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⊹ ָ࣪ capítulo veintinueve.

―¿De-Despertó? ― Repitió como pudo, realmente no creía que fuera tan rápido. Y no lo malentiendan, una parte suya estaba más tranquila y feliz, pero por el otro lado de la moneda, un pequeño atisbo de miedo empezaba a ascender.

¿Era bueno hablar sobre la marca y el lazo tan pronto?

«Debemos hacerlo.»

Su tigre lo sabía, Soobin entendía. Y aunque muriera por alzarse orgulloso al saber que el Omega del que está enamorado portara probablemente su marca, nadie le podía asegurar que verdaderamente Kai quisiera dar un paso tan grande.

―Sí, no perdamos tanto tiempo, Soobin-ssi ― La voz calmada y amable de Namjoon lo devolvió a la realidad, haciéndole el ademán de que lo siguiera por el pasillo ―Por ahora, los supresores especiales para nuestros pacientes gestantes le ha sido aplicado y ha reaccionado bien. Kai-ah de verdad es un Omega muy fuerte, tanto como sus cachorros.

Aquella última frase logra una pequeña sonrisa sincera en el pelinegro, quien hasta ahora no sabía ni cuando sus manos empezaron a sudar.

“Por la Diosa, deja de comportarte como un adolescente.”

Soobin intentaba regañarse aunque fuera en vano. Kai siempre podía acelerar sus latidos tan rápido como desestabilizarlo en ocasiones. Hoy era una de esas situaciones, con un cúmulo de sensaciones que podrían alzarlo al cielo o hacerle ver que todavía faltaba mucho para que los sentimientos de Kai fueran tan profundos como los suyos. Aún no lo sabía.

Cual sea la respuesta, el Alfa se prometió así mismo apoyar a Kai, prever por el bienestar de su pequeña manada.

―Les permitiré como máximo media hora, volveré para otra revisión y si todo sigue así, Kai puede irse hoy. Ya sabes, lidiar con un omega embarazado y en celo no es lo más prudente aquí. Él querrá su propio espacio y no es sano retenerlo con más supresores.

Soobin asintió, dándole toda su atención sino quería cometer un error que los pudiera perjudicar.

Cuando Namjoon se fue hasta desaparecer de su campo visual, el pelinegro tomó un último aliento antes de resoplar con lentitud y girar la perilla de aquella puerta. Sus ojos tantearon el ambiente que fácilmente podría describirse como tétrico, pero lucía impecable y agradable, hasta toparse con la adorable imagen de Kai con un ligero puchero en sus labios, que, en otra situación, el Omega jamás sería consciente de hacer sino fuera por el manojo revoltoso de las hormonas y emociones a las que se había vuelto víctima.

―NingNing...

―¿En dónde estabas? ― El castaño fue más rápido en interrumpirlo. Y si lo primero sorprendió a Soobin. El que la voz del Omega saliera débil, casi temerosa pero con un deje de regaño, fue el extra que necesitaba para hacer más honda la preocupación.

―¿Pasó algo?, ¿No te sientes bien? Puedo salir y llamar a Nam-

―¡No!.

Soobin dio un respingo ante la voz que ahora parecía quebrarse.

―¿Te quieres ir?.

―¿Qué ocurre? ― Con el entrecejo fruncido aún, el Alfa caminó rápidamente hasta llegar al lado de Kai y sentarse en la orilla sobrante, tomándole de las manos cuando éste pudo sentarse mejor ―Sabes que puedes decírmelo. ¿De acuerdo?.

Kai simplemente relamió sus labios que ahora se encontraban resecos.

―No negaste mi pregunta... ― Fue lo que dijo con lentitud, mas no se atrevió a hacer contacto visual con Soobin hasta que éste mismo lo sostuvo del mentón con cierta delicadeza.

―¿Y por qué formulas una pregunta tan tonta? ― Replicó el pelinegro, dejando a Kai boquiabierto, entre escéptico y apenado ―Por cierto, estuve demasiado preocupado durante todo el camino hasta aquí. Recuérdame obtener un auto para que los taxistas dejen de cobrarme tan caro por mis "exigencias" otra vez.

Eso logró sacar una sonrisa leve en el rostro del Omega, quitando la extraña pesadez mientras Soobin acortaba la casi nula distancia y le propinaba un beso corto en los labios.

―¿Hay algo malo que ronde en tu cabeza? ― Preguntó pausado, juntando su frente con la del Omega. Sus respiraciones más tranquilas, el atosigamiento en el pecho de Kai pareció disiparse. Era increíble el impacto tan curador que Soobin tenía sobre él.

Podía fácilmente olvidarse de las palabras que escuchó horas antes...

No era cierto, no debía caer en la tentación de una persona tan vacía como Sehun.

Soobin sí lo ama, lo demostró tanta veces que parecían incontables. Esa era su prueba más grande.

―Mhm... ¿No?.

―¿Kai Kamal Huening dudando? Creo que sí hay algo que escondes, eh ― Intentó suavizar la conversación, sonriendo cuando el aludido se separó del respaldo y se acomodó en su pecho, recostando la cabeza en su hombro derecho luego de soltar un suspiro cansado ―Ya sé. ¿Es momento de recordarte lo mucho que te amo a ti y a los cachorros? ― Su tono es algo enérgico, llevando una mano al vientre redondo y soltando feromonas que relajen al Omega ―Lamento haberlo olvidado, suelo ser un tonto cuando estás a mí alrededor.

―Soobin... ― El castaño alarga la frase en modo de protesta. A veces siente una especie de amor-odio a lo tan malditamente dulce que es el Alfa. Demasiado perfecto y cálido para su corazón, la medida perfecta de azúcar a su vida.

―¿Qué?, solo quiero hacer sentir mejor a mi Omega, cargar con mis cachorros no debe ser nada fácil.

Kai no puede evitar una risita nerviosa, esa que brota desde su pecho por la timidez momentánea. Todavía permanece escondido, disfrutando como sus fosas nasales se llenan del aroma que Soobin segrega.

―Ahora que lo pienso, tienes razón. Y más porque pedí solo un bebé, no la promoción del 3x1.

―Y en la primera, eh.

Kai rueda los ojos ante ese tonito cantarín. Soobin es tan cursi como infantil. Sin embargo, no se queja ante ello, ya está más que acostumbrado y tiene la dosis necesaria de tolerancia.

―Sí, eres tan tonto justo ahora.

Ambos sonríen una vez más, Soobin pasa su brazo izquierdo por los estrechos hombros del Omega, haciendo que la posición sea más cómoda. El pelinegro va entendiendo, el aroma dulzón de Kai empieza a notarse cada vez más en el cuarto, con ese suave toque a leche.

Perdiéndose un poco en sus instintos, conduce su rostro hacia la curvatura del cuello de Kai e inhala dócilmente, satisfecho al sentir el cálido olor. Tomando suficiente valentía para empezar a abordar el tema que tanto estuvo rondando en su cabeza por esas dos horas.

―Hablé con Namjoon ― Aún lo suficientemente cerca, Soobin puede sentir que el Omega se pone tenso ―No te preocupes, los cachorros y tú están muy bien.

―Es sobre mi celo. ¿Verdad?.

El Alfa detuvo las caricias en el vientre de Kai, alzando sus cejas por la sorpresa que le llevó la repentina pregunta.

―Bueno... Tú, ¿Cómo lo supiste?.

―Es mi cuerpo, Soobinie. Creo que es normal sentir lo que pasa con el justo ahora. Lo que no sabía es que esto podía pasarme estando encinta.

―Yo tampoco conocía esto, p-pero no solo es tu celo. Tamb-bien trata de la marca y el lazo, de lo que tu omega interior necesita...

Kai parpadeó un par de veces con cierta rapidez, sintiendo una ligera timidez ante su bobo animal queriendo ridiculizarlo. O al menos eso creía él por fuera, por que muy dentro suyo, una partecita lo anhelaba. Anhelaba saber que eso era real, que Soobin lo quería seriamente para pasar el resto de sus vidas.

―Hubo algo que te hizo sentir mal, ¿No es así?.

―¿Eh? ― El omega balbuceó, sin poder responder con éxito.

―Y la causa fue el imbécil de Jung Hoseok.

―¿Qué?, ¿Cómo lo sabes?.

―Él mismo lo admitió, me sorprende su nivel de idiotez ― No pudo evitar soltar un gruñido, haciendo saltar levemente el cuerpo de Kai.

―No debí hacerle caso.

―¿Te hizo sentir muy mal?, solo basta con que me lo digas y le partiré la cara.

―Soobin ― Advirtió.

―Él provocó que estuvieras aquí, no puedo estar tranquilo cuando debería buscarlo y-

―Quizás el problema también fui yo ― Bisbiseó, deteniendo a Soobin de sus palabras homicidas. Observando nuevamente el rostro sombrío del Omega.

―No, para nada. Tú no eres el problema, cariño.

―Yo a veces sigo dudando, Soobinnie... Sigo temiendo que te des cuenta que no soy el Omega más capacitado, hogareño y bonito qué creías que soy... Que no soy compatible contigo y que quieras buscar a alguien que sí te merezca, que no soy ni de cerca un Omega perfecto y-

―Nadie lo es, y no pretendo que tú lo seas. Te amo así, con demasiada fuerza y sinceridad porque yo tampoco soy un Alfa perfecto, tú me haces querer serlo porque tienes lo mejor de mí.

―Pero-

―Y sé que tú también haces tu mayor esfuerzo, esto no es una competencia en donde se compara quién es mejor Omega o Alfa para quién por que el amor no funciona así. Yo te quiero a ti, quiero tanto a lo que estamos construyendo. Esperé por mucho para que esto sucediera, ¿En serio crees que me iría así sin más?.

El Omega soltó un ligero sollozo, y Soobin supo que no debía alterarse porque unos delgados brazos lo rodearon con dócil fuerza. Su cabeza se restregó dulcemente como el minino interno que era y Soobin besó su sedosa cabellera castaña. Estrechándolo con delicadeza y terminando por buscar el redondo rostro de Kai para besarlo sin rodeos, con anhelo y amor, profundo y lento.

―Entonces, ¿Qué dices? ― Murmuró sobre los finos labios una vez se separaron escasamente ―¿Me dejas demostrarte cuánto te amo?, ¿Hacerte olvidar todo lo que otros dijeron y hacerte confiar en mí palabra?.

Kai sonrió embelesado, asintiendo apenado pero decidido.

―Quiero portar orgullosamente tu marca.

―Yo quiero pertenecerte tanto como quiero que tú seas mío.

En medio de susurros melosos y besos cortos, hicieron un pacto tácito e íntimo. Posiblemente cuando llegaran a la comodidad de su habitación compartida.

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