⊹ ָ࣪ capítulo seis.
―Entonces... ¿Aceptas?.
―Espera un momento, al menos déjame sentarme en el sillón ― Intentó no tartamudear o peor aún, exhibirse ante la cercanía agobiante del menudo cuerpo contra el suyo.
―Oh, cierto.
El Omega se separó mínimamente, dejando que Soobin diera un profundo suspiro mientras se acomodaba en el sofá.
―Kai, esto no es algo que pueda hacerse a la ligera.
―¿Y por qué no? ― Ladeó la cabeza, mirándolo con duda ―Somos adultos, tenemos una vida establecida y lo que te estoy pidiendo es más como... Como un… ― Calló por unos segundos, buscando la palabra correcta ―¡Un favor! Sí, eso es. Un pequeño favor.
Le sonrió luciendo tan inocente.
―No es tan fácil como lo dices. ¿Si eres consciente de que nosotros dos tenemos que...?.
Por todos los dioses habidos y por haber, hasta se sentía incapaz de decirlo en voz alta sin adjuntar alguna imagen sugerente en su cabeza.
"Control, Soobin, control."
―Pues por supuesto ― Rodó los ojos, contestándole en tono irónico ―¿De qué otra manera fácil y efectiva se crean los cachorros?.
El Alfa evitó con todas sus fuerzas parecer un chiquillo. ¿Cómo es que podía decirlo con tanta normalidad?
La idea vagaba por su mente con insistencia, era demasiado irreal para ser cierto. Se sentía confundido, atacado por la sopresa, perdido por no saber qué clase de consecuencias podrían venir en el futuro.
Sin embargo, soltó la pregunta que más traladaba a su curiosidad.
―¿Por qué yo?.
El omega le sonrió brevemente, sujetándolo de ambas manos.
―Por que no hay otra persona con la que pueda confiar más que en ti. Has estado conmigo desde hace muchos años y créeme que prefiero esto contigo que con cualquier Alfa en alguna noche de fin de semana. Sé que eres diferente y no me harás daño.
―Nunca lo haría.
E inevitablemente de solo pensar en Kai con otra persona que de seguro ni se esmeraría en amar cada parte de su cuerpo con suavidad, lo hacía enojar.
―¿Lo ves?, Es por eso que te quiero como no te imaginas.
―¿Esto no afectaría e-en nuestra amistad? ― Decidió hacer contacto visual con él.
―¿Debería? ― Bromeó ―Para nada, Soobin-ah. ¿Qué clase de amistades no han cometido locuras de este calibre?, Además, no es como si nos convirtiéramos en amigos con derecho o algo por el estilo.
Sonrió apenado, esta vez más comprensivo de sus propias palabras.
―Es como dije antes... ¿Un pequeño favor?.
Ok, eso ya no sonaba para nada bien.
―Ugh, olvídalo. Estoy diciendo estupideces ― Elevó su mano derecha, agitándola en un absurdo intento de cambiar el tema de conversación ―Estoy delirando, la sociedad y las vidas fingidamente perfectas son las que me quieren enfermar. Debiste golpearme en cuanto solté tremenda idiotez.
Hablaba tan rápido, sacudiéndose nervioso hasta que Soobin acunó su rostro con afecto.
―Hey, tranquilo ― Intentó calmarlo, voz suave y dulce que hacía a su gatito ronronear ―No hay nada de malo, yo...
―Sí estuvo mal, demasiado mal. Decirte eso fue muy egoísta por que siempre soy yo el que recibo cosas y lindos gestos de tu parte. En cambio, ¿Qué hago yo por ti? ― Sonó afligido ―Ni siquiera podría contestar con sinceridad. ¡Soy una pésima persona!.
Sacudió levemente su cabeza tratando de alejarse del toque del Alfa, siendo detenido por que éste ejerció más precisión y leve fuerza, sin llegar a lastimarlo.
―Yo p-puedo hacerlo.
Los ojitos de Kai se abrieron con desmesura. Completamente perplejo.
Soobin carraspeó, maldiciendo por haber tartamudeado en un tema tan... No podría expresarlo con exactitud. No había palabras para lo que estaba dispuesto a hacer.
―Puedo ayudarte si así lo sigues queriendo, Ning.
La sonrisa que vino a continuación, fue la más preciosa que el Alfa pudo obtener. El esbelto cuerpo se abalanzó hacía él, los brazos rodearon su cuello y su tigre rugió gustoso, orgulloso por que había cedido a lo que el Omega deseaba y podía cumplirle totalmente.
―¡Eres el mejor amigo del mundo!
Y aunque la realidad le planteaba su cruel posición en la vida de Kai, nadie podría comprender que se sentía lo suficientemente bien con hacerlo feliz a su manera.
―¡Te amo, te amo, te amo!.
Si esa frase saliera sinceramente del corazón del Omega tal y como Soobin quisiera, se sentiría el hombre más afortunado, el dueño de toda la galaxia. Mientras tanto, se conformaría con ser una estrella más en el gran firmamento, admirando la belleza de Kai que podía ser igual o más a de la inmensa y brillante luna.
―Yo también te amo ― Susurró débilmente, procurando no ser escuchado.
Posó sus manos en la fina cintura, recibiendo todos los mimos que el castaño estaba dispuesto a darle por ese día.
―No me va a alcanzar toda esta vida para agradecerte ― Bisbiseó, acomodándose encima de Soobin, con las piernas a cada lado del torso ajeno.
Sus manos masajeaban la nuca y removía lentamente el cabello, su gordita mejilla descansaba en el hombro, aspirando tranquilamente el aroma del Alfa.
―En serio, gracias.
Soobin movió su cabeza lo suficiente como para propinarle un casto beso en la frente.
―Te mencioné muchas veces que haría lo posible y hasta lo imposible ― Suspiró lentamente ―Tener un cachorro es algo que anhelas con todo el corazón tan puro y noble que posees. ¿Por qué debería negarme?.
―Por tu primera impresión puedo jurar que te incomodé.
―No es así. Yo creo que se debe a que siempre te empeñas en contarme estos temas tan repentinamente. ¿Sabes? ― Sonrió, contagiando su positivismo al Omega ―Es como soltar una bomba y huir, dejándome estupefacto y por poco muerto.
―¡Oye!.
Intentó reprochar, pero se detuvo cuando los dormidos brazos de Soobin lo apretujaron en un cálido abrazo.
―No te preocupes, NingNing. Ya sabes que me tienes ―en tus manos― apoyándote siempre.
Ambos se sonrieron una vez más.
―¡El plan empieza! ― Exclamó animado ―Primero necesito que te hagas un par de análisis.
―¿Qué rayos...? ― No pudo encontrar sentido a lo escuchado. Abría y cerraba la boca sin saber cómo objetar.
La burbuja de cariño se reventó para darle paso a su típica charla, trato y discusión típica de ellos.
―Ni creas que te dejaré visitar mi lugar especial sabiendo lo activo que eres, Soobin-ah ― Se cruzó de brazos, adiós a los cariñitos.
―¡Yo siempre me cuido! ― Frunció el ceño ― El que debe hacerse esos exámenes eres tú. Has tenido parejas y varios de ellos convivientes, no me sorprendería que...
―¡Cállate!, ¿Por qué crees entonces que no he quedado embarazado? ― Cuestionó sonando retador e irónico. ―Idiota.
―No sé si confiar.
―¡¿Qué tratas de decir?! ― Refunfuñó. ―Mis ex parejas siempre me han dejado en claro que una familia podría crearse después de mucho, mucho tiempo. ¿Qué querías que les dijera? ― Le reclamó para luego agudizar su voz ―"¡Hey, sé que llevamos apenas tres meses, pero quiero que me dejes en cinta y estemos juntos por siempre!".
―¡De acuerdo! ― Aceptó la justificación contraria ―Sin embargo, yo tampoco necesito ir a ninguna jodida clínica. Siempre he usado preservativos, estoy completamente limpio.
―Esto es muy serio, Soobin ― Entrecerró sus ojos, intentando presionarlo para que diga absolutamente la verdad.
―¡No estoy mintiendo por si lo estás pensando!.
Levantó ambos brazos, evitando exasperarse. Kai dejó de observarlo minuciosamente y asintió un par de veces.
―Muy bien, creeré en ti. Pero te juro que si en vez de un bebé ― Alzó su dedo índice en amenaza ―Logro contraer una enfermedad gracias a ti, no lo pensaré dos veces y te demandaré. O mejor aún. ¡Te castraré para que no andes de sátiro con más gente!.
―¡Estás exagerando, no soy promiscuo!.
Y bueno, quizás ambos se estaban excediendo y saliéndose un poco ―mucho― del tema principal. No obstante, el trato ya estaba hecho. Las cosas podrían ponerse un tanto ―bastante― interesantes a partir de ahora en adelante.
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