⊹ ָ࣪ capítulo tres.
―Bueno, Kai. Ya es muy tarde para mi ― Aviso el Alfa luego de darle un ultimo sorbo a su café ya frío ―¿Quien dice que ser adulto es lo mejor del mundo? Es tremenda porquería ― Chasqueo la lengua, colocándose su largo saco negro ―Pero así es la vida y si no llego a la empresa, el jefe me asesinara con sus propias manos.
El castaño sonrió ante lo escuchado. La forma en que hablaba su mejor amigo parecía como si estuviera hablando solo. ¿Hacia eso siempre?.
―Vuelvo luego del almuerzo, puedes preparar para ti lo que desees.
―Gracias, Soobinnie ― Le sonrió en respuesta, preparando más de su cereal con yogurt natural ―Te prometo que así como antes, compartiremos todos los gastos.
―Oh, vamos. No discutamos de eso ahora. Puedes ponerte cómodo todo lo que quieras, soy feliz con tal de que no veas a ese idiota. De seguro esta merodeando por el edificio en donde trabajas.
Hueningkai abrió sus ojitos con sorpresa. Eso era muy cierto y, por cómo iba ahora con todo lo sucedido, no creía ser capaz de verlo, al menos no por un par de días.
―Jamás pensé en decirlo, pero tienes razón.
―Siempre la tengo.
―Les diré que me estoy sintiendo muy enfermo y me darán algunos días de descanso. ¡Si, eso es! ― Se levantó ante la impresión de su plan y aplaudió ―Después de todo, ya presente la mayoría de las canciones del álbum y las que me quedan puedo componerlas aquí.
―Bien pensado, pequeño genio.
El Alfa de tigre se puso frente a el, mirándolo fijamente. Un aspecto brillante en su mirada que seguramente Hueningkai no podía descifrar por que estaba ido en sus propias cosas, como casi siempre en todos esos años de amistad.
―Ahora quiero mi beso de despedida ― Exigió con voz suave pero firme, estirando sus labios.
―¡Ni de broma! ― Exclamó con espanto, llevando sus manos al pecho ajeno para apartarlo ―¡Deja de jugar, Soobin!.
El mencionado soltó una risa breve, negando con la cabeza ―No me iré sin mi beso, Kai.
―¿Quien crees que soy? Anda y busca una Omega que te cumpla el papel de esposa.
―Nosotros nos casamos hace cinco años.
―¡Estábamos borrachos!.
―Pero firmaste.
―¡Era la mitad de un papel arrugado!, ¡Ni siquiera pude escribir bien mi nombre!.
―Aun lo conservó.
―¡Agh, no seas asqueroso!, ¡Vomitaste en ese papel luego de que pusieras la S!
―¿Vas a darme mi beso si o no?.
―No. ¿Y sabes por que?, Por que ya te dije que no me gustan tus bromas referidos a invadir mi espacio personal ― Se cruzo de brazos, un ligero puchero fue adornando su bello rostro de manera inconsciente.
―Esta bien. Ya que no quieres, lo haré yo ― Y contrario a obedecerle con lo que respecta a sus "bromas" el Alfa termino por darle un efímero beso en la mejilla para luego huir del lugar.
―¡Choi Soobin, ven acá! ― Le grito totalmente abochornado, no obstante, tenía unas tremendas ganas de darle aunque sea un buen golpe.
―¡Lo siento. Voy tardé! ― Respondió también en el mismo volumen de voz pero con un tono divertido. Con una sonrisa ladina tomó su maletín, las llaves y salio del departamento.
Y cuando Hueningkai quiso alcanzarlo, la puerta cerrándose fue el único sonido que pudo escuchar, quedando solo en el medio del living.
Rendido, termino por bufar mientras se tiraba en el sofá. Realmente no entendía el gusto de Soobin por fastidiarlo con ello, pero únicamente por se su mejor amigo lo dejaba pasar.
Aun era temprano, así que decidió llamar al jefe de producción, alegando que se sentía mal y no podía presentarse por al menos tres días.
La respuesta positiva no le sorprendió, sabia que eran realmente considerados con los empleados y optó por agradecer un par de veces, con grata sinceridad. No fue necesario algún tipo de justificación médica, quizás también accedieron a darle el permiso por que era de esos que nunca faltaban o llegaban tarde al trabajo. Todo un ejemplo de responsabilidad y disciplina en el aspecto laboral, por que en su vida todo podía llegar a ser un caos.
Suspiro aliviado y, debido a que la tristeza de su ruptura fue menor a la de ayer, decidió cocinar algo del gusto de Soobin, su platillo favorito. Lo consentiría con acciones y no con palabras o gestos, eso realmente no era lo suyo. No por que no quisiera, mas bien por que se le era muy complicado.
Cambiando, fue como se dirigió a la cocina. Revisando las alacenas y el refrigerador. Un resoplido estresado fue lo que salió de sus finos labios al darse cuenta que no había productos ni alimentos que servirían para hacer siquiera un arroz con huevo frito.
―Puedes preparar para ti lo que desees. Si, claro ― viro los ojos ―¿Acaso voy a llenarme con puras cosas chatarras y ramen instantáneo?.
Tiró leve de su cabello castaño, pensando en que tendría que hacer las compras de toda la semana en el primer súper mercado que estuviera cerca.
No se había percatado del jodido clima gélido que enterró la cuidad hasta que se digno a salir. Por lo que, tiritando un poco, término saliendo del taxi para pagarle lo requerido y adentrarse al local.
Tenia una lista mental de todo lo que compararía. Confiaba en su buena memoria por que si escribía todo lo que le faltaba para comer o cocinar en el departamento, era seguro que jamás terminaría,
Jalo un carrito y caminando a paso lento fue como se dirigió primero a la sección de verduras. Lo principal en toda su comida, obviamente.
Luego de analizar los precios y tomando de apoco los empaques necesarios; avanzó hasta el rubro de lácteos. Su mirada fue viajando desde las casas de leche hasta los yogurts y pasando por las clases de queso. Hubiera seguido con su búsqueda de las mejores marcas hasta que un chillido agudo viajó hasta sus oídos.
Reafirmó su postura, enderezó su espalda y ladeando la cabeza, dando con la imagen que tantas veces podía más con su frágil corazón.
A unos metros lejos de el, el sonidito que lo alertó fue producto de una extraña pero tierna sonrisa. Una que le pertenecía a un bebé.
Un precioso y regordete bebé.
Su minino se enroscó, escondiendo el rostro entre sus patitas. Tanto Hueningkai como su lado Omega habían adquirido cierto anheló y apegó por tener una camada de gatitos. Eso seria un sueño hecho realidad, algo inalcanzable.
Por que si bien tenia la dicha de ejerce su amada profesión y costeaba con un buen sueldo, el aspecto en donde el amor y las relaciones entraban como protagonistas, no podía definirse como algo del cual se sentiría bien.
Hueningkai jamas se lo diría a alguien, pero creía fielmente en la historia de que para cada persona existía su alguien especial. Alguien con quien formar una familia, hasta el último día de sus vidas. Pero tal parece que la Diosa Luna lo castigaba. El tema de sus relaciones amorosas habían ido de mal en peor, el último termino en una infidelidad. ¿Que mas podía esperar?.
Aveces la persistencia en hallar o ser encontrado por aquella persona que verdaderamente pudiera amarlo, se desvanecía lentamente.
Una sonrisa con ápice de tristeza surcó sus labios cuando los curiosos ojos de aquel bonito rayito de luz lo miraron por unos segundos. El papá Omega del niño le dio un sonoro beso en la mejilla, no notando a quien veía su hijo.
El pecho de Hueningkai se oprimía, si el tuviera a la creación mas hermosa de su mundo, estaba seguro que no podría despegarse. Se encargaría de darle tantos besos que jamás creería que fuera suficiente.
A la imagen que observaba, de pronto apareció alguien más, quien supuso era el padre Alfa por la forma protectora en que rodeo la cintura del Omega y ambos observaban con profundo amor al cachorro que seguía sonriendo, mostrando sus diminutos dos primeros dientes.
"Ya no los mires, Kai. Nos lastimaremos más y lo sabes".
Su Omega compendia como tal, el vacío que se formaba en su corazón ante lo presenciado. Obedeciendo lo escuchado y sorbiendo su nariz para evitar llorar en plena zona pública.
Quizás para algunos era absurdo. ¿Pero como podía explicarles que era algo que deseaba de lo más recóndito de su ser?.
Desde antes que se presentara como Omega, siempre amó la conexión que sus padres tenían con el. Algo especial, tan cálido que cuando supo que podía concebir vida en su interior, sonrió al saber que la oportunidad de formar su propia familia podía ser totalmente posible.
Claro que no se detuvo a pensar hasta que obtuvo cierta madurez, a quien podía plenamente darle el papel de progenitor como Alfa. Por que el no deseaba una familia disfuncional, tenia la certeza de que asumiría su papel con todo lo mejor del mundo, pero para ello idealizaba contar con un o una Alfa que fuera su compañero en toda la travesía de ser padres.
―Algún día.
Término por susurrar, algo dolido y bajoneado. Yendo de un lado al otro para seguir comparando los productos que necesitaban en casa. Mientras más rápido lo hiciera, mas tiempo tendría de hacerse bolita en su cama hasta que los ánimos subieran en algo mínimo. Luego de ello, se pondría a preparar el almuerzo y compartirlo con su mejor amigo. El único Alfa que estuvo a su lado desde hace tantos años y hasta el día de hoy nunca lo decepcionó.
Por que si bien el soñaba con una vida centrada y Soobin con la libertad de la soltería, ambos eran el apoyo del otro en las buenas y las malas.
Se sentía realmente afortunado de contar con alguien como solo Choi Soobin podía serlo.
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