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⊹ ָ࣪ capítulo ocho.

Soobin se ajustaba la chaqueta al torso, observando que ya eran casi las ocho de la noche y el Omega aún no salía de su respectiva habitación.

Había decidido peinar y echarse gel al cabello, evitando el perfume por que realmente amaba su aroma natural.
Estaba bien con el resultado general y se sorprendía bastante el no haber sido el impuntual en esa ocasión.

―¿Y tú? ― La voz de Kai le hizo dar media vuelta ―¿Has salido de los años 80 o qué?.

Supuestamente tendría que ver la sonrisa burlesca en él, pero atinó a darle una mirada de cuerpo completo. Maldición, se supone que tenía que verlo solamente como su mejor amigo, no como el Omega que quería para toda su vida.

―¿Me veo bien? ― Inquirió dudoso al notar la mirada fija.

Soobin sintió perderse. Kai llevaba una holgada camisa con el primer botón abierto, mostrando algo de su nívea piel y clavículas. Los pantalones que se ajustaban a sus esbeltas piernas eran de tiro alto remarcando su fina cintura y estaban encima del atuendo de su parte superior. Dejando a la vista su pequeño pero esponjoso trasero, tierno y caliente.

¿Choi ya podía perder el control?, se le estaba haciendo muy difícil.

―¡Soobin!.

El grito lo sacó lastimosamente de su atenta apreciación, dirigiéndose al rostro del Omega que lo veía expectante. Llevaba un ligero toque de maquillaje y necesitó darle un par fijadas a sus delgados labios brillantes. El rizado cabello solo era un plus que lo hacía decaer cada vez más, era una completa obra de arte que jamás se cansaría de adorar.

―¿Decías...?.

Kai rodó los ojos, guardando su celular en el bolso y acercándose al Alfa.

―Te pregunté si que me veía bien ― Bufó, regañándolo con deje de diversión ―Pero no sé en dónde viaja tu cerebro en estos momen-

―Te ves más que bien. Siempre, Kai ― La interrupción sorprendió al nombrado, mas terminó por agradecerle con una sonrisa apenada ―Uh, mejor avancemos ― Carraspeó, intentando no exponerse. Al menos no aún.

Los copas iban acabándose de a poco y, aunque ambos tenían una muy buena resistencia al alcohol, sabían que en algún momento debían dar un pausa si es que no querían terminar siendo víctimas de robo a media noche.

Siempre hay que ser precavidos.

―¿Sabes? Estuve pensándolo mejor y creo que la inseminación artificial también es una buena opción.

Comentó primero en voz alta, dándole un último sorbo a su cóctel mientras la música seguía resonando a todo volumen.

Los ojos de Soobin no tardaron ni un segundo en posarse sobre Kai. Una extraña sensación instalándose en su pecho, algo difícil de entender.

¿Eso significaba que ya no...?.

El tigre del pelinegro rugió suave pero disconforme.

―Aunque averigüé cuánto debía de gastar y créeme que aunque gane bien, es mucho dinero y puede que no sea totalmente seguro a la primera ― Suspiró exhausto ―Agh, la vida se siente tan jodida cuando no tienes lo que quieres.

―Pero tú lo tendrás. ¿Cierto? ― Pasó su lengua por el interior de su mejilla, algo inquieto ―O ya no quieres...

Kai captó la frase, intentando forzosamente el no ruborizarse.

―¡Hey, ese tema se queda en casa! ― El bochorno de tan solo pensarlo podía quitarle la pequeña ebriedad que tenía.

―¿Qué?, eres tú el que se saca la lotería con este cuerpo, señor exigente.

El castaño soltó un jadeo indignado.

―¿Exigente yo? Vamos, estás dramatizando. Además, para que lo sepas, sí, admito que no estás para nada mal.

Soobin elevó una de sus cejas y se cruzó de brazos.

―¿Solamente eso?.

―Sabes muy bien que no diré más.

Choi sonrió, sí lo sabía. Kai era de esos Omegas que primero se lanzaban por las escaleras antes de elogiar la apariencia física de un Alfa. Lo más probable es que de su boca salieran insultos si es que los tipos no le caían para nada bien o, de igual forma les criticaría por ser tan egocéntricos y superficiales.

Quizá, Soobin también era una excepción para Kai. Puesto que solamente a él pudo haberlo dicho cosas lindas a pesar de su actitud altanera y de casanova.

―Oye, por allá hay una Omega que no te quita la vista de encima desde que entramos. Bueno, todo su grupo de amigas en realidad.

―Uy. ¿Celoso?.

―No seas idiota.

Soobin rió suave.

―¿Y entonces por qué me lo dices?.

―No lo sé, tal vez esta sea una nueva oportunidad para añadirlas a tu lista de conquistas ― Se encogió de hombros ―Las mañas nunca se van.

El Alfa rodó los ojos.

― Eso es absurdo. ¿Además, para qué iría detrás de alguna de ellas si te invité únicamente a ti?.

Kai no se sintió conmovido por que creía conocer muy bien a su mejor amigo.

―No sería algo novedoso, en las fiestas de la universidad hacías lo mismo casi siempre.

―¿Ahora sí me estás celando?.

―¡Déjate de bromas!.

Soobin rió brevemente.

―Ya, pero a lo que me refiero es que no me interesa algo o alguien más ahora. Estamos aquí para disfrutar fuera de nuestras vidas cotidianas. ¿No?.

―Supongo que tienes razón.

―Soy muy inteligente, cariño.

―No más que yo.

Y antes de iniciar una nueva discusión tonta, Soobin lo tomó desprevenidamente de la mano para jalarlo directo a la pista de baile.

―¿E-Espera, qué haces?.

Cuestionó algo nervioso con toda la gente alrededor, que si bien estaban ensimismados en su propio mundo, eran tantos que podían alterarlo aunque sea mínimamente.

―¿No es obvio? ― Le sonrió con aspecto travieso ―Vamos a bailar un poco.

―Pero ya sabes que no soy bueno en esto ― Evitó no hacer puchero, le desagradable sentirse horrible en cuanto al baile por que era de lo que más podría atraer a un Alfa en las discotecas.

―Solo déjate llevar, Ning ― Le susurró al oído, haciendo que las manos largas se posaran en sus hombros ante el cambio radical de la canción.

No bastaron muchos minutos para que el cuerpo de Kai se relajara. Las gruesas manos en su cintura le daban seguridad y calidez, que combinada con más de los cócteles que iba tomando cada vez que un mozo pasaba cerca, logró que el ambiente subiera de tono y se hiciera, tal vez, algo caliente.

Ahora la armonía que sonaba en el lugar era lenta, tanto que Kai se vio incentivado a acercar su rostro al cuello ajeno, queriendo fundirse en el fuerte aroma a café amargo, tal y como le gustaba. Demasiado atractivo como dejarlo pasar.

Sus finos labios rozaron la piel expuesta y, poco a poco, dejó un par de besitos largos por toda la extensión.

Los dedos del Alfa se apretaron a la piel de su cintura ante sus acciones, inclinando la cabeza para darle acceso. Sintió un tirón en su parte baja cuando la tibia lengua húmeda se deslizó cortamente por su pronunciada nuez de Adán.

―Kai... ― Murmuró por lo bajo, su garganta parecía secarse ante el toque y su tono podría ser más ronco.

―Uhm ― Ni siquiera abrió los labios, estaba concentrado en su tarea ante el calor del momento.

―V-Vamos a casa.

Estaba siendo consciente de lo que significaban sus palabras ante lo peligroso que parecía proponerle algo como aquello.

Sintió a su corazón latir con fuerza desmedida ante la respuesta positiva del Omega. Por que sabía que las cosas se elevarían a un punto que jamás creyó posible, mas estaría a punto de tocar el cielo una vez llegaran a su destino.

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