco la corbata por que sentía que se asfixiaba. Cuando los ánimos de valentía volvieron a él, decidió salir del baño y caminar a pasos firmes hacia el gran toldo que se ubicaba en medio del campus central. Ahí estaban ingresando nuevamente todos los estudiantes, a tomar sus recordatorios cortesía de la misma universidad y comer un par de aperitivos.
Soobin logró ver a Kai conversando amicalmente con un par de Alfas, y eso encendió más su motivación.
"¡No puede ser tan difícil!".
Por lo que decidió correr y frenarse a tiempo, en frente del Omega culpable de todos sus suspiros y pensamientos, por más cursi que sonara.
―¡Hey, Soobinnie! ― Le saludó éste de inmediato, luciendo precioso con el cabello rizado y ese traje amoldado a su pequeña figura ―Te estuve buscando por todos lados, Jungkook y Jackson nos van a invitar a una fiesta.
Wang iba a recalcar lo de la invitación con una gran sonrisa, pero al ver la para nada amigable cara del otro Alfa, decidió callar. No podía olvidar que Soobin marcaba territorio cuando de Kai se trataba.
―Eh, sí. Nos vemos luego ― Jeon lo empujó para que abortaran misión.
―¡Oigan, un momento!.
―Déjalos, Ning. Yo... Uhm, tengo algo que contarte, de suma importancia.
Ambos siguieron caminando, Kai asintió mientras tomaba un pequeño tiramisú de la larga bandeja en la mesa.
―Es algo que quise decirte desde hace mucho tiempo...
El Omega se tensó por un momento. Así que terminando de comer, alzó su vista hacia su mejor amigo. Prestándole toda la atención del mundo.
―¿Sobre qué?.
“¡Al diablo todo, sí es difícil!”.
Soobin sintió un escalofrío corriendo por su espina dorsal. ¡¿Cómo esos ojitos bonitos podían causarle tantas cosas?!.
Solo quería besarlo.
Lástima que siempre se haya autodiagnosticado como alguien cobarde, y a un nivel abismal.
―Soobinnie, ¿Todo bien?.
―¿Uh? Sí, claro ― Movió la cabeza ligeramente, retrocediendo poco a poco ―O-Olvida el tema, yo no-
―Espera.
―Era algo sobre... Ahg, no, no ― Agitó sus manos con desesperación, y al querer darse vuelta, chocó con el cuerpo de una Omega.
Soobin no quería lastimarla, por lo que se enredó con sus propios pies y trastabilló para atrás, cayendo estrepitosamente encima del enorme pastel que se lucía para el gusto de los recientes graduados.
Kai gritó sorprendido, pero a los segundos no pudo aguantar la risa que escapó de sus finos labios.
No pasó mucho para cuando fue el centro de atención de la multitud, unos reían, otros sonreían sigilosamente. Y un numeroso grupo de omegas iban a socorrer al pobre y codiciado Choi.
Ese podía considerarse como el mejor-peor día de su vida.
[Fin del Flashback]
―N-Ni yo lo recuerdo ahora ― Susurró cohibido.
Prefería quedárselo consigo mismo. Después de todo, no fue una gran idea para una declaración como las que ahora tenía en mente.
―Ok, dejaremos ese terrible momento de lado ― Dijo comprensivo, aproximándose al cuerpo ajeno.
Soobin le sonrió agradecido, rodeando con sus brazos el cuerpo del Omega. Kai posó su cabeza cerca al hombro contrario, aspirando el aroma y sintiéndose a gusto ante el sentimiento de calidez. Una de sus manos se posó en los pectorales marcados por la pijama, y la otra acarició la mejilla del pelinegro con ternura.
―Ya no me burlaré de tu momento más icónico, lo prometo ― Habló en tono suave, su aroma pareció más dulce debido a la segregación de hormonas. Lucía más... Sensible ―Te quiero mucho, mucho, mucho. ¿Tú también me quieres?.
Soobin sonrió incrédulo. Ver al Omega en esa faceta era como obtener oro puro. ¿Cuándo Kai le decía cosas así sin la necesidad de disfrazarlo con insultos?.
Exacto, casi nunca.
Complacido y satisfecho, reforzó su abrazo en la ya no tan diminuta cintura para susurrarle en el cuello un...
―Te amo mucho.
El castaño sonrió ampliamente, y como pudo, le dio un besito en la mejilla. Ambos se fundieron en lo agradable del momento y la conexión que cada vez iba creciendo más y más.
Estos meses iban a ser algo caóticos.
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